Las bodas de oro de AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ránking de los mejores deportistas españoles durante la historia del periódico.
Rafa Nadal ha sido elegido por los lectores de AS como el mejor deportista español gracias a una trayectoria irrepetible que le mantiene en la pelea por convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.
Las bodas de oro DE AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ranking de los 50 mejores deportistas españoles durante la historia del periódico. Pero también pensamos que lo ideal sería que fueran nuestros lectores los que eligieran a los cincuenta más grandes.
Por eso, en la redacción hicimos una selección previa de cien atletas extraordinarios. Esa primera lista sufrió infinidad de cambios hasta que confeccionamos una definitiva. En ella puede parecer que faltan personajes indispensables como Di Stéfano o Bahamontes, por poner un ejemplo, pero son deportistas que desarrollaron su actividad antes de 1967, fecha de fundación de AS.
Otra de nuestras dudas fue si incluir a personajes extraordinarios como Rafa Nadal, Miguel Induráin, Carlos Sainz... solo en la lista de los mejores españoles o también el de los mejores del mundo. España ha tenido un nivel deportivo tan alto que varios de sus mejores atletas podrían tener cabida en una clasificación mundial. Sin embargo, al final decidimos separar ambos rankings.
La lista definitiva de 100 deportistas españoles fue publicada en la web de AS y ha estado disponible como encuesta entre junio y octubre para que hayan sido los lectores de AS quienes decidan el ranking de los cincuenta mejores entre ellos.
Al final, el pódium está formado por Rafa Nadal, Pau Gasol y Miguel Induráin. Las tres primeras mujeres son Mireia Belmonte en el cuarto puesto, Carolina Marín en el décimo y Ruth Beitia en el decimosegundo. En la lista hay 42 hombres y solo ocho mujeres, pero casi todas ellas representan la edad de oro que está viviendo el deporte femenino español en los últimos años.
Están representados veinte deportes distintos y los que tienen más presencia son el baloncesto y el ciclismo con seis deportistas cada uno. Detrás están fútbol y motociclismo con cinco, tenis con cuatro y golf y atletismo con tres. En las próximas páginas podrá leer una semblanza de todos ellos en orden inverso.
Hay una española que juega al bádminton mejor que las asiáticas para ocupar un puesto de honor en la mejor generación de mujeres deportistas que ha dado nuestro país en su historia.
El bádminton era un deporte de chinos. Pero además de chinos raros. Gente singular que vive al doble de pulsaciones por minuto que una persona normal, que se mueve a cámara rápida como un roedor asustado y que no para de dar gritos como si estuviera en una película de Bruce Lee.
Pero un día, y no pregunten cómo, porque es un misterio, apareció una españolita que tenía las pulsaciones como cualquier otra persona y que se movía no solo con normalidad, sino fluyendo con una elegancia aristocrática. Aunque como no podía ser todo perfecto, lo cierto es que sí que da esos grititos de película de kung-fu. Y lo mejor, y lo más increíble, es que empezó a ganar sin inmutarse a todas las tailandesas, chinas y coreanas, japonesas e indonesias como si tal cosa, mientras el resto de españolitos teníamos que buscar en internet en qué consistía ese dichoso deporte que provoca taquicardias solo con verlo en la tele.
La conclusión no es solo que Carolina Marín sea una más de las chicas con poderes mutantes que están apareciendo en el deporte español, también es fruto del gran trabajo que se está haciendo en deportes minoritarios. Y con su elegancia y sus grititos, ascendió al número 1 del ranking mundial, ganó el oro olímpico en Río en 2016, dos Campeonatos del Mundo, tres Campeonatos de Europa, y sigue en la cresta de la ola. Y además ha logrado que todos estemos deseando la llegada de su siguiente torneo para verla ganar con su furia onubense a todas esas asiáticas con taquicardias.
La española fue en 2014, y solo con 21 años, la tercera europea de la historia en ganar el título del mundo tras las danesas Lene Koppen (1977) y Camilla Martin (1999).
Nieto no solo ha sido un gigante como piloto, también ha sido crucial para el crecimiento del motociclismo español y para que el Mundial sea hoy uno de los mayores espectáculos deportivos del planeta.
