Deadly Creatures

  • PlataformaWii7
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorRainbow Studios
  • Lanzamiento13/02/2009
  • TextoEspañol, Inglés, Francés
  • VocesInglés
  • EditorTHQ

Devorar o ser devorado

Una tarántula se desliza lentamente por una pared, observa su alrededor sin perder de vista a la presa. Cuando casi es capaz de sentirla entre sus dientes, una enorme serpiente reta la hegemonía del arácnido cambiando el devenir de los acontecimientos; ahora es la tarántula la que ha de luchar por su vida ante un monstruo que la triplica en fuerza, tamaño y velocidad. Criaturas letales que se aferran a la vida encarnizadamente mientras los seres humanos urden una compleja trama, así es Deadly Creatures, la última propuesta de THQ, una de las más sorprendentes que hemos podido disfrutar en Wii.

A toda producción actual se le exigen novedades, una experiencia excitante que se aleje de los cánones establecidos y que sepa calar en la retina del jugador. Deadly Creatures reúne todo lo necesario para llamar la atención de los usuarios de una consola que ha sido menos prolífera en nuevas licencias de lo que podríamos desear, una situación que desde Nintendo se empeñan en aliviar pidiendo paciencia para que los proyectos que comenzaron en 2008 tengan su oportunidad para saltar a la palestra y sorprender. Ese ha sido desde un primer momento el objetivo de Rainbow Studios, un equipo de desarrollo adjunto a THQ que puso sobre la mesa un proyecto extraño, poco habitual; raro. De entre todos los adjetivos posibles éste es el que mejor encaja con la mecánica de Deadly Creatures, básicamente por tratarse de un videojuego que pone al jugador en las pieles de una tarántula y de un escorpión, que asisten como personajes secundarios al verdadero argumento del título.

Ciertamente se trata de una propuesta que en un principio obtuvo la desconfianza del público y de la prensa especializada, conscientes de que hasta la fecha pocas compañías han logrado sacar el máximo rendimiento a Wii, bien en lo que respecto al apartado técnico o al sistema de juego, sendos campos que pocos títulos han logrado combinar. Precisamente por este motivo Deadly Creatures se enfoca desde una perspectiva muy distinta a la habitual, a la que hemos venido disfrutando en los videojuegos en los últimos años. Es evidente que el mercado del ocio electrónico necesita, al igual que cualquier otro, productores que sean capaces de innovar y de aportar una nueva perspectiva. Es por ello que la premisa principal de este título necesita ser vivida en primera persona, a solas en un cuarto donde podamos concentrarnos e involucrarnos con los acontecimientos que se suceden ante nuestros ojos.

Deadly Creatures es una aventura intrigante y extrañamente satisfactoria que entretiene de principio a fin y que representa la incorporación de una más que probable nueva franquicia en la que todo transcurre desde los ojos de un miserable arácnido que lucha por sobrevivir, ajeno a las preocupaciones de los seres humanos. La grandeza de esta producción radica en una puesta en escena que no podríamos imaginar en una consola ajena a Wii, no tanto por el notable aspecto visual -siempre mejorable- como por la sensación que es capaz de transmitir un sistema de control intuitivo que refleja a la perfección los movimientos de dos protagonistas que sólo por su apariencia son capaces de poner la piel de gallina. Si a esto le sumamos la incorporación de varias estrellas de interés en el doblaje como son Billy Bob Thornton y Dennis Hopper obtenemos como resultado un título con un altísimo valor de producción que Wii necesitaba como agua de mayo.

Directos al grano
La austeridad de los menús iniciales y la falta de una presentación espectacular son dos señales que asusten en la primera toma de contacto con el título. Una tarántula nos da la bienvenida mientras decidimos en qué modalidad queremos comenzar, una elección bastante sencilla dado que el título carece de cualquier opción ajena a la de disputar la partida principal, además de las habituales opciones ingame y de una interesante colector de extras en el que descubrimos sendas entrevistas a los encargados del doblaje del juego, un dato cuanto menos curioso si es la primera vez que nos acercamos al título, sin ser conscientes de que son dos seres humanos los auténticos protagonistas de esta aventura. De este hecho sólo nos percatamos unos minutos más tarde, cuando nos lanzamos de cabeza a descubrir qué es lo que lo que nos aguarda en el interior de Deadly Creatures.

