Los conflictos de la historia escondidos en la Eurocopa
El Viejo Continente tiene el nombre ganado. De sus 50 países, 24 participan en la Eurocopa. Repasamos las relaciones, incómodas y amorosas, entre naciones.
Europa es vieja. Muy vieja. Más que los romanos y los vikingos. Los enfrentamientos y los romances entre naciones se han sucedido a lo largo de su milenaria historia. En pocos días, la confrontación –amistosa- se instala en el césped de diez estadios galos. Estas son las relaciones entre los 24 países que se enfrentan en la Eurocopa de Francia
Grupo F: Austrohúngaros, hasta que dejaron de serlo
Portugal, Islandia, Austria y Hungría. Hubo un tiempo en que el mismo rey gobernaba en España y Portugal. La crisis sucesoria que asoló el país luso en 1580 facilitó la llegada de Felipe II de España al trono portugués. Aquel gobernante era un Austria de la rama hispánica, es decir, miembro de la casa de los Habsburgo. La poderosa casa centroeuropea, la más potente del Viejo Continente, une a Portugal y Austria, rivales del grupo F en la Eurocopa.
El vínculo entre austriacos y húngaros es aún mayor, pero no más antiguo. Los Habsburgo entran de nuevo en la ecuación: heredaron el trono de Hungría en el siglo XVI. Después, en el siglo XIX, nació el imperio austrohúngaro. La estrecha relación entre los dos países duró hasta 1918, cuando terminó la I Guerra Mundial. Lucharon junto a los alemanes, cuya monarquía –dirigida por el káiser- también colapsó tras la derrota.
Grupo E: Vikingos de ida y vuelta
Bélgica, Italia, Irlanda y Suecia. Los vikingos eran los viajeros más avezados de la Europa medieval. Desde los países escandinavos, entre los que se cuenta Suecia, llegaron a África, Asia e incluso América del Norte. En el transcurso de esos viajes arribaron en Irlanda. Aquella época no perduró, como tampoco lo hizo la época en la que regiones de las actuales Italia y Bélgica estaban regidas por la misma corona, la española de Felipe II.
Grupo D: Que le pregunten a Cervantes
España, Turquía, República Checa y Croacia. El Mediterráneo es el testigo impasible de la historia europea. Sus dos costas más alejadas, España y Turquía, han peleado por la supremacía marítima durante siglos. El culmen de dicha rivalidad tuvo lugar el 7 de octubre de 1571. La batalla de Lepanto, en la que el alcalaíno Miguel de Cervantes perdió el uso de una mano, frustró las aspiraciones otomanas de dominar el ‘Mare Nostrum’.
Grupo C: Alemania contra todos
Alemania, Ucrania, Polonia e Irlanda del Norte. Solo la región norteña de la Isla Esmeralda desconoce en este grupo el dominio alemán. La antigua Prusia se extendía en gran parte de la actual Polonia. Alemania perdió gran parte de esos territorios en la I Guerra Mundial. Los reconquistaron en 1939, lo que supuso el inicio de la II Guerra Mundial. En su camino hacia Moscú, las tropas de Hitler también tomaron Ucrania. La Unión Soviética expulsó a los alemanes de ambos países con la ayuda de su mejor general: el invierno.
Grupo B: Británicos a la gresca
Grupo A: La paz (casi) perpetua
Rumania, Albania, Suiza y Francia. Rumanos y albaneses se encuentran en una de las zonas más turbulentas de la historia, los Balcanes. El territorio de la antigua Yugoslavia y sus vecinos ha vivido bajo la dominación de romanos, bizantinos, otomanos, austro-húngaros… Esos vaivenes contrastan con la relación entre Francia y Suiza. El anfitrión de la Eurocopa y el país neutral por antonomasia firmaron en 1516 la ‘paix perpétuelle’-paz perpetua-, que tan solo Napoleon quebró en 1798.