[TGS] Dragon Quest IV

Square Enix nos ofrece una revisión de uno de sus clásicos más atemporales que, por desgracia, es un desconocido por nuestro territorio. Tal vez podamos disfrutarlo ahora, gracias a este prometedor remake para Nintendo DS.

Square Enix prosigue con su tendencia reciente de recuperar sus títulos clásicos adaptándolos a las nuevas tecnologías y plataformas. Concretamente, la compañía nipona parece haberle cogido el gusto a programar para la portátil de doble pantalla de Nintendo; si ya está máquina acogió el remake de la tercera entrega de Final Fantasy, ahora están preparando la revisión de la cuarta entrega de sus dos sagas más prolíficas.

Una de ellas, la que nos ocupa, es Dragon Quest IV, uno de los títulos más apreciados de NES que ya sufrió una pequeña revisión en PlayStation, pero que será en Nintendo DS donde desplegará todo su potencial con el salto tridimensional que se ha conseguido realizar. Sin lugar a dudas, el resultado, por lo visto en el TGS, está siendo más que satisfactorio.

Todo empieza dentro de una mazmorra, en la que tras una pequeña presentación con varias espadas cortando la oscuridad, vemos al protagonista de esta historia tendido en el suelo, mientras un hombre con una espada lo mira fijamente. Tiene lugar entonces un breve intercambio de palabras, tras el cual el hombre se marcha, dejando al héroe a su suerte.

En este momento es cuando se tiene por primera vez control del personaje, y sorprenden dos detalles nada más empezar, clara muestra del mimo que se está poniendo en el juego; para empezar, el entorno se puede girar 360 grados a nuestro alrededor haciendo uso de los botones L y R de la DS, mientras que la acción se expande por las dos pantallas de la consola.

Los primeros compases del juego nos presentan el inevitable ir y venir de personajes que todavía desconocemos pero que poco a poco nos irán desvelando sus nombres y secretos. Es más, Dragon Quest IV se divide en cinco capítulos, cada uno protagonizado por un personaje diferente, y serán de esos que nos vamos encontrando por las distintas localizaciones.

De este modo, en el primero nos ponemos en la piel de un samurái cuyo nombre es Ragnar, capitán del ejército de Burgland, y que nos servirá como acercamiento al juego de forma más directa. El sistema de combate seguirá siendo el clásico por turnos, al igual que ya se mantuvo en Final Fantasy III; no obstante, sigue siendo lo que mejor le sienta a este juego, cualquier intento en otra dirección hubiese sido un craso error.

Su condición de remake no se nota sólo en lo mencionado anteriormente, sino que hablamos de uno de los juegos que más explotan Nintendo DS a nivel gráfico, plagado de escenarios luminosos y coloridos, con numerosos pequeños detalles que conforman un acabo idóneo; a pesar del uso tridimensional, el juego no pierde en ningún momento su estilo sencillo y los personajes se asemejan bastante a sus equivalentes de hace años. El uso de las dos pantallas se llega a explotar incluso con los enemigos, ya que algunos de ellos podrán llegar a ocupar ambas pantallas por sus dimensiones.

Poco más se puede decir de primeras de un remake como este. La historia se mantiene la misma, el sistema de combate sigue siendo el clásico por turnos y se ambienta en los mismos escenarios. Pero el lavado de cara es más que estupendo, con unos gráficos bellos y coloridos y un exquisito uso de la doble pantalla. Todavía se desconoce si se incluirán los extras de la versión PlayStation, lo cual sería un más que interesante añadido que aumentaba la longevidad del título.

Su lanzamiento tendrá lugar este año en Japón. Aunque todavía no hay planes para su lanzamiento occidental en Europa o América, lo más seguro es que acabe llegando antes o después, siguiendo la nueva política de Square Enix de lanzar sus juegos en todos los territorios. Al menos, esperamos que así sea.