Los 50 mejores deportistas españoles (30-21)
Los 50 mejores deportistas españoles (30-21)

50 ANIVERSARIO DIARIO AS

Los 50 mejores deportistas españoles (30-21)

Las bodas de oro de AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ránking de los mejores deportistas españoles durante la historia del periódico.

Rafa Nadal ha sido elegido por los lectores de AS como el mejor deportista español gracias a una trayectoria irrepetible que le mantiene en la pelea por convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.

Las bodas de oro DE AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ranking de los 50 mejores deportistas españoles durante la historia del periódico. Pero también pensamos que lo ideal sería que fueran nuestros lectores los que eligieran a los cincuenta más grandes.

Por eso, en la redacción hicimos una selección previa de cien atletas extraordinarios. Esa primera lista sufrió infinidad de cambios hasta que confeccionamos una definitiva. En ella puede parecer que faltan personajes indispensables como Di Stéfano o Bahamontes, por poner un ejemplo, pero son deportistas que desarrollaron su actividad antes de 1967, fecha de fundación de AS.

Otra de nuestras dudas fue si incluir a personajes extraordinarios como Rafa Nadal, Miguel Induráin, Carlos Sainz... solo en la lista de los mejores españoles o también el de los mejores del mundo. España ha tenido un nivel deportivo tan alto que varios de sus mejores atletas podrían tener cabida en una clasificación mundial. Sin embargo, al final decidimos separar ambos rankings.

La lista definitiva de 100 deportistas españoles fue publicada en la web de AS y ha estado disponible como encuesta entre junio y octubre para que hayan sido los lectores de AS quienes decidan el ranking de los cincuenta mejores entre ellos.

Al final, el pódium está formado por Rafa Nadal, Pau Gasol y Miguel Induráin. Las tres primeras mujeres son Mireia Belmonte en el cuarto puesto, Carolina Marín en el décimo y Ruth Beitia en el decimosegundo. En la lista hay 42 hombres y solo ocho mujeres, pero casi todas ellas representan la edad de oro que está viviendo el deporte femenino español en los últimos años.

Están representados veinte deportes distintos y los que tienen más presencia son el baloncesto y el ciclismo con seis deportistas cada uno. Detrás están fútbol y motociclismo con cinco, tenis con cuatro y golf y atletismo con tres. En las próximas páginas podrá leer una semblanza de todos ellos en orden inverso.

Juanito Oiarzabal

Tras 26 cimas a ochomiles, el vitoriano posiblemente solo tenga por delante al mítico Reinhold Messner en la lista de los mejores escaladores de todos los tiempos.

Juanito ha subido a la cima de los 14 ochomiles del planeta. Y parece que le gustó, porque una vez acabada la gesta decidió seguir subiendo, y subiendo, y subiendo, para intentar ascender todos ellos en dos ocasiones, algo que no ha hecho nadie más en el planeta.

Con esa obsesión por subir, es el segundo hombre que más ochomiles ha escalado de todos los tiempos con 26, aunque aún tiene una espina clavada: le faltan cuatro cimas para completar su particular doblete. Aún se le resisten el Shisha Pangma, el Dhaulagiri, el Nanga Parbat y el Broad Peak.

Consiga o no completar la hazaña, a estas alturas nadie le va a tener en cuenta cómo pueda acabar su reto cuando ya tiene en su haber un palmarés que quizá solo sea superado por Reinhold Messner, el mejor escalador de la historia. Juanito fue el sexto hombre de la historia en completar los 14 ochomiles y el cuarto en hacerlo sin ayuda de oxígeno. Por si fuera poco, en sus últimas seis cimas tuvo que rizar el rizo y subió con el lastre que significa haber perdido en 2004 todos los dedos de los pies, que debieron ser amputados tras un descenso terrorífico del mítico K2 junto a Edurne Pasabán en el que ambos salvaron la vida casi de milagro.

