Países Bajos, la cuna del Barça
Países Bajos, la cuna del Barça

Países Bajos, la cuna del Barça

La filosofía de juego holandesa instaurada por Michels y continuada por Cruyff, Van Gaal, Rijkaard y Koeman se mantiene anclada en el libro de estilo azulgrana.

La historia del Barça no se entiende sin el peso que Holanda acontece. Desde la década de los 70 y con la llegada de Rinus Michels al banquillo, Países Bajos se convirtió en la cuna del ‘estilo Barça’. El pionero encendió la mecha del fútbol total que Cruyff avivaría con el juego de posición y que sus sucesores trabajarían para mantener encendida. La escuela neerlandesa ha dado forma a la cultura azulgrana, especialmente cuando ha ocupado el banquillo. Cinco han sido los entrenadores que han dejado su sello en la idiosincrasia azulgrana: Michels, Cruyff, Van Gaal, Rijkaard y Koeman. 22 los futbolistas que han lucido las dos banderas que veneran su estilo por encima del resto, la Orange y la azulgrana.

Ahora, cuatro representantes de la conexión Países Bajos-Barcelona escenifican ese vínculo (Koeman, Frenkie De Jong, Memphis y Luuk de Jong) que llenó de gloria a la entidad culé y que redefinió los entresijos del club para siempre.

Rinus Michels, el pionero

El mejor entrenador de la historia para The Times, la FIFA y France Football, tres voces autorizadas que reconocieron al holandés como la persona más influyente que había pasado por los banquillos. Michels creó una filosofía que rompió con lo establecido y cuya doctrina aún perdura en nuestro fútbol. Michels fue una figura de inspiración. Antes de Cruyff fue Michels. Sin Michels, Cruyff no habría armado el Dream Team, ni Holanda, el Ajax y el FC Barcelona habrían fundado su religión en torno a ‘esa’ forma concreta de entender el fútbol. Michels fue quien inauguró el puente que, desde entonces, comunica al país tulipán con el escudo azulgrana.

Agustí Montal Costa, presidente del FC Barcelona entre 1969 y 1977 buscaba derrocar el régimen hegemónico que el Real Madrid había instaurado en España. En 1971 quiso dar un golpe sobre la mesa y apostó por Rinus Michels para descorchar el champán de los títulos. Aunque solo lograse una Copa de Ferias, una Liga y una Copa del Rey, lo que hizo fue depositar las semillas que cambiarían la identidad culé y que aún retumban entre las paredes del Camp Nou.

‘El General’, apodo con el que se conocía a Michels, implantó en el Barça el modelo con el que conquistó Europa en el Ajax (cuatro ligas, tres copas y una Copa de Europa) y con el que suspiró por el trono planetario (derrota de Holanda en la final del Mundial’74 ante Alemania). Su periplo como técnico azulgrana se dividió en dos etapas. La primera (1971-75) fue la más disruptiva. Se estrenó alzándose con la Copa de Ferias, pero a su ‘fútbol total’ le hacía falta la dinamita que denotase la bomba. En 1973 con Johan Cruyff llegó la dinamita. Quien fuera el estandarte de su proyecto en Ámsterdam aterrizó en Barcelona para magnificar la obra que su mentor había estado cincelando. Con el técnico en la banda y el espigado ariete en el rectángulo de juego, el Barça rompería la sequía que lo persiguió durante 14 años. La Liga volvió a las vitrinas. Además, esa Liga llegó con un 0-5 al Real Madrid en el Bernabéu. Un festín donde Asensi (2), Cruyff, Juan Carlos y Sotil se ensañaron con los blancos.

Ampliar

Michels, el primer profesor de la escuela neerlandesa en Can Barça

A pesar de que Neeskens se sumase al proyecto (segundo holandés en llegar al equipo) el hambre de títulos y la impaciencia por los resultados provocaron su destitución en 1975. Un año más tarde regresaría para culminar su trabajo con una Copa del Rey en su última temporada. En su segunda etapa (1976-78) reforzó el germen que plantó y que años después Cruyff haría crecer. ‘Míster mármol’ (mote por su seriedad) introdujo los conceptos y métodos que definirían al nuevo Barça, ya sumergido en la modernidad del fútbol. Michels explicaba así su idea: “Acosar sin tregua ni respiro al adversario para recuperar la posesión del balón, y no ceder a ningún precio la iniciativa del ataque al contrincante, contando con dos requisitos básicos: un espíritu de lucha inquebrantable y una perfecta preparación física, sin los cuales el sistema se derrumba irremediablemente”.