La celebración del 50 aniversario de AS estaba siendo perfecta. Los éxitos del deporte español llegaban con la misma regularidad de todos los años en los últimos tiempos y todo eran alegrías hasta el 3 de agosto.
Ese día llegó el mazazo. Ángel Nieto, el más grande, nos dejaba a los 70 años tras un maldito accidente de quad del que no pudo recuperarse. Todo el deporte español, no solo el motociclismo, se quedó entonces huérfano. Desolado.
Nieto no solo fue grande por sus 12+1 títulos mundiales, siete en 125cc y seis en 50cc, un número solo superado por los 15 de Agostini. Su auténtico legado, lo que le hará inolvidable, es que probablemente sea la persona que más ha trabajado para dar forma al Mundial de Motociclismo como ahora lo conocemos, modernizando y profesionalizando su estructura, engrandeciendo su imagen y su sentido competitivo y consiguiendo que aquellos locos que en su tiempo se jugaban la vida casi por afición en circuitos urbanos sin ninguna seguridad, sean ahora actores principales de un espectáculo sin par en el universo del motor.
Y por el camino, bajo sus alas han ido apareciendo año tras año generaciones de pilotos españoles con un talento increíble, que tomándole a él como ejemplo han hecho cada día más grande el motociclismo para que nuestros país también sea en este deporte una gran potencia mundial.
¿Qué haremos ahora que ya no está? Solo nos queda llorar... y meter gas.
San Iker fue el capitán y el talismán de una generación inimitable de futbolistas españoles que ganaron un Mundial y dos Eurocopas jugando un fútbol de ensueño.
El 27 de noviembre de 1997, el director del Instituto Cañaveral de Móstoles recibió una llamada del Real Madrid. “Hola, necesitamos urgentemente que Iker Casillas, alumno de su centro, se presente inmediatamente en las instalaciones del equipo para viajar a Noruega a jugar un partido de Champions League ante el Rosenborg”. El director dio de inmediato aviso para que Iker, que tenía 16 años y estaba en clase de diseño, cogiera sus cosas y se fuera corriendo a casa.
Aquel día Iker no jugó, pero dos años después, en 2000, ya era el portero titular del equipo blanco y ganaba su primera Copa de Europa. Aunque para ser justos, ya había puesto su granito de arena para la consecución de la ‘Séptima’ con aquel viaje relámpago a Noruega.
Y es que desde el primer día que se puso unos guantes de portero, ‘San Iker’ se convirtió en talismán. Como esas medallas que los más supersticiosos besan antes de saltar al campo. Si él estaba presente, el triunfo estaba casi asegurado por sus paradas proverbiales, por su capacidad de liderazgo, y porque por algo será que fue elegido mejor portero del mundo durante cinco años consecutivos, aunque posiblemente lo fuera de hecho durante bastantes más.
Con su suerte, y su calidad, el Madrid ganó cinco Ligas, tres Champions, dos Intercontinentales y un Mundial de Clubes; y España completó la mejor racha de cualquier selección en la historia ganando dos Eurocopas y un Mundial. Con él como gran capitán, portero y talismán.
Aquella parada a Robben
Era el minuto 61 de la final del Mundial de Sudáfrica. España dominaba a Holanda, pero no conseguía rematar la faena y el empate a cero se mantenía en el marcador. De pronto, en un despiste, Robben controló el balón solo ante la portería con Iker como único obstáculo. El gol parecía inevitable pero el portero sacó la pierna derecha y obró el milagro.
El autor del gol más importante de la historia del fútbol español es un artista irrepetible capaz de dibujar obras de arte sobre el lienzo gigante de un campo de fútbol.
“...sacando por el costado para Navas, ¡Vamos Jesusito! Se marcha en velocidad, le persiguen, van a por él, le van a dar seguro. ¡Vamos Jesús! No puede conducir más y el balón le cae a Iniesta. Iniesta de tacón perfecto para Fábregas. ¡Torres! Está de delantero centro Iniesta, para él va el balón... ¡Ese baloooón! Le cae a Cesc Fábregas ¡La pone para Iniesta! ¡¡Iniesta!! ¡¡¡Chuta Iniesta!!! ¡¡¡¡GOOOOOOOLLLLLL!!!! ¡¡¡¡¡INIESTA DE MI VIDA!!!!! ¡GOL! ¡GOL! ¡GOL! ¡GOL! ¡GOL!”
