Habrá un momento de silencio, quizá interrumpido por el ruido lejano de los coches que al acercarse provocarán el estruendo, pero se verá acompañado otra vez por el silencio. El evento más multitudinario de cuantos se disputan en el universo del motor este año también será sin público, las 104ª edición de las 500 Millas de Indianápolis del malito coronavirus, la pandemia mundial que está siendo protagonista total este año, será de las más extrañas de siempre, pero se disputarán y eso, en estos tiempos, ya es un logro.

Y serán también las 500 Millas definitivas para Fernando Alonso antes de su nuevo reto en el Mundial de Fórmula 1. El asturiano regresa con un coche más lógico que el del año pasado, de nuevo con el apoyo de McLaren y dispuesto a ser uno de lo que luche por la victoriaa pesar de salir en el puesto 26º. Junto a él habrá otro español, el joven Álex Palou que buscará la sorpresa saliendo desde el 7º puesto. Vuelve de nuevo la lucha contra los equipos americanos de siempre, los Penske, Andretti, Ganassi… y la estrella de la F1 que en 2007 estuvo a punto de ganar y el pasado año no pudo ni clasificarse dispuesto a demostrar la clase de piloto que es. La carrera comenzará el 23 de agosto a las 20:30 horas en España y pese a todo seguirá siendo un espectáculo en el que una leyenda española busca entrar en la historia y hacerse con la Triple Corona.

El objetivo es ganar, lograr la Triple Corona y volver a la F1 como uno de los más grandes de siempre. Pero si no ganase las 500 Millas de Indianápolis este año, Fernando Alonso podría volver dentro de tres o cuatro años. No antes.

“Llego a la carrera sabiendo que los próximos dos años va a ser imposible, tendría que perderme el fin de semana de clasificación si quisiera y, además, no estaré más con McLaren el año que viene en la Fórmula 1. Después, faltar a un gran premio tampoco funcionará en este próximo futuro, así que sé que al menos durante dos años no estaré aquí”.

Hay que tener en cuenta que el GP de Mónaco de 2021 será el 23 de mayo mientras que la Indy 500 se disputará el 30, pero la carrera del Principado se juntaría con el fin de semana de test y clasificatoria de Indianápolis.

Todo esto le supone más presión a Fernando. O no tanto: “Estoy aquí listo para disfrutar del evento, listo para dar lo mejor de mí y ayudar al equipo tanto como pueda. Veremos en el futuro cuáles son las posibilidades. Si algún día ganas la carrera, quizás eso abra la posibilidad de cosas diferentes”.

Alonso volverá probablemente, pero ya después de su próxima aventura en la F1. Y para eso aún queda tiempo. Disfrutemos del momento.

Los sueños no se cumplen, se trabajan. Este lema se podría usar para resumir la carrera deportiva de Álex Palou Montalbo. Nacido el 1 de abril de 1997 en San Antonio Vilamajor, Barcelona, Palou es, a pesar de su juventud, un auténtico trotamundos del automovilismo. La Eurofórmula Open, el Gran Premio de Macao o la World Series Fórmula V8 3.5 son algunas de las alternativas que Álex ha buscado en su firme deseo por llegar la Fórmula 1. Una travesía por el desierto que esta temporada le ha conducido hasta la IndyCar.

Una aventura en el Dale Coyne with Team Goh, una de las escuderías más modestas de la parrilla del campeonato americano, que el español está aprovechando a la perfección. Sin la presión de tener que luchar por las victorias o los podios en cada prueba, el catalán parece haber encontrado en Estados Unidos esa tranquilidad, confianza y sobre todo suerte, que le había faltado anteriormente en su carrera deportiva.

Especialmente dolorosa fue la derrota que sufrió el año pasado en la Super Fórmula Japonesa, donde una excesiva degradación de los neumáticos y una avería mecánica en su monoplaza en la última cita le alejaron del título e igualar el hito que había logrado anteriormente Ralf Schumacher en 1996.