Las aventuras de Juanito Oiarzabal no se reducen al Himalaya. Ha escalado y protagonizado expediciones en prácticamente cada esquina del mundo para convertirse en uno de los grandes trotamundos españoles de la época moderna.

Marc Gasol

Creció a la sombra de su hermano Pau, pero en cuanto consiguió liberarse de esa carga se convirtió en una de las grandes estrellas del baloncesto mundial.

Para crear el jugador de baloncesto perfecto no hace falta dar una vuelta al mundo. Es suficiente con llamar al timbre de la familia Gasol y unir en un solo cuerpo a Pau y Marc. Un atacante letal y un defensa infranqueable. Dos hermanos que han marcado la etapa más exitosa del baloncesto español siendo fieles a los colores de España desde la NBA y haciendo que nuestra selección le jugara de tú a tú al combinado estadounidense.

El camino de Marc acaba en el mismo destino que el de Pau, triunfando en la NBA y en la Selección Española, pero el camino recorrido ha sido muy diferente y ha marcado hasta su forma de jugar, sus virtudes y... ¿defectos?

Mientras Pau se formó en España, Marc pasó los años de instituto en Memphis, donde se convirtió en una estrella. De vuelta a España en 2003 todo se complicó. Sus 2,16 amedrentaban, pero algo de sobrepeso jugaba en su contra. Y, sobre todo, las comparaciones. Todos esperaban ver a otro Pau, ágil y atlético, y eso es lo que buscaban en él, que parecía deslumbrado por la luz de su hermano y sin encontrar su propio camino.

Poco a poco fue apareciendo el Mac que todos conocemos ahora. Su temporada 2007/08 fue impresionante y abrió la puerta de los Memphins Grizzlies, donde ya lleva una década, primero como una estrella defensiva de la NBA y luego como jugador total.

Y, por supuesto, España. Con dos platas olímpicas, un Mundial y dos Europeos con él como uno de los puntales de una generación de oro.

Juan Carlos Navarro

Después de un año en la NBA, ‘La Bomba’ ya sabía que podía triunfar en la mejor liga del mundo como lo había hecho en Europa. Resuelta su duda, decidió volver a España en una apuesta por la felicidad.

‘La Bomba’ las mete todas. Como si nada. Como si fuera sencillo. Desde lejos, con esos triples estratosféricos que llegan cuando menos se espera y es más inoportuno... para el rival. De cerca, con esas bandejas que vuelan con una parábola perfecta y pasan por el aro sin rozarlo. También es el gran capitán de una selección que a finales del siglo XX lo ganaba todo en categoría junior y en el XXI siguió ganándolo todo mirando de tú a tú a las mejores selecciones del planeta.

El éxito del baloncesto español en los últimos 20 años no puede explicarse sin Pau Gasol, ni sin ‘La Bomba’ Navarro. Una pareja perfecta que ha fraguado un grupo en el vestuario y una máquina de ganar partidos en la cancha. Ambos coincidieron en el Barcelona, y ambos se volvieron a unir en los Grizzlies en 2007, cuando Pau comenzaba a ser una eminencia y el escolta decidió que a los 27 años había llegado el momento de dar el salto a la NBA. Sin embargo, fue un salto corto. De solo un año. A los pocos meses se quedó huérfano en Memphis cuando Pau fue traspasado a los Lakers. Poco después decidió volver al Barcelona pese a unos grandes números que le habrían permitido firmar un gran contrato en su segundo año. Había jugado el partido de los Rookies del All Star y se había quedado a tres triples de ser el mejor pistolero novato de la historia de la NBA, pero ni él ni su familia terminaron de adaptarse nunca al American Way of Life. No importó, tras su vuelta volvió a ser el mejor jugador europeo que no jugaba en la NBA.

Gervasio Deferr

El líder de una generación dorada de gimnastas españoles fue doble campeón olímpico y ahora enseña a competir a niños de un barrio marginal de Barcelona.

A finales de los ‘90, la gimnasia española comenzó una época dorada en la que los hermanos Manuel y Jesús Carballo, Rafa Martínez y Gervasio Deferr empezaron a dominar el panorama internacional ganando títulos mundiales y convirtiendo a nuestro país en una potencia mundial.

