Kon-Tiki: la expedición suicida que cruzó el Pacífico en balsa
Kon-Tiki: la expedición suicida que cruzó el Pacífico en balsa

NÁUTICA

Kon-Tiki: la expedición suicida que cruzó el Pacífico en balsa

Durante más de tres meses de travesía, una nave de troncos de madera tripulada por seis hombres trató de probar una controvertida teoría migratoria.

Thor Heyerdahl, uno de los exploradores más importantes del siglo XX, lideró en 1947 una peligrosa expedición científica con el propósito de demostrar el origen del primer poblador polinesio. El noruego defendía que los archipiélagos del Pacífico no habían sido colonizados solo por navegantes procedentes de Asia, sino también por indígenas originarios de la América del Sur precolombina. Entre otros indicios, Heyerdahl se aferraba a la leyenda de Kon-Tiki Virakocha, un Dios-Rey pre-inca que, antes de ser venerado por los indígenas de las islas del Pacífico como el fundador de su raza, había sido expulsado de Perú tras perder una batalla en las islas del lago Titicaca. Según la tradición oral polinesia, el jefe-Dios había huido de la matanza, junto a otros supervivientes, a bordo de grandes embarcaciones de madera con rumbo a la puesta de sol. Si el mito se ajusta a la realidad, probablemente las naves fueron empujadas por la corriente de Humboldt y los vientos alisios hasta encallar en tierra.

En 1938 Thor Heyerdahl y su esposa

Liv fijaron su residencia en Fatu Hiva,

una isla de la polinesia francesa.

Allí escucharon las historias

de Tei Tetua, un anciano marino,

único superviviente de todas

las extinguidas tribus de la costa

oriental de la isla.

Las leyendas sobre el dios polinesio

Tiki, el hijo del sol, y el culto milenario

que los isleños profesaban por la deidad

llamaron la atención

de la joven pareja.

Una premisa cuestionada

Tras años de estudio, el explorador

encontró en Perú el origen de aquel dios

polinesio y sobre este hallazgo fundamentó

su teoría sobre la capacidad de los pueblos

precolombinos de América del Sur

para realizar travesías oceánicas.

Migración

desde Asia

Migración

desde Sudamérica

Polinesia

Hábitos polinesios como

el cultivo de la batata (un tubérculo

propio de la zona tropical sudamericana)

o el hallazgo en los archipiélagos de pirámides

y estatuas labradas en piedra similares

a las preincaicas reforzaron la teoría

migratoria de Heyerdahl.

En 1938 Thor Heyerdahl y su esposa

Liv fijaron su residencia en Fatu Hiva,

una isla de la polinesia francesa.

Allí escucharon las historias

de Tei Tetua, un anciano marino,

único superviviente de todas

las extinguidas tribus de la costa

oriental de la isla.

Las leyendas sobre el dios polinesio

Tiki, el hijo del sol, y el culto milenario

que los isleños profesaban por la deidad

llamaron la atención

de la joven pareja.

Una premisa cuestionada

Tras años de estudio, el explorador

encontró en Perú el origen de aquel dios

polinesio y sobre este hallazgo fundamentó

su teoría sobre la capacidad de los pueblos

precolombinos de América del Sur

para realizar travesías oceánicas.

Migración

desde Asia

Migración

desde Sudamérica

Polinesia

Hábitos polinesios como

el cultivo de la batata (un tubérculo

propio de la zona tropical sudamericana)

o el hallazgo en los archipiélagos de pirámides

y estatuas labradas en piedra similares

a las preincaicas reforzaron la teoría

migratoria de Heyerdahl.

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Comienza la travesía

El 27 de abril de 1947 la balsa

Kon-Tiki zarpó desde el Yatch Club

del Callao. Entre la multitud que despedía

a los exploradores estaba Gerd Vold,

la secretaria de la expedición. Sin sus

contactos en la embajada noruega de los EE UU

no hubiera sido posible realizar el viaje.

Con 23 años,

Gerd Vold Hurum

había sido miembro

de la resistencia

noruega durante

la Segunda

Guerra Mundial.

El remolcador Guardián Ríos arrastró la balsa

a 50 millas de la costa, lejos del tráfico marítimo.

La expedición iniciaba aquí su ruta en solitario.

Comienza la travesía

El 27 de abril de 1947 la balsa

Kon-Tiki zarpó desde el Yatch Club

del Callao. Entre la multitud que despedía

a los exploradores estaba Gerd Vold,

la secretaria de la expedición. Sin sus

contactos en la embajada noruega de los EE UU

no hubiera sido posible realizar el viaje.

El remolcador Guardián Ríos arrastró la balsa

a 50 millas de la costa, lejos del tráfico marítimo.

La expedición iniciaba aquí su ruta en solitario.

A pesar de la oposición de gran parte de la comunidad científica, Heyerdahl consiguió financiar la aventura a través de patrocinadores y del ejército norteamericano, que le cedió material experimental para equipar la primitiva balsa en la que iban a viajar los seis exploradores que formaban parte de la expedición. Los técnicos que revisaron la balsa construida en la Estación Naval de Callao comprobaron horrorizados cómo los cabos que amarraban los nueve enormes troncos de los que estaba compuesta la prehistórica embarcación podrían despedazarse durante el recorrido previsto de más de 4.000 millas náuticas (7.400 km).

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La expedición de la Kon-Tiki, una de las aventuras más memorables del siglo pasado, propuso una teoría migratoria alternativa a las aceptadas en su época y, aunque no fue determinante a nivel científico, demostró que los pueblos prehistóricos del Perú tenían capacidad de realizar grandes travesías por el mar abierto. Las anotaciones realizadas por Thor durante el viaje sirvieron de base para publicar, un año después, un libro de gran éxito que fue traducido a más de 70 idiomas.

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