Presentado en el paddock de Hungaroring hace cinco años por Adrian Campos, el hombre que impulsó hasta el ‘Gran Circo’ a Fernando Alonso, como un piloto que poseía muchas similitudes al volante en comparación con el estilo del bicampeón, Álex Palou está demostrando esta semana en el óvalo Indianapolis Motor Speedway que Campos no se había equivocado en su pronóstico. Clasificado para el 'Fast Nine', y 7º, el subcampeón de la F3 Española ha demostrado poseer la velocidad suficiente para ganar esta legendaria carrera y replicar la marca que consiguió Alexander Rossi en 2016. Sacrificio, esfuerzo, dedicación… Los sueños no se cumplen, se trabajan.

La Indy 500 celebrará el 23 de agosto, con la presencia de Fernando Alonso y Álex Palou, su edición 104, séptima cita del calendario 2020 de la IndyCar. Un evento que representa a la perfección el cumplimiento del sueño americano. En 1909 cuatro empresarios financiaron la construcción del Indianápolis Motor Speedway para disponer de un sitio donde probar los modelos de la floreciente industria automovilística de la región de Indiana.

Ni ellos mismos habrían pensado que su obra se convertiría en la pista más mítica del automovilismo, una megaconstrucción de 2.262,273 metros cuadrados donde, por ejemplo, se puede jugar al golf. Dos años después, el 30 de mayo de 1911, se celebró la primera edición de las 500 Millas que ya reunió cerca de 90.000 espectadores.

Todo en el mítico óvalo es histórico y superlativo: desde la yarda original de ladrillo rojo que ha quedado como línea de meta, pasando por las cuatro curvas con una inclinación exacta de 9 grados y 12 minutos, hasta la impresionante torre de control (La Pagoda), inspirada en la arquitectura japonesa, que tiene más de mil puestos para Prensa.

Tradición y leyenda encajan como un puzle en esta cita de la IndyCar que tiene tres grandes referentes en el brindis con leche del ganador, la famosa frase "Ladies and Gentlemen, start your engines..." (señoras y señores enciendan sus motores) o el trofeo Borg Warner, convertido en uno de los más legendarios del deporte. Encargado en 1936 al diseñador Robert J. Hill y a la joyería Spaulding-Gorham de Chicago fue realizado en plata de ley, mide 165 centímetros y pesa cerca de los 50 kilos. Costó 10.000 dólares, pero hoy se calcula que rondaría el millón. Actualmente el vencedor se lleva una réplica reducida.

Si hablamos de nombres propios, hay tres que lideran el ránking de ganadores con cuatro éxitos: A. J. Foyt, Al Unser y Rick Mears.

Cuatro curvas… parece fácil. 200 vueltas al óvalo de Indianápolis, cuya longitud es de 4,023 kilómetros, para que las 500 Millas tengan un nuevo ganador. Cuatro curvas, sí, pero que se afrontarán a cerca de 370 kilómetros por hora y levantando apenas el pie del acelerador, aprovechándose de rebufos, pasadas y repasadas en una carrera que durará algo más de dos horas y media siempre que no haya incidentes.

Para empezar, la salida no es en parrilla sino lanzada: los 33 coches arrancarán en filas de tres por detrás del pace car, el safety car de la Indy, que marcará el ritmo durante varios giros antes de que comience la carrera oficialmente. A partir de entonces confluyen tácticas y estrategias de 33 pilotos: unas ocho paradas en boxes de cada uno para cambiar neumáticos y repostar, accidentes que reagrupan la carrera por detrás del pace car hasta que se limpie la pista y más salidas lanzadas.

No es habitual ver escapadas en solitario por la victoria, como la de Alexander Rossi en 2016 con un golpe de estrategia. Sí lo sería ver una pelea reducida entre 3 o 5 pilotos, y el que llegue primero al inicio de la última vuelta tiene todas las de perder: los rebufos son imprescindibles para entender la Indy 500, rodar pegado a quien te precede es beneficioso y aporta un extra de velocidad que facilita el adelantamiento.

