Así es la vida personal de Pedro Piqueras

La etapa de Pedro Piqueras al frente de los informativos de la noche de Telecinco llega a su fin, y se abre una nueva fase de su vida: la jubilación. El periodista albaceteño cederá el testigo a Carlos Franganillo, quien, al igual que él, pasó antes por Televisión Española.

No obstante, pese a parecer una persona de lo más cotidiana en la vida de los espectadores (¿quién no conoce a Piqueras?), poco se sabe de la vida personal de este comunicador que se sienta de lunes a viernes al otro lado de la pantalla para contar las noticias más relevantes del momento.

De orígenes humildes y proveniente de una familia trabajadora de Castilla-La Mancha, Piqueras se mudó a Madrid siendo muy joven para estudiar Periodismo gracias a una beca, aunque hay que decir que antes repitió un curso del Bachillerato, ya que solía faltar a clase para visitar a un amor de juventud.

Aunque no tenía más vocación por la profesión que el hecho de que le gustase escribir, lo cierto es que le fue muy bien, creando un estilo propio de dar las noticias que aporta gran credibilidad al público que hoy le despide.

Plano sentimental

El periodista es padre de un hijo, fruto de su primer matrimonio con Ana, que finalmente se rompió. Curro, que así se llama el joven, estudió Publicidad en la Universidad Antonio Nebrija de Madrid y tras acabar la carrera ha trabajado en varias agencias, como la reconocidísima McCann.

Él rehizo su vida con Esther Barriga, que es licenciada en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid y en Veterinaria por la Universidad Alfonso X El Sabio. Junto a ella puede vérsele practicando deporte a las afueras de Madrid, en la sierra, donde construyó una casa que él mismo diseñó para huir de la gran ciudad.

Budapest, su refugio

Quizá unas de las razones también por la que prefiriese irse al campo a vivir fuese para pasar desapercibido, algo de lo que no podía disfrutar en la capital, como él mismo reconocía en la emisión de un programa de viajes donde recorrían de su mano una de las ciudades europeas con más historias: Budapest (Hungría).

Tal como él comentaba, le encanta esa urbe y allí viaje siempre que puede porque le gusta y porque nadie le conoce o le para por la calle como sucede en España, lo que le da una privacidad de la que disfruta, y le aporta también tranquilidad para dedicarse a otra de sus pasiones: la literatura, ya en su faceta de lector o en la de autor.