En ese póker de gimnastas destacó por encima del resto Gervasio Deferr. No solo porque su palmarés olímpico es magnífico con dos oros en salto de potro en Sydney 2000 y Atenas 2004, y plata en suelo en Pekín 2008, también por su personalidad rebelde y magnetismo, que le convirtieron en muy popular, y hasta en personaje televisivo.

Como curiosidad, fue elegido abanderado de la delegación española en Pekín, pero tuvo que renunciar y darle el testigo a David Cal porque competía al día siguiente. Y la decisión fue acertada porque tuvo el premio de una plata.

Pese a sus tres medallas olímpicas, siempre le quedó el gusanillo de que en Sydney perdió otra en su especialidad, el suelo, por un error en la última serie acrobática de un ejercicio que hasta ese instante había sido perfecto, aunque siempre se ha consolado pensando que ese fallo le dio la rabia que le valió para ganar poco después el oro en salto.

Pero ahí no termina su palmarés de un barcelonés con dos platas en Mundiales y otra en Europeos, otra decena de metales en pruebas de la Copa del Mundo y que ahora dirige un gimnasio en el marginal barrio barcelonés de La Mina donde los niños no se pueden creer que su maestro sea el gran Gervasio Deferr.

Manolo Santana

El mayor legado del mejor tenista español hasta Rafa Nadal no es un palmarés sensacional, es que bajo su sombra el tenis se convirtió en el deporte de moda... y hasta ahora.

Contado en la España de 2017 sueña a ciencia ficción o broma increíble, pero cuando Santana ganaba torneos de Grand Slam en la primera mitad de los años ‘60, en este país jugaban al tenis él y cuatro gatos más. Lo más curioso es que nuestro mejor tenista hasta la irrupción de Rafa Nadal empezó en el tenis de niño, haciendo de recogepelotas para esos cuatro gatos, apadrinado por uno de los socios del club que invirtió en su formación desinteresadamente.

A partir de ahí, es difícil valorar si lo más importante en la trayectoria de Santana ha sido su impresionante palmarés o su legado; sus cuatro triunfos de Grand Slam o que tras de sí, y bajo su cobijo e impulso, el tenis sea ahora uno de los deportes más populares y con más practicantes en nuestro país, que además se ha convertido en cuna de una estirpe de campeones que han forjado una sólida dinastía en los torneos de tierra, pero también han tenido éxito en cualquier superficie convirtiéndose en una ‘Armada Invencible’.

Santana no solo marcó un antes y un después en el tenis español, también en el europeo. Ganó Roland Garros en 1961 y 1964, el Open USA en 1965, convirtiéndose en el primer jugador del viejo continente en conseguirlo desde 1928, y Wimbledon en 1966 tras doce años en que los estadounidenses y australianos habían dominado de forma insultante. Además, ganó el oro en individuales y la plata en dobles en los JJOO de México 1968.

Amaya Valdemoro

La mejor jugadora española de baloncesto fue pionera en la WNBA y en la Liga Rusa y además marcó el camino de una generación de mujeres que está asombrando al mundo.

El baloncesto femenino español es la repera. Aunque no se nos caiga de la boca la generación de oro del basket masculino con los Gasol a la cabeza, las chicas no les van a la zaga. Hasta tal punto que en el ranking de selecciones el equipo masculino está situado el número dos detrás de EEUU, y en el femenino también las chicas son la segunda selección en la clasificación tras la estadounidense, pero con más puntos y más distancia respecto al tercer puesto que el que tienen los chicos.

Dentro de esa pléyade de grandes jugadoras que no paran de conquistar grandes torneos, destaca Amaya Valdemoro como la mejor jugadora española de todos los tiempos y también como una pionera en muchos aspectos. En 1998 aterrizó en la recién creada WNBA para ser la primera española en jugar en EEUU, estuvo tres años en los Houston Comets en los que ganó tres anillos de campeona y creció hasta ser una estrella. Después, en 2005 viajó a la potente Liga Rusa para triunfar y abrir también esa puerta a las jugadoras españolas. Por el camino, no paró de recibir premios individuales como una de las mejores jugadoras del mundo.

