Solo 23 internacionales de un país de 47 millones de habitantes entran en la lista de convocados con la Selección. Repasamos con varios internacionales como es esa llamada: los nervios, la rutinas… Así es cuando la Roja llama.
De todos los niños y niñas que sueñan con jugar en el club de su vida, apenas un pequeño porcentaje lo consigue. El número aumenta si es para jugar en Primera y subirá si es para ser profesional, pero nunca llegará siquiera a un cuarto de los que se acostaban soñando con escuchar desde el verde el himno de la Liga de Campeones o el de su país justo antes de que empezara un Mundial. De los que consiguieron llegar, solo unos pocos afortunados, siempre por su calidad sobresaliente, consiguen representar a su país.
Su nombre, junto a otros 22 compañeros, aparecerá en público para un notable reconocimiento previo a disputar un par de partidos clasificatorios o, en el mejor de los casos, una competición internacional. Todo, en un país de 47 millones de habitantes. El resto de esta notable cifra seguirá la sana costumbre de debatir sobre los que están y los que les acompañan a estos ciudadanos no futbolistas en el grupo de los que ‘se quedan fuera’.
Desde AS reunimos a varios internacionales en busca de revivir ese momento único y tratar de entender cómo sería si su nombre apareciera en La Lista. Como es el momento en el que la Roja llama.
La llamada de Cazorla… al despacho de Luis Aragonés
A Santi Cazorla le llamó la Roja e insistió hasta en 81 ocasiones. La primera fue la más especial, ya que supuso un billete dorado aún mejor que el de la famosa fábrica de chocolate.
“La primera llamada fue realmente especial, puesto que fue para ir directamente a la Eurocopa en 2008. Me enteré al salir del entrenamiento de camino a casa.
"Me enteré de que iba a la Eurocopa en el coche de camino a casa"
Llegar a ese grupo fue impactante para un jovencísimo Cazorla (23 años) que acababa de saltar del Recreativo al Villarreal hacía apenas un año. “Al llegar, imagina, con mucha vergüenza. Tienes a tus ídolos al lado, sabes lo que vas a representar, estás un poco en un mundo irreal en ese momento e intentas pasar de puntillas para entrar bien en el grupo. Hablar lo justo y necesario y sólo cuando te manden”, afirma recordando su ‘segunda’ vez como rookie en un vestuario.
Desde su enorme sabiduría, el hortalino Luis Aragonés, seleccionador en ese momento, supo integrar al 12 con una de sus míticas charlas. “Me llama a su despacho en el primer día de entrenamiento y me pregunta que por qué estoy en esa Selección convocado. Le contesto que porque él lo ha creído conveniente y me dice que estoy equivocado, que no me ha regalado nada y que estoy ahí porque me lo he ganado en el terreno de juego y porque soy uno de los mejores para representar a mi país. Fue algo muy importante porque me hizo soltarme y ser yo mismo. Al final le tenía un gran respeto a Luis, no le conocía personalmente y fue una charla que me hizo liberarme y prepararme para lo que venía”, reconoce Cazorla.
"Luis me llamó al despacho y me dijo que no me había regalado nada y que me lo gané en el terreno de juego"
Para él, afirma, lo mejor fue tratar de no acostumbrarse a que sonara el teléfono y que llamara la Selección. “Tanto con Luis como con Del Bosque fui un asiduo y no te acostumbras porque sabes de la dificultad que tiene, pero siempre confías en que puedes seguir yendo cuando rindes bien y tienes la confianza del seleccionador. Así es mucho más fácil el seguir acudiendo”, deja como recuerdo y también como consejo a los que vienen.
Disfrutando del fútbol en el Al Sadd, Santi Cazorla encontró un hueco y acudió a las gradas del Mundial de Qatar para disfrutar a España desde fuera del césped. “Ahora lo vives con mucha nostalgia porque he tenido la suerte de estar ahí y sabes lo que supone. Desde fuera se sufre más”, sentencia el asturiano, al que una maldita lesión de espalda le privó de estar en el Mundial de Sudáfrica, pero que si pudo alzarse con dos Eurocopas en la era dorada de La Roja. Ahora, es uno de sus primeros aficionados. A él, la Roja le sigue llamando.