Y todos fuimos felices. Completamente felices. Un instante de éxtasis sublime. Nuestra primera vez. Algo irrepetible nacido de los pies del futbolista con más talento de la mejor generación del fútbol español. Un mago cuyo único defecto ha sido no nacer en una fabela de Río y llamarse Iniestinho. Porque de haber sido así, habría ganado títulos individuales a puñados. El mejor constructor de juego del mundo, que pasó a la historia del fútbol español, mundial, con un remate a puerta inapelable en la final de la copa del Mundo de Sudáfrica ante la temible Holanda. En el minuto 115,55 cuando todos empezábamos a temer por nuestra salud en una tanda de penaltis que nos habría costado el corazón.
Ya era un genio en Albacete con ocho años, entró en la Masía del Barcelona con doce, y desde entonces pinta obras de arte en el lienzo de un terreno de juego, con movimientos inimaginables, regates inexplicables y pases milimétricos que han llevado a la cima al Barcelona y a España al grito de ¡Iniesta de mi vida!
El fútbol le debe un balón de oro
Iniesta ha sido nominado para el Balón de Oro ininterrumpidamente entre 2009 y 2016, sin embargo, solo fue segundo en 2010 y tercero en 2012. Mientras tanto, ganaba ocho Ligas y cinco Copas, además de cuatro Ligas de Campeones y tres Mundiales de Clubes con el Barça. Con la Selección Española ha ganado dos Eurocopas y un Mundial.
El asturiano tomó el relevo de ‘El Kaiser’ como mejor piloto del mundo y desde entonces no ha parado de dar lecciones magistrales sin importar su cabalgadura.
Si tuviéramos que elegir una fecha clave que defina la trayectoria de Fernando Alonso, posiblemente habría que remontarse al 24 de abril de 2005. A aquel Gran Premio de San Marino en el que Michael Schumacher claudicó y le dio al asturiano el testigo de mejor piloto del mundo. Fueron doce vueltas inolvidables en las que el Kaiser, casi invencible hasta ese momento, hizo todo lo que estuvo en su mano para adelantar al español, y sin que éste ni siquiera se inmutara.
Ese año terminó con Alonso como campeón del Mundo y comenzó la decadencia de Schumacher, que se retiró un año más tarde, el mismo en que el español conseguía su segundo título del mundo con Renault, y el último hasta el momento.
A partir de ahí Alonso siguió siendo el gran referente de la Fórmula 1, pero toda la suerte que le acompañó en sus inicios fulgurantes en los kart, las World Series, la Fórmula 3000 y en sus primeros pasos en la F1, se convirtieron en fatalidad a partir de su segundo título. Y desde entonces, sigue siendo el referente cuando se habla de pilotaje, aunque perdiera dos Mundiales en la última carrera y dos escuderías teóricamente punteras como McLaren y Ferrari nunca acabaran de darle un coche competitivo.
Sin embargo, esos dos Mundiales, junto a 32 victorias, 97 podios y 22 poles, le elevan al Olimpo de los más grandes pilotos de la historia de una Fórmula 1 en la que, sin duda, aún no ha escrito la última palabra.
Seve fue el genio que apareció de la nada para convertirse en el abanderado que devolvió el prestigio y el nivel competitivo al golf europeo frente al estadounidense.
El nacimiento de España como potencia deportiva mundial nos llegó casi sin avisar y nos pilló desprevenidos. Al principio todo era fútbol, y toros. Entonces sacó la cabeza el baloncesto, y luego el ciclismo, y Santana. No era un crecimiento generalizado. Los síntomas se reducían a nombres propios salidos de la nada para competir de tú a tú contra los mejores del mundo, crecidos y formados en potencias deportivas que tenían que buscar en el mapa dónde estaba España y se preguntaban de dónde había salido este tipo tan bueno.
