Premios AS del deporte 2022

Fernando Roig (Valencia, 1947) ha sido feliz en 2021. Muy feliz. El Villarreal, su Villarreal, se proclamó campeón de la Europa League. 24 años después de comprar el club, Roig conquistó su primer título. Vila-real se convirtió así en la localidad más pequeña con un equipo campeón europeo. Sus 50.000 habitantes, “los vecinos de Pau”, gozaron con una final que, caprichos de la vida, Roig, el culpable del éxito, tuvo que ver por televisión por haber dado positivo en coronavirus pocos días antes.

(La entrevista se realiza en el restaurante El Ceramista, en las entrañas de La Cerámica y con vistas al césped) ¿Qué había donde ahora estamos hace 24 años, cuando usted compró el Villarreal?

¿Aquí? Una grada con aluminosis y cuatro filas de asientos de hormigón. Este fondo fue el primero que nos cargamos. En este club le hemos puesto mucha ilusión e inversión. No hay más secreto que el trabajo, mucho trabajo.

En la previa de la final, José Manuel Llaneza dijo a AS: “Al Villarreal le tocó el Gordo y la Primitiva con Roig”. ¿Qué le tocó a usted con el Villarreal?

Este club me ha dado la oportunidad de hacer un trabajo para la sociedad en la que tengo mis empresas. Yo tenía experiencia en el deporte, en el baloncesto en Valencia. Me gustó la idea que me propuso Llaneza. Siempre he dicho que Llaneza me fichó, y me alegro mucho de haberle dicho que sí.

¿Qué es ser campeón?

Pues es la consecución de un trabajo de mucho tiempo. Te acuerdas del penalti del Arsenal, de la semifinal del Valencia... Ser campeón es algo muy complicado. Solo siete equipos españoles tienen un título europeo y el Villarreal es uno... imagínate qué orgullo.

¿Cuántas veces ha visto la parada de Rulli a De Gea?

Muchísimas. Por las pantallas del restaurante se emite cada dos por tres. No me canso de verla. Pero lo importante fue vivirla la primera vez, que es la buena, aunque tuviera que verla por la tele y no en el estadio por el COVID.

Qué faena.

Cosas que pasan. Aunque había dado ya negativo, me dijeron que no podía acceder al estadio. Entendí que la salud de todos era lo primero. Cogí el avión y me volví a España. Mi mujer llenó el salón de banderas del Villarreal y así vi la final.

¿Y la tanda de penaltis?

Con cierta tranquilidad.

No le creo.

Sí. Estaba tranquilo por cómo había transcurrido el partido. Habíamos conseguido luchar de tú a tú contra un equipo con un presupuesto mayor, marcamos incluso primero; llegamos a la prórroga, a los penaltis, que son una lotería. ¡Nunca había visto tantos penaltis! Pero al marcar nosotros siempre primero, veía los penaltis de ellos con la esperanza de que fallaran… y en el penalti 22 la paró Rulli.

Trigueros le hizo una videollamada desde el césped y Pau le regaló su medalla, ¿se siente padre de ellos?

No. Soy el presidente de un club que apuesta por la cantera, que quiere que los chavales lleguen a ser buenos profesionales. A veces les doy algún que otro consejo, pero no me hacen ni caso. Saben que el Villarreal va a estar siempre al lado de ellos.

Emery dejó una frase que resume lo vivido en Gdansk: “Jugamos por el pueblo de Pau”.

Lo de Pau es muy raro de encontrar: un niño de una localidad de 50.000 habitantes llega a ser campeón de Europa e internacional por España sin jugar en otro club que en el de su pueblo. Pau es el símbolo del jugador del pueblo, el símbolo del Villarreal.

La apuesta por Emery fue precisamente para esto.

La gente quizás no entendió el cambio de Unai por Calleja, al que habíamos recuperado y con el que el equipo acabó bien la Liga. Pero entendíamos que había que cambiar a otro tipo de entrenador. Se tomó esa decisión y ha salido bien. Unai está muy vinculado y contento en el Villarreal. El primer año ganó la Europa League, ahora iremos a Bérgamo para seguir en la Champions y espero que reconduzcamos la situación en Liga.

Que un colista de la Premier (Newcastle) se lanzara a mitad del curso a por el técnico de un equipo Champions de la Liga, ¿es un aviso al fútbol español?

Bueno, son situaciones que se pueden dar. Hay nuevos inversores en el fútbol y quieren hacer rápido sus proyectos... pero el fútbol para mí no es un negocio. El fútbol es un sentimiento. Nosotros somos gestores del Villarreal, pero los propietarios son sus 50.000 simpatizantes.

Ustedes son los gestores y también los dueños.

Los dueños de las acciones sí. Pero los aficionados lo son del sentimiento. El deber como gestor es cuidarles, porque el fútbol es eso, sentimiento.

Cuando uno se proclama campeón, ¿se puede perder la perspectiva en la gestión, dejarse llevar por la euforia?

Bueno, tienes que saber acelerar y también frenar. Tienes que ir con cuidado, saber vender futbolistas cuanto toca y guardar el dinero para cuando te lleguen malas. Hay que trabajar mucho la base y tener un buen equilibrio económico

¿Un club que aspira a ganar puede ser sostenible?

El Villarreal lo es. En su momento hicimos mucha inversión y ahora tenemos equilibrados los ingresos con los gastos. En un año te puedes ir, pero en ciclos de cuatro o cinco somos sostenibles.

¿Qué le dice el acuerdo con CVC?

Me parece bueno y es bueno por la unión de casi todos los clubes. Cada equipo de manera individual no vale nada. Tras la firma, los ingresos por televisión serán, como mínimo, los de la temporada anterior o superior. Lo único a lo que te obligan es a decirles en qué vas a invertir ese dinero, que tiene que ser en mejorar las infraestructuras.

¿En qué lo invertirán?

En mejorar evacuaciones, vamos a comprar casas que están pegadas al estadio para mejorar la accesibilidad, en infraestructuras en escuelas que tenemos en el extranjero… Todo eso dará un valor añadido a los clubes y a la Liga. ¿Que CVC va a ganar dinero? Por supuesto, no es una ONG. Es un fondo que viene a ganar, pero con ese dinero haremos que la Liga sea cada vez más fuerte.

La última. Tras ganar la Europa League, ¿qué?

Consolidarnos, que no es poco, y nunca olvidar que mientras haya tres equipos que descienden, el primer objetivo es estar lejos de esos puestos.