Los 50 mejores deportistas españoles (50-41)
Los 50 mejores deportistas españoles (50-41)

50 ANIVERSARIO DIARIO AS

Los 50 mejores deportistas españoles (50-41)

Las bodas de oro de AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ránking de los mejores deportistas españoles durante la historia del periódico.

Rafa Nadal ha sido elegido por los lectores de AS como el mejor deportista español gracias a una trayectoria irrepetible que le mantiene en la pelea por convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.

Las bodas de oro DE AS nos han parecido un momento perfecto para hacer un ranking de los 50 mejores deportistas españoles durante la historia del periódico. Pero también pensamos que lo ideal sería que fueran nuestros lectores los que eligieran a los cincuenta más grandes.

Por eso, en la redacción hicimos una selección previa de cien atletas extraordinarios. Esa primera lista sufrió infinidad de cambios hasta que confeccionamos una definitiva. En ella puede parecer que faltan personajes indispensables como Di Stéfano o Bahamontes, por poner un ejemplo, pero son deportistas que desarrollaron su actividad antes de 1967, fecha de fundación de AS.

Otra de nuestras dudas fue si incluir a personajes extraordinarios como Rafa Nadal, Miguel Induráin, Carlos Sainz... solo en la lista de los mejores españoles o también el de los mejores del mundo. España ha tenido un nivel deportivo tan alto que varios de sus mejores atletas podrían tener cabida en una clasificación mundial. Sin embargo, al final decidimos separar ambos rankings.

La lista definitiva de 100 deportistas españoles fue publicada en la web de AS y ha estado disponible como encuesta entre junio y octubre para que hayan sido los lectores de AS quienes decidan el ranking de los cincuenta mejores entre ellos.

Al final, el pódium está formado por Rafa Nadal, Pau Gasol y Miguel Induráin. Las tres primeras mujeres son Mireia Belmonte en el cuarto puesto, Carolina Marín en el décimo y Ruth Beitia en el decimosegundo. En la lista hay 42 hombres y solo ocho mujeres, pero casi todas ellas representan la edad de oro que está viviendo el deporte femenino español en los últimos años.

Están representados veinte deportes distintos y los que tienen más presencia son el baloncesto y el ciclismo con seis deportistas cada uno. Detrás están fútbol y motociclismo con cinco, tenis con cuatro y golf y atletismo con tres. En las próximas páginas podrá leer una semblanza de todos ellos en orden inverso.

José María Olazabal

El de Fuenterrabía tomó el testigo de Seve como referente del golf español para aumentar aún más nuestro prestigio en el Masters y en muchos partidos épicos en la Ryder Cup.

Severiano Ballesteros es una estrella tan deslumbrante que a veces no nos deja valorar en su justa medida la calidad, prestigio y talento del resto de los golfistas que aparecieron tras su estela. Y entre todos, sin duda, destaca José María Olazabal, un hombre que transmite una imagen de tranquilidad y de control absoluto de la situación. Un tipo que nunca pierde la compostura.

La carrera de Olazabal está completamente ligada a sus dos torneos fetiche: el Masters de Augusta que ganó en dos ocasiones (1994 y 1999) y la Ryder Cup, en la que participó en siete ediciones defendiendo los colores europeos, formando primero una pareja casi imbatible con Seve Ballesteros y haciendo lo propio al final de su carrera junto a Sergio García. Pero además, fue capitán del equipo europeo en la edición de 2012, cuando Europa llegó al último día con una desventaja de 6-10 y terminó ganando en una jornada espectacular por 14½ a 13½ en un día que Olazabal, eufórico, definió como el mejor de su vida mientras dedicaba la victoria a Seve que había fallecido un año antes dejando en buenas manos el futuro del golf español.

Olazabal ganó su primer Masters en 1994 con -9 tras una dura lucha con Tom Lehman. En 1999 terminó líder con -8 tras estar en cabeza desde la segunda jornada.