La llamada de Alfonso, que perdió un ‘tesoro’
“La primera llamada no la recuerdo exactamente”, asegura a este diario Alfonso Pérez Muñoz, jugador de Real Madrid, Barcelona y Real Betis e internacional en 38 ocasiones además de campeón olímpico en Barcelona 92. El de Getafe saltó a la Absoluta meses después con el oro olímpico al cuello y debutó contra Inglaterra en El Sardinero de la mano de Javier Clemente. Alfonso sustituyó a Bakero y disputó 17 minutos para cerrar la victoria con gol de Fonseca. Una vez Jose Veiga Trigo pitó el final, Alfonso ‘perdió’ todo un tesoro: la camiseta de su debut. “Cambié la camiseta sin darme cuenta. No tengo la camiseta del debut con la Selección. No la pude recuperar y se me olvidó quedarmela”, desvela sobre la elástica que hoy estará en el museo personal de algún internacional inglés de aquel encuentro que disputaron leyendas como Paul Ince o Alan Shearer.
"No tengo la camiseta del debut con España. Cambié la camiseta sin darme cuenta"
Alfonso notó el salto de las inferiores a la Absoluta y reconoce que fue especial en las primeras ocasiones. Luego, reconoce, llegó de alguna manera a acostumbrarse. "Sí, te vas acostumbrando. Eres un jugador importante a nivel nacional y vas sumando convocatorias. Acabé jugando dos Eurocopas y un Mundial. Fui internacional en 38 ocasiones, pero podía haberlo sido mucho más si no hubiera llegado a tener algunas lesiones...", recuerda.
Si algo a lo que es realmente difícil acostumbrarse es a las listas para los Mundiales y las Eurocopas. Para Alfonso son "acontecimientos históricos", aunque él sabía que podía estar cerca de ir en varias de las listas. "Las llamadas para Eurocopas o Mundiales son muy importantes para un jugador". Él acudió a las Eurocopas de 1996 y el 2000 además de al Mundial de Francia. "Sí que intuyes que puedes ir a la Selección. Juegas cada domingo, haces bien las cosas... Pocos jugadores quizá podían entrar o salir de las convocatorias. En función del seleccionador, pero siempre había un núcleo importante que siempre íbamos fijos", afirma.
La llamada-burofax de Ricardo
Ahora para en la Kings League y ha vuelto al imaginario de los más jóvenes, pero para los solo un poco más veteranos Ricardo López salía en los cromos bajo los escudos del Valladolid, el Racing de Santander y Osasuna. Su gran nivel le llevó a jugar en un Manchester United histórico y a levantar una Premier League. También le dio el pasaporte a la Selección, donde disputó un par de encuentros y fue llamado para el Mundial de 2002, donde un jovencísimo Casillas ya se impuso como titular.
Si Cazorla se enteró en el coche y Alfonso no lo recuerda de manera exacta, Ricardo vio como su llamada llegó de manera tangible. Entrenando en Valladolid, el guardameta madrileño recibió un burofax. “Creo que fue el delegado el que me entregó una carta certificada y ahí ves la citación. Es una alegría enorme. No te lo puedes creer”, asegura a este diario.
"Fue el delegado el que me entregó una carta certificada y ahí ves la citación. Es una alegría enorme".
En estos primeros 2000, para las convocatorias más habituales, los burofax salían de la Federación rumbo a los distintos clubes. En el caso de los Mundiales, solo el seleccionador y su equipo sabían los elegidos. Hasta ellos se enteraban en directo por la radio o la televisión junto al resto del país. Ricardo disfrutó de su llamada para acudir al Mundial de 2002 arropado por sus compañeros tras terminar LaLiga. El campeonato acabó para ellos en Mallorca y decidieron quedarse de vacaciones. “Todo el equipo estaba conmigo, apoyándome y la lista la daban en directo. En este caso, fue Camacho. Imaginate la fiesta…” recuerda el guardameta entre risas.
