El Olympique es el único equipo francés que ha ganado la Champions. Tiene a un español como presidente, la afición más entregada... y un grupo ultra que manda demasiado.
Una ciudad paralizada por el fútbol, atípico en Francia. Un estadio efervescente, el Orange Vélodrome. Un Viejo Puerto en el que el olor a pescado sigue alumbrando la ciudad. Marsella es, sin duda, uno de los emplazamientos más especiales y en los que más se respira fútbol de toda Europa. El único club francés que ha logrado ganar una Champions, en 1993, anhela volver a ser un equipo dominante, temido, poderoso, vibrante. Doce años sin títulos, continuas crisis internas y luchas políticas de por medio han deshinchado a la que es considerada, por muchos, la institución más grande del país galo.
La presente temporada del Olympique de Marsella podría haber sido diseñada por el dramaturgo Victor Hugo. En septiembre, Marcelino García Toral anunció su dimisión después de que los ultras, en la ciudad deportiva, le profirieran amenazas a Longoria. La situación fue insostenible para el asturiano, que dejó el club. El presidente, tras una larga y tendida reflexión, por compromiso al propietario, se mantuvo en el cargo.
Marcelino dimitió después de que los ultras amenazaran a Longoria
El conjunto del sur de Francia decidió apostar por Gattuso, que fue un desastre en cuanto a resultados se refiere, logrando una única victoria en 2024. El italiano fue despedido en febrero y Longoria recurrió a Jean-Louis Gasset, de 70 años, el cual dimitió como seleccionador de Costa de Marfil en la Copa de África, para reconducir la situación. En sus dos primeros en el banquillo, el veterano técnico francés consiguió dos victorias, una en Europa League, el torneo al que se aferran los frangorosos hinchas del Marsella para intentar salvar una temporada que, de momento, está siendo para olvidar.
Afición
El mejor ambiente de Francia
El Vélodrome es, sin duda, el estadio en el que más fútbol se respira de todo el fútbol francés. Mientras que en el Hexágono es común encontrar regiones en las que el rugby es más importante que el deporte rey, en Marsella es todo lo contrario. Los días de partido, las carreteras se cortan, la mayoría de sus habitantes llevan la camiseta de su equipo y el ruido que se genera en los aledaños del estadio superan decibelios históricos.
La pasión que acumula el aficionado del Marsella provoca que el fútbol sea el todo o nada para muchos habitantes de la comarca. Si pierde, la ciudad está de luto. Si gana, la noche se prolonga durante dos días incluso. Dentro del estadio, el alboroto que generan los gritos y los cánticos de los hinchas marselleses provocan que sea casi imposible entender una palabra. Uno de los ambientes más ensordecedores de Francia, de Europa y posiblemente del mundo, que apoya incondicionalmente a sus jugadores sin importar la situación deportiva del club, salvo contadas excepciones.
Presidente
El español Pablo Longoria
Pablo Longoria es un caso atípico en el mundo del fútbol. De pequeño, el ovetense, de 36 años, se empapó de horas y horas de fútbol en su casa. El dinero que sus padres le daban para divertirse lo invertía en parabólicas y en pagarle a un editor para que le diseñara un blog en el que analizaba a las grandes promesas del fútbol europeo. Esa pasión y esa dedicación por el balón le llevaron, con apenas 18 años, a fichar por el Recreativo, en el que ejerció de scout.
Una invasión de ultras a la ciudad deportiva, la Commanderie, le forzaron a ser nombrado presidente con tan solo 34 años.
Después, su ascensión fue imparable. Trabajó en el Sassuolo y en la Juventus, hasta que en 2018 el Valencia le encomendó la misión de reflotar al equipo. Bajo su mandato, ganó la Copa del Rey en 2019, título que logró con Marcelino García Toral, con el que trabajó en el Recreativo y después, efímeramente, en el Marsella.
En 2020, el OM le fichó como director deportivo, hasta que una invasión de ultras a la ciudad deportiva, la Commanderie, le forzaron a ser nombrado presidente con tan solo 34 años. Bajo su mandato, el club resucitó de una crisis sin precedentes y logró clasificarse a la Champions en su segundo año, además de disputar la previa en el tercero. Su modelo, a la española, sin depender del dinero del propietario, el americano Franck McCourt, ha supuesto una revolución en el fútbol francés.
Hasta la fecha, el único equipo francés capaz de ganar una Copa de Europa ha sido el Olympique de Marsella, aunque considerada por ciertos sectores como un trofeo manchado por el escándalo de amaños que se produjo ese mismo año, en 1993, y que condujo al club al descenso administrativo a segunda división.
El dominio del Olympique de Marsella fue efímero, lastrado por la corrupción en la gestión.
En dicho año, el conjunto marsellés, dirigido por Raymond Goethals, fue capaz de vencer 1-0 al Milan de Fabio Capello, considerado como el mejor equipo de Europa en la década de los 90. Un gol de Basile Boli a la salida de un córner desató la locura en el sur de Francia, dos años después de haber perdido contra el Estrella Roja la primera de las dos finales que ha disputado en su historia.
Gracias a la faraónica inversión de Bernard Tapie, que dirigió Adidas, fue cantante y, además, fue presidente de un equipo ciclista años antes, el Marsella se convirtió en un gigante del fútbol francés y del fútbol europeo, aunque su dominio fue efímero, lastrado por la corrupción que entrañó la gestión de su presidente.
Jean-Pierre Papin
Uno de los delanteros más importantes del fútbol francés. Fichó en 1986, guio al Marsella a su primera final de Copa de Europa, perdida ante el Estrella Roja, marcando 182 goles en 274 encuentros. En 1991 fue elegido Balón de Oro. Logró cuatro trofeos consecutivos de máximo goleador de la Ligue 1.
Didier Deschamps
El seleccionador francés fue uno de los líderes que llevó al Marsella a doblegar al Milan en la final de la Champions de 1993. Mediocentro jerárquico, táctico y con un liderazgo abrumador, Deschamps se forjó en Marsella como uno de los mejores centrocampistas de Francia en la década de los 90. Ganó el doblete en 2011 como entrenador, Liga y Copa.
Chris Wadle
El inglés fue uno de los grandes fichajes que hizo Tapie, en 1989. Fue campeón de la Ligue 1 con el conjunto marsellés tres veces consecutivas, de 1990 a 1992. Estuvo presente en la final de la Copa de Europa de 1991. Jugador con un talento y una técnica desorbitada, alumbrando al Vélodrome durante muchos años.
Didier Drogba
Después de brillar en el modesto Guingamp junto a Malouda, el marfileño fichó en 2003 por el Marsella. Durante una sola temporada consiguió ser uno de los mejores delanteros de Europa, marcando 32 goles en 55 encuentros. Perdió la final de la UEFA contra el Valencia y después le fichó el Chelsea.
Fabien Barthez
Uno de los mejores porteros de la historia de la selección francesa que logró imponerse en el sur de Francia, logrando la Champions League en 1993 que le llevó al estrellato. Barthez marcó una era en el Marsella, imponiéndose años después como el guardameta que lideró a Francia, en 1998, a su primer Mundial.
Dimitri Payet
243 partidos, 63 goles y un sinfín de asistencias no fueron suficientes para que ganara un título con el Marsella. El último gran talento moderno del conjunto marsellés, atesorando una calidad diferencial entre líneas y a balón parado. El fútbol no fue justo con él, lesionándose en la final de la Europa League de 2018 que perdió contra el Atlético de Madrid.