Sobre esos pilares, Michels basó su bautizado como ‘fútbol total’ donde el movimiento era la constante sobre la que discurría el juego. Todos atacaban y defendían. Todos presionaban. Todos miraban a portería. La libertad táctica (intercambio constante de posiciones), la presión, el defender hacia delante, el 4-3-3 y la posesión como máxima, fueron los conceptos que marcaron al nuevo Barça. Para poderplasmarlos, Michels dio mucha importancia a la preparación física. De su exigencia nacería la presión asfixiante. En España el fútbol era más técnico que físico, hasta que el neerlandés equiparase ambos aspectos. Además, introdujo la figura del manager, con la que se implicaría en el organigrama y modelo del fútbol base.

Ampliar

Rinus Michels dando indicaciones a Cruyff

Para el aficionado culé, su legado no guarda la relevancia que Cruyff, aunque Michels fuese el iniciador del proceso que ha terminado con el nacimiento del estilo Barça de escuela holandesa. “Nadie me enseñó más como jugador y entrenador que él” afirmaba Cruyff, quien a todos los efectos, se convertía en su alumno más aventajado. Juntos rozaron la gloria con Holanda en el Mundial’74. La Naranja Mecánica fue el asterisco en la historia de los subcampeones. Marcó un antes y un después en el fútbol europeo. Igual que sucedió en Can Barça tras su llegada. Michels y Cruyff cambiaron la historia del club.

Johan Cruyff, la identidad

El que lo cambió todo. Desde la perspectiva del jugador y del entrenador. El primer holandés en vestir la camiseta azulgrana escribió un nuevo capítulo en el club con el balón en los pies. Diez años después, regresó para reescribir la historia presente y futura de la entidad, de la forma en la que Michels le enseñó, pero con un impacto aún mayor. Sus primeros pasos cuando colgó las botas fueron idénticos a cuando las calzaba. Como entrenador, tanto en el Ajax como en el Barcelona, impregnó una idiosincrasia que permanece anclada a las siglas de ambas entidades. “Probablemente sea inmortal”, reconocía Cruyff, sabedor de la eternidad de su legado en el Barça, donde su nombre flota siempre que corre la pelota, y en el fútbol.

Cruyff siempre quiso ser dueño de su destino. En 1973 se rebeló contra las intenciones del Ajax de venderlo al Real Madrid para ir al FC Barcelona. Su carácter y su elegancia convivían en un aspecto que sirvió la etiqueta de El Flaco y bajo el que deslumbró a Europa ganando tres Balones de Oro y tres Copas de Europa. A la Ciudad Condal llegó por Michels y se marchó junto a él. En la memoria dejó 85 goles en 227 partidos, una Liga, una Copa del Rey y un recuerdo imborrable que sólo él pudo superar desde el banquillo con 11 títulos. Cuatro ligas consecutivas (1990-1994), una Copa de Europa (1992), una Recopa (1989), una Copa del Rey (1990), tres Supercopas de España (1991-92-94) y una Supercopa de Europa (1992).

"La influencia de Johan Cruyff ha sido inmensa"

Pep Guardiola

El 4 de mayo de 1988, entre la tormenta provocada por la supremacía de la Quinta del Buitre y el ‘Motín del Hesperia’, el neerlandés se convirtió en técnico azulgrana. Núñez buscó reconducir el equipo dándole las llaves a Johan para que abriese cada puerta y limpiase cada rincón. Esa libertad de decisión que los unió fue lo que finalmente los separaría. De la reestructuración dibujada nació el Dream Team que bañaría en éxitos al Barça y que alcanzaría la cima en Wembley’92. Aquella noche a los Guardiola, Koeman, Laudrup y Stoichkov les transmitió el mensaje que ha formado parte de esa inmortalidad que fue construyendo: “Salid y disfrutad”. La frase, que se convirtió en lema y cuya simbología se pretende con más o menos acierto conservar en el tiempo, reza en el césped y la estatua del propio Johan que custodia el Camp Nou.

