El fútbol hace años que enloqueció por fichar al Balón de Oro del futuro cuando todavía está el chico en pañales. En este método, el Palmeiras es una de las minas más prolíficas de talento joven. Ya lo era hace años (por ejemplo, de aquí salió Gabriel Jesus), pero recientemente se ha disparado la fiebre por sus meninos. El más conocido es Endrick, pero no es el único por el que suspira Europa.
El jugador que está saltándose etapas y por el que el Madrid ha pagado cerca de 50 millones de euros incluso un año y medio antes de poder tenerle. No le hace falta presentación. Deja este verano el club tras 82 partidos y siendo internacional absoluto.
En una entrevista en Diario AS explicó que no le gusta que le llamen Messinho pero que le hayan asignado ese mote habla bien de él. Un jugador zurdo, eléctrico por la banda derecha y que ya está en la dinámica del primer equipo. Aunque no se sabe cuánto aguantará ahí. El Chelsea aprieta para conseguir su fichaje por cerca de 70 millones de euros. Una cifra increíble para un chico que cumplió 17 años en abril.
"Con 15 años alcanzaba los 37,2 kilómetros por hora. Es un animal, una bestia y tiene una gran técnica". Así define João Paulo Sampaio, director de fútbol base de Palmeiras, a este futbolista, un jugador físico y potente a campo abierto. El West Ham ya le ha hecho una oferta formal. Tampoco tardará en dar el salto a Europa.
Un mediocentro que suma cifras de goles y asistencias con facilidad. En una entrevista en Diario AS afirmó que algunos compañeros le llaman "el hombre de hielo" por su tranquilidad. El Manchester United, entre otros, ya ha preguntado por él. Otro nombre a tener en cuenta.
El más joven de todos. Un atacante que solo tiene 15 años, y si con esa edad suena su nombre, es porque algo especial se está criando ahí. "Me gusta jugar más en el borde del área, llevando el balón hacia dentro, buscando el uno contra uno y, por supuesto, rematando a puerta", se definió él mismo.
Los chicos de Palmeiras son los más deseados de un país que cría futbolistas de calidad en cada esquina. Cabe preguntarse qué tiene de especial su academia y nadie puede explicarlo mejor que João Paulo Sampaio, director de fútbol base de Palmeiras. "Ponemos mucha atención en la formación integral del jugador. En las próximas semanas tenemos hasta ocho viajes internacionales programados con varios equipos a Rusia, Japón, Estados Unidos, Países Bajos… Aprenden a desenvolverse fuera de casa. Como decimos aquí: ‘Si de comer hay arroz caldoso, tienes que comer arroz caldoso estés donde estés’. El jugador aprende desde pequeño que tiene que adaptarse allá donde vaya, no al revés”, explica a Diario AS.
El método de Palmeiras se basa en cuidar al futbolista para encaminarle a la élite
En ese sentido, saben lo que buscan los chicos. "La formación va encaminada a jugar en Europa", afirma. "Había que trabajar mucho con el niño de forma individual primero, con entrenamientos específicos, por ejemplo, para ser capaces de cambiar las posiciones. El jugador aprende a jugar en 3 o 4 posiciones y a desenvolverse en 4 o 5 sistemas de juego diferentes. No hay solamente un modelo. Por eso llamamos la atención del mundo, somos la mejor cantera de Brasil en los últimos años. Esto es una ESCUELA, con mayúsculas y a la escuela no va a estudiar solamente Matemáticas. Vas para estudiar 10 o 12 asignaturas y eso es lo que hacemos aquí”.
La precocidad de los futbolistas llama mucho la atención, con futbolistas saltándose etapas y jugando torneos que no les corresponderían por su edad. Y eso también es algo planificado: "Niños de 15 años han estado componiendo el equipo Sub-20. Pero lo mismo para subir, no tenemos problemas en bajar. Eso es lo primero que les dejamos claro". Una conversación fluida con el jugador para explicarle por qué cambia de equipo o por qué viaja o no lo hace. Pero es claro: "El talento no tiene edad".
En estas edades tan tempranas, hay que tener un cuidado especial con la salud mental de los jugadores. Cualquier decisión les puede afectar muchísimo. "Tenemos a 13 psicólogos trabajando con los chicos más cinco asistentes sociales", comenta. Y no solo para que gestionen sus emociones, también para cuidar a sus familias: "Por ejemplo, durante la pandemia se dobló la inversión en la cantera para cuidar de las familias de los chicos. Se llenaba la cesta de la compra para el que lo necesitara. Para ello colaboraron los jugadores profesionales renunciando a tres meses de parte de su salario".
Si hay algo que llama la atención del fútbol brasileño es la capacidad para no regirse por el mismo patrón que el resto de canteras del mundo. Ellos sí siguen sacando jugadores diferentes. Capaces de desequilibrar, encarar en el uno contra uno... regatear. Algo que cada vez se hace menos en el fútbol actual. Que cada vez menos jugadores son capaces de hacer. Los ejercicios de jugar a uno o dos toques los han matado. Por eso, el cartel "proibido treinadores" y "espaço de liberdade, improviso e autonomia" son tan significativos.