Pero donde Amaya disfrutó por encima de todo fue en la Selección. En sus dos participaciones olímpicas España fue quinta y no consiguió medalla, pero sí fue bronce en el Mundial de 2010. Por fin, en 2013, el año de su retirada, puso el broche perfecto a su carrera con el oro en el Eurobasket, trofeo en el que ya había ganado una plata y tres bronces.

Fernando Martín

No solo fue uno de los grandes pivots europeos de los ‘80, también fue un pionero, el segundo jugador europeo formado en el viejo continente que jugó en la NBA.

Hoy ya nos parece casi normal que un jugador de baloncesto español no solo vaya a jugar a la NBA, sino que también triunfe en ella, pero en 1986 la liga estadounidense era un coto cerrado al que prácticamente no llegaban jugadores europeos, y mucho menos formados en Europa.

De hecho, Fernando Martín fue un pionero. En concreto, el segundo jugador llegado a la NBA procedente del viejo continente solo por detrás del búlgaro Georgi Glouchkov, que lo había hecho un año antes. Y solo porque el español había rechazado una oferta de los New Jersey Nets en 1985. Pocos años después comenzó el aluvión, pero Fernando no solo abrió el camino, también tuvo que pagar el peaje de lo desconocido. La NBA todavía consideraba que el nivel europeo era inferior y los Portland Trail Blazers no le dieron casi oportunidades. Ellos se lo perdieron.

Para llegar hasta ahí, Fernando había asombrado en Europa, donde competía con Sabonis por ser el mejor pívot del basket europeo mientras su palmarés no hacía más que crecer. Ganó con España la medalla de plata del Eurobasket de Nantes‘83 y la plata olímpica en Los Ángeles, que fue el gran escaparate que hizo que los equipos NBA se fijaran en él.

Tras su regreso a Europa, firmó con el Madrid un contrato de 100 millones de pesetas, un sueldo solo al alcance de los mejores futbolistas, pero un domingo 3 de diciembre de 1989 moría a los 27 años en un accidente de tráfico en la M-30 que conmocionó a toda España.

Jugó en los Portland Trail Blazers durante la temporada 1986-1987. Disputó 24 partidos en los que intervino durante 146 minutos y consiguió 22 puntos y dos rebotes.

Alberto Contador

El de Pinto es el único español que forma parte de un club exclusivo formado por los únicos seis ciclistas que han conseguido ganar Vuelta, Tour y Giro.

2017 ha sido un año de éxitos para el deporte español. Pero también de tristezas y pérdidas. Entre ellas, la retirada del mejor ciclista que ha dado la ‘Piel de Toro’ después de Miguel Induráin. El de Pinto ha triunfado con ese perfil de escalador que ha sido santo y seña de nuestro ciclismo a lo largo de los años, pero también ha tenido éxito como todoterreno, e incluso en contrarreloj, para convertirse en uno de los gallitos del pelotón de las grandes vueltas en los últimos tiempos.

Ganó el Tour de Francia en 2007 y 2009, el Giro de Italia en 2008 y 2015 y la Vuelta a España en 2008, 2012 y 2014 para convertirse en el único ciclista español que tiene en su palmarés las tres grandes vueltas, y ser junto a Merckx, Anquetil, Hinault, Gimondi y Nibali uno de los seis ciclistas que ha conseguido la hazaña. Sin embargo, su carrera sufrió un duro golpe en 2012, cuando fue sancionado por un positivo de clembuterol. Además, fue desposeído del Tour de 2010 y el Giro de 2011, y aunque después siguió inflando su palmarés, y ganado carreras de gran prestigio, ya nada volvió a ser lo mismo, ni su dominio absoluto del pelotón, ni la alegría con la que había corrido en sus primeros años. Eso sí, nunca perdió esa raza y el ansia por dar la batalla en cada kilómetro de la ruta que fueron la seña de identidad de una trayectoria espectacular que terminó en la Vuelta a España de este año. Una Vuelta en la que, como siempre, se convirtió en máximo protagonista y animador jornada tras jornada.

