Los 50 mejores deportistas mundiales: hoy, del 20 al 11
Los 50 mejores deportistas mundiales: hoy, del 20 al 11

50 ANIVERSARIO DIARIO AS

Los 50 mejores deportistas mundiales: hoy, del 20 al 11

Con motivo de su 50 aniversario, el Diario AS elabora el ránking de quiénes han sido los mejores deportistas del planeta dede la creación del periódico. Estos son los elegidos.

Para elegir a los 50 mejores deportistas del mundo en los últimos 50 años seguimos el mismo criterio que para los españoles. Hicimos en la redacción de AS una lista previa de 100 atletas, la publicamos en la web de As como encuesta y dimos a los lectores de AS la oportunidad de hacer el ranking definitivo de los 50 mejores con una consulta abierta entre junio y octubre.

El podio de los tres más votados ha terminado ocupado por Michael Jordan, Usain Bolt y Michael Phelps. La primera mujer es Nadia Comaneci en el noveno puesto; la segunda, Serena Williams en el decimonoveno; y la tercera, Yelena Isinbáyeva en el vigesimosexto, dentro de un ranking en el que al final solo aparecen cinco mujeres.

Hay representantes de diecisiete deportes diferentes y el que tiene más representación es el atletismo, con nueve deportistas. Detrás están el baloncesto con ocho, el fútbol con siete y el tenis con seis. Llama la atención el gran peso que tiene la NBA para nuestros lectores. No solo han elegido a Michel Jordan como mejor deportista; Magic Johnson, Lebrón James, Kobe Bryant, Larry Bird, Kareem Abdul-Jabbar, Drazen Petrovic y Arvydas Sabonis también aparecen en la lista. Por continentes, el más representado es el americano con veintiséis. Detrás está el europeo con diecinueve, África con cuatro y Oceanía con uno.

Los lectores de AS también han decidido que el mejor futbolista no es ni Pelé, ni Maradona, ni Cruyff, que junto a Di Stéfano suelen formar el póker de ases de este deporte en la historia. Messi aparece ya por delante de todos ellos y Cristiano Ronaldo tampoco está lejos. Otro detalle llamativo es la presencia de deportistas que no practican deportes demasiado populares en nuestro país como el surfista Kelly Slater o el quarterback de la NFL Tom Brady.

A continuación, y en orden inverso, aparece la cuarta entrega del retrato de todos ellos que sirve para dar una visión muy completa de lo que ha sido el deporte mundial en las últimas cinco décadas.

Lebron James

En este mundo existe un jugador total capaz de votar, asistir y correr como un base, lanzar como un alero y matar, coger rebotes y taponar como un pivot. Se llama...

LeBron es, simple y llanamente, el mejor jugador de la NBA en la actualidad. Y como suele pasar con tantas estrellas del baloncesto, su dureza y competitividad deportiva solo se pueden explicar tras una infancia muy difícil que podría haber tenido un final catastrófico de no mediar un milagro.

Nació y vivió sus primeros años deambulando por los barrios más marginales de Akron, una ciudad situada al sur de Cleveland, de la mano de su madre, que le había tenido con 16 años. Esa vida errante le convirtió en un niño solitario e introvertido que encontraba consuelo jugando con un balón y una canasta que su madre le consiguió. Cuando empezó a ir a la escuela, también encontró refugio en el deporte, baloncesto y fútbol americano, para conjurar sus problemas de integración. Desde muy pronto destacó en ambos deportes. De hecho, siempre ha contado que uno de sus sueños no cumplidos es jugar al football y fue muy famoso su anuncio de promoción de la NFL en que soñaba que jugaba en los Cleveland Browns.

Cuando tenía nueve años, su entrenador en el colegio propuso a su madre que LeBron se mudara a vivir con su familia para tener más estabilidad y ahí llegó el punto de inflexión que dio al futuro genio el equilibrio que necesitaba para iniciar una magnífica trayectoria humana y deportiva que le ha llevado a ganar tres anillos de campeón de la NBA, dos oros y un bronce olímpicos, 13 apariciones en el All-Star y haber sido elegido en cuatro ocasiones MVP de la liga.

Serena Williams

La mejor tenista del Siglo XXI no ha tenido una trayectoria sencilla pese a ser la persona, incluidos hombres, con más títulos de Grand Slam ganados de toda la era Open.

