OBITUARIOS

Muere Silvio Santos

El legendario presentador de televisión brasileño ha fallecido a los 93 años Sao Paulo a consecuencia de una neumonía; su reinado en la pequeña pantalla se alargó durante casi siete décadas.

Muere Silvio Santos

No hay un alma en Brasil que desconozca el nombre de Silvio Santos, aquel hombre agradable que, entre otras cosas, cambió la historia de la televisión. Su rostro era sinónimo de la noche del domingo, espacio televisivo que llevaba sus iniciales y que monopolizó durante décadas; más allá de los altísimos datos de audiencia que acompañaron su carrera, además del indiscutible éxito social de su figura, Santos será recordado por ser el hombre que revolucionó un medio de comunicación y lo amoldó a un nuevo tiempo. Un visionario cuya fama es comparable a la de Pelé en el país sudamericano y que hoy cierra los ojos para siempre.

Santos ha fallecido a los 93 años en la ciudad de Sao Paulo, tal y como han informado los canales de su propiedad, a consecuencia de una bronconeumonía derivada de una gripe N1H1 que contrajo hace varias semanas, según el parte médico del Hospital Albert Einstein, donde ingresó hace 17 días.

Todo empezó una noche perdida en el tiempo. Era vendedor ambulante, hijo de judíos sefardíes que huyeron del Imperio Otomano. Alquiló media hora en un canal de Sao Paulo y el resto es historia. El empresario apareció por primera vez en televisión allá por 1953 y durante 65 años presentó Programa Silvio Santos, divertido formato de cuatro horas que diluía las preocupaciones de la difícil situación de Brasil en la segunda mitad del siglo XX. Y así fue hasta la llegada del Coronavirus. El salto sideral se produjo en 1981, cuando fundó el Sistema Brasileño de Televisión. Eso mismo era Santos. La televisión.

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Paulo WhitakerREUTERS

En la retina de los brasileños quedan las anécdotas televisivas del hombre que jamás quiso jubilarse y que, incluso, llegó a postularse como presidente en 1989 —quedó segundo en intención de voto—. Siempre con el pelo teñido por la mala experiencia que tuvo al mostrar sus canas, con una sonrisa imborrable en su expresión, los recuerdos de varias generaciones tienen el eco de su voz resonando en los salones de la infancia.

La buena relación entre Lula y Santos

No hay ideologías, ni colores. Sólo Santos. El país entero se ha volcado en su despedida, desde Bolsonaro hasta Lula y desde Amapá hasta Porto Alegre. Los mensaje en su honor se acumulan en redes sociales, destacando, precisamente, el del actual presidente brasileño, que define al presentador como “la mayor personalidad de la historia de la televisión brasileña” y del que asegura que “siempre será recordado como Silvio Santos, el rostro y la voz de millones de brasileños y brasileñas los domingos, amado por sus compañeros de trabajo, como cariñosamente llamaba a los espectadores”.

“Con su talento y carisma lanzó y apoyó a muchos talentos de la televisión, el humor y el periodismo. Fue una de las personas más conocidas y queridas de nuestro país. A lo largo de los años nos conocimos en programas de televisión, reuniones y conversaciones, siempre con respeto y cariño”, agrega Lula da Silva, que tilda este suceso como trascendental: “Su salida deja un vacío en la televisión brasileña y marca el fin de una era en la comunicación del país”.

La buena relación entre Lula y el presentador se comenzó a fraguar muchas lunas atrás. Era 1989 y el Partido de los Trabajadores se presentaba a unas elecciones por primera vez; el rostro de la agrupación era un famoso sindicalista que se ganó la simpatía de sus compatriotas por representar la oposición a la dictadura durante el régimen. Lula. Al plató de Santos entró el político, que en cuatro minutos se presentó a los brasileños. Había empezado una nueva era. Y había sido gracias a Santos.

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