Contador no solo ha tenido éxito en grandes vueltas. Ganó la Paris-Niza en 2007 y 2010, la Tirreno-Adriático en 2014 y la vuelta al País Vasco en cuatro ocasiones.

Javier Fernández

El secreto del mejor patinador español de siempre no son sus pases de saltos cuádruples, es su alma de artista que nos hacer reír y soñar en cada una de sus actuaciones.

Javier Fernández no es solo un patinador. Es un artista. Sus coreografías nos hacen reír y soñar. Nos llevan a un mundo helado en el que todo se desliza y fluye como si la gravedad no existiera, en el que el movimiento es estética y cada gesto no solo sostiene un equilibrio perfecto, también destruye las leyes de la física y nos hace creer que lo que contemplamos no puede ser real; que es un sueño.

Ese arte y esa estética son las armas con los que Javier ha conquistado un mundo que cada vez más se había lanzado a una búsqueda incansable del más difícil todavía y que con él ha recuperado la humanidad. Alma española para calentar el frío hielo. Ejercicios en los que se intercalan los gritos de sorpresa ante sus saltos imposibles con las risas incontenibles provocadas por su simpatía.

Con esos ingredientes, ha dominado la superficie helada con dos oros y dos bronces mundiales, cinco campeonatos de Europa, dos platas y un bronce en el Grand Prix; y también ha provocado que una legión de patinadores ya no solo busquen cuádruples mortales y hayan redescubierto el sentido del arte.

En el Grand Prix de 2016 se convirtió en el segundo patinador en la historia que consiguió superar los 200 puntos en el programa libre (201,43).

Fermín Cacho

Su victoria en la carrera de 1500 de los Juegos Olímpicos de Barcelona se ha convertido en una imagen icónica. El inicio del “soy español, a qué quieres que te gane”.

Cuando recordamos Barcelona ‘92 siempre nos viene a la mente la imagen del arquero encendiendo el pebetero en la ceremonia inaugural. Pero si nos ceñimos exclusivamente a lo deportivo, por encima de la final de fútbol, las batallas de Almudena Muñoz y Miriam Blasco en judo, el sprint frenético de José Manuel Moreno o cualquiera de los otros numerosos momentos, queda la final de 1.500; un monumento construido durante 3:40,12 segundos en los que Fermín Cacho sacó de rueda al marroquí El Basir, al qatarí Suleiman y al resto de sus rivales. Una carrera sorprendente en la que afloraron todas las emociones de los aficionados españoles.

Fue como si Fermín volara. Y todos sentimos que, por una vez, el atleta que vestía nuestros colores era el que parecía de otro planeta, el que humillaba a sus rivales. Una emoción nueva, distinta, que 25 años después se ha convertido ya en un hábito; el inicio del “soy español, a qué quieres que te gane”.

El mejor mediofondista español de la historia no ganó aquel oro de carambola. Durante gran parte de los años noventa fue uno de los hombres a batir en los 1.500. También ganó la plata olímpica en Atlanta ‘96, otras dos platas en los campeonatos del mundo y un oro y un bronce en los europeos. Sus batallas con el argelino Morcelli primero, y más tarde con el marroquí El Guerrouj, ya forman parte de la historia del atletismo. Por eso, siempre recordaremos aquel cabeceo característico de Fermín, empujando hacia la meta.

El rey del medio fondo español

Fermín Cacho siempre recuerda a José Luis González y José Manuel Abascal cuando habla de su carrera. Ambos inspiraron al soriano con sus éxitos y fueron el motivo que le hicieron apostar por esa distancia. González había sido plata en los Mundiales de 1987 y Abascal fue bronce en Los Ángeles ‘84 y en los Europeos de 1982.

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