La de Serena es una historia de constancia que la ha llevado a convertirse en la persona con más títulos de Grand Slam de la era Open, 23 en total, siete abiertos de Australia, tres Roland Garros, siete Wimbledon y seis Abiertos de Estados Unidos. Ningún hombre ni mujer ha logrado nunca repetir una hazaña así. Y será complicado hacerlo en el futuro. Sin olvidar que a sus 35 años tiene intención de regresar a las canchas en cuanto recupere la forma tras el nacimiento de su primera hija, para seguir hinchando su palmarés hasta el infinito.

Serena es la pequeña de cinco hermanas que empezaron a jugar al tenis muy jóvenes porque sus padres soñaban con que al menos una de ellas pudiera forjarse un futuro en el deporte. Tuvieron suerte. No solo ella alcanzó la cima. Su hermana Venus también tiene siete títulos de Grand Slam, dos Open USA y además fue la primera mujer negra en alcanzar el número 1 de la WTA, aunque sus 11 semanas al frente del ranking están muy lejos de las 319 de Serena, solo por detrás de Martina Navratilova y Steffi Graft.

Serena, que también ganó el oro olímpico en individuales en 2012 en Londres, y en dobles con su hermana Venus en 2000, 2008 y 2012, ha sido siempre un ejemplo de perseverancia, que nunca lo ha tenido fácil ni en sus inicios, donde parecía condenada a vivir a la sombra de su hermana, ni a lo largo de una carrera en la que siempre ha tenido que sobreponerse a sus continuas lesiones.

Diseñadora de moda y testigo de Jehová

Serena tiene su propia marca de moda, Arenes, y ella misma diseña la ropa que usa en los partidos. Además, es muy activa en twitter donde no rehúye discutir con sus seguidores sobre temas de los más polémicos, como el religioso, o cuestiones de igualdad. Es testigo de Jehová y siempre asegura que Dios es su arma secreta para haber tenido tanto éxito.

Ayrton Senna

Un brasileño enseñó al mundo que conducir un Fórmula 1 puede ser como escribir poesía, una emotiva obra de arte que deja a flor de piel todas nuestras emociones.

Hay quienes aseguran que la Fórmula 1 no es un deporte, que las carreras las ganan los coches y la labor del piloto no es tan importante, que la guerra es entre máquinas y no entre hombres. Sin embargo, hubo un brasileño que demostró durante años que eso no es verdad, que se puede hacer poesía a los mandos de un Fórmula 1 y que convirtió cada una de sus carreras en una obra de arte. Y llevó esa belleza hasta tal punto que los circuitos y las máquinas, envidiosos, le robaron la vida en una carrera maldita para que el mundo del motor ya nunca volviera a ser lo mismo y se cerrara una etapa romántica en la que todos los niños del mundo soñaban con pilotar un coche como solo lo sabía hacer Ayrton Senna.

Fue un 1 de mayo de 1994 en Ímola. En la curva Tamburello del mítico Autódromo Enzo e Dino Ferrari. Su Williams se salió de la pista en la vuelta siete y se estrelló brutalmente contra el muro de cemento a 218 km/h. La rueda delantera derecha le golpeó en la cabeza y un trozo de llanta atravesó la visera del casco como un disparo para fracturarle el cráneo y llegar al cerebro. El mundo contuvo el aliento ante la muerte de un piloto que había trascendido el deporte, que era un héroe nacional en su Brasil natal, que había ganado tres títulos del mundo, 41 carreras y protagonizado durante años con Alain Prost una de las rivalidades más apasionantes de la historia del deporte. De la incredulidad se pasó al luto, y luego a la certeza de que ya nunca nada sería igual en la Fórmula 1.

Un mito en Brasil... y en todo el mundo

En 2009, 217 pilotos de Fórmula 1 eligieron a Senna como el mejor de la historia y en 2000 los medios brasileños hicieron una encuesta para elegir a su mayor héroe nacional. Senna quedó primero. Cuando Schumacher igualó su récord de victorias, en Monza en 2000, se echó a llorar ante la prensa y fue incapaz de decir palabra.

Tiger Woods

Después de haber dominado el golf mundial durante una década, la infidelidad a su mujer terminó abruptamente con la carrera del mayor ‘rey Midas’ del deporte.

