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Harvest Moon: El árbol de la tranquilidad

Harvest Moon: El árbol de la tranquilidad

Paz y un poco de trabajo

Extraña lacra la que tiene que sufrir Harvest Moon. Si hace unos meses era Rune Factory el encargado de redefinir la franquicia de una vez por todas, ahora aparece en España con bastante tiempo de retraso la primera aventura exclusiva de Wii, que se limita a ofrecer la fórmula tradicional que ya conocemos de ntregas anteriores sin molestarse por incluir grandes cambios, un argumento profundo o siquiera novedades que destaquen en el conjunto. Simple y sencillamente, Harvest Moon de sobremesa.

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La pregunta más coherente que cualquier lector debería formularse antes de comenzar a leer este análisis tiene mucho que ver con la procedencia de esta última entrega, El árbol de la tranquilidad, que hace ni más ni menos que un año -exactamente- aparecía como novedad en el mercado norteamericano. Meses antes hacía lo propio en Japón sin obtener demasiada repercusión entre el público de la zona, bien por su falta de originalidad o sencillamente por contar con varias ediciones que a lo largo del tiempo han demostrado mantenerse en la cúspide. El problema del desfase temporal entre la aparición en su país de origen y Europa es que, durante este intervalo, han aparecido otros títulos que saben jugar mejor sus cartas, aprovechando de paso también mejor la potencia técnica de la consola de Nintendo.

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Esto no quiere decir que Tree of Tranquility, como se lee en el original, sea mal juego. Tampoco que no deba ser tenido en cuenta por los aficionados de una serie que parece haber quedado relegada a un anodino segundo plano por culpa de unas ventas que no acompañan y por un estilo de juego que vino a monopolizar esa saga de Nintendo que en resumidas cuentas copió la fórmula de Natsume teniendo en todo momento las ideas claras sobre cómo llamar la atención del público occidental, poco amigo de los simuladores rupestres. La sorpresa fue tan grande que Animal Crossing se convertía no sólo en un referente, sino también en uno de los juegos más vendidos y característicos de Game Cube, como también lo haría posteriormente con Nintendo DS y Wii, aunque esta última en menor medida.

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Al margen del éxito o fracaso personal de Nintendo en este sector, lo anteriormente expuesto es necesario para que el lector se haga una idea rápida sobre cuál es la situación que atraviesa el género en la sobremesa de la compañía japonesa. Después del Harvest Moon que hoy llega a España con motivo de la celebración del décimo aniversario de la franquicia, Natsume ha tenido tiempo para lanzar el primer Rune Factory de la consola (que a día de hoy se considera el filón más interesante de la franquicia), un remake de Magical Melody e incluso le ha sobrado tiempo para anunciar la aparición de Animal Parade, la enésima revisión de la mecánica tradicional que tuvimos el placer de probar a principios de junio. De Rune Factory ya está en marcha una secuela que parece indicar que se ha desmarcado definitivamente de la saga principal pero, ¿hasta qué punto supo innovar en su día este Tree of Tranquility?

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Un poco más de lo mismo
Un chico descubre un panfleto en el que se informa de las múltiples posibilidades que podría encontrar en una isla cercana a su residencia. Harto de su rutina diaria decide poner rumbo en barco hacia terreno desconocido para descubrir una nueva vida por delante, aunque antes ha de pasar por una molesta tormenta de agua que le deja inconsciente sin motivo aparente. En el barco tiene la suerte de toparse con el capitán -parece que nadie más ha comprado ese día un billete-, quien le explica grosso modo lo que va a encontrar en Waffle Island. Lo peor es que asegura que el trabajo será una constante diaria; lo mejor, que durante su estancia tendrá tiempo para conocer a los aldeanos -buena gente- que llevan prácticamente toda su vida viviendo por estos lares.

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Ellos nos ayudarán a instalarnos pero, como bien decíamos anteriormente, primero se apaga la luz en el barco para aparecer en un acogedor cuarto de un albergue -también completamente vacío-. Cuando descendemos las escaleras encontramos a los propietarios del mismo quienes nos informan prestos del gran interés del alcalde Hamilton por conocer al héroe -o heroína, es decisión del jugador elegir entre ambos al comenzar la partida-. Este curioso personaje, vestido con atuendos impropios de su época, es el encargado de facilitarnos un alojamiento, que escoge dependiendo de varias contestaciones anodinas que el jugador tiene ocasión de contestar, así como de servirnos de guía por el pueblo. Él es el encargado de notificar a todo el pueblo que vamos a trabajar a destajo antes siquiera de que pase el primer día.

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La historia nunca ha sido especialmente importante en Harvest Moon. La intención de Natsume es centrar el contenido en el trabajo de huerta, colección de materiales preciados y cría de animales que posteriormente vendemos para ganarnos el sustento con el que mejorar poco a poco su material de trabajo, hogar e incluso para asegurarse el futuro de su descendencia, que podemos asegurar si conocemos a la chica adecuada, una labor que a priori no debería costar demasiado trabajo a tenor de la cantidad de mozas que encontramos por la zona. Tener hijos es una de las muchas formas que podemos encontrar para garantizar seguir con la partida cuando la vida del héroe ha llegado a su fin, lo que de algún modo otorga una duración infinita a la partida.

