Un opositor a policía, rechazado por su cita en ‘First dates’ por su profesión
Valentina, la soltera con la cenaba Pablo en el restaurante de Carlos Sobera, escapó tras conocer a qué se quería dedicar este.
First dates no deja de regalarnos momentos para la historia de la televisión y también de las incipientes relaciones amorosas. Y ayer tuvo lugar otra de estas surrealistas escenas en la cita entre Pablo y Valentina.
Unidos por el cupido del amor, encarnado en la figura de Carlos Sobera, los dos solteros no pudieron llegar a nada por culpa de la que todavía no es la profesión de él, quien está opositando para convertirse en agente de policía.
Así se lo hizo saber Valentina, cuyo aspecto llamó la atención nada más entrar en el restaurante por los tatuajes que tenía repartidos por el cuerpo y también por la caro. Tanto, que la gallega Laura Boado exclamó nada más verla: “¡Qué pasada!”.
Así fue la cita
“He vivido muy rápido, a los 16 años me fui de mi casa y, desde entonces, no he parado de viajar, conocer, experimentar con mi pareja, con mis dos hijos”, le explicó ella cuando se sentaron a cenar. Aunque reconoció que había tenido mucha suerte en lo sentimental: “En el amor me ha ido mal. Solo he tenido una pareja, se terminó porque se suicidó hace un año. He conocido gente, pero tener pareja es un tema más complicado”.
“Me lo tomo como una lección de vida. Aprendí muchas cosas de él y no me duele, sino que me siento un poco resignada con la situación, por cómo pasó. Siento que pasó por algo”, agregó.
El joven, por su parte, le contó que le motivaba mucho “el poder de cambiar las cosas y que el bien sea mejor que el mal”, razón posiblemente por la que estaba estudiando oposiciones para convertirse en policía. Algo que a ella no le gustó nada y nada más confesárselo la colombiana le dijo: “Amigo, hasta luego”. Según esta, no le gusta el cuerpo porque siempre la paran por la calle por sus tatuajes: “Ellos tienen unas obligaciones. Yo quiero cambiar el mundo y acabar con las cosas malas. Tengo claro que quiero ser policía y si a la persona que tengo enfrente no le gusta, ajo y agua”, zanjó él.