Aunque viajó a Corea y Japón para disfrutar de una experiencia tan única como dolorosa en su último compás, a él, reconoce, nunca se le subió a la cabeza. Para Ricardo fue difícil acostumbrarse a la llamada de La Roja y siempre fue una fiesta casi como aquella de Mallorca. “En mi caso, siempre era una sorpresa porque fui pocas veces. Con cuentagotas. Para mí era una alegría enorme”, afirma. Aún así, entiende que haya leyendas con decenas de partidos que lo vean como una rutina más y que les cueste asumir cuando esta se rompe.
Las llamadas, en ciertas ocasiones, también pueden darse para desconvocar. Para Ricardo López, el caso de Sergio Ramos es un claro ejemplo. “En el caso de Sergio Ramos y la pasada Eurocopa... Es casi más sorpresa cuando no vas que cuando vas. Me imagino que el palo debe ser gordo. Él siempre ha dicho que siente mucho el jugar con España. En su comunicado se le nota molesto y es normal”, afirma. Ricardo asegura que él no conoce de cerca otro caso similar en el que esa llamada se produjera para dar una negativa y no un sí a la convocatoria. “Muchos seleccionadores han dicho que igual que no llaman a un jugador, no sé por qué tienen que llamar a otro. Me parece bien por su parte. Somos todos iguales. Ir a la Selección es un premio y cuando pasa te tienen que llamar y cuando es al contrario, hay gente que es proclive a coger y tener que llamar a cierto jugador”, opina el madrileño, que volvió a representar a La Roja en un encuentro de leyendas ante el Villarreal en el que el club groguet celebraba su centenario.
La llamada de Capel, con Sergio Ramos de ‘cicerone’
Diego Capel y Jesús Navas volaban por las bandas del Sánchez Pizjuán y ambos llamaron la atención de la Roja. El extremo de larga melena rubia llegó de la mano de Vicente Del Bosque tras pasar por todas las inferiores. En esos encuentros, el entrenador salmantino apuntó su nombre mientras los comentaba para la televisión. Capel, afirma, no se lo creía en los días previos a ser citado para La Roja. “Me decían que estaba entre los candidatos de Del Bosque en su nueva etapa, pero no me lo creía mucho la verdad... Del Bosque ya me seguía hacía tiempo, desde las categorías inferiores, porque en aquella época era comentarista de los partidos nuestros. En ese momento era muy difícil ir a la Selección después de ganar la Eurocopa. Siempre tienes ese sueño de poder ir y de que llegue esa primera llamada, pero nunca imaginé que fuera a ser en ese momento”, explica.
"Fue uno de los días más felices de mi carrera. ¡Esa era la mejor Selección de la Historia!"
Entonces, el teléfono sonó. La alegría se desbordó, como su velocidad y calidad por banda. “Uno de los días más felices de mi carrera, sin duda, ya que representar a tu país es lo máximo como jugador y sobre todo en aquel momento. ¡Era la mejor selección de la historia!”, afirma. En ella tuvo dos partidos y se lució en su debut ante Dinamarca, dando dos asistencias a Xavi y Xabi Alonso durante un amistoso en el Parken de Copenhague.
La concentración la recuerda “casi siempre con Sergio Ramos”, que le acogió como un padrino dada su coincidencia en Sevilla, y también con una anécdota en la que el hotel de concentración se le transformó en un laberinto. “Recuerdo que llegué tarde al acto de entrega de un obsequio por haber disputado mi primer partido porque me perdí buscando el sitio en el hotel. Todo el mundo allí no paraba de reír. Tenía 20 añitos…”, recuerda entre risas el extremo..
“Me decían que estaba entre los candidatos de Del Bosque en su nueva etapa, pero no me lo creía"
El ganador de hasta dos Europa League con el Sevilla también da la clave del éxito en esa etapa de la Roja más allá de su enorme calidad. “Allí todo era una familia, así que recibían a todo el mundo igual, con los brazos abiertos. Era una piña”, sentencia.
Una piña que siempre respondía a La Llamada, traía grandes éxitos de vuelta de los torneos y siguen siendo los ídolos de la nueva generación que ahora se hace cargo de la Roja.