"Soy mujer y quiero vivir de esto", lejos aún de la meta
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"Soy mujer y quiero vivir de esto", lejos aún de la meta

DEPORTE Y MUJER

"Soy mujer y quiero vivir de esto", lejos aún de la meta

Aunque en los últimos treinta años se ha producido un salto cualitativo y abundan las ayudas públicas y privadas, ser deportista profesional es todavía para las mujeres un objetivo difícil, más allá de su presencia olímpica.

En los recientes Juegos Olímpicos de Tokio 2020, España ha logrado 17 medallas en total. El 41% de ellas, siete, han sido ganadas por mujeres. Desde Barcelona 92, cita en la que la judoca Miriam Blasco fue la primera deportista española en lograr un metal olímpico, la evolución ha sido constante, con subidas y bajadas, hasta la explosión de los Juegos de Londres 2012. En esa fecha, las mujeres superaron a sus compañeros varones en el podio con 12 medallas de un total de 18 logradas por España.

De las 17 medallas obtenidas por España en Tokio 2020, siete correspondieron a mujeres. En participación, 137 deportistas femeninas, el 42%, integraron la delegación española

Las victorias olímpicas son un exponente de lo que ha crecido el deporte femenino en España en los últimos 30 años. No solo por las victorias, aunque estas sean el reflejo más luminoso, sino también por la participación en los Juegos. A partir de Barcelona 92, verdadero punto de partida, el número de mujeres en las delegaciones españolas se incrementó notablemente en comparación con las ediciones anteriores, pero no de manera progresiva. En los Juegos de Tokio 2020 participaron 137, lo que representa el 42% de la delegación española. Este porcentaje era impensable en la década de los 80. Los datos olímpicos tienen su importancia en la medida en que los Juegos suponen el cénit para cualquier deportista y representan la mejor vitrina de sus trayectorias.

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La progresiva igualdad ha sido posible por la exigencia social, el esfuerzo compartido y por las normas legales, que tendrán su máxima expresión en la futura Ley del Deporte.

Lo conseguido hasta aquí en materia de igualdad ha sido posible por una combinación de exigencias sociales, esfuerzo compartido y normas legales igualitarias que tendrán su máxima expresión en la futura Ley del Deporte, que llegará al Congreso de los Diputados antes de que finalice el año. Pero la incorporación de la mujer al deporte se debe también a las ayudas económicas. Sin estas, la realidad hubiera sido muy distinta. Fuentes del Consejo Superior de Deportes sostienen que "el apoyo al deporte femenino es uno de nuestros ejes de actuación fundamentales". Reflejo de este compromiso "es que nuestro presupuesto para 2021 contempla cerca de 16 millones de euros para su fomento y su promoción". Este organismo cuenta con un programa, llamado Mujer y Deporte, dirigido específicamente a las federaciones deportivas españolas para el desarrollo de proyectos que van desde el impulso de la participación de la mujer en todos los ámbitos del deporte y su formación hasta los desplazamientos de técnicas, juezas y personal federativo, la elaboración de planes de igualdad y la contratación.

Entre otras cosas, el CSD también ha concedido este año ayudas económicas, por un importe de 450.000 euros, para que las deportistas de alto nivel puedan atender circunstancias como el nacimiento, la adopción o el acogimiento en el año 2020, la conciliación de la vida deportiva y familiar con hijos menores de tres años o la formación académica reglada en el curso 2020-21.

Colaboración público-privada

Las mismas fuentes del CSD añaden como elemento fundamental en el camino hacia la igualdad la colaboración público-privada, "una de las claves del éxito del deporte español". En el último ciclo olímpico, como se conoce al periodo de cuatro años que transcurren entre unos Juegos y otros, la mitad de los 43 millones de euros destinados al Plan ADO de apoyo al desarrollo de los deportistas de alto rendimiento y futuros olímpicos han sido aportados por empresas privadas. "La unión de empresas y organismos públicos genera grandes beneficios para ambas partes", subrayan en el CSD. En el plano específico de la igualdad, la segunda edición del programa de esta institución Universo Mujer II, que comenzó en 2019, ha recibido más de 20 millones de euros en concepto de aportaciones empresariales.

Mujeres y RSC

Con aportaciones a favor de la igualdad de género, sobre todo en el ámbito deportivo, están muy familiarizados en Iberdrola, compañía pionera del Ibex 35 en hacer del empoderamiento de la mujer una de las palancas de sus acciones de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). "En 2015 apostamos por promover el deporte femenino con la convicción de que, a través de nuestras actuaciones en este ámbito, luchamos por la igualdad de oportunidades y por los hábitos de vida saludables", declara Juan Luis Aguirrezabal, director de Publicidad, Marca, Medios y Patrocinios Globales de la compañía energética. Estas actuaciones se concretan en el apoyo a 16 federaciones femeninas: gimnasia, triatlón, rugby, piragüismo, bádminton, fútbol, balonmano, voleibol, hockey, tenis de mesa, atletismo, kárate, boxeo, surf, deportes de hielo y esgrima. La empresa también da nombre a 22 ligas de máxima categoría y a otras 35 competiciones deportivas.