Las escenas introductorias son un baile entre los dos insectos esenciales del título. Cazador y presa se intercambian entre una tarántula y un escorpión, mientras ambos emplean sus artimañas para capturas a la presa. La cámara juega con el espectador creando cierta incertidumbre sobre qué es exactamente lo que estamos presenciando y qué papel juegan estos dos arácnidos -el escorpión forma parte de la familia de las arañas- en la partida. Del combate inicial sólo podemos extraer la derrota momentánea por parte del escorpión, que finalmente huye hacia paradero desconocido. La cámara se desplaza lentamente hacia el trasero de la araña hasta que llega nuestro turno y por fin tomamos el control de tan desagradable ser. El manejo de nuestro pequeño amigo se realiza a través del wiimote y del nunchuk, son ninguna vía alternativa a esta.

Toneladas de veneno
La tarántula registra un movimiento casi calcado al de la realidad, con un diseño no menos fidedigno. Nos desplazamos lentamente comprobando los controles básicos del arácnido, que realiza un poderoso ataque al pulsar la A, mientras que para el resto de aspavientos y de combinaciones -siempre en pos de las posibilidades de su tamaño- nos vemos obligados a sacudir de forma horizontal o vertical el wiimote. La representación de los movimientos es directa e instantánea, la araña se mueve con bastante facilidad y en este sentido apenas tendremos problemas para hacernos con el control del personaje. Tenemos en nuestro poder varios ataques letales e interesantes que se ejecutan según el enemigo con el que entremos en contacto, que en un principio no irán más allá de algunos grillos y de larvas, con las que logramos desbloquear los extras del juego.

El escorpión tiene un comportamiento ligeramente distinto al de la tarántula, mucho más lento y poderoso, lo que en otras palabras posibilita afrontar los enfrentamientos desde diversas perspectivas que no sean necesariamente el aporrear botones. No obstante, el combate contra los enemigos es tan sólo un aspecto secundario en la vida de estos seres, cuyos objetivos van variando a medida que avanzamos. La primera misión, ‘Carroñeros', nos invita a hacernos con los controles de los personajes y a descubrir el entorno y las múltiples posibilidades de una araña que puede trepar paredes y efectuar ataques letales desde donde el enemigo es incapaz de percibir nuestra presencia. Nuestra meta es la de perseguir al escorpión que había huido, aunque antes debemos afrontar la primera situación impactante de tantas otras a las que asistiremos.

Ambientación de lujo
A la salida de una caverna somos atacados por una enorme serpiente, cambiando radicalmente la visión que tenemos de la partida, al tiempo que nos sentimos realmente amenazados por la presencia de un ser que nos duplica en tamaño y del que somos conscientes es perfectamente capaz de eliminarnos de un soplo. La serpiente enviste en varias ocasiones hasta que finalmente deja expuesto su cascabel, único punto débil con el que logramos desesperar a la criatura, provocando una sangrienta colisión contra varias piteras que al ser destruidas nos permiten un pequeño orificio de salida por el que escapar. La mejor defensa de la araña es su agilidad y capacidad para efectuar grandes saltos con los que despistar a sus enemigos, exactamente lo mismo que sucede en Deadly Creatures.