Tiger irrumpió en el golf en 1996, año en que se hizo profesional, y durante más de una década impuso una dictadura férrea durante la que dominó los 18 hoyos con una superioridad ultrajante. Una etapa durante la que ganó más de 10.000.000 dólares y se convirtió en el deportista más rico de la historia. Un tiempo durante el que creó tal frustración e impotencia a sus rivales, que firmaban peores tarjetas cuando se enfrentaban a él que cuando éste no estaba en el torneo. El golf era Tiger, y el resto simples comparsas.

Entre 1997 y 2008 ganó catorce Majors. Cuatro Masters, tres US Open, tres British y cuatro PGA en los que sembró el pánico con su inigualable drive, que le permitía llegar mucho más lejos que nadie. Sin embargo, todo se derrumbó el 27 de noviembre de 2009 a las 2:30 de la madrugada. Woods salía de su casa en su Cadillac cuando sufrió un accidente que aceleró las consecuencias de un escándalo de infidelidad que había saltado pocos días antes y que a partir de ese instante se transformó en riada. Cada día aparecían nuevas mujeres que afirmaban haber mantenido relaciones con él, y cada día perdía un contrato con sus patrocinadores. Él aparecía en los medios pidiendo respeto a su privacidad, pero cada vez más desencajado por un asunto que terminó con su divorcio de la modelo sueca Elin Nordegren y con la magia de su juego. Después de haber encabezado la Orden del Mérito durante nueve de sus doce primeros años como profesional, su carrera se desplomó para siempre.

Su padre le apodó Tiger (su verdadero nombre es Eldrick) en honor a un compañero de armas, el coronel vietnamita Vuong Dang Phong, también apodado así por su fiereza.

Zinedine Zidane

Un futbolista exquisito con un cerebro privilegiado y un toque elegante que marcó el mejor gol de la historia de las competiciones Europeas con una volea imposible.

El 15 de mayo de 2002 el Real Madrid ganó su novena Copa de Europa en el Hampden Park de Glagow. El Bayer Leverkusen cayó derrotado por 2-1. Pero esa final no será recordada porque sirviera para confirmar la hegemonía de un renacido Real Madrid que volvía a dominar el fútbol europeo como en tiempos de Di Stéfano. Lo que ha quedado grabado en la memoria colectiva es un gol. Casi se podría decir ‘El Gol’. Hasta tal punto que es considerado por la UEFA “el mejor gol marcado nunca en una final de la Champions League y el mejor gol de una competición europea”. La VOLEA de Zidane. Solari pasaba en largo a Roberto Carlos, que lanzaba un balón bombeado al borde del área para que Zidane colara la pelota por la escuadra tras un patadón irrepetible con su pierna izquierda, la mala.

Fue una obra de arte de una soberbia exquisitez estética que definió en un solo instante lo que fue toda la carrera como jugador de un francés de origen argelino y nacido en Marsella, que mimó y acarició el balón como muy pocos jugadores habían hecho antes que él. Un cerebro privilegiado con un toque elegante y una visión global del juego portentosa. Estrella en la Juventus, ‘Galáctico’ en el Madrid y alma de ‘Les Bleus’. Campeón del Mundo en 1998, de Europa en 2000, de la Champions en 2002, la Supercopa de Europa y la Intercontinental en 1996 y 2002, que además acumuló infinidad de galardones individuales y ahora está demostrando el mismo talento como entrenador del Real Madrid.

Una triste e injusta despedida

En abril de 2006 Zidane anunció que se retiraría en el Mundial de Alemania. Francia llegó a la final y él soñaba con despedirse alzando la Copa del Mundo. Marcó un gol en el partido, pero Italia ganó en los penaltis y él fue expulsado por darle un cabezazo a Materazzi.

Cristiano Ronaldo

Una velocidad increíble y una aceleración sobrehumana se unieron a una facilidad sorprendente para ver puerta, y convertir a Cristiano en un arma de destrucción masiva.

¿Quién ha sido el mejor jugador de la historia del fútbol? ¿Pele o Di Stéfano? ¿Maradona o Zidane? Un debate interminable en el que confluyen épocas, filias y fobias, estilos y gustos, y que puede estar saltando por los aires en un tiempo en el que se han alineado los astros para que convivan dos monstruos irrepetibles.

