Super Mario sigue siendo el rey casi 4 décadas después, y eso se debe a la excelente gestión de Nintendo

39 años de ilusión, de aventuras imposibles de tubería en tubería y viajes por toda la galaxia. En el día de Super Mario toca reflexionar sobre la dimensión del personaje. Le vemos protagonizar su nuevo juego de sobresaliente en la perspectiva que le vio nacer, o una película que vuelve loca a la generación que viene tras nosotros. Cada sitio en el que aparece lo convierte en una fiesta conducida por su gorra y el carisma del resto de personajes del Reino Champiñón.

Nos hemos acostumbrado a su éxito. Vemos absolutamente normal que cada nueva entrega principal de Mario sea un rompemoldes plataformero; vemos normal que un remake aparezca y vuelva a descubrir una joya oculta atemporal para quienes no vivieron su lanzamiento normal; vemos, en definitiva, a un personaje con casi 4 décadas a sus espaldas que sigue removiendo los pilares de la industria a cada paso que da por ella.

Llamo a la reflexión para que se le de el valor que merece a la excelente gestión de Nintendo. Es muy difícil lo que han hecho. Muchas empresas lograron su personaje icono para luego morir del éxito, caer en una espiral negativa o simplemente perdiendo fuerza con el tiempo. Ejemplos hay en cantidad. Valve con Gordon Freeman, cuando el meme de Half-Life 3 ya ha dejado de hacer el mismo efecto que hace una década. PlayStation con Nathan Drake, desaparecido en combate y del que no parece que tengamos noticias pronto. Xbox con el Jefe Maestro, a años luz del impacto que hizo en los 2000 con Halo 2 y Halo 3...

Y SEGA con Sonic. Sí, Sonic. La rivalidad con el erizo hace décadas que dejó de ser eso, una rivalidad. Recientemente era la empresa quien responsabilizaba a Super Mario Bros. Wonder de que Sonic Superstars vendiera por debajo de lo esperado. Es lógico. Cuando se publica un Mario principal la confianza es plena; cuando Sonic hace lo propio, las dudas surgen. El historial de cada uno habla por sí solo. Y ojo, yo mismo estoy de acuerdo en que la tendencia está mejorando para el Team Sonic. En entregas como Sonic Frontiers encuentro bastante potencial para lograr una nueva senda de éxitos. Pero si pones a Mario y Sonic en una balanza, siempre cae en favor del fontanero.

Nintendo ha cuidado la marca desde siempre. Mario es una saga curada, de pata negra, y de la que saben cómo aprovechar la corriente de popularidad para hacer que sus seguidores pasen el testigo de generación en generación. De padres a hijos y nietos. Los puentes generacionales están establecidos en base a un único elemento: la calidad. Por ello, en 10 de marzo de 2024, le deseo a Mario que siga llevándonos de la mano a mundos de ensueño como solo su derroche nos permite vivir. Por muchos años más, amigo.