El ataque de los ultras de la Estrella Roja al histórico grupo romanista Fedayn, al que le robaron las pancartas, puede desencadenar más violencia en varios países de Europa.
En las últimas semanas en Italia las tensiones entre los ultras han vuelto a causar revuelo y preocupación. Una de las rivalidades más intensas y peligrosas del Calcio es entre romanisti y napolitanos, que en los años ‘80 protagonizaban un hermanamiento bajo el lema del ‘derbi del sol’. La amistad se ha roto hace ya 30 años y, con el tiempo, se ha convertido tristemente en hostilidad. Lo ocurrido antes de la final de Copa italiana de 2014 marcó un antes y un después. Mientras los ultras azzurri se acercaban al estadio Olímpico para el enfrentamiento con la Fiorentina, hubo una pelea con Daniele De Santis, ultra romanista, que mató a tiros al napolitano Ciro Esposito y fue condenado a 16 años de cárcel.
Desde entonces, los sureños prometieron venganza, aunque gracias a las restricciones de las autoridades italianas, las hinchadas no volvieron a cruzarse. Algo falló, en cambio, en la organización de los viajes del pasado 8 de enero. Los napolitanos se dirigían hacia Génova, para el partido con la Sampdoria, y los romanisti hacia San Siro, donde tenía lugar el Roma-Milan. Por la tarde, los grupos ultras coincidieron en la misma zona, el área de servicio Badia al Pino de la autopista A1, donde en 2007 fue mortalmente herido por el policía Luigi Spaccarotella el laziale Gabriele Sandri. Hubo una violenta pelea que duró unos 20 minutos, causó un herido y el cierre de la autopista durante casi una hora. La reacción del Ministerio del Interior fue clausurar los sectores para la afición visitante de todos los estadios donde jugarán Nápoles y Roma fuera de casa hasta el 14 de marzo, vetando además la venta de entradas para estos encuentros a los residentes en las provincias de Nápoles y Roma.
Hubo una violenta pelea que duró unos 20 minutos, causó un herido y el cierre de la autopista durante casi una hora.
La medida, sin embargo, no pudo evitar el enfrentamiento que más está preocupando en estos días. El 4 de febrero, tras el Roma-Empoli, unos 40 ultras de la Estrella Roja de Belgrado asaltaron en la piazza Mancini de la capital italiana, donde se suelen reunir, a los romanisti del histórico grupo Fedayn. Dejaron dos heridos, robaron varias de sus pancartas y desaparecieron poco después.
El grupo se encontraba en Italia por el partido de baloncesto ante el Olimpia Milano que tuvo lugar dos días antes y lo que preocupa es la razón del ataque, absolutamente imprevisto. Los serbios están hermanados justo con los napolitanos y, a la vez, viven una fuerte rivalidad con los croatas del Dinamo de Zagreb y los griegos del Panathinaikos, ambas hinchadas cercanas, en cambio, a los romanos. El 10 de marzo, en la Euroliga de baloncesto, se enfrentarán justo Panathinaikos y Estrella Roja: el temor a un ajuste de cuentas en Atenas es enorme.
El peligro de una absurda guerra de ultras con varios deportes y varios países involucrados es concreto. La policía italiana está investigando para evitarla.
Tras la afrenta al grupo Fedayn, uno de los más antiguos de Italia (fundado en 1972), los ultras romanos piden venganza por robo de sus pancartas y, según ‘La Repubblica’, buscan “al traidor” que habría ayudado a los serbios para llevar a cabo el ataque. Los ultras del Inter condenaron los hechos ("las rivalidades se viven cara a cara, no con actos indignos", "condenamos estos comportamientos sin sentido que puede mover peligrosamente las dinámicas de las rivalidades a un campo que no nos pertenece, con reglas sin honor ni lealtad"), y los de la Ternana hicieron lo mismo: "No respetar ciertos valores genera comportamientos infames que no tienen nada que ver con nuestro mundo". Los de la Lazio, en cambio, se distanciaron de sus conciudadanos: “Vivimos con indiferencia total una hinchada que desde siempre insulta a los muertos [...] recordamos que la acción tuvo lugar en Piazza Mancini, lugar de encuentro de los ultras romanisti, y no a 100 km del estadio [...] esta vergüenza histórica no nos concierne".
Las pancartas, como era de esperar, reaparecieron en el fondo del Marakàna durante el Estrella Roja-Čukarički del 18 de febrero. Los ultras las mostraron durante varios minutos, colgando además el mensaje “elegiste las amistades equivocadas”. Poco después, las quemaron.
Los napolitanos, mientras tanto, dejaron claro que su amistad con los grupos de la Estrella Roja está más viva que nunca. Durante el Nápoles-Cremonese del 12 de febrero, los ultras de la Curva B colgaron una bandera de Serbia, enésima señal de que el peligro de una absurda guerra de ultras con varios deportes y varios países involucrados es concreto. La policía italiana está investigando para evitarla. No será sencillo.