¿El fin de Peter Parker?

Nuestro amigo y vecino Spiderman vuelve a la gran pantalla en su tercera adaptación bajo la dirección de Sam Raimi. Una película que desata amores y pasiones por igual, y que tal vez no haya conseguido estar al nivel de sus dos primeras partes. Esta pequeña decepción se ha transmitido a su adaptación jugable para la 128 bits de Sony.

Lo cierto es que las adaptaciones de películas suelen dejar bastante que desear, pero en el caso de Spiderman se pudo disfrutar de un excelente título basado en la segunda película, que mostró lo que el arácnico podía dar de sí en PlayStation 2. Desgraciadamente, en esta ocasión se ha dejado notar demasiado la presencia de la nueva generación, que ha dejado esta versión un poco descuidada.

El gran carisma del personaje de Stan Lee se mantiene intacto, y desde luego es un auténtico placer sentir que se está controlando a este superhéroe, que llena la pantalla con su presencia y oculta un gran número de defectos a priori. Sin embargo, hay ciertos errores que son imposibles de disimular, y acaban resultando todavía peores que los enemigos del lanzarredes.

Aparte de los preanunciados Duende, Sandman y Venom, se han añadido en el juego varios villanos clásicos y conocidos como el Lagarto, Kraven el cazador, el vampiro Morbius, Grito y algún que otro segundón como Carlyle, junto a una constante guerra de bandas en la ciudad entre los terroristas H, los cola de Dragón y Apocalipsis con la que Spiderman deberá acabar.

Lo malo de esta variedad argumental es que no está en ningún momento bien llevada, y en ocasiones parece un libre albedrío de situaciones. Las escenas que emulan a la película aparecen porque sí sin previo aviso, intercalándose con un montón de historias paralelas que carecen de interés o el poco que puedan tener no llega a cuajar por lo mal llevadas que están.

Además de esto, cada cierto tiempo irán apareciendo situaciones en las que avanzaremos en la historia tanto de la película como del juego, con unos cinco arcos argumentales diferentes en total. Todo ello aderezado por un buen número de escenas cinemáticas en las que, para no romper la armonía entre líneas de la película y originales, se han digitalizado las primeras al nivel del resto del juego.

Un importante defecto que observamos en esta puesta en escena es que las escenas pueden superponerse unas a otras. Es decir, pueden estar Spiderman y Jameson hablando en una escena que, sin terminar la conversación, ya se ha iniciado la siguiente, produciendo un efecto similar a que el usuario haya pasado el vídeo sin dejarlo acabar.

Otro ejemplo de mala disposición tiene lugar en la preparación de los escenarios. La saga argumental del Lagarto deja mucho que desear; siguiendo una lógica del personaje, la persecución tendrá lugar en las cloacas, pero ya desde antes se podrá ver una encarnizada lucha contra una tropa de hombres-lagarto que tienen su hogar en las alcantarillas. Estas, a su vez, son de un tamaño desmesurado, provocando que Spiderman parezca casi un héroe menguado.

Sin embargo, se deja notar un poco de falta de trabajo en este aspecto jugable, en todas sus vertientes posibles. El tiempo de reacción de Spiderman es demasiado elevado, de forma que al principio, si se cuenta sólo con tres golpes seguidos, el lapso de tiempo hasta que se pueda mover después de darlos es lo suficientemente elevado como para no poder esquivar nunca el ataque rival.

Posteriormente, al poder aumentar el número de ataques o combos a distancia con telaraña, el sistema de combate mejora y mucho, pasando de un sistema que puede llegar a desesperar a lo mínimo que se le exigía y se esperaba del personaje. Los saltos al trepar por edificios son bastante mejorables, ya que ahí sí que no hay mejora posible y resultan bastante incontrolables.

El botón de agarre a los edificios cuesta que funcione, y muchas veces acabaremos en la calle tras habernos caído desde la terraza y sin que al héroe se le ocurra agarrarse. Eso sí, una caída de veinte pisos no afectará en absoluto a Spiderman, que como mucho rodará al llegar abajo. El balanceo es enrevesado, pero consigue llegar a dominarse, aunque atravesar un parque sin edificios cercanos es un suplicio.

Las diferencias son evidentes: con el simbionte, Peter puede golpear constantemente a los enemigos, al caer a la calle rompe el suelo, salta más alto, es más rápido... todo es mejor. Pero claro está, intentará hacerse con el control de su cuerpo huésped, por lo que no podrá usarse más de un tiempo limitado antes de que la pantalla empiece a ponerse negra señal de que Peter está perdiendo la batalla.

En ese momento lo más recomendable será sacarse el simbionte, en una secuencia de lucha interna que cada vez será más complicada. Si Peter consigue llegar a dominar al simbionte, volverá a su traje clásico, y durante un tiempo no podrá beneficiarse de las mejoras de su versión negra, a la que se tenderá muchas veces, sobre todo en los enemigos finales.

Los edificios son básicamente cuadrados, bloques de hormigón sin vida. Los toldos de las tiendas de la calle se atraviesan como si no estuviesen ahí; la gente de la calle no está demasiado bien animada, quitando contadas excepciones con las que se interactúan; y el agua del parque no llega ni a las rodillas, a pesar de simular ser un lago.

Los efectos sonoros están bastante bien llevados y son correctos, pero destaca sobre todo el trabajo de doblaje, muy agradable, con los chistes fáciles de Spiderman, impagables, y los comentarios del narrador que en el original ponía Bruce Campbell, pero que el doblador español consigue dotar de la misma vida y calidad.

En términos jugables, el juego evoluciona de forma muy satisfactoria, empezando bastante flojo pero mejorando según se consiguen nuevas habilidades o con la inclusión del simbionte y la lucha interna de Peter que se representa de forma jugable. Los combates contra enemigos finales son muy intensos y se les añaden QTE en los que pulsar botones en su momento correcto para poder salir victoriosos.

La variedad del título, con minijuegos en los enemigos finales o al deshacerse de bombas, es bastante agradable, que impide que se caiga en la repetición innecesaria. Meterse en la piel de Spiderman resulta satisfactorio a la larga, y aunque por momentos no convenza consigue enganchar casi sin que el usuario se dé cuenta.