Amorim se retiró muy pronto, con solo 31 años, y por eso ahora, con 39, puede decir que ha dirigido 244 partidos del máximo nivel. Sus inicios fueron delicados, siendo sancionado por no contar con el carnet de entrenador adecuado para dirigiar al Casa Pia de la tercera división del país. La deducción de seis puntos y la inhabilitación durante un año le llevaron a dimitir de su primera experiencia al frente de un equipo.

Tras un tontear con la cantera del Benfica, llegó al fútbol base del Braga. Alcanzó el primer equipo con el habitual método de quien sustituye al entrenador que han despedido por el simple hecho de ser de la casa. Para entonces, ya tenía clarísimo que sus equipos jugarían en 3-4-3. En su primer partido, ganó 1-7. En su quinto, levantó un título de Copa de la Liga. Sacó 25 de 27 puntos posibles en la liga (cayó eliminado de la Europa League ante el Rangers, eso sí). Apenas dos meses, pero qué dos meses. Un inicio meteórico que llevó al Sporting a apostar por él pagando 10 millones de euros (el único jugador de aquella plantilla que había costado más era Luciano Vietto). Una cantidad realmente alta para ser un entrenador en la liga portuguesa. Pero el Sporting se encontraba a veinte puntos del liderato y su directiva no aguantaba más a Silas. En el país no se hablaba de otro hombre que no fuese aquel excentrocampista polivalente y con mala suerte con las lesiones del Benfica que entraba y salía de las convocatorias de la selección.

El Sporting pagó los 10 millones de euros de su cláusula tras verle solo dos meses entrenando en la élite.

Evidentemente, no pudo ganar la liga portuguesa cogiendo al equipo a veinte puntos del primero. Pero sí se apuntó la de su primera temporada completa, con Copa de la Liga incluida. Era la primera vez que el Sporting era el mejor equipo de Portugal en diecinueve años. Pasaron dos temporadas hasta que pudo volver a ganar la liga. Por el camino perdió a Nuno Mendes, João Mário, Pedro Porro, Palhinha, Matheus Nunes o Ugarte, pero siempre ajustó a su equipo para que no dejase de ser competitivo hasta llegar a su Sporting 2024/25 que ha terminado de enamorar a Europa con su pleno de victorias (11) en la liga y su segundo puesto en la Champions, 4-1 al City incluido. Como para no enamorarse de él.

PALMARÉS
2 x Liga portuguesa
3 x Copa de la Liga portuguesa
1 x Supercopa portuguesa

BALANCE
244 partidos
175 ganados (72%)
34 empatados (14%)
35 perdidos (14%)
542 goles a favor (2,2 por partido)
215 goles en contra (0,88 por partido)

*No se considera su etapa en el Casa Pia por falta de datos

Tras cinco años jugando en 3-4-3, es difícil pensar que ahora Amorim vaya a renunciar a su dibujo de confianza para el mayor reto de su carrera. Cualquiera que imagine un once ideal del United en ese esquema no evitará ver a Lisandro Martínez y Yoro como centrales de los laterales por su criterio con el balón y rapidez para defender con mucho espacio a su espalda. A Mainoo como un indiscutible junto a Casemiro o Ugarte, siendo el joven inglés su nuevo Morita, ya que Eriksen a estas alturas de su carrera no puede competir cada día y Bruno Fernandes tiene que estar cerca del área. Su sitio es la mediapunta, donde otro talento diferencial como Rashford puede acompañarle.

Las dudas están en las bandas. Amorim tiene opciones para ser muy defensivo o muy ofensivo. A juzgar por lo visto en Portugal, donde jugaba con dos extremos como Araújo y Quenda, serían Garnacho y Diallo quienes ocuparían esas posiciones. Pero para que los carrileros sean extremos como en el Sporting, primero debería dominar los partidos como en el Sporting. La polivalencia de Dalot y de Mazraoui es una bendición para el portugués, porque la forma de atacar del estilo de Amorim expone mucho a su equipo en las bandas. Al igual que la de Zirkzee o Mount, quienes quizá puedan encontrar su sitio en el United jugando donde han conseguido ser importantes en el pasado: por detrás de un 9.

Encontrar a sus carrileros ideales será uno de sus primeros grandes desafíos.

En una entrevista publicada en Expresso en 2017 cuando estudiaba para ser entrenador, Amorim dejó una frase que viene bien recordar ahora. "Suelo discutir con mis compañeros de posgrado, porque a todos les gusta mucho Casemiro y otros jugadores así y, para esa posición, me gustan jugadores con más inteligencia que velocidad y agresividad para recuperar el balón". Lo cierto es que Casemiro y Ugarte son muy diferentes a Hjulmand, que era quien hacía más el rol de mediocentro posicional en el Sporting. Ese doble pivote traerá debate, porque ni el brasileño ni el uruguayo están siendo diferenciales en Mánchester.

Hasta la ciudad que ahora será su casa viajó Amorim para aprender de Mourinho, del que siempre dijo que era su referencia. Aunque hace unas semanas, al ser preguntado por la saturación del calendario, desveló entre broma y broma en quién se fijaba ahora: "Entrenadores como De Zerbi o Guardiola tienen menos tiempo para trabajar en nuevas ideas, así que yo tengo menos ideas que robar". Dos técnicos del sur de Europa que revolucionaron la liga. Premier, prepárate, allá va el tercero.

FOTO: Eric Verhoeven/Getty Images