Los primeros compases de juego se hacen eternos. La introducción es demasiado larga, muy pausada, con cargas de contenido que no se pueden justificar a estas alturas, más aún si tenemos en cuenta que a cada nuevo escenario (también cuando abrimos el menú) aparece una pantalla en negro pidiéndonos paciencia. Al margen de este hecho considerablemente molesto, y una vez superado el tedioso prólogo en el que no vamos a descubrir nada nuevo si somos conocedores de la franquicia, tenemos por fin la oportunidad de poner a prueba las habilidades del granjero de moda en el pueblo. La primera granja donde nos toca trabajar sirve como tutorial para dominar los fundamentos básicos de la mecánica.

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Como en todo Harvest Moon, lo esencial es trabajar el huerto, obtener dinero a través de los frutos de nuestro trabajo mientras combinamos estas actividades con otras más lúdicas que podemos disputar conjuntamente con otros ciudadanos. La primera actividad que hemos de realizar no va mucho más allá de levantar unos cuantos matorrales que impiden el crecimiento de una planta frutal que más tarde descubrimos nos recompensa con fresas. Antes de verlas germinar no queda más remedio que coger nuestra regadera, un regalo del primer huésped que nos atiende, llenarla de agua en la fuente de marras y empezar a regar todo atisbo de vegetación que veamos en el pequeño espacio que se ha habilitado para el trabajo. Si somos un poco avispados, no deberíamos tener problemas para entender qué es lo que viene después.

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Actividades de todo tipo
Plantar semillas es sólo una de las muchas actividades que podemos realizar en esta aventura. La que más veces repetimos tiene que ver con cortar madera, una acción que apenas requiere esfuerzo por parte del jugador. En otro orden de cosas siempre podemos elegir por la pesca, aunque no sea tan beneficiosa para nuestra economía, por buscar material preciados que podemos vender o intercambiar, cumplir recados para los aldeanos, participar en sesiones de trabajo donde hemos de cumplir un objetivo determinado, etcétera. El ritmo de partida se va recuperando a marchas forzadas a medida que aumenta la cantidad de tareas que podemos realizar. Es justo en este momento donde no podemos perder de vista ni la resistencia de nuestro personaje -que sólo se rellena durmiendo- ni tampoco el nivel de experiencia ganado por su trabajo.

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Hay muchas acciones con las que pasar el rato -además de cuidar a los animales, ordeñar vacas, plantar diferentes espacias en el huerto, de regar, de conquistar a quien nos hace tilín...-, aunque es el jugador a quien le toca elegir la forma en la que prefiere gastar la energía del héroe, que como decimos debe acostarse a dormir bien temprano para estar con fuerzas para el día siguiente. Además de esta modalidad, que como venimos diciendo representa la única vía de divertimento en solitario, también podemos pasar un rato divertido jugando a diversos minijuegos -un total de ocho que desbloqueamos a lo largo de la partida- entre los que destacamos la divertida caza del topo o las mismas recolectas que hemos comentando a lo largo del análisis. Pocas acciones tienen que ver con el sensor de movimientos salvo algunos gestos muy básicos que nos cansamos de repetir con demasiada asiduidad.

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La escasez de propiedades que tengan que ver con el sensor de movimientos o con la potencia de la Wii son los elementos que peor hablan de El árbol de la tranquilidad -que, por cierto, se perfila como el motivo de la desastrosa situación de la isla Waffle-. El espacio que tenemos a nuestro alcance para recorrer es enorme: varios sectores dentro de la ciudad, distintos planos en los que indagar para descubrir secretos, etcétera. La isla en sí tampoco luce una apariencia mal puesta en escena: el problema radica en la baja calidad de las texturas, en la sensación que transmite el alegre motor gráfico a los jugadores. Un niño podrá apreciarlo en su justa medida, pero es evidente que no corresponde con la capacidad de la consola y que en este sentido Natsume no se ha calentado demasiado la cabeza.

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Es el mismo hándicap encontramos a la hora de valorar los controles, que salvo acciones muy específicas apenas se molestan por emplear el sensor de movimientos. La parte técnica sale mal parada por estas críticas en las que hemos querido pasar de largo la banda sonora, que por fin podemos bajar para evitar algunas de las melodías que se repiten una y otra vez hasta la saciedad. Recordamos que la idea es pasar bastantes horas trabajando nuestro terreno; si cumplimos esta premisa tened por seguro que la música acabará por cansar al más pintado, un hecho al que ya deberían estar acostumbrados los aficionados acérrimos de la franquicia.

No obstante, ante todas las posibles críticas que se puedan verter sobre este Harvest Moon, la más importante hace referencia directa a la total ausencia de novedades que realmente justifiquen interesarse por el producto. Si a esto le sumamos la espera que supone estar 1 año pendientes del lanzamiento europeo cuando el americano data de octubre de 2008 no se entiende por qué arriesgarse con este título cuando es tan evidente que difícilmente puede competir contra los pesos pesados del género. Lo mejor es la respuesta a esta pregunta, ya que pese a este hecho Natsume sigue apostando en firme por la franquicia, contentando a los seguidores que quieran disfrutar del juego por un precio asequible.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.