Fur Fighters: Viggo on Glass

Los ports de generaciones pasadas a nuestros dispositivos iOS nos recuerdan cómo pasa el tiempo en una industria, la del videojuego, que no para de evolucionar tanto en la potencia técnica como en las mecánicas de juego. Recientemente hemos podido disfrutar de ports para iOS de generaciones pasadas –como Soul Calibur, Max Payne Mobile o Grand Theft Auto III–; ahora llega el turno de Fur Fighters: Viggo on Glass, un shooter en tercera persona muy particular aparecido en la querida y recordada Dreamcast en el año 2000 y desarrollado por Muffin Games, un estudio fundado por ex-componentes de Bizarre Creations. Veamos en nuestro análisis si esta nueva versión de Fur Fighters consigue entrar en el selecto grupo de ports destacables para nuestros iPad.

Fur Fighters nos pone en la piel de seis animales diferentes, cada uno con sus propias características y habilidades. La historia nos sitúa en una idílica isla donde la vida es tranquila y relajada; lamentablemente, esta paz dura poco tiempo, puesto que el General Viggo invade el territorio de los Fur Fighters, llevándose a los más jóvenes del lugar. A partir de este momento empieza una cruda y divertida batalla para salvar a los pequeños de las garras del ejército del malvado General Viggo. Los personajes desprenden un gran encanto, aunque pronto descubriremos que están preparados para las batallas más terribles. Así, y en contra de lo que puede parecer en un principio, Fur Fighters basa su jugabilidad en la acción en tercera persona más directa, eso sí, con un buen número de obstáculos a superar.

Si el apartado gráfico de Fur Fighters ya resultaba algo anticuado en el momento de su lanzamiento, en este sentido y doce años después, queda todavía más en evidencia. Los modelados de los personajes y de los escenarios son muy simples y demasiado poligonales; las texturas, además, presentan un aspecto totalmente desfasado. En conjunto queda muy lejos de los estándares actuales, aunque no debemos olvidar que Fur Fighters: Viggo on Glass es un port directo de un título con más de una década a sus espaldas. Su apartado sonoro, en cambio, se mantiene tan fresco como el primer día, demostrando un gran simpatía y mucho encanto con cada melodía y efecto de sonido.

El mayor problema de esta nueva versión de Fur Fighters –recordemos que también apareció para PlayStation 2 en 2001 bajo el nombre de Viggo's Revenge– no es otro que su control táctil, uno de los mayores problemas de muchos ports que vienen del control tradicional. En el caso de Fur Fighters: Viggo on Glass, su control táctil lo hace prácticamente injugable, con un sistema de apuntado –algo fundamental en cualquier shooter– con una alarmante falta de precisión y una cámara que, en lugar de facilitarnos las cosas, nos la complicará en cada instante. Además, la posición de los botones de acción están situados en la mitad derecha de la pantalla, lo que dificulta enormemente su acceso. Para terminar de complicar el asunto, no hay opción alguna para calibrar la sensibilidad o configurar los botones.

Los diferentes niveles –con ambientaciones tan diversas como New Quack City o Cape Canardo– están plagados de furiosos enemigos armados hasta los dientes con escopetas, ametralladoras, lanzallamas e incluso lanzacohetes. Cada fase nos ofrecerá distintos retos a superar, en los que tendremos que intervenir con el personaje adecuado. Los rompecabezas no son muy complicados y los podremos solucionar sin mucho esfuerzo; a partir de cierto momento el título cae en una clara monotonía en su jugabilidad, donde no haremos más que eliminar enemigos y superar sencillos puzles. Un punto a considerar es la marcada personalidad infantil del juego que puede ahuyentar a los jugadores de más edad. El juego llega con los textos traducidos a nuestro idioma.