El encontronazo con la serpiente es sólo el primero de una serie de enfrentamientos realmente épicos y emocionantes en los que corremos el riesgo de ser asesinados por una criatura de la que sabemos no tendrá ninguna piedad a la hora de emplearnos como almuerzo, o como algo peor. Rainbow Studios ha sabido manejar un concepto realista de los hechos para que la sensación que transmite la naturaleza en esta puro sea frívola, sin ninguna clase de compasión para con el enemigo con el que estamos luchando. Por absurdo que pueda resultar esta afirmación, Deadly Creatures logra hacernos sentir en la piel del arácnido y transmitirnos la tensión manifiesta de saber que en cuestión de segundos puedes pasar a ser pasto de los gusanos. Es esta libertad, esta total naturalidad a la hora de narrar los sucesos lo que otorga una personalidad muy especial al título, lo que a su vez se convierte en la mayor motivación para descubrir qué nos aguarda en el siguiente nivel.

Atacar y deglutir enemigos es uno de los aspectos más importantes del desarrollo del título, ya que de un modo u otro toma la esencia de un sistema de experiencia por el cual las dos criaturas aprenden nuevas técnicas, como el escorpión a la hora de defenderse y de emplear su poderoso aguijón, o con las posibilidades que nos ofrece la telaraña en el caso de la tarántula. Una vez alcanzamos el final de la primera misión y cazamos al escorpión asistimos ante un nuevo combate entre ambas criaturas, un enfrentamiento que esta vez se salda con la victoria de la araña, al menos a priori, ya que nuestro rival se revuelve asestándonos un golpe mortífero y acabando con la vida de la tarántula. Ipso facto. Ninguna de las dos criaturas tiene que ganar, no hay protagonista, independientemente de lo que suceda la historia del mundo no cambiará ni variará un ápice, lo que ciertamente otorga esa sensación que comentábamos anteriormente y que nos hace sentir como meros espectadores dentro del circo de la naturaleza.

Un tesoro oculto…
El concepto del juego hace difícil comprender de qué forma encaja el argumento, aunque precisamente es este punto el que logra cambiar la perspectiva de Deadly Creatures. Las primeras imágenes de la aventura descubren a dos personajes en mitad del desierto, zona donde transcurre la práctica totalidad del título. Por motivos obvios ambas criaturas han de pulular por zonas cálidas, húmedas, que generalmente tienen lugar en cuevas repletas de insectos y de otros peligros. Esto nos traslada directamente hacia una zona ficticia en la que aparecen dos seres humanos que aparentemente andan buscando alguna clase de tesoro, que a su vez tiene relación con la extraña desaparición de un tercer sujeto que se presenta durante la introducción. En determinados momentos de la aventura la tarántula o el escorpión asisten a una escena en la que los dos personajes mantienen cualquier tipo de conversación, única guía que tenemos a nuestra disposición para entender de qué trata el argumento.

La trama se plasma en un segundo plano, teóricamente por los avatares del destino que cruza continuamente el camino de los dos arácnidos con los seres humanos. En un total de diez capítulos recorremos varios pasajes del desierto, todos ellos abandonados, entre los que destacan una gasolinera abandonada, el interior de un coche o un espectacular nido de arañas que gracias al logrado aspecto visual consigue impactar y transmitir nuevamente la sensación de desamparo y abandono absoluto. El tamaño de los objetos que nos rodea es proporcional a la perspectiva de estos seres, lo que convierte un simple muñeco en un objeto insalvable o los movimientos de los seres humanos en terribles estruendos ensordecedores, prácticamente inteligibles a los oídos de un arácnido.

Así es como la trama avanza mientras los dos personajes siguen alimentándose y pululando a sus anchas tratando de sobrevivir. Este concepto, que no deja de ser un intento de ofrecer una nueva perspectiva como hemos venido comentado hasta el momento, pierde un poco de fuerza en la recta final ante la ausencia de un nexo argumental lo suficientemente fuerte como para justificar las 10 horas de aventura que nos llevará terminar el juego, y que se cierran con un giro de guión inesperado -si es que es Deadly Creatures existe algo que podamos predecir- que nos deja un sabor de boca agridulce, bien sea por la sensación de que la aventura se ha hecho corta o por la ausencia de una motivación extra que nos invite a volver a vivir todo lo acaecido.