Luis Ocaña

Solo hubo un ciclista capaz de mirar de tú a tú a Eddy Merckx durante su reinado. Fue ‘El español de Mont-de-Marsan’, un valiente que buscaba los límites en cada pedalada.

Lo importante no es que Luis Ocaña fuera el segundo ciclista español en ganar el Tour después de Federico Martín Bahamontes. Lo realmente llamativo es que Eddy Merkx le tuviera miedo. Ocaña era el único que podía mirarle a los ojos sin bajar la vista. El único competidor legítimo cuando ‘El Caimán’ estaba en estado de gracia.

El secreto de Ocaña para ser competitivo fue ir siempre al límite, y eso le valió el apelativo de ‘El Merckx Español’. Esa ambición le aseguró la victoria en la edición de 1973, con seis victorias parciales y luciendo el maillot amarillo desde la séptima etapa hasta los Campos Elíseos, aunque con el ‘pero’ de la no participación de Merckx en esa edición. Dos años antes, en 1971, también era líder y aventajaba al Caimán en siete minutos y medio, después de haberse impuesto en dos etapas con una exhibición portentosa en Orcières-Merlette, pero en la etapa 14, entre Revel y Luchon, sufrió una grave caída en el descenso del Col de Menté que le obligó a retirarse de un Tour que tenía prácticamente ganado y con su rival belga a sus pies.

También había ganado la Vuelta a España en 1970, la Dauphiné Libéré en 1970, 1972 y 1973 y el Campeonato de España en Ruta de 1971 y 1973... Tras su retirada, su vida fue complicada. Estuvo a punto de perder la vida en un grave accidente de coche cuando comentaba el Tour y se quitó la vida a los 48 años harto de lidiar con una cirrosis hepática consecuencia de una transfusión que había convertido su vida en un infierno.

Las grandes rivalidades de Ocaña no se limitaron a sus batallas con Merckx. Él y José Manuel Fuente, ‘El Tarangu’, también regalaron muchas tardes épicas a los aficionados.

Conchita Martínez

Fue la primera española en levantar la ensaladera de Wimbledon, y nada menos que ante Martina Navratilova, a la que amargó su gran fiesta de despedida.

El tenis femenino español vivió una etapa dorada en la década de los ‘90, cuando Arantxa y Conchita eran sinónimo de éxito y no solo conseguían títulos de prestigio a nivel individual, también ganaban la Copa Confederaciones en cinco ediciones, 1991, 1993, 1994, 1995 y 1998.

Sin embargo, Conchita siempre estuvo un poco a la sombra de Arantxa. No era tan simpática, ni sus partidos parecían tan épicos. Ella tenía un drive mortífero, una potencia sorprendente y practicaba un tenis más académico, casi perfecto, que hacía las delicias de los aficionados más exigentes, pero no llegaba al público con la frescura de Arantxa. Aunque todo cambió un 2 de julio de 1994 en la pista central del All England Lawn Tennis and Croquet Club de Wimbledon. Conchita disputaba la final a una de las grandes reinas del tenis, Martina Navratilova, que ya había ganado el torneo en nueve ocasiones y buscaba convertirse en la campeona más veterana a sus 37 años y 8 meses. La española llegaba como víctima para la gran fiesta de despedida de Navratilova. Sin embargo, desarrolló un tenis espectacular y se impuso 6-4, 3-6 y 6-3 en un partido intensísimo, genial, con el que, por fin, se ganó el corazón de los aficionados y grabó su nombre con letras de oro en el palmarés del torneo más prestigioso del mundo.

También jugó la final de Australia en 1998, de Roland Garros en 2000 y llegó a ser número dos del mundo, pero nunca volvió a deslumbrar como durante aquella inolvidable tarde londinense.

Conchita ganó tres medallas en dobles en tres JJOO distintos. Plata en 1992 con Arantxa, bronce en 1996 otra vez con Arantxa y Plata en 2004 con Vivi Ruano.

