La Copa Davis abre una nueva era en la Caja Mágica de Madrid. La 'Era Piqué', aunque a él no le guste la coletilla. Una revolución, o evolución si se prefiere más suave, porque la mágica competición por la Ensaladera de plata, con 119 años de historia, cambia de forma radical con una fase final que reúne a 18 selecciones entre el 18 y el 24 de noviembre.

El futbolista del Barcelona convenció a la Federación Internacional de Tenis (ITF) en agosto de 2018 (la votación se resolvió con 71% de votos a favor) de que un nuevo formato resolvería el problema que hacía languidecer a la competición: la ausencia de los mejores. Y en la Caja Mágica de Madrid, que cambia la tierra por la pista dura y acogerá también la edición de 2020, el cartel final de tenistas tapa las numerosas críticas iniciales. Estarán seis top-ten: Rafa Nadal, Novak Djokovic, Daniil Medvedev, Matteo Berrettini, Roberto Bautista y Gael Monfils. La única ausencia significativa (entre los países clasificados, la Suiza de Roger Federer no lo está) es la del alemán Alexander Zverev. "Él sabrá y sus palos está recibiendo", advierte Albert Costa, director de las finales. También hay bajas sensibles por lesiones: Cilic, Nishikori, Raonic o Pouille.

El grupo Kosmos, que preside Piqué, alcanzó con la ITF un acuerdo por 25 años con una inversión de 27.000 millones de euros. Más dinero para los tenistas y más para las federaciones nacionales. "Las cosas deben evolucionar y la Davis tenía algo malo, que no se había adaptado a los nuevos tiempos. Es una competición histórica y bonita, y por culpa de no haber hecho esa evolución, ha habido un cambio drástico. Se ha optado por un cambio radical, y yo pido que se le dé una oportunidad y, si no funciona, ya habrá tiempo para analizarlo y actuar. Hay que dar las gracias a la gente de fuera que quiere invertir y confía en nuestro deporte", analizó Rafa Nadal en su momento, uno de los jugadores que más ha apoyado el nuevo proyecto de Piqué.

Se cambia magia y épica por seguridad. Se pierde esencia, pero también se ganan otras cosas. De los cinco sets, a los tres con tie-break. De la incertidumbre y el desgaste de las pistas-trampa elegidas por el país local, al GreenSet similar al del Masters. De las cuatro semanas repartidas a lo largo del año si se llegaba a la final, a una sola. De los tres días, a un choque país contra país en uno solo con dos individuales y un dobles encadenado. Una sucesión frenética de partidos. Sin tregua. Otra cosa. Formato comprimido. 'Fast food' frente a 'Slow food'. Nuevos tiempos.

Y en la nueva Davis, España se presenta como local y con ese plus del público. Cinco veces campeona, es la única selección con dos top-ten, Rafa Nadal y Roberto Bautista. Y en sus filas dispone de un hombre con tres Ensaladeras, Feliciano López, un Pablo Carreño con ganas de ganarla y un doblista experimentado como Marcel Granollers. El problema es que la selección de Sergi Bruguera ha caído en el grupo de la Rusia de Medvedev y Khachanov y de Croacia, aunque la actual campeona llega disminuida sin Cilic y con rencillas internas. Hay que pasar esa primera fase para jugar cuartos. Y hay que ver cómo llega Nadal tras el Masters.

Pero en Madrid estará también Novak Djokovic con Serbia, el rocoso quinteto francés de Monfils, Paire, Tsonga y los doblistas Herbert y Mahut. Australia con el imprevisible Kyrgios y De Miñaur en la alineación. La pasión de la Argentina de Schwartzman y Pella. Gran Bretaña con el renacido Murray. Estados Unidos no tiene a Isner, pero sí a dos cañoneros como Fritz y Opelka. Italia alinea al jugador-revelación Berrettini con el corajudo Fognini. Y Canadá tira de la juventud de Auger-Aliassime y Shapovalov, con la baja de Raonic a última hora. En un formato explosivo, cualquier previsión puede volar por los aires en el año I de la revolución.

