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Carmen Lomana, sobre el documental de Isabel Preysler: “Para dormir la siesta es perfecto”

La empresaria ha cargado contra la filipina al ser preguntada acerca de su docuserie, ubicándose en “las antípodas” de lo que es ella.

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Carmen Lomana, sobre el documental de Isabel Preysler: “Para dormir la siesta es perfecto”

En el aluvión de docuseries que recorren la vida de influencers y socialités, Isabel Preysler: Mi Navidad se ha presentado como el que presumiblemente será el último del año. Lejos de lo que se podría esperar de una personalidad que lleva en dicho mundo durante décadas, la producción de dos capítulos no ha gozado de una buena crítica. A la reseña de todo tipo de diarios se añaden las contundentes palabras de otra que conoce bien este universo, Carmen Lomana. Se le pidió su opinión y fue sincera y directa.

Primero habló en Espejo Público. Y luego ha vuelto a hacerlo en La roca. La conclusión es la misma: no le ha gustado en absoluto. “Lo he tenido que ver ya por narices. Para dormir la siesta es perfecto, es muy plano. No nos ha contado nada, es como si lees ¡Hola!, asevera Lomana, que vacila con el contenido de la docuserie: “no ha contado nada de su vida, de sus amores... Verás el jardín, la piscina, los sillones, el servicio doméstico, que yo creo que son figurantes porque no puede ser que tenga tanta gente viviendo sola”.

Cuando le preguntaron si aquello era algo personal, Lomana fue también tajante al señalar que la filipina jamás ha hablado mal de nadie ni de nada. “¿La has visto alguna vez comprometerse con el momento que le toca vivir? ¿La has visto alguna vez hacer un comentario de política, economía o social?”, se cuestionó. Luego zanjó: “a mí me habrá puesto a caldo en su casa, pero públicamente no dice nada. Me parece una mujer en su estilo, que está en las antípodas de lo que soy yo”.

El desayuno de la discordia

La presentadora del formato en el que este domingo ha descargado su opinión Lomana, Nuria Roca, salió al paso de estas declaraciones sintetizando el mensaje de la empresaria. “¡Ay! Que no te ha gustado”, dijo, a lo que respondió Lomana trayendo a debate una de las partes más comentadas de la docuserie. El desayuno. “Me preguntaron qué me parecía. Dije que parecía horrorosa su bata del desayuno, que hacía juego con las cortinas. Y que el desayuno era depresivo”, se sinceró.

Pero la primera comida del día de Isabel Preysler iba a dar para mucho más. Y Lomana continuó su reseña particular. “Un montón de vasos en una bandeja muy fea. Había un zumo de agua de Jamaica, otro de pomelo, otro de kiwi...”, enumera, antes de zanjar su descripción de esta escena: “es un desayuno laxante”.

Todavía quedaba artillería. “Ni cruasán, ni nada. Me dio una pena...”, comentó, añadiendo una anécdota personal que terminaba por disipar las dudas, si es que quedaban, sobre la opinión que le merecía la comida: “hubo un momento que mi amigo se fue y volvió con una bandeja con una tortilla de patatas, un bocadillo... Le había entrado hambre de ver ese desayuno”.

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