Rafael Nadal 2024
Rafael Nadal

Los 10 mejores partidos de Nadal

La carrera de Nadal está plagada de partidos memorables. Hemos elegido diez de ellos, en los que su juego alcanzó niveles asombrosos.

Rafa Nadal ha forjado su carrera con el sello de la épica. De la agonía. Su mente, una de las más prodigiosas del deporte, ha tirado de un físico muchas veces roto para protagonizar episodios inolvidables. Filtrar todos sus partidos para seleccionar los diez mejores es un ejercicio de historia del deporte, difícil. Djokovic, Federer, Medvedev, Coria, Verdasco o Ljubicic ayudaron a construir parte de la historia del indomable. Batallas para darle al play una y otra vez.

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Estados Unidos llegó a tierra de Sevilla confiando en los puntos de Andy Roddick para llevarse la Ensaladera... Y al cañonero le pasó por encima un chaval de 18 años, ante 27.000 espectadores, al que el público español alzó a los altares: 6-7, (6), 6-2, 7-6 (6) y 6-2. España se puso 2-0 el primer día con el arrojo de un tenista que aún no había debutado en Roland Garros. "Fue uno de los partidos que marcaron mi carrera, pero el verdadero artífice fue Carlos Moyá, que nos dio dos puntos", recordaba Rafa.

El 8 de mayo del 2005 los gladiadores volvieron a aparecer en Roma, pero en el Foro Itálico. Nadal tumbó a Guillermo Coria por 6-4, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6 (6) en un partido que se extendió 5h:14. Pura agonía. Con 18 años, el español sólo había disputado cuatro partidos a esa distancia de cinco sets, con un balance de 2-2. Las finales de los Masters 1.000 eran entonces a cinco mangas. El español perdía 0-3 en la última, pero ese día el mago fue él, no Coria. "Peleé con todo lo que tenía, porque pensaba que Coria se rendiría y no lo hizo".

En 2005, Nadal explotó con 11 títulos. Y el último de ellos llegó en el Rockódromo de Madrid, en pista dura por entonces y ante un sacador como Ivan Lujbicic favorecido en sus tiros los más de 650 metros de altitud de la capital. Entre el delirio, Rafa neutralizó al croata (12º del ranking) por 3-6, 2-6, 6-3, 6-4 y 7-6 (3). En más de cuatro horas, dio una lección de convencimiento. Pero su pie izquierdo (donde finalmente se descubrió que sufría el incurable Síndrome de Müller-Weiss) acabó machacado. Se perdió el Masters de final de año en Shanghái y el Open de Australia.

"Es la victoria más emocionante de mi carrera", ha confesado Nadal. Fue el 6 de julio de 2008, duró 4h:48 y se convirtió en la final más larga de la historia del mítico 'grande' que se disputa sobre la hierba del All England Club (luego Djokovic-Federer emplearon 4h:57 en 2019). Comenzó a las 14:36 y acabó a las 21:16 cuando Federer estrelló una derecha en la red que significó el 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7. Entre medias, dos interrupciones por la lluvia y más de una hora de nervios en el vestuario, una remontada del suizo desde el 0-2 y la neutralización de dos bolas de partido para el español en el cuarto set... Belleza, tensión, extenuación, emoción, épica... "El partido más grande que haya visto nunca", en palabras de John McEnroe.

Nadal logró el pase a la final tras aguantar en pie a un brutal Fernando Verdasco, al que acabó eliminando por 6-7 (4), 6-4, 7-6 (2), 6-7 (1) y 6-4 en 5h:14. Rafa aprovechó 4 de 20 oportunidades de break y el madrileño, 2 de 4. "Físicamente me llevó al límite", rememoraba el mallorquín, que ese día sobrevivió a un bombardeo de 20 aces, a más de 90 golpes ganadores, a tiros salvajes disparados desde la zurda de su amigo, que llegó a tener 4-4 y 0-30 en el quinto set, a dos puntos de servir para ganar. Pero la indestructible roca, el número uno, siguió firme hacia la victoria.

Nadal estaba fundido, roto, después de la batalla de 5h:14 minutos en las semifinales contra Verdasco. Y apareció tío Toni. “No te engañes, todos podemos más. Es cuestión de motivación. Si alguien te apuntara con una pistola, podrías correr”, le dijo. No hizo falta un revólver. Ganó a Roger Federer, aunque no fue fácil. Estuvo 4h:23 sobre la pista para ganar 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6 y 6-2. Su primer mordisco al trofeo del grande oceánico. El suizo, que aspiraba a igualar a 14 'grandes' con Sampras, se echó a llorar en la entrega de trofeos. "Dios, esto me está matando", dijo tras un minuto y 15 segundos de sollozos.

Nadal perdió, pero el partido será recordado para siempre por lo brutal del espectáculo. Djokovic se impuso por 5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 7-5, en 5h:53 de puro show, el partido de mayor duración del Grand Slam que se disputa en Melbourne. Y la final de Grand Slam más larga de la historia. Sólo el primer set se extendió 80 minutos. En la manga definitiva, Nadal se colocó 4-2 y servicio y el serbio parecía cansado y contracturado. Pero resucitó. Nadal se despidió del público así: "No olvidéis este partido, yo nunca lo voy a olvidar".

Para la ATP fue "el mejor partido de Grand Slam del año". En la alfombra ocre de Roland Garros, la semifinal se saldó con 6-4, 3-6, 6-1, 6-7 (3) y 9-7 en 4h:37. El serbio llevó al límite al rey de la tierra en su escenario fetén. "Una barbaridad", lo describió el español. "Yo disfruto con este tipo de partidos, porque se sufre y yo disfruto con el sufrimiento", remachó. Al de Belgradole faltaba el título de París y salió dispuesto a matar o morir. Nadal llegó a estar 4-2 abajo en el quinto, pero en fue capaz de orquestar una enésima lección de supervivencia.

"Es uno de los días más emocionantes de mi carrera", sentenciaba Nadal en la Arthur Ashe después de derrotar a Daniil Medvedev en cinco sets para lograr su cuarta corona en Nueva York y el 19º de sus Grand Slams. El ruso plantó cara en un duelo en el que remontó dos sets: 7-5, 6-3, 5-7, 4-6 y 6-4 en casi cinco horas. Los brazos como palas de Medvedev lo devolvían todo. Fue un ejercicio de autodestrucción, porque nadie había volteado un 2-0 a Nadal en la final de un grande. Pero el final fue feliz. Y Nadal, en el suelo, lloró como nunca.

Medvedev había ganado dos sets y se adelantaba 1-0 en el tercero. La imagen televisiva mostraba sobre la pista el 'Win predictor', el algoritmo matemático que otorgaba un 96% de probabilidades de victoria para el ruso y sólo un 4% para el español... Y entonces Nadal le dio la vuelta. "Es el título más inesperado de mi carrera y de los más emocionantes por todo lo que he vivido los últimos meses", contó. Poco antes, había valorado retirarse porque su pie izquierdo no mejoraba. Cuatro meses atrás, caminaba con muletas y la pierna escayolada "Si se rompe, se rompe", le dijo a Moyá. Pero aguantó. Y ganó. Por 2-6, 6-7 (5), 6-4, 6-4 y 7-5 en 5h:24. El Grand Slam número 21.

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