Esa es más o menos la historia de Seve, uno de los grandes nombres propios de ese lento goteo que ha terminado por provocar la cascada de éxitos que es ahora el deporte español. El santanderino era hijo de uno de los jardineros del campo de golf de Pedreña y debutó como caddie cuando tenía solo nueve años. El golf le entró inyectado en vena y pronto demostró un talento casi mágico unido a esa garra especial que siempre da un plus a los deportistas españoles.
Con esos antecedentes, su despegue fue estelar. Con 19 años es elegido mejor jugador europeo de año. Desde entonces, y hasta su retirada, Seve ganó dos Masters (el primer europeo en conseguirlo) y tres British, cinco Ryder Cups y cinco Mundiales Match Play, además de casi un centenar de títulos a lo largo de su carrera para ser considerado el mejor jugador europeo del siglo XX y el que por fin elevó el nivel competitivo del golf del viejo continente para equipararlo al estadounidense.
La Ryder cup, su torneo favorito
Hasta la irrupción de Seve, la Ryder solo la disputaban británicos contra estadounidenses. Él y Antonio Garrido llegaron en 1979 para romper la tradición y el dominio del país americano que solo había perdido tres de las 25 ediciones celebradas hasta ese momento. Desde entonces los europeos han ganado 11 de las 19 ediciones disputadas.
La mejor deportista española de los últimos 50 años no deja nada al azar y disfruta en el agua más que nadie para ser la reina mundial indiscutible de los 200 metros mariposa.
Lo de España y la natación no era lógico. Vivimos en un país casi rodeado por mar, con un clima envidiable y una profunda cultura acuática, aunque solo sea porque pasamos los largos veranos a remojo en la playa y la piscina. Los niños aprenden a nadar muy pronto y la geografía está plagada de grandes clubes con prestigio y calidad. Pese a todo, a nivel competitivo los éxitos llegaban con cuentagotas y, casi siempre, con atletas entrenados fuera de nuestras fronteras.
Sin embargo, en los últimos tiempos las cosas están cambiando. Cada vez hay más nadadores competitivos en pruebas internacionales. Aunque ninguno como Mireia, que por algo ha sido elegida por los lectores de AS como la mejor deportista española de los últimos 50 años. Un hada que aletea en la piscina para ser el referente mundial en los 200 metros mariposa, prueba en la que se proclamó campeona olímpica en Río 2016 y fue plata en 2012 en Londres, y una rival temible en las pruebas de media distancia tanto libres como de estilos (fue plata en Londres en 800 metros libres y bronce en Río en 400 metros estilos).
El éxito de Mireia parece indescifrable. Calza un 36 y tiene las manos pequeñas, lo que de entrada es un hándicap para una nadadora. Sin embargo, su perseverancia para alcanzar los retos marcan la diferencia. Es incansable en el esfuerzo y está dispuesta a hacer cualquier sacrificio y llegar más lejos que el resto con tal de ser la mejor.
Y qué diablos, solo hay que ver una de sus finales para darse cuenta de que ella está disfrutando el doble que todas sus rivales.
El navarro forma junto a Anquetil, Merckx e Hinault el póker de los ciclistas más grandes de la historia gracias a una potencia que le valió el apodo de ‘El Extraterrestre’ que le permitió dominar contrarreloj y montaña.
Induráin no era humano. Posiblemente fuera un ciborg, o un enviado de otro planeta. Mientras sus rivales pedaleaban, él era un motor de explosión que movía las bielas de su bici con una potencia sobrehumana. Parecía que la cadena iba a terminar pulverizándose, y saltando por los aires, incapaz de soportar tanta presión.
Lo curioso es que él circulaba por esas carreteras de Dios como el que no está haciendo nada. Sin darse importancia ni intentar avasallar. Era el ‘Anticaníbal’; el otro extremo de Eddy Merckx. Mientras el belga en su tiempo quería ganar cada día hasta las metas volantes, el navarro tenía claros sus objetivos y solo luchaba por ellos porque siempre eran de caza mayor. El resto de los premios se los dejaba a los demás sin intentar acaparar, o incluso los ofrecía con una sonrisa como agradecimiento a los que le habían echado una mano. Y por eso es imposible que sea humano en un mundo del deporte en el que cualquiera está dispuesto a despedazar al rival por unas migajas de pan.