Alberto Entrerríos

Nunca hasta su aparición habíamos tenido un jugador de balonmano tan completo en la faceta técnica, con un brazo tan poderoso y un sentido tan claro del juego de equipo.

El balonmano español lleva años siendo un gigante olvidado. No porque esté dormido, más bien todo lo contrario, allá por donde va, triunfa y siembra el pánico entre las huestes rivales. Sin embargo, parece que los éxitos de otros deportes tal vez más mayoritarios, eclipsa una generación portentosa que durante el siglo XXI no para de conquistar títulos y de pasear con orgullo por el mundo nuestros colores.

Y dentro de ese grupo irrepetible que ha llevado el balonmano a las cotas más altas, destaca la figura de un jugador, Alberto Entrerríos, que no solo es el mejor balonmanista de esta generación, sino posiblemente de la historia de este deporte en España. Y sobre todo, con una característica que habla no solo de su inmejorable talento, también de su valía como persona. Alberto siempre ha primado los éxitos colectivos sobre los personales, ha tenido el lanzamiento exterior que siempre nos había faltado hasta su llegada, ha repartido juego como solo saben los que tienen una visión privilegiada de la cancha y de lo que está sucediendo en ella, ha conectado siempre ese pase letal que solo está al alcance de los más grandes y ha dejado un agujero en el lateral muy difícil de llenar tras su retirada en 2016.

En su palmarés hay dos títulos mundiales de selecciones y un bronce, una plata y un bronce europeos y un bronce olímpico, tres Champions, seis Ligas Asobal y el agradecimiento de tantos y tantos aficionados al balonmano, un gigante olvidado del deporte español.

La otra gran pasión de Entrerríos es la guitarra eléctrica. Tocó en su grupo ‘Semilla Negra’ que incluso actuó como telonero de Nacha Pop en la gira de 2007.

Joan Llaneras

Muy pocos ciclistas a lo largo de la historia han dominado el óvalo de un velódromo con la inteligencia y sencillez de este genio mallorquín.

Que nadie se engañe. Llaneras no era solo un ciclista. También era un cirujano que descifraba como nadie el óvalo de un velódromo, repartiendo hachazos justo en el momento que más dolía a sus rivales, dando el golpe de gracia cuando ya todos habían caído a sus pies, dominando las carreras de puntuación y Madison con una sencillez sorprendente, cuando el común de los mortales necesitaba una calculadora para analizar las opciones y el resto de los ciclistas saltaban como perdices aterrorizadas porque empezaban a oler la pólvora en la escopeta del cazador español.

Tal era su dominio que todos los rivales le vigilaban a él, y solo a él, sabiendo que con su batuta marcaba inevitablemente el devenir de la carrera enloquecida. Y pese a todo, siempre encontraba la manera de sorprenderlos, de hacerles creer que no estaba allí, que era solo un espejismo, y robarles la cartera sin que le vieran venir. Mientras, los aficionados contemplábamos confusos el televisor, desconfiando de que fuera a encontrar la manera de hacer algo así en medio de tal atasco, de burlarnos a todos para llevarse el oro una y otra vez como el que pasaba por allí, casi sin despeinarse, sin cambiar el gesto, haciendo números en el ábaco de su cabeza que habrían despertado la envidia de Einstein.

Y así, como si tal cosa, Llaneras ganó dos oros y dos platas olímpicas, siete oros, tres platas y dos bronces en campeonatos del mundo y fue elegido mejor deportista español del año en 1997 y 2000. Como si no hiciera nada.

Sergio García

Durante muchos años fue “el mejor golfista sin un Major”, pero su victoria en el Masters le ha colocado por fin en el lugar que merece entre los grandes.

Durante muchos años, ‘El Niño’ cargó con el dudoso honor de ser considerado “el mejor golfista sin un Major”. Sus golpes imposibles aparecían una y otra vez en los medios, sus participaciones en la Ryder Cup eran deslumbrantes y su posición en el ranking nunca le bajaba de la élite... Vale, pero sin un Major.