¿Es justo incluir a Cristiano y a Messi en el grupo de aspirantes? Dos titanes que están protagonizando una época dorada en la que los futbolistas han alcanzado un nivel de preparación y tecnificación que ha permitido a ambos fulminar uno tras otro todos los récords de sus predecesores. Ambos lo han ganado casi todo... menos un Mundial de fútbol, ambos han sido considerados los mejores casi alternativamente, ambos son capaces de meter goles como churros y han sido los motores de Real Madrid y Barcelona, el mejor club de la historia y el máximo aspirante a pelearle el trono.

Cristiano fue héroe en el United y es mito en el Madrid. Obsesionado con su físico, que le ha hecho dominar el campo por potencia y velocidad, ha sabido reinventarse para seguir imponiendo su ley a los 32 años explotando otras facultades. Porque conserva ese imán para perforar la portería con su derecha infalible y un salto estratosférico que convierte su cabeza en fatídica. Cristiano es la ambición llevada hasta el último extremo. El ansia, la codicia. Un corazón gigante con un único deseo obsesivo: la victoria.

¿Quién ha sido el mejor jugador de la historia del fútbol?

Todo un rompe récords en el Real Madrid

CR7 es el máximo goleador de la historia del Real Madrid por delante de Raúl y Di Stéfano y en su trayectoria ha ganado cuatro Champions (una con el Manchester United), tres Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa, dos Ligas, tres Premiers, una Eurocopa con Portugal, cuatro Balones de Oro, un FIFA World Player...

Magic Johnson

Durante toda su carrera, nadie supo nunca dónde escondía Magic el balón, para sacarlo de pronto de la chistera y hacerlo aparecer al instante dentro de la canasta.

Magic medía 2,06 y jugaba de base. Es más, sin duda ha sido el mejor base de la historia. Sí, con 2,06. Y ya puestos, seguramente estaría reconocido como el mejor jugador de la historia si no estuviera Jordan de por medio, o quizá si el maldito virus del SIDA no se hubiera entrometido en una carrera que tuvo un final abrupto por la enfermedad cuando Magic solo tenía 32 años, ya había ganado cinco anillos y tenía argumentos legítimos para disputarle al de los Bulls el cetro supremo.

Porque aunque Magic jugara de base, también jugaba de pívot, y de ala-pívot, alero y escolta. E incluso es posible que inventara alguna posición sin que los humanos nos diéramos cuenta. Un extraterrestre sobre el parquet, haciendo esas cosas que solo saben hacer los extraterrestres, y que casi siempre resultan imperceptibles para el ojo humano. Como lo eran para sus rivales, que cuando esperaban una asistencia hacia un lado el balón iba al contrario, cuando creían tenerlo rodeado se encontraban con un junior sky hook (mini gancho del cielo) que ganaba un anillo, o veían impotentes cómo sacaba el balón de no se sabe muy bien dónde para lanzarlo al otro lado del campo donde había un jugador cuya existencia había pasado inadvertida al resto de los mortales.

Y por eso Magic era magia, porque cuando se retiró nadie había descubierto dónde estaba la trampa de ninguno de sus trucos, desde la universidad hasta que llegó un virus que fue el único capaz de frenarle.

Un equipo irrepetible

Patrick Ewing, Christian Laettner, Magic Johnson, David Robinson, Karl Malone, Larry Bird, Michael Jordan, Charles Barkley, Chris Mullin, Scottie Pippen, John Stockton y Clyde Drexler formaron el mejor equipo de la historia del baloncesto, el Dream Team entrenado por Chuck Daly, que ganó el oro en los JJOO de Barcelona.

Diego Maradona

“¡Golaaazooo! En una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... Barrilete cósmico... ¿De qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés?”

Es curioso oír hablar a un argentino sobre Maradona. ‘El Diego’ es para ellos como un hermano, alguien cercano con el que tienen confidencias y confianza, con una intimidad más propia de un enamorado. Mucho más que un futbolista. ‘El Diego’ es casi un dios, un icono argentino. Hasta tal punto llega el fanatismo idólatra que incluso han llegado a fundar la religión ‘Maradoniana’.

Esa pasión desbordada es inexplicable, como también los es que jugara al fútbol como lo hacía. Forma junto a Pelé y Di Stéfano la Santísima Trinidad de este deporte y la discusión entre quién fue mejor de ellos muchas veces le beneficia, como cuando ganó con el 53,6% de los votos una encuentra en la página web de la FIFA para elegir al mejor de siempre.

