Un altavoz de lujo para la revolución sostenible
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Un altavoz de lujo para la revolución sostenible

DEPORTE Y SOSTENIBILIDAD

Un altavoz de lujo para la revolución sostenible

Los fabricantes de material deportivo y los organizadores de competiciones investigan en materiales con criterios medioambientales. Se multiplican sus acciones con el reciclaje y la circularidad como filosofía y como metas.

"Esa medalla olímpica de la foto lleva parte de mi viejo teléfono móvil...". Ha sido este un pensamiento habitual en muchos japoneses durante las dos semanas de gloria olímpica en su país. Razón no les ha faltado. Los Juegos de Tokio pasarán a la historia como la primera gran cita deportiva de masas marcada por la sostenibilidad. Como muestra, esas 5.000 medallas, fruto de refundir 79.000 toneladas de móviles usados y videoconsolas.

“Uno de nuestros legados será habernos planteado qué es una sociedad sostenible y cómo las acciones individuales lo hacen posible”.

Komiyama Hiroshi, director de Sostenibilidad de Tokio 2020

Tokio 2020 ha dado muchas más muestras de este espíritu. La antorcha olímpica procedía del aluminio de los barracones usados tras el terremoto de 2011; los podios eran de plástico reciclado, y hasta la villa olímpica se diseñó para desmontarse y volver a disfrutar de nuevos usos. “Uno de los legados de estos Juegos será habernos planteado qué es una sociedad sostenible y cómo nuestras acciones individuales pueden ayudar a lograrlo”, señala Komiyama Hiroshi, director de Planeamiento Urbanístico y Sostenibilidad de Tokio 2020.

Algunos detalles podrían quedarse en lo pintoresco, como las famosas camas para los atletas de cartón reciclado. Pero la apuesta de la organización ha ido muy en serio. El comité organizador decidió minimizar el uso de los combustibles fósiles en beneficio de la energía solar, el hidrógeno o la biomasa. También optó por readaptar antiguas instalaciones deportivas en lugar de construir estadios desde cero o infraestructuras candidatas luego al abandono. Todo ello complementado con un plan de compensación de exceso de emisiones para lograr la neutralidad en carbono. "Los Juegos son uno de los acontecimientos más televisados en el mundo y ofrecen una oportunidad excelente para mostrar soluciones sostenibles", asegura Marie Sallois, directora de Desarrollo Corporativo y Sostenibilidad del Comité Olímpico Internacional.

Entrenar duro contamina más de lo que creemos

Algo tan simple como introducir la ropa de entrenar en la lavadora no le sale gratis al planeta. Cada ciclo genera unos 114 miligramos de microfibras, tan pequeñas que eluden los sistemas urbanos de depuración de aguas y acaban llegando al mar. De ellas, el 4% corresponde a las fibras sintéticas de nailon, poliéster y acrílico, materiales no biodegradables, que suelen figurar en la composición de las prendas deportivas.

Para minimizar el impacto de esos microplásticos durante el lavado, Polartec patentó en 2018 la tecnología Power Air, un tejido polar que desprende cinco veces menos microfibras. La firma sueca Houdini fue de las primeras en aplicarla a sus sudaderas Mono Air y añadió algo más: un acuerdo con Polartec para difundir el código abierto del tejido. Innovación para todos. "La industria textil es responsable de parte de la contaminación de los mares. Una sola prenda no va a solucionar el problema. Por eso decidimos compartir cada componente, cada decisión de diseño y los principios circulares detrás de Mono Air", afirma Eva Karlsson, directora de Houdini.

Más allá de reciclar botellas

El maratón de Londres sustituye los vasos de bebida isotónica por cápsulas comestibles y compostables de pasta de alga, en cuyo interior va la bebida deportiva.