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Según el Consejo Superior de Deportes, la colaboración público-privada ha sido el eje fundamental para el despegue del deporte femenino en España.

Aguirrezabal asegura que "la aportación de recursos, instalaciones, servicios médicos y árbitros y el fomento y patrocinio de iniciativas no solo ha ayudado a incrementar en un 39% el número de federadas en las disciplinas mencionadas hasta superar las 300.000, sino que está permitiendo que deportistas de élite españolas que han desarrollado su carrera en otros países estén volviendo a competir en España".

Vivir del deporte

No obstante, al deporte femenino hay que ponerle nombre y apellidos y hay que narrar sus pequeñas historias para ilustrar las luces, pero también las sombras, del largo camino hacia la igualdad real y efectiva. Es el caso de Cristina Pujol, regatista, reciente atleta olímpica y ejemplo de lo que supone hoy en día desarrollarse como deportista profesional siendo mujer.

“Nos afecta el género a la hora de contar con patrocinios y para encontrar trabajo más allá de lo olímpico. A las mujeres no nos contratan tan fácilmente en este mundo”

Cristina Pujol, regatista olímpica

"Los problemas vienen siempre después de los Juegos Olímpicos", afirma Pujol. La regatista entró en el equipo de vela Club Naútico Port d'Aro, en Girona, con solo nueve años. En su etapa juvenil pasó a navegar en el barco individual Europa y empezó a saborear la victoria en competiciones. Dos campeonatos de España como juvenil y como absoluta y la clasificación entre las 10 primeras regatistas en un Mundial y en un Europeo le permitieron pasar a la fase olímpica, en la que se ha estrenado en Tokio en la clase Laser Radial. Ahora, tras la resaca olímpica y con 28 años, Cristina Pujol aspira a vivir de este deporte. "Pero no tengo ni idea de lo que durará, no hay nada seguro en esto, solo sé que mi aspiración es ganar una medalla en los próximos Juegos", reflexiona. Un deseo que, confiesa, a veces se hace muy cuesta arriba, "porque hasta las regatas de selección me las tengo que pagar yo". Ser mujer condiciona, y mucho, para dedicarse profesionalmente al deporte. "Nos afecta el género a la hora de contar con patrocinios y para encontrar trabajo más allá de lo olímpico. A las mujeres no nos contratan tan fácilmente en este mundo". Pujol indica que casi todos los entrenadores de la Federación son hombres y que, al dejar la práctica deportiva, vivir de la vela operando en otros campos resulta tremendamente difícil. Y no solo en España, aclara: "Es un problema generalizado".

“Ganar torneos solo da para que te regalen material deportivo”

Ana Tornero, exjugadora de balonmano y actual jugadora de pádel

Así lo ha comprobado en primera persona Ana Tornero. Esta deportista de Ciudad Real dio rienda suelta a su afición por el balonmano a los siete años. Actualmente, con 31, ha cambiado este deporte por el pádel. No ha podido vivir profesionalmente de ninguna de las dos disciplinas, por lo que su fuente de ingresos procede de otros trabajos. Tornero jugó en equipos de balonmano de varias ciudades españolas (Ciudad Real, Pamplona o Vigo) y se hizo un nombre como lateral o como extremo derecho. Sin embargo, este currículum deportivo no fue suficiente. "Cobraba 500 euros y, claro, tenía que trabajar en otra cosa", explica. "Conozco equipos de hombres, que ni siquiera juegan en la Liga Sacyr Asobal (la máxima categoría del balonmano masculino), que cobraban más que nosotras y que sí podían sobrevivir solo jugando".

Con el pádel le ocurre lo mismo. "Te lo tienes que pagar tú todo y como máximo puedes llegar a sacar mil euros", se lamenta. Ni siquiera ganando competiciones llega dinero. "Ganar torneos solo da para que te regalen material deportivo", declara. Pero, a pesar de este panorama, Ana Tornero lo tiene claro: "Nunca dejaré de ser deportista".

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Ana Tornero ha cambiado recientemente el balonmano por el pádel, aunque no ha podido vivir profesionalmente de ninguna de ambas disciplinas.

Más difícil todavía

Si en la práctica deportiva en general la igualdad de género está lejos aún de alcanzarse, hay un campo donde las dificultades se multiplican: el de los colectivos vulnerables. En la Fundación Deporte Sin Barreras, entidad benéfica constituida en su totalidad por voluntarios y que se dedica básicamente a lograr recursos para que personas con discapacidades psíquicas o físicas o personas mayores hagan deporte, señalan que "la imagen que se obtiene públicamente del deporte adaptado, y sobre todo en año olímpico, dista bastante de la realidad que nosotros vemos a diario". Estos colectivos "se encuentran con serias dificultades para practicar deporte y reciben nulas ayudas en la mayoría de los casos", aseguran en la Fundación. Disponer de sillas, raquetas o pelotas para que los niños jueguen al tenis, por ejemplo, es una tarea titánica a la que la Fundación intenta poner remedio con las ayudas que recibe de aquí y de allá. Y de una cosa están completamente seguros: "Si estas penurias las llevamos al deporte adaptado femenino, las diferencias aún son más pronunciadas".

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