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Geografía

La Cascada de fuego de Yosemite, así es el trampantojo más bonito de la naturaleza que solo ocurre una vez al año

El monolito más famoso del mundo de la escalada se transforma en un volcán en erupción con cada atardecer del mes de febrero.

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Cascada de fuego

Apenas se puede ver 10 días al año y sólo durante 10 minutos al día. Esa es la franja de tiempo para apreciar uno de los fenómenos más bonitos que hay en la naturaleza. Se llama Firefall (Cascada de fuego) y se encuentra en el Parque Nacional de Yosemite, en Estados Unidos. Concretamente en la formación rocosa más ilustre de la zona, El Capitán, el monolito que protagoniza todos los documentales de escalada habidos y por haber (como el reciente ‘Free Solo’, ganador del Oscar, recomendabilísimo y disponible en Disney+).

A finales de febrero, la nieve acumulada en lo alto de la montaña se derrite y cae por una de sus paredes, formando una espectacular cascada de 480 metros de altura. Conocida como Horsetail fall (Cola de Caballo), es cuando se posa el astro rey sobre esta cascada cuando se produce la magia. Al llegar el atardecer, si los cielos están despejados y los rayos de sol iluminan la catarata, por unos breves momentos sus aguas parecen convertirse en fuego y El Capitán se transforma en un volcán en erupción.

La cascada de fuego creada por humanos

Cuenta la propia página del parque que la hay una razón por la que se llama “la cascada de fuego” y no “la cascada de fuego de Yosemite”, y es que hace más de 100 años ya existió un fenómeno previo y parecido, aunque artificial. En 1872, a los propietarios de un hotel de la zona, el Mountain House, les dio por crear un espectáculo que consistía en lanzar varias hogueras desde el borde del acantilado para ver caer las brasas al rojo vivo por el acantilado. Desde abajó parecía una cascada de luces brillantes y era tan vistoso que durante años atrajo a miles de turistas.

Conocido como “la cascada de fuego de Yosemite”, el espectáculo fue prohibido en 1968 por el entonces director del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, George Hartzog. Los motivos fueron los daños al medio ambiente provocados por las grandes aglomeraciones de turistas, el expolio de cortezas de abeto rojo (las favoritas para encender las hogueras) y por supuesto, el riesgo de incendio. Milagrosamente, no pasaron ni cinco años cuando un fotógrafo atento se encontró con la versión natural de la cascada de fuego en uno de sus paseos por el parque.

Se trataba de Galen Rowell, quien tropezó accidentalmente con ella en 1973. Las fotografías que tomó dieron la vuelta al mundo y atrajeron a muchos curiosos que se negaban a creerlas. En un principio se le acusó hasta de haber manipulado las instantáneas para que la cascada adquiriera esos tonos rojos y anaranjados que lucía. Sin embargo, todos cuanto llegaban quedaban maravillados con un espectáculo que se volvía aún más impresionante en persona.

Cascada de fuego
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Las instrucciones para ver la Cascada de fuego

Desde el parque de Yosemite a menudo avisan a los visitantes de que Horsetail fall (la cascada Cola de Caballo) es una de las más pequeñitas de todo el recinto. Cae desde mucha altura, pero el arroyo del que parte no tiene el caudal necesario para sorprender y verse de lejos, llegando a secarse y desaparecer durante los meses de verano. Es única y exclusivamente en febrero cuando tiene el agua necesaria y cuando el Sol está en la posición idónea. De hecho, ni siquiera sucede todos los años, pues a veces está nublado y la climatología y los cielos no acompañan, o puede que no haya nevado o hecho el calor suficiente durante los meses previos. Existe hasta una cámara de la cascada habilitada para que la gente pueda ver la zona al planificar su viaje.

En caso de que se cumplan todas las condiciones, el fenómeno ocurre entre 5 y 15 minutos antes del atardecer, pero se recomienda llegar mucho antes si se quiere encontrar una ubicación perfecta para contemplarlo en todo su esplendor y fotografiarlo. “Los trípodes se sitúan cada vez más temprano y se aparca cada vez lejos, así que se recomienda llegar a última hora de la mañana o primera de la tarde para tener tiempo de caminar a los miradores”. Hay hasta instrucciones y consejos para los visitantes, incluyendo una lista de cosas a traer:

  • Linterna o faro (cubiertas de celofán rojo para no molestar a los demás).
  • Sillas y/o campamentos desmontables con aislante para las temperaturas.
  • Comida y agua.
  • Botas para caminar y abrigo para las temperaturas al caer el Sol.
  • Equipo de fotografía óptimo para condiciones de poca luz y teleobjetivos (más de 200 mm).
  • Trípodes y controles remotos.
  • Una actitud amigable y respetuosa.
  • No pisotear la vegetación ni dejar basura.

Como los de arriba, la Cascada de fuego es uno de esos lugares que merece la pena ver al menos una vez en la vida.

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