No está claro que sea uno de los favoritos más allá del respeto debido a una leyenda del mundo del motor, de momento Fernando Alonso es uno más de los 33 pilotos que buscarán la victoria en las 500 millas. Al ser 33 pilotos estuvieron todos clasificados directamente.

Habrá dos españoles, el asturiano y Álex Palou. 15 estadounidenses y 18 de fuera de los Estados Unidos, entre ellos ocho han ganado ya las 500 Millas y cinco son novatos (O’Ward, Álex Palou, Oliver Askew, Rinus VeeKay y Dalton Kellett).

Entre los favoritos estará de nuevo el brasileño Helio Castroneves que buscará ganar por cuarta vez. Pero vamos con los máximos favoritos.

Entre lo máximos aspirantes está Pagenaud, ganador del pasado año dentro del cuarteto de Team Penske con Power ( ganador en 2018) y Castroneves (tres veces) y además está Newgarden el bicampeón actual de Indycar. Es el mejor equipo de la historia de las 500 Millas y el máximo representante de los motores Chevrolet, marca que ganó en los dos últimos años.

Entre los estadounidenses habrá que tener muy en cuenta a Ed Carpenter y Conor Daly: El primero nació en París, Illinois, pero igual que el segundo se crió en Indiana, son los favoritos sentimentales y son auténticos especialista en el óvalo, de hecho Carpenter fue segundo en 2018, mientras que Daly tiene un décimo en 2019 como mejor puesto pero siempre estuvo o entre los mejores de esa edición.

Por supuesto están los pilotos del equipo de Andretti en el que estuvo a punto de correr Alonso: Rossi, Hunter-Reay, Herta y Andretti, que saldrá desde la pole. Estamos hablando del equipo que ganó tres de las últimas seis ediciones, el principal equipo de Honda, que no está haciendo una gran temporada, pero con una victoria en Indianapolis pueden hacer que todo se olvide. También están en el equipo, Hinchcliffe y Veach.

Habrá que tener especial atención a Scott Dixon, un piloto que Zak Brown quiso llevarse a McLaren, pero ahora esta en la Indy con Chip Ganassi: Es líder del campeonato, aunque solo ha ganado Indy 500 una vez, en 2008. Este año podría ser el máximo favorito ya que viene con tres victorias, cuatro podios y cinco Top 5 en seis carreras.

Ellos son los máximos favoritos pero no nos podemos olvidar de los pilotos del equipo Rahal, el japonés Takuma Sato que ganó en 2017 y fue tercero en 2019 y Graham Rahal con una gran experiencia en óvalos.

Después están los dos españoles. Fernando Alonso es un doble campeón del mundo de F1, campeón del mundo de Resistencia, doble ganador del GP de Mónaco y doble ganador de las 24 Horas de Le Mans, ganador también en Daytona y Sebring… y que en su debut en las 500 Millas estuvo a punto de ganar aunque acabó abandonando por un fallo de motor. El pasado año, por contra, no se pudo clasificar. Ahora llega con un equipo de mitad de tabla hacia lo alto, pongamos un Racing Point de la F1… pero con ciertos detalles que invitan al optimismo. Por ejemplo, Craig Hampton, quien hizo a Dale Coyne competitivo de la mano de Bourdais, será su ingeniero. Y el motor Chevy ganó las últimas dos ediciones de Indy 500. El equipo logró la pole en 2016 cuando Hinchcliffe corría allí y la estructura era Schmidt. Y como compañeros, a dos jóvenes talentosos como O’Ward y Askew. Este año han tenido errores en los pit stop y deben trabajar juntos con éxito para lograr que el equipo sea competitivo.

Por otra parte está Alex Palou, ya ha logrado un podio en Indycar, pero debuta en las 500 Millas, es un piloto de talento, tanto que se coló en el Fast Nine y que sale séptimo, que tiene de compañeros de equipo a Ferrucci (Novato del Año 2019) y Davison (veterano que peleó por ganar en 2017). Antes de llegar a Estados Unidos fue subcampeón en F3 Española, y tercero en Eurofórmula Open, Fórmula 3 Japonesa y Super Fórmula Japonesa. Puede ser la sorpresa.