Los años pasaban y la losa cada vez era más grande... y más injusta. Sergio García arrastraba a los aficionados, encantados con él porque saben que es sinónimo de espectáculo y genialidad. Su presencia era indispensable en las grandes ocasiones y casi siempre tocaba el triunfo con la punta de los dedos, pero también terminaba sucumbiendo por culpa de un día malo, o de un par de hoyos malditos, que tiraban por tierra todo el trabajo de un fin de semana maravilloso. Y así fue segundo en el PGA de 1999 y 2008, también segundo en el British de 2007 y 2014, tercero en el US Open de 2005...

Hasta que un día, ya con 37 años, cuando parecía que la ventana estaba casi cerrada y que su papel sería hasta el final el de animador sin opción al triunfo, llegó el Masters de Augusta de 2017. Y lo ganó. ¡Vaya que si lo ganó! Y se enfundó la chaqueta verde en el primer hoyo de desempate después de otro torneo magnífico en el que, por fin, no hubo día malo ni hoyos malditos.

Y Ahora Sergio ya no será solo uno de los mejores jugadores de Ryder Cup, título que ha ayudado a ganar en cinco ocasiones convertido en torbellino, también ha pasado a entrar en la lista de los más grandes, de esos extraños colosos capaces de ganar un Major.

Luis Amado

El mejor portero de la historia del fútbol sala es español, ha ganado dos Mundiales y cinco Eurocopas y en sus inicios jugaba de defensa en un equipo de fútbol ‘once’.

El fútbol español ha sido cuna de grandes porteros. Desde ‘El Divino’ Zamora hasta Iker Casillas, pasando por Ramallets, Iribar, Arconada...

También existe otro fútbol en el que España ha sido, y aún sigue siendo, la mayor potencia mundial y el equipo a batir. Y claro, como no podía ser de otra manera, el portero con mayúsculas en ese otro fútbol también ha sido español, se llama Luis Amado y es considerado el mejor de la historia sin discusión. Un muro infranqueable que durante catorce años formó parte de un bloque mágico que ganó dos Mundiales y cinco Campeonatos de Europa.

Su llegada al fútbol sala y a la portería fue casi una casualidad. De niño él jugaba al fútbol de defensa, pero quería ser portero; y el que cubría la portería estaba deseando ser jugador de campo. El acuerdo entre ambos fue inmediato y terminó con cambio de papeles. Poco después dejó el fútbol para unirse a un equipo de fútbol sala formado por unos amigos. Dos años después fichaba por Caja Segovia y ahí comenzó una trayectoria de guardaespaldas invencible que le convirtió en el mito que lo paraba todo.

Amado jugó casi toda su carrera en el Inter, con el que ganó cinco Ligas, cuatro Copas y seis Supercopas. Antes había ganado la Copa de Europa con Caja Segovia.

Edurne Pasabán

La alpinista de Tolosa fue la primera mujer en alcanzar la cima de los catorce ochomiles del planeta en una hazaña cuya trascendencia supera el ámbito del deporte.

Gran parte de los nombres de deportistas geniales que aparecen en esta revista pasarán. Aparecerán otros más fuertes, más rápidos, más grandes, que poco a poco irán apagando la luz de sus antecesores, hasta hacerla casi desaparecer. Serán necesarios cien años o quinientos, pero inevitablemente terminará ocurriendo. Pero en algunos pocos casos eso nunca sucederá, y el de Edurne Pasabán es uno de ellos.

Porque ella ha sido más que una deportista irrepetible, y quedará como la primera mujer del universo en hollar los catorce ochomiles. Las montañas más altas del planeta. Y esa es una hazaña que no se reduce a los almanaques deportivos. Es algo mucho más grande, digno de los libros de historia por los siglos de los siglos. Una conquista digna de Hércules que le llevó nueve años entre 2001 y 2010, se llevó dos dedos de sus pies y terminó con incertidumbre y emoción, en un sprint frenético con la surcoreana Oh Eun-Sun, que reclamó para sí el honor de la gesta hasta que algunos de sus ascensos quedaron en entredicho.

