RICO: una de policías y ladrones, en cooperativo

Rico es un juego de disparos en primera persona donde formamos parte de una unidad de policía cuyo objetivo es detener poderosas mafias que operan a gran escala en toda la ciudad. Debido al alto nivel de amenaza existente, la comandante Karen Redfern trazó un plan llamado RICO, y somos el encargado de ejecutarlo. Nuestra meta se resume en tirar puertas abajo, incautar objetos y eliminar a los tipos malos. Simple y entretenido, al menos en un principio.

Imaginemos por un instante que introducimos en una coctelera una pequeña porción de Mafia, unas gotitas de Rainbow Six y, para terminar, una cucharada de XIII, el resultado final sería algo como Rico, una propuesta humilde del estudio Ground Shatter con varios modos de juego y una opción cooperativa para expandir la experiencia.

El modo principal lleva por título ‘caso’, lo que vendría a ser la campaña de toda la vida. Después de una breve introducción a modo de premisa, llegamos a un mapa con diferentes rutas enlazadas que confluyen en un jefe final. En cada línea aparecen marcados unos puntos negros que muestran las localizaciones con su respectivo líder a abatir y una serie de objetivos obligatorios y opcionales dentro de la misión. Algunas bifurcaciones presentan más dificultad al disponer de jefes más duros, pero podremos evitar muchos de estos enfrentamientos si vamos creando nuestra propia ruta. La progresión viene dada por los puntos de mérito que obtenemos al cumplir los objetivos, estos nos permitirán la compra de armas, escudos y equipo de ayuda. También subiremos de nivel y desbloquearemos nuevos personajes con pequeñas ventajas de campo..

Pero no podemos entretenernos mucho, puesto que tenemos 24 horas para cerrar el caso. Y si no lo conseguimos, o nos matan en una misión, tendremos que comenzar desde 0, eso significa hacer una y otra vez el tedioso tutorial; es decir, eliminar decenas de dianas por toda una mansión. No hay diálogos, ni ningún indicio de trama aparte de la introducción, se trata de recoger pruebas y matar mafiosos fotocopiados una y otra vez.

Quizá la opción más rápida y divertida sea la de ‘juego diario’, donde desde el comienzo se nos ofrecen todas las armas disponibles y podemos matar desenfrenadamente. Para enganchar al jugador, hay un ránking con el tiempo que ha tardado cada usuario en completarlo. También destaca el modo ‘juego rápido’, que, básicamente, son misiones individuales de entrar y destruir. Ambos modos incluyen misiones tipo horda.

El estudio ha querido hacer más entretenida la acción implementando un cooperativo local y online, de tal manera que un amigo puede unirse a la partida para echarnos una mano en la erradicación del crimen. Jugar con un amigo activa la habilidad pasiva de ralentizar el tiempo al entrar a la vez en una sala, ideal para finalizar en un santiamén el nivel. Y si nuestro compañero cae herido en un fuego cruzado, puede seguir defendiéndose desde el suelo mientras corremos para levantarlo. El modo cooperativo es la opción más recomendada para enfrentarse al juego.

Los mapas de Rico se generan proceduralmente con la intención de dar un aire nuevo a cada estancia. En los niveles nos toparemos con una distribución y decoración parecida pero diferente, sin embargo esta característica provoca que ciertos rincones parezcan vacíos. Asimismo, adentrarse en una nueva localización da una extraña sensación de laberinto para ratones, yendo sin pensar a tiro limpio de puerta en puerta mientras aparece en pantalla el mensaje de estancia completada. Por suerte, los objetos importantes salen resaltados para no dar palos de ciego por el lugar. Aún así, la desorientación es pronunciada y a veces parece más simple navegar usando el propio mini mapa para alcanzar así las zonas donde aún no hemos soltado metralla.

Las balas no caen del cielo, por lo que necesitaremos recoger munición durante la partida, al igual que botiquines si estamos en las últimas. Previamente, el título nos permite equiparnos dos armas, granadas y equipo de apoyo para lidiar con los matones, los cuales también van surtidos de pistolas, metralletas y armas blancas, estos tipos son sin duda los más peligrosos y nada más vernos se lanzarán encima para acuchillarnos. No obstante, es fundamental dar prioridad a las bombas activas que se esconden en las misiones, ya que si no somos raudos y veloces: KABOOM. Tenemos unos 20 segundos, tiempo realmente escaso y, si se agota, nos daremos de bruces con el indeseable ‘game over’ y vuelta a la casilla de salida.

Sin embargo, la frustración por la pérdida de progresión al morir no es tanta si echamos un vistazo al déficit técnico. Los gráficos estilo ‘cartoon’ compuestos de líneas gruesas y colores llamativos pueden atraer en una primera toma de contacto, pero si miramos más de cerca se manifiesta un abuso en los ‘assets’ y una escasa variedad de enemigos, todo ello refuerza la sensación de estar jugando el mismo nivel una y otra vez. Por otro lado, nuestro ángulo de visión es extremadamente limitado y a los pocos centímetros solo tenemos penumbra, como si en algunos espacios la luz estuviera apagada y al poner un pie dentro se activase automáticamente. El sonido tampoco alcanza unos mínimos deseados, y su insuficiencia hace mella en la acción; incluso en algunas misiones nos cuestionábamos si se había esfumado repentinamente.