Los laboratorios de I+D+i destinan cada año ingentes recursos para hallar soluciones que hagan compatible el confort del usuario, la mejora del rendimiento atlético y la sostenibilidad. Esta solución ya es habitual en el uso de botellas de plástico recicladas para fabricar camisetas o tiras para sandalias. Ahora, el siguiente paso es ingeniárselas para hacerlas menos contaminantes.

Un chubasquero de montaña suele incorporar una delgada membrana de efecto perlante impregnada de PFC (perfluorocarbono), un hidrocarburo que impermeabiliza e impide que la suciedad se adhiera al tejido. Pero este material tarda 50.000 años en biodegradarse y fomenta el efecto invernadero. Desde hace cinco años Columbia fabrica chaquetas resistentes al agua con tecnología OutDry Extreme a partir de materiales reciclados y sin ese dañino PFC. Salomon ya eliminó en 2020 este componente de todo su calzado y prevé hacerlo en todas las prendas y equipos de deportes de invierno para 2023.

La revolución llega a los envoltorios

La presentación del producto deportivo en el punto de venta es otro aspecto crítico. Giulio Colombo, presidente de la firma italiana Colmar, se enorgullece de haber reducido "drásticamente nuestras etiquetas de papel con una tecnología que permite al consumidor obtener toda la información del producto escaneando un código QR".

La empresa valenciana Lurbel apuesta por dar una segunda vida a los envoltorios. Sus prendas exteriores se envasan con neceseres reutilizables y usa cartón con certificación forestal.

La valenciana Lurbel, en este mismo contexto, apuesta por dar una segunda vida a los envoltorios. “Nuestras prendas exteriores ya se envasan con neceseres reutilizables, y estamos inmersos en una renovación de todos nuestros estuches de calcetines y ropa interior. Además, usamos cartón con certificación forestal PEFC y estamos rediseñando todos los estuches para reducir al mínimo el packaging, explica Rafa Lurbe, gerente de la empresa y responsable de I+D.

El gigante del material deportivo Decathlon hace ya tiempo que optó por la venta de todos sus productos sin embalajes y sin folletos explicativos, con el consiguiente ahorro en materiales, transporte y espacio de almacenaje. La iniciativa se traduce en una menor huella de carbono en todo lo que rodea al producto. Además, el reciclaje se incentiva desde 2018 con contenedores para depositar el material deportivo usado. Si está en uso, las ONG colaboradoras se encargarán de darles nuevo dueño. En caso de haber cubierto toda su vida útil, incluidos los textiles, se reciclan para volver a fabricar nuevos productos. De esta forma, una vieja pelota de tenis acaba transformada en suelas para chanclas.

En busca de tejidos innovadores

La lana es un tejido natural con grandes posibilidades, al margen de jerséis y ropa interior térmica. Es positiva para la sostenibilidad a largo plazo y como apoyo a la agricultura regenerativa.

Más allá de trabajar en la circularidad de materiales procedentes de los combustibles fósiles, existe una corriente que investiga en materias primas con biodegradación natural. Vibram fabrica el upper (la parte superior de la zapatilla) de sus FiveFingers KSO Eco con cáñamo y recurre a pigmentos 100% botánicos. Este otoño verán la luz las primeras mochilas de Fjällräven confeccionadas con filamentos de madera procedentes de bosques madereros certificados. El material recibe el nombre de Pine Weave (tejido de pino) y es un derivado de la celulosa que produce texturas más resistentes que el lyocell, una fibra sostenible procedente de la pulpa de la madera y muy usada en camisetas cuando se busca una apariencia similar al algodón. "Exploramos nuevas y mejores maneras para reducir nuestra huella medioambiental respetando el equilibro entre los materiales de origen biológico y la biodiversidad", apunta Johanna Mollberg, desarrolladora de producto de la marca.

La compañía sueca lanzaba el pasado invierno Re-Wool, una edición especial de la mochila Kanken, con un hilo procedente de excedentes de lana y nailon reciclado mezclados con algodón orgánico. Christiane Dolva, directora de sostenibilidad, subraya "las posibilidades de la lana más allá de los jerséis y la ropa interior térmica. Es positiva para la sostenibilidad a largo plazo y como apoyo a la agricultura regenerativa".

