Gears of War

Si alguien está llamado a demostrar el poderío gráfico de la 360, ése es Gears of Wars. Y si decimos que tras él se encuentra Epic Games, la duda ofende. Un aspecto gráfico inmejorable y una puesta en escena, de película. La guerra ha comenzado…

Si nos pararan por calle para preguntarnos, '¿perdona, qué juego crees que mejor demuestra las capacidades técnicas de Xbox 360?' Inmediatamente después de pensar '¿pero este tío quién es?', le respondería con contundencia: Gears of War, sin duda, el título que a día de hoy ha mostrado el mejor apartado gráfico en la nueva consola de Microsoft.

Y el 'culpable' de esta afirmación no podría ser otro que el equipo de Epic Games, creadores del omnipresente Unreal, y por supuesto, del motor gráfico Unreal Engine 3, que parece imponerse en la próxima generación y son muchos los juegos que harán uso de él. Gears of War supone un punto y a parte dentro de Epic, saliéndose del archiconocido Unreal para mostrar algo completamente nuevo, pero con muchas ganas de crear precedentes.

Hace casi un año, cuando el nombre definitivo de la sucesora de Xbox estaba en el aire y ni tan siquiera se conocían sus datos definitivos o fecha de lanzamiento, se filtraron dos imágenes, una de ellas justo arriba de este párrafo y la otra acompaña estas líneas. Se habló de que era un juego en desarrollo para la nueva Xbox, que eran imágenes con el motor del juego, e incluso se facilitó el nombre: Gears of War. Aquello pasó desapercibido, muchos aseguraban que no era más que un render de Epic, pero el tiempo acabó dando la razón.

Gears of War transcurre en Sera, un inhóspito planeta que hace años era un lugar de lo más apacible para vivir y que fue colonizado por nosotros, los humanos. Muchos años atrás, cuando el crudo empezaba a escasear, encontraron la forma de extraer una nueva materia prima mucho más rentable y eficaz que el petróleo. El ansia de otras civilizaciones por ese nuevo preciado recurso convirtieron a Sera en un campo de batalla durante más de 70 años.

Lo que los humanos de Sera desconocían era que en ese planeta que ellos habían tomado como propio, varios kilómetros por debajo de la corteza superficial, existía una raza llamada Locusts. Esta poderosa especie lleva usando durante siglos el recurso que los humanos habían empezado a extraerle hasta dejarlo bajo mínimos, obligándolos así a salir a la superficie con un cabreo de dos pares (con perdón).

Tomamos el papel de Marcus Fénix, superviviente del Día E, uno de los líderes de la Coalición del Gobierno, máximo exponente militar de la reunificada población humana. Nuestra misión: infiltrarnos en el corazón de Sera, en busca del punto débil de los Locusts, y acabar así con su persistente amenaza que pone en juego la propia supervivencia de la raza humana.

Gears of War se clasificaría como un título de acción-táctica en tercera persona. La cámara siempre se sitúa tras nuestra espalda, mientras recorremos los diversos niveles normalmente en compañía. Pese a ir en grupo, no podremos dar ordenes a nuestros subordinados, simplemente atacarán junto a nosotros. A diferencia de un FPS, los movimientos deberán sen más precisos y medidos, pues nuestra vulnerabilidad es mayor a lo que estamos acostumbrados en el género.

CliffyB lo compara con el paint-ball, en el que un único disparo nos elimina del juego. Evidentemente, no sucede tal cual en Gears of War, sería un sacrificio de la jugabilidad en pos de un excesivo reflejo de realidad. Pero sí debemos ser extremadamente cautos, pues ponernos a tiro de varios enemigos puede suponer la inevitable muerte. Los movimientos siempre tendrán en mente un refugio próximo, un ataque por la retaguardia, un posicionamiento favorable en el que encontremos un punto de vulnerabilidad en nuestro enemigo, incluso forzando un contacto directo, momento en el que la acción pasa temporalmente a primera persona y deberemos pulsar repetidamente un determinado botón para acabar con él.

Edificios en ruinas y ciudades desérticas tan perfectamente recreadas que pese a su desolación, resultan hasta bellos. Una ambientación oscura, algo tétrica, con unas criaturas poderosas y desconocidas lo hacen parecer en algunos momentos un survival-horror, con algún susto garantizado. Explosiones en el suelo desde la que surgen rugientes Locusts, bandadas de murciélagos que confunden las siluetas de los edificios, fuegos foto-realistas y sombras dinámicas propias de una explosión a gran escala… Como decíamos antes, una puesta en escena brutal.

Nos encontramos posicionados frente a un grupo de enemigos, cautos, en silencio, cuando tras nosotros emergen otros tantos Locusts. El pelotón se divide, debemos refugiarnos rápido. Las ráfagas de disparos comienzan a cruzar el aire, un helicópeto de ayuda es derribado tras un edificio explosionando con una luz cegadora, la fuente derruida sobre la que nos escondemos acaba hecha añicos por el incesante tiroteo del otro bando.