El país con más Ensaladeras en las vitrinas es Estados Unidos, pero las dos últimas fueron en 2007 (con Roddick, Blake y los Bryant en Portland) y 1995 (Pete Sampras y Jim Courier a los mandos en Moscú), hace ya demasiados años. Su hegemonía se explica porque el torneo fue creado por un estadounidense, el mal estudiante de Harvard Dwight Filley Davis, y desde la primera edición en 1900 hasta la de 1972, el campeón defendía el título ante un retador que venía de ganar el torneo previo. Australia fue la otra potencia que aprovechó para engordar su palmarés.

De 1972 a 1980, el formato cambió eliminándose la ronda de retadores. Y en 1981 se instauró el Grupo Mundial, formado por 16 países que competían por disputar la final. El resto de naciones, pugnaban por alcanzar esa élite en grupos zonales regionales con promociones y descensos. El último campeón con este formato fue Croacia, el año pasado. Y España, que había sido finalista en Australia en 1967 y 1967 con Santana, Orantes, Gisbert, Arilla y Couder, por fin logró el trofeo en el año 2000 en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Es el mejor equipo del siglo XXI, con cinco Ensaladeras.

Los 18 mejores equipos nacionales del mundo (cuatro semifinalistas de 2018, 12 clasificados en la fase previa de este año y dos invitados que han sido Argentina y Gran Bretaña) compiten entre el 18 y el 24 de noviembre en la madrileña Caja Mágica, sobre pista dura, en la nueva fase final de la Copa Davis. Desaparecen las antiguas eliminatorias con formato local-visitante y los partidos a cinco sets. La lucha por la Ensaladera se disputa en una sola sede por primera vez con el siguiente formato.

La cita llegará a 171 países a través de 41 canales de televisión distintos. Movistar Plus tiene los derechos en exclusiva para España y la emitirá de forma íntegra en directo. En Argentina, la emisora será TyC Sports; en Colombia, TyC y Win Sports, y en Chile hasta tres cadenas distintas, entre ellas TVN. Rakuten TV, el canal bajo demanda de la firma japonesa, que tiene el naming de una competición con más de 600 periodistas de 20 nacionalidades acreditados, retransmitirá para Estados Unidos, Ucrania y el sudeste asiático. La producción de la señal implicará más de 80 cámaras y 200 personas.

Un problema histórico y enquistado en la Copa Davis eran los escasos premios económicos que repartía la Federación Internacional (ITF) para federaciones y, sobre todo, jugadores. Era más rentable para ellos disputar una primera ronda en un torneo ATP que participar en una eliminatoria de la competición por países.

El acuerdo de la ITF con el grupo Kosmos es por 25 años y un compromiso de inversión de 3.000 millones de dólares (unos 2.700 de euros), lo que permite elevar el 'prize money'.

Los tenistas del país campeón se repartirán 2,5 millones de dólares (2,1 de euros). El finalista, 1,5. Sólo por participar en la primera fase de grupos, hay una bolsa por nación de 515.000 euros. En total, la Federación Internacional de Tenis (ITF), de la mano del grupo Kosmos, ofrecerá 15,34 millones de euros a los jugadores.

Hasta ahora, cada país pactaba unos premios por ronda (bastante inferiores) con los tenistas procedentes de la compensación de la ITF a las nacionales en función de ingresos publicitarios y derechos de televisión. Y las federaciones obtenían también ingresos si organizaban eliminatorias en casa, algo muy incierto. En 2008, año que España ganó la Davis, se estima que los jugadores se repartieron unos 600.000 euros, lejos de los 2,1 millones que se embolsarían los campeones de 2019.

En el 'formato Piqué' se separa totalmente el apartado 'premios jugadores' del de 'premios a federaciones'. Estas también tienen un baremo. De los 256.000 euros de la primera ronda al millón para la nación campeona. Íntegro para las arcas y que repercutirá en la base. Las federaciones nacionales recelaban del dinero que dejarían de ingresar por eliminatorias en casa, pero se compensa en una proporción razonable. En total, entre premios a jugadores y a federaciones, la ITF destinará 23 millones de euros (27 de dólares) a la fase final.