Ganar la competición cuidando del planeta

“Los eventos deportivos proyectan valores como la superación o la colaboración en equipo que son similares a los del reciclaje. Los deportistas de alto nivel ayudan a que el respeto por los recursos naturales cale más hondo”.

Borja Martiarena, director de marketing de Ecovidrio

Los grandes eventos deportivos son el escaparate perfecto para apuntalar los mensajes de circularidad y sostenibilidad. El maratón de Londres ya sustituye los tradicionales vasos de bebida isotónica por cápsulas comestibles y compostables de pasta de alga, en cuyo interior va la bebida deportiva. Sin llegar a tanto, la Zurich Marató Barcelona recicla las botellas de Powerade en clips adhesivos portadorsal. Paco Borao, director del maratón de Valencia, reconoce que "trabajar para cuidar el planeta es una obligación, no un capricho". Una de las novedades para su edición de diciembre serán los ponchos reutilizables en postmeta que sustituirán a las mantas térmicas de un solo uso. Además, volverán a contar con Ecoembes para reciclar el plástico y el cartón. En 2019 (en 2020 se canceló por la pandemia) se recogieron 10.780 kilos de plástico, con los que se podrían fabricar 4.752 forros polares. De cada 40 botellas sale un forro polar.

Ampliar

Muchas empresas han decidido reducir al mínimo los envoltorios y estuches de sus productos deportivos, al tiempo que invierten en investigación de materias primas con bajo impacto ecológico.

Otras muestras. Los tenistas profesionales, por ejemplo, llevan varias raquetas con distintos cordajes para cada competición y los cambian al acabar cada partido. "Eso son cientos de metros de hilo. Nosotros los reciclamos en camisetas para el Kids Day", relata Laura Pérez de Mendiola, directora de comunicación de Kosmos Tennis, empresa organizadora de la Copa Davis. La economía circular también ha llegado al ciclismo. "El pelotón verde ha realizado hasta 36 batidas de limpieza durante todas las etapas de la Vuelta a España 2021", apunta Borja Martiarena, director de marketing de Ecovidrio. Ha sido la edición más sostenible de la historia. "Los eventos deportivos proyectan valores como la superación o la colaboración en equipo que, por analogía, son similares a los del reciclaje. Los deportistas de alto nivel ayudan a que nuestro mensaje y el respeto por los recursos naturales lleguen más lejos".

Mochilas de diseño para evitar el vertedero

No todo lo que se produce se vende. Tallas sueltas que nunca encontraron comprador, productos deteriorados en tienda o modelos con defectos de fábrica inviables para poner a la venta suelen acabar en un vertedero o incinerados. El pasado mes de mayo The North Face ponía en marcha la plataforma Renewed para readaptar esas prendas y devolverlas al circuito de venta a precios reducidos y con todas las garantías de la marca. “Buscamos minimizar nuestro impacto en el planeta sin sacrificar los estándares técnicos o de durabilidad”, explica Michael Horsch, vicepresidente de Producto y marketing de EMEA de esta compañía.

En algunos casos basta con una reparación. El producto sale a la venta renovado, en perfecto estado y con un nuevo código de barras. Cuando no es posible, se trocea en piezas para crear accesorios exclusivos. Es el caso de una serie limitada de magneseras (bolsas para llevar el magnesio, en escalada) cosidas a mano y firmadas por escaladores icónicos como Alex Honnold o Jimmy Chin, director del oscarizado documental Free Solo.

La firma Patagonia va un paso más allá. Consciente de que parte de la ropa deportiva se tira prácticamente nueva solo porque al usuario deja de gustarle, lanzó el programa WornWear. Este sistema de reutilización revisa, actualiza y vuelve a poner a la venta artículos usados de la marca. A cambio, el cliente recibe un vale para comprar algo que sí vaya a usar.

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