Sin rumbo
Con todo, la mecánica se ve resentida por la falta de un mayor número de retos ante enemigos de mayor calibre -todos los encontronazos son espectaculares, pero echamos en falta más variedad-, o ante cualquier otro elemento que justifique el recorrido que realizamos con ambas criaturas. Nuestro objetivo es el de alimentarnos de otras especies, sobrevivir mientras contemplamos de cuando en cuando la historia de los dos seres humanos recién mentados a medida que obtenemos nuevas habilidades y vemos cómo se abren ante nosotros escenarios cada vez más complejos que nos permiten explorar a nuestras anchas, algo que se aprecia enormemente en el caso de la tarántula y que como comentábamos anteriormente nos posibilita el manejar distintas vías para aniquilar a nuestra presa, sea cual sea. Durante los diez capítulos nos limitamos a realizar una y otra vez los mismos cometidos; para evitar la sensación de monotonía Rainbow Studios incluye interesantes escenas animadas que irremediablemente pierden la fuerza del impacto inicial.

Por suerte siempre podemos recrear la vista observando los parajes que nos rodean, disfrutando de una ambientación que logra mantenernos fijos en el sillón expectantes ante el próximo ataque sorpresa. El diseño de la tarántula, al igual que el del escorpión y el resto de figuras que aparecen durante la aventura garantizan un tono solemne y muy serio en todo momento, lo que convierte a Deadly Creatures en un juego totalmente maduro y pensado para un público adulto, sin concesiones específicas por tratarse de Wii o cualquier bajada notable en la ambientación que se respira a lo largo de la partida. Eso sí, disponemos de tres modos de dificultad, siendo recomendable para los más experimentados comenzar en el modo ‘difícil' para evitar terminar el juego en cuestión de horas.

No podemos dejar de apreciar el esfuerzo de Rainbow Studios tanto en el aspecto técnico como en el gráfico, con un papel fundamental del sonido, tanto en los doblajes de los seres humanos como a la hora de mantener un silencio casi sepulcral donde únicamente destacan los alaridos de algunas especies, los ataques, etcétera. La música entra en escena en los momentos cumbres, donde logra aferrarnos a la butaca del mismo modo que lo lograría un Survival horror. Sin embargo es un juego de acción con una propuesta original que garantiza varias horas de diversión, numerosos extras en forma de entrevistas, artes conceptuales, etcétera. Obtener las 450 larvas del juego es un proceso en el que la paciencia y la exploración son indispensables, aunque no necesariamente justifican el repasar la aventura por segunda vez.

Técnicamente hay que volver a hacer especial mención al diseño de los arácnidos, de sus habilidades -siempre en tono realista- y de la forma en la que todo toma lugar alrededor de estos dos característicos ‘protagonistas', lo que contribuye enormemente a mejorar la ambientación, a hacernos sentir, como hemos repetido una decena de veces, al mismo tiempo espectadores y protagonistas de lo que estamos viviendo. La crueldad de la naturaleza, la llamativa apariencia de los entornos, los efectos lumínicos del desierto… Sólo falla la presencia de bugs, de defectos gráficos que pese a no ser un impedimento para disfrutar del juego están ahí, permitiendo que la araña se funda con la pared o que un enemigo nos atraviese sin causarnos el menor daño.

La posibilidad de trepar por las paredes ofrece un interesante reto de cara a la cámara, que cumple correctamente su cometido, aunque también aquí debemos aclarar que en determinadas ocasiones falla, perdiéndose una perspectiva que podemos recuperar rápidamente pulsando un botón del wiimote. Son pequeños defectos que junto a la ausencia de una mecánica algo más exigente, quizás incluso muy permisiva en determinados momentos, empañan la presentación de un título notable en el que se han de retocar algunos aspectos para lograr ese plus de calidad para considerarlo un ‘vende consolas', lo que en ningún caso significa que no sea una aventura tremendamente interesante o válida para divertir y pasar un rato ‘agradable'.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.

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