Furia contenida

Auran, el equipo desarrollador australiano, escogió como base para su motor gráfico el potente y versátil Unreal Engine 3; a partir de ahí ha desarrollado su idea, consiguiendo unos resultados que no son los que todos esperábamos. Y es que, aunque es de agradecer que se quiera romper con la tendencia habitual en un género tan estereotipado como el MMO, la implementación del combate y el método de juego se hace repetitivo y ofrece muy poca profundidad.

Para evolucionar en Fury, el único medio posible es combatir contra otros jugadores, siempre controlados por humanos. Tras finalizar un combate ganas puntos de Esencia -experiencia, vamos- y acumulando dichos puntos se pueden canjear por habilidades y conjuros, útiles exclusivamente para posteriores combates. Las técnicas se dividen en cuatro clases o elementos -Decay, Growth, Death y Life- y se usarán mediante la mejor idea que logra aportar Fury, el ‘balance de cargas' que explicaremos más adelante.

Igualmente, con el combate conseguiremos ítems aleatoriamente, con los que luego podemos comerciar. No existen misiones propiamente dichas, y todo se reduce a pasear por un Hall donde hay vendedores, una arena de entrenamiento y el acceso a los distintos modos de juego. Será el gran punto de encuentro para todo jugador que desee interactuar y comenzar a luchar, así como elegir su clase, vender, comprar o simplemente charlar.

Gráficos y sonido

Como hemos comentado, Fury se basa en el motor Unreal Engine 3, algo que nos llama la atención desde el primer momento; si echamos un vistazo a las pantallas que adjuntamos, o cargamos el juego y avanzamos un poco, nos daremos cuenta de que los escenarios de Fury son grandes pero resultan un poco vacíos y desangelados, mientras que los personajes no están a la altura de los tiempos que corren.

Parece que no se ha aprovechado toda la potencia que ofrece la tecnología escogida para la implementación, puesto que la falta de detalle en las texturas de los luchadores no casa con la denominación de origen Unreal 3, y las animaciones tampoco son nada del otro mundo. Por suerte, han salido varios parches para solventar un problema que agrava lo dicho en estos dos últimos párrafos.

Y es que Fury fue lanzado con graves problemas de rendimiento. Una máquina de categoría media, con 2 gigas de RAM y una tarjeta gráfica media-baja se quejaba amargamente a la hora de lanzar Fury, con tasas de frames más bajas que el tupé de Torrebruno. Los parches aplicados parecen aliviar un poco la escasa optimización que ofrecía el juego de serie.

Jugabilidad

Fury ofrece, como máximo exponente publicitario, la posibilidad de obtener diversión directa e inmediata a través de la acción del combate sin necesidad de pasar horas y horas recolectando ítems, ejecutando el clásico ‘farming' o aniquilando decenas de orcos y animales salvajes.

Por un lado, tenemos que decir que esto se cumple. Y es que una vez que entramos en el Hall principal, centro neurálgico de operaciones a través del que se accede a los distintos modos de juego, no tenemos que aceptar cientos de quests para amasar dinero y conseguir evolucionar nuestro inventario de combate. Todo esto se obtiene mediante el combate contra otros jugadores; el PvP es la única posibilidad que nos ofrece Fury, y esto se convierte en un arma de doble filo.

Por un lado tenemos el Bloodbath, que no es más que un deathmatch de toda la vida. Un combate a muerte en distintas arenas contra otros jugadores, saliendo vencedor el que más frags obtenga. Un poco más de variedad ofrece el modo Elimination, donde podemos formar equipos con otros personajes; un grupo equilibrado y con un buen Sanador en sus filas tendrá muchas papeletas para vencer. Como suele ocurrir en casi todos los MMORPG, vamos.

Por último, el modo Vortex puede ser considerado como un clásico Capturar la Bandera con ligerísimas pinceladas que, en esencia, no varían su planteamiento jugable. En cualquier caso, la acción que deriva de jugar en cualquiera de estos modos acaba siendo muy similar, lográndose una sensación de repetición y monotonía que acaba invadiendo al juego.

Aquí es donde tenemos que regresar al verdadero alcance de Fury. Se ha dicho, por activa y por pasiva, que este juego iba orientado a todos aquellos amantes del ‘Massive Multiplayer Online' que no tenían suficiente tiempo para dedicar a las misiones típicas, a subir de nivel a cambio de derrotar miríadas de bichos hostiles. Fury se enfoca a la acción directa.

No vamos a negar que esto no se cumple, pero las taras de la estructura jugable de Fury son grandes: la repetición de los combates y la escasez de posibilidades efectivas que ofrece su sistema de clases y habilidades hacen que el interés decaiga a las primeras de cambio. No me imagino a un jugador experimentado en el género pasando varias horas seguidas con Fury sin tener una sensación constante de deja-vu.

Por desgracia, hay un buen número de conjuros que parecen no encajar con la metodología del juego, puesto que requieren de mucho tiempo de invocación, algo que choca frontalmente con la celeridad con que se desarrollan los combates. Aún así, y como podemos deducir fácilmente de todo lo expuesto, Fury puede contentar a un público objetivo francamente delimitado. Tres cuartos de hora, unas pocas de partidas en la arena del Bloodbath, un par de victorias celebradas con tu equipo y aquí paz y después gloria. Pero no esperes mucho más.