Independientemente de los títulos, con la Copa del Mundo de México 1986 como su obra cumbre, para entender a Maradona es indispensable revivir el mejor partido de su carrera, los cuartos de final contra Inglaterra de ese Mundial del 86. Argentina se impuso 2-1 gracias a los dos goles más famosos de la historia del fútbol, ‘La Mano de Dios’ y ‘El Gol del Siglo’, anotados con cuatro minutos de diferencia. 240 segundos en los que se alcanzó la perfección futbolística. En el primero, el ‘Pelusa’ saltó para pelearle un balón a Shilton, el arquero inglés, y meter un gol inolvidable que, según declararía él mismo después, “lo hice con la cabeza de Maradona pero con la mano de Dios”. En el segundo, el ‘Barrilete Cósmico’ regateó a seis rivales antes de marcar el que es considerado mejor gol marcado en un Mundial.

Eddy Merckx

En otros deportes hay largos debates para elegir al mejor de todos los tiempos, pero en el ciclismo no hay polémica: primero está ‘El Caníbal’ y detrás el resto.

Ningún ciclista ha dominado tantos registros, tantas pruebas de principio a fin. Sin importar si eran de tres semanas o de un día, clásicas sobre adoquín, muros pirenaicos y contrarreloj. El mejor ciclista de la historia llegaba el primero en las metas volantes, en los puertos de montaña, en el final de la etapa y en la clasificación general. ‘El Caníbal’ era insaciable por naturaleza y sus números en el Tour de 1969, el primero de los cinco que ganó, definen perfectamente su carácter: ganó la regularidad, la montaña, la combinada, por equipos, seis etapas y la general. Su dominio era tan evidente, su poderío tan abrumador, que sus rivales decían resignados que la clasificación real de las carreras empezaba debajo de su nombre.

Además de sus cinco Tours de Francia, Merckx ganó cinco Giros y una Vuelta. Ningún otro ciclista en la historia ha ganado 11 grandes vueltas. Pero ese récord se amplía a los ‘Cinco Monumentos’, Milan-San Remo, Tour de Flanders, Paris-Roubaix, Lieja-Bastogne-Lieja, y Giro de Lombardía. Es uno de los tres ciclistas que ha ganado todos, sumando diecisiete triunfos entre los cinco.

El ‘Monstruo Belga’ también ganó el Mundial de ruta en tres ocasiones, batió el récord de la hora y en 1970 fue elegido mejor deportista mundial.

Carl Lewis

Pocos atletas han conseguido que las gradas de un estadio contuvieran el aliento como ‘El Hijo del Viento’, el mejor velocista de siempre hasta la irrupción de Usain Bolt.

Solo un atleta ha ganado más medallas olímpicas que ‘el Hijo del viento’, el finlandés Paavo Nurmi consiguió nueve oros y tres platas entre Amberes 1920, París 1924 y Amsterdam 1928. El estadounidense necesitó cuatro Juegos, Los Ángeles ‘84, Seúl ‘88, Barcelona ‘92 y Atlanta ‘96 para conseguir nueve oros y una plata, entre ellas cuatro títulos consecutivos en salto de longitud, con lo que pertenece junto a Paul Elvstrøm (vela), Al Oerter (disco) y Michael Phelps (natación) al exclusivo club de deportistas que han ganado el oro cuatro veces en la misma prueba. Además, en Los Ángeles emuló al mítico Jesse Owens ganando cuatro oros olímpicos en atletismo.

Lewis también batió el récord del mundo de los 100 metros lisos en dos ocasiones. La primera fue en una carrera legendaria, la final de los 100 metros de Seúl en la que se impuso Ben Johnson con la increíble marca de 9,79. Sin embargo, poco después el canadiense fue descalificado por doping y Lewis no solo reeditó el oro que había ganado en Los Ángeles; su marca de 9,92 también fue considerada nuevo récord del mundo al anularse todos los resultados previos de Johnson. Más tarde, en 1991, y después de declararse vegano, lo que según él le llevó a su mejor estado de forma de siempre, volvió a batir la marca vigente de 100 metros dejándola en 9,86.

Para el recuerdo también queda su duelo con Mike Powell en el salto de longitud de Tokio ‘91, considerada una de las mejores pruebas de siempre.

La gran mancha en la trayectoria de Lewis fue que nunca pudo batir el récord de longitud de Bob Beamon. Lo superó en los mundiales de Tokio ‘91, pero con viento a favor.

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