Ampliar

Johan Cruyff en el banquillo del Barça

“Salid y disfrutad” explica la visión de Cruyff. Él veía complejidad en lo sencillo y para hacer sencillo lo complejo obligó a sus jugadores a tocar la excelencia. “Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es la cosa más difícil que hay”. Su filosofía empezaba por el centro del campo, donde perseguía una superioridad que llegase acompañada de la posesión para dominar aquello que acontecía al balón. Cruyff buscaba los ataques creando escenarios a sus jugadores en los que se sintiesen arropados a través de los famosos triángulos con los que nadie quedaba atrapado. Para ello, instauró el pase como mandamiento y canonizó el rondo, las dos enseñanzas que han calado con más fuerza en la religión culé.

Ampliar

Johan Cruyff cambió el concepto del FC Barcelona

Su ambición por ganar y ser al mismo tiempo protagonista le condujeron a un fútbol ofensivo que rompía con el ‘fútbol total’ de su mentor para dar cabida al ‘juego de posición’. El nuevo estilo le permitió redefinir roles en el 3-4-3 y el 4-3-3 que esbozaban sus alineaciones. El 9 pasó a ser falso para conectar con los centrocampistas, los laterales se disfrazaban de interiores, los centrocampistas de mediapuntas, el pivote vivía entre el mediocentro y el puesto de central, mientras el portero tenía que empezar a jugar. La convergencia de todas esas directrices hizo del Dream Team una referencia.

“El fútbol se mira con los ojos de Cruyff”

Romario

Desavenencias con la directiva provocaron su ruptura con la directiva en 1996, fagocitadas por noches oscuras como la de Atenas donde el equipo cayó 0-4 contra el Milan en la final de la Copa de Europa. Ocho años después de llegar, Cruyff había agitado todos y cada uno de los estamentos del club. Alumbró el camino a la cantera, diseñó el estilo, impregnó un nuevo carácter, aportó identidad e insufló grandeza a la institución. "Cruyff", "Cruyffismo" o "Filosofía Cruyff" son términos que han quedado petrificados en la cultura azulgrana. Desde 1988 el Barça dejó de mirar al fútbol de la misma manera. Había pasado a mirarlo con los ojos de Cruyff.

Louis Van Gaal, el reinventor

Bobby Robson recogió el testigo de Johan Cruyff en el banquillo del Barça. Una tarea muy difícil para el técnico inglés, que a pesar de lograr tres títulos: Supercopa, Recopa de Europa y Copa del Rey en una temporada, no fue suficiente para los culés. Además, muy lejos del estilo de juego implantado por la leyenda holandesa que tantas alegrías dio en Can Barça, entre ellas la ansiada Copa de Europa. Por ello, nuevamente el club blaugrana puso el ojo en Holanda, exactamente en la figura de Louis Van Gaal. El entrenador tulipán cerró una de las etapas doradas para los de Ámsterdam con la consecución de la Liga de Campeones en el año 1995. Una filosofía con unos tintes paralelos a la forma de entrenar de Cruyff hizo que Núñez, expresidente del Barça, estrechase el cerco con Van Gaal para ser el tenor que devolviese ese estilo de juego que tanto añoraba el Camp Nou. Jose Mourinho formó parte del staff del técnico holandés, cuya función era de realizar informes sobre la disposición táctica de los rivales.

Ampliar

Koeman fue asistente de Van Gaal antes de saltar a los banquillos en solitario

Desde el primer día, el “sucesor” de Cruyff intentó hacer que el Barça fuese un espejo de aquel Ajax que se ganó el respeto de Europa en la década de los 90. El exitoso 4-3-3 volvió a ser implantado con la alternativa del 3-4-3, en función de la disposición táctica del rival. Un sistema basado en la construcción, circulación, creatividad y finalización. Aunque en entrevistas posteriores ha reconocido que el 5-3-2 es la evolución del 4-3-3, siendo una formación que te permite atacar, defender y presionar al rival en cualquier zona del campo.