Como quien no quiere la cosa, Induráin ganó con esa filosofía cinco Tours, los mismos que Anquetil, Merckx e Hinault para formar parte del póker de los más grandes del ciclismo. Y eso que pudieron ser seis si hubiera peleado por el maillot amarillo en 1990 cuando era gregario de Perico. Dos Giros, un Mundial contrarreloj, un oro olímpico contrarreloj, dos Paris-Niza, una Dauphiné, el récord de la hora... engrandecen el palmarés de un ciclista que no era humano. Un ciborg.
El segundo español en llegar a la NBA ha sido también el líder de una generación irrepetible que ha llevado al baloncesto español a conquistar las cotas más altas.
Tenemos la manía de caricaturizarnos y pensar que casi todos los españolitos somos tipos bajitos e individualistas con mal genio. Sin embargo, el baloncesto ha demostrado que este país está lleno de gigantes capaces de trabajar en equipo y entregarse sin condiciones a los demás. No es una cosa de ayer. Nuestro basket ha ido acumulando éxitos primero en la categoría de clubes, y luego con nuestra Selección, que nunca ha dejado de crecer.
Dentro del baloncesto, en el que España casi siempre ha tenido un gran nivel, en el Europeo Sub-18 de Bulgaria irrumpió una generación bautizada como los ‘Junior de Oro’, que inmediatamente empezó a ganar títulos y que aún hoy mantiene a nuestro país como segunda gran potencia solo por detrás de EEUU. Pau Gasol ha sido durante casi 20 años el líder de esa generación irrepetible que demuestra que en este país somos capaces de trabajar en equipo y que cuando lo hacemos nos volvemos imparables.
Pero los éxitos de Pau llegan aún más allá. Tras ganar dos Ligas con el Barcelona, se convirtió en el segundo español en jugar en la NBA después de Fernando Martín y fue elegido Rookie del año con los Memphis Grizzlies. Más tarde formó una pareja letal con Kobe Bryant que hizo a los Lakers campeones de 2009 y 2010, con Pau convertido en habitual en el All Star y en una de las más grandes estrellas del basket mundial. Mientras, se colgaba el oro en el Mundial 2006, tres oros, dos platas y dos bronces en Eurobasket, dos platas y un bronce olímpicos...
El manacorí es sin discusión el mejor deportista español de todos los tiempos. Y aún está por ver si también acabará siendo el mejor tenista que ha dado la historia de este deporte.
(12473 votos) Nunca en España ha habido un deportista como Rafa Nadal. Un monstruo cuya luz también deslumbra en el mundo entero, donde es considerado el segundo mejor tenista de todos los tiempos solo por detrás de Roger Federer. Y eso que en sus enfrentamientos directos el manacorí lleva 23 victorias y el suizo solo 15.
Federer tiene 35 años y ha ganado 19 torneos de Grand Slam. Nadal tiene 31 y ha sumado 16: un Open de Australia, diez Roland Garros, dos Wimbledon y tres US Open. Y con cifras mareantes. En la tierra batida de París, su torneo fetiche, ha disputado 81 partidos y solo ha perdido dos, para confirmarse como el mejor jugador de tierra de la galaxia a muchos años luz del segundo.
Ahora, el universo del deporte contiene el aliento ante su reto de superar los títulos de Federer, de quien además es gran amigo, para demostrar que su fuerza de voluntad es también la más grande de ningún atleta en la historia. Nadie se ha recuperado como él de tantas lesiones, volviendo a la vida y al número uno que ahora luce después de una temporada inolvidable en que ha vuelto a ganar dos grandes y a aterrorizar a sus rivales.
El líder de la ‘Armada Española’ también ha conquistado cuatro Copas Davis, un oro olímpico en individuales y otro en dobles. Y ha conseguido que si en algún lugar del mundo alguien pronuncia en alto el nombre de “Rafa”, todos los presentes, con razón o sin ella, piensen de inmediato con admiración en el mejor deportista español de todos los tiempos.