Camelot al completo en tu PS2.

Hubo un tiempo dominado por la espada y la fuerza, la brujería y la fe, la eterna batalla entre el bien y el mal, donde las leyendas y los mitos poblaban la tierra de los mortales. La sangre tiñó los campos de labranza y las negras nubes del mal poblaron el cielo, privando de la luz del sol a la gente de bien.

Y hubo un grupo de bravos guerreros, caballeros de altas estirpes, que se unieron al Rey que  el destino descubrió en un escudero, y al que sirvieron fielmente y con el que convivieron en un reino cuya fortaleza Real se llamaba Camelot. Ahora ese reino y sus hazañas están a tu alcance y al de tu PS2.

Arturo, a la muerte de su padre a manos de su hermana Morgana, se convierte en Rey al liberar a la espada Excalibur de la "prisión" en la que se veía sujeta. Con los sabios consejos del Mago Merlín irá labrándose una serie de amistades y alianzas con las que poblar de caballeros su famosa Mesa Redonda. 

Como no sólo del Japón feudal vive el hombre, y mucho menos los europeos, ahora Midway nos presenta la posibilidad de vivir las aventuras, un tanto retocadas, del mítico Rey Arturo, olvidándose de los juegos de acción basados en deportes y se introduce en el género de acción por antonomasia: el "hack'n'slash" de toda la vida.

De todas las leyendas Europeas, ésta siempre ha sido una de las más famosas en el mundo entero. Personajes como Merlín, Ginebra, Morgana, Lanzarote y los demás caballeros de la mesa redonda se dan cita en éste juego, que sigue los pasos y las pautas de los arcades de acción modernos, con ligeras, muy ligeras, pinceladas de ROL.

El primer personaje con el que se encuentra Arturo es Ginebra, que además de pasar a ser miembro de la Tabla Redonda, será su mujer. Y a medida que avanzan las misiones, en cierto tipo de ellas, se irán uniendo el resto de los héroes que formarán las Caballeros de Arturo y su Tabla Redonda.

El juego consta de una vista a mitad de camino entre cenital e isométrica. La buena cantidad de elementos que pueblan el decorado, desde edificios hasta cualquier tipo de construcciones civiles (como puentes y demás) pasando por los árboles, las plantas y un sinfín de accidentes geográficos, no nos dificultan la visión, ya que en cualquier momento que estos pueden interrumpir nuestra visión de los personajes, dichos elementos se vuelven invisibles o transparentes, con lo que no perderemos el contacto visual con ellos. Tras salir de esa situación el decorado vuelve a su aspecto habitual.

Los efectos gráficos son normales: el fuego es prácticamente igual en todo momento y situación, las flechas dejan una pequeña estela a su paso, así como las espadas; la sangre fluye a cada mandoble o flechazo pero los cuerpos de los caídos desaparecen casi al instante, aunque muchos dejan tras de si dinero u objetos.

El abundante colorido es una de las características básicas del juego. A las espectaculares explosiones que suceden al uso de ciertas magias hay que añadir la utilización de los diferentes colores para diferenciar a los soldados de los ejércitos, tanto aliados como enemigos. La conjunción de todos estos colores y las vivas tonalidades usadas en los decorados nos dejan un cuadro bastante chillón pero nada desagradable a la vista.

Los vídeos de introducción o de final de las misiones son renderizaciones que no van más allá de la intención de completar la aventura, de rellenar un espacio, de cumplir el expediente. Son bastante normalitos a la par que cortos y no aportan gran cosa a la historia. Afortunadamente para los impacientes estos vídeos y las charlas que nos dan algunos personajes se pueden saltar.

Desgraciadamente el juego tiene un molesto efecto niebla que aparece a lo largo de varias pantallas, teniendo toda la pinta de no ser intencionado, un grave defecto que se acentúa cuando avanzamos demasiado rápido por las mismas y no le damos tiempo al motor a generar el resto del decorado a tiempo.

Una banda sonora de carácter épico, de estilo medieval, con ínfulas de producción cinematográfica, acompaña a todo el juego, tanto en los menús como en las presentaciones, así como durante el desarrollo de todas las misiones, como no podía ser de otra manera.

Seguimos con la vaina: otro juego que nos llega sin ser doblado al Castellano, y eso que las voces en inglés son de lo más profesionales que hemos visto, sobre todo la del mago Merlín. No comprendemos como viniendo en DVD y siendo un juego que tiene grandes cargas de diálogo se han permitido el lujo de obviar este apartado.

Por suerte al menos el juego goza de traducción en todos y cada uno de sus textos , tanto en los diálogos y presentaciones de las misiones como en las ayudas del juego o los menús y los inventarios. Eso si, no están exentas estas traducciones de fallos que cuando menos resultarán chocantes al avispado lector.

Los efectos sonoros durante las peleas son bastante buenos: los golpes contra los escudos, las flechas volando de lado a lado, las explosiones, las magias, las carreras, la lluvia, los ríos, las puertas, en fin todo está perfectamente representado en un aspecto sonoro más que notable, algo que Midway siempre ha cuidado de manera especial.

Es un juego largo, no ya por la duración de sus trece misiones, sino porque éstas están divididas en varias fases, con distintos objetivos y unos mapas bastante extensos. Hablando de objetivos diremos que estos son los tradicionales en estos últimos años, es decir: defender posiciones, evitar que muera algún personaje, rescatar a otros, escoltar a ciertos compañeros y sobre todo acabar con los jefes del bando aliado antes de que se cumplan los objetivos de sus ataques.

Disponemos de una barra de energía y otra de vida. La primera es la que se encarga de regular la potencia de nuestros ataques y la posibilidad de realizar combos y los ataques especiales, mientras que la segunda es la que deberemos cuidar con mimo ya que su desaparición resulta nefasta para nuestros objetivos. Lo ideal es abatir a los enemigos de pocos en pocos, no hay que verse envueltos en masacres ya que por menos de nada nos veremos rodeados de enemigos y con pocas posibilidades de huir y recuperar fuerzas.

Para esto último tenemos de nuestro lado a los sacerdotes de ciertos pueblos que se encargarán de sanarnos a nosotros y a nuestros compañeros de fatigas cuando estemos cerca de ellos y nuestra barra de energía lo necesite. Entre fase y fase podremos pasar por la tienda para vender los objetos encontrados en el campo de batalla o bien comprar armas nuevas y objetos potenciadores de nuestras habilidades con el dinero conseguido.

La principal pega del juego es un control que no resulta todo lo fluido que nos gustaría. No tiene la fluidez y soltura que por ejemplo los títulos de Koei, produciéndose a veces atascos entre los personajes, con el riesgo de daños que eso implica.

Las pinceladas de ROL de las que hablábamos al principio se ven reflejadas en esas compras, así como en el crecimiento de niveles de nuestros personajes, conseguido a base de enemigos derrotados. Las pinceladas de estrategia viene condicionadas por la posibilidad de escoger a nuestros compañeros y darles órdenes durante las misiones, para mantener el grupo compacto o bien separarse para abatir antes al enemigo.

Un "hack'n'slash" al estilo Europeo. Basto en la extensión de sus decorados, pero con menos enemigos de lo que suele ser habitual en este tipo de juegos.

La leyenda más famosa de Europa cobra vida de la mano de Midway en nuestra PS2. Si estás dispuesto a emular las gestas de los valientes héroes de la Mesa Redonda, estás ante un gran título para hacerlo.

Lástima de los pocos fallos encontrados, que lastran de manera clara un juego que viniendo de quien viene debería haber solucionado de manera más brillante esos pequeños inconvenientes.