La primera mujer en subir los catorce ochomiles es española. Se llama Edurne.

Edurne ascendió el K2 el 26 de julio de 2004 y rompió la maldición que decía que ninguna mujer que alcanzaba la cima era capaz de sobrevivir para contarlo.

Abel Antón

El mejor fondista que ha dado nuestro deporte recibió la corona de laurel tras imponerse en la maratón de los Mundiales de Atenas en uno de los días más señalados de la historia del deporte español.

Un soriano fue investido en Grecia con la mítica corona de laurel tras ser el más rápido en terminar el trayecto de 42,195 kilómetros que separan Maratón de Atenas. El corrido primigenio que fue origen de una de las pruebas reinas del atletismo y que aquel 10 de agosto de 1997 se convirtió en uno de los momentos culminantes del atletismo español. Antón y Fiz entraban primero y segundo en el estadio Panathinaikon para certificar que nuestro país era el gran dominador de la distancia.

Aquellas dos medallas en el Mundial de atletismo, junto al triunfo en la Copa del Mundo de maratón por parte de España, que también estaba en juego en aquella carrera, fue el punto culminante de la trayectoria de Martín Fiz, uno de los mejores atletas de nuestra historia, y sin duda el mejor fondista.

Antón tuvo una magnífica trayectoria en los 5.000 y 10.000. En la distancia corta fue diploma olímpico en Barcelona ‘92 y bronce en los europeos de Helsinki de 1994. En la larga tuvo aún más éxito, ganando el oro en Helsinki. Pero su auténtico despegue llegó en la prueba de maratón, hasta el punto de que ganó cinco de los ocho que corrió.

Debutó con victoria en el prestigioso maratón de Berlín en 1996 con un tiempo de 2.09,15, después llegó su impresionante triunfo en Atenas, y además puso un broche de oro en su palmarés repitiendo el triunfo dos años después en el maratón de los Mundiales de Sevilla ‘99, un cierre perfecto para su impresionante trayectoria.

Saúl Craviotto

Cuando uno está enamorado de los Juegos Olímpicos se tatúa sus anillos en el brazo, gana cuatro medallas en tres ediciones y hasta le pide la mano en ellos a la mujer de su vida.

Hay un ilerdense que ha ganado cuatro medallas olímpicas y siete mundiales; que tras levantarse cada mañana dedica ocho horas a patrullar por Gijón como policía nacional y otras cinco a entrenar, para seguir siendo uno de los mejores palistas que ha dado un país en el que este deporte tiene ya una larga tradición de éxitos.

Saúl Craviotto, además, siempre explica que se dedicó al piragüismo porque no tuvo más remedio. Su padre era piragüista, él lo intentó con el fútbol y se pasaba el día en el banquillo, con el taekwondo y siempre le partían la cara, así que se dejó de experimentos y volvió al redil del kayak para dejar su familia a los 15 años, trasladarse al centro de alto rendimiento Blume en Madrid, y empezar a sumar triunfos uno detrás de otro, surcando el agua como un torpedo.

Es curioso que pese a ser oro en K2 500 en los JJOO de Pekín 2008 y ganar otras dos medallas en Río 2016 (oro en K2 200 y bronce en K1 200), siempre repita que el mejor momento de su vida llegó en Londres 2012. En el mismo fin de semana ganó la plata en K1 200, se fue con su novia a celebrarlo y le pidió matrimonio en medio de Picadilly Circus y terminó siendo el abanderado español en la ceremonia de clausura.

La palabra favorita de Craviotto es doble: “Juegos Olímpicos”. Pese a ello, no le ha hecho ascos a ganar tres oros, dos platas y dos bronces en Campeonatos del Mundo y un otro y tres platas en Europeos. Siempre remando, que en el taekwondo le partían la cara.

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