Esto se puede leer a la entrada de uno de los campos más curiosos de su ciudad deportiva: el terrao. La traducción que se imagina el lector es la que es. Un campo de tierra. "Es un programa que tiene ya ocho años", descubre el director del fútbol base del club. "Todos los días un equipo de Palmeiras de entre 10 y 15 años va a jugar a la favela, en un campo de barro o de tierra. Ese es el día de la autonomía del niño. No necesitas pasar la pelota. El dribbling, es diversión, invención y también partidos contra equipos mayores", explica.
Los campos de tierra, las favelas o el fútbol sala forman parte de la enseñanza
La frase "no necesitas pasar la pelota" es la clave de todo. El futbolista a esas edades nunca quiere soltar el balón y se fuerza a sí mismo a encontrar una salida por sus propios medios. A imaginar un regate. A intentarlo y, si falla, volverlo a intentar sin que ningún adulto le grite. "El fútbol de la calle hace falta, porque si consigues técnicamente hacer algo bueno ahí, después en un campo en mejores condiciones será más fácil. No hay entrenador ese día, ellos deciden solos". Él mismo, como captador de talento, es lo que mira. "En el caso de centrocampistas y atacantes me fijo mucho en su capacidad para driblar. Es un sello del Palmeiras. Encaradores, uno contra uno. Es algo que pedimos y que forma parte del talento", señala João Paulo Sampaio.
Los propios futbolistas lo entienden bien. "Es muy difícil jugar en el suelo, la pelota bota mucho. Es mucho más fácil en el césped del Palmeiras, porque el césped es liso. Aquí aprendemos a dominar el balón más rápido y a pensar antes de que llegue el balón”, comenta un centrocampista del equipo Sub-12 en la web del club. "Están en una fase sensible, dando sus primeros pasos", dice su entrenador. "Además, también existen conceptos de regate individual, en progresión o de cara a la portería. Intentamos rescatar el factor que hizo pentacampeón del mundo a Brasil, que es el fútbol artístico. Les da libertad para jugar, buscando desarrollar conceptos individuales, como la imprevisibilidad. Son libres de hacer lo que se hizo en el pasado, reviviendo la pedagogía del fútbol callejero”.
No es el único método alternativo que usan. ¿Quién no recuerda los vídeos de Ronaldinho jugando al fútbol sala de pequeño? "Lo seguimos observando como importante porque te desenvuelves en un espacio pequeño donde estás participando con el balón todo el tiempo. Segundo, porque es muy accesible en zonas humildes, te aporta otra manera de jugar y montan competiciones. Allí mandamos a equipos, a veces con los jugadores más brillantes, para ver cómo se desenvuelven y a veces con otros menos, para que evolucionen", indica Sampaio. En el fútbol sala los controles son distintos, los pases son distintos, la velocidad es distinta. Crea futbolistas distintos.
El ecosistema de Palmeiras está más que probado que funciona y que es capaz de crear grandes jugadores. No obstante, João Paulo Sampaio advierte de que el talento se tiene o no se tiene: "Fui entrenador de Hulk en Vitoria y Hulk siempre fue Hulk. No hay trabajo para crear a un Hulk, para dotarle de esa velocidad y potencia. Así pasa con Luis Guilherme y con Endrick, que con 15 años llegaban a alcanzar entre 36 y 37 km/h. Es su genética. Claro que después vamos a trabajar con él y ver qué posición se adapta mejor. Pero primero su talento y, luego, sus cualidades físicas. Después lo táctico se aprende”.
Palmeiras gana dinero y el fútbol, talento individual
A pesar de que los jugadores salen muy jóvenes, no les hace ser menos competitivos al máximo nivel. Títulos y solvencia económica a partes iguales. Y no solo reciben dinero de la venta directa de los jugadores, sino que también miran a futuro: "Tenemos derechos económicos por 108 jugadores por el mundo. Tenemos que sacarlos porque hay otros a los que dar salida que vienen por detrás. Así que los enviamos a otros equipos quedándonos una parte de sus derechos. Desde 2015 hemos vendido por valor de en torno a 400 millones de euros. Ahora se habla de Estevão, Endrick y Luis Guilherme. Pero para nosotros eso ya es pasado. Nosotros estamos mirando ya a los que vienen detrás, la próxima generación. Palmeiras tiene jugadores para otros diez años. La FIFA siempre guarda un porcentaje por los Derechos de Formación para que los equipos que han criado a los futbolistas se lleven siempre algo del dinero que mueven cuando son estrellas.
De esta forma, vendiendo (entre Endrick y Estevão, van a recaudar más de cien millones de euros) y recogiendo de ventas pasadas, Palmeiras cuadra sus cuentas. También se aprovecha de que los sueldos del primer equipo son muy bajos porque la mayoría son contratos de canteranos. Un negocio redondo para todas las partes. Palmeiras gana dinero y el fútbol, talentos de los que cada vez salen menos. Una bendición para el encorsetado sistema de canteras europeas.
FOTO: David Price/Getty Images