"El entrenador más importante que tuve fue Van Gaal"

Andrés Iniesta

El elenco de promesas holandesas que se gestó a finales del siglo XX aterrizó en Barcelona, a petición de Van Gaal, ya que la mayoría eran conocedores del estilo que implantó el técnico. En la primera temporada, Reiziger, Hesp y Bogarde fueron los primeros, hasta llegar a la cifra de ocho futbolistas en tres temporadas. Kluivert fue de los más destacados de la era Van Gaal, superando el centenar de goles en seis temporadas, y es el holandés con más dianas de la historia del Barça con 121. Además de la promesa del Ajax, el conjunto culé puso el ojo en el PSV Eindhoven para hacerse con los servicios de sus dos mejores jugadores, Cocu y Zenden. No solo el gen holandés afloró en el Camp Nou, estrellas como Figo, Stoichkov, Rivaldo, Guardiola o Luis Enrique fueron los principales baluartes para la cosecha de títulos. Además de estas leyendas, Van Gaal, con buen ojo en los más jóvenes, como ya hizo en el Ajax, dio oportunidades a aquellas promesas que se convirtieron en la posteridad en historia del fútbol: Iniesta, Xavi, Puyol y Valdés marcaron una época que jamás olvidarán los aficionados culés.

Ampliar

Van Gaal durante un entrenamiento

El resultado de esta filosofía ya conocida en la Ciudad Condal devolvió un doblete (Liga y Copa) tras cuatro décadas de sequía, más una Supercopa de España. Seguidamente, en la siguiente temporada, el conjunto culé revalidó el título liguero. Por el contrario, su tercer año no logró ningún título, y la decisión de Núñez de proclamar elecciones para la presidencia, desembocó en que el técnico holandés renunciase a su cargo cuando le quedaba un año de contrato. La sequía de títulos de los culés tras la marcha del holandés duró tres temporadas. Gaspart, presidente del club, convenció a Van Gaal para que volviera, y así fue. Sin embargo, las expectativas no se cumplieron y el técnico fue cesado a mitad de curso.

Frank Rijkaard, el despertador

Todo apuntaba a que Antić iba a seguir como técnico del club blaugrana en la temporada 2003-2004 tras seis meses intensos en el banquillo del Barça. Méritos no le faltaban al serbio, consiguió rescatar al equipo de la zona baja de la tabla para colocarlo en la sexta posición que daba acceso a la Copa de la UEFA. Su labor y el buen rendimiento que ofreció el equipo en el segundo tramo de temporada le otorgaron una oferta de renovación de la mano de la junta saliente. Pero, la victoria de Laporta en las elecciones, decidió que lo mejor era cambiar de aires. Su puesto lo ocuparía un viejo conocido del fútbol, Frank Rijkaard.

El técnico holandés llegó al Barcelona en uno de los peores momentos de su historia resurgiendo como un ave fénix. Recuperando el estilo de juego de la vieja escuela holandesa que posicionó al Barça como equipo de referencia. Los expertos en la materia consideran que Rijkaard intentó plasmar el ideario futbolístico de Cruyff. Una filosofía marcada por el famoso 4-3-3, ya que permite a los jugadores estar más juntos y tener una mayor implicación. Además, la incorporación en el mercado invernal del holandés Edgar Davids dio un salto de calidad al juego de los azulgranas. Aunque la primera temporada para Rijkaard no fue fácil, ya que el club culé no se alzó con ningún título.

Ampliar

Rikjaard despertó la filosofía holandesa

La llegada de jugadores como Eto'o, Deco, Larsson, Belletti o Giuly en la siguiente temporada provocó una metamorfosis en el juego de los blaugranas traducido en grandes éxitos, entre ellos el campeonato liguero tras seis años de sequía. No solo este Barça empezó a despuntar en España, la era Rijkaard también deslumbró en el viejo continente con la consecución de su segunda Liga de Campeones de la historia ante el Arsenal (2-1). También, revalidó el título de Liga en una temporada que los culés asaltaron el Santiago Bernabeu con una gran actuación de Ronaldinho, que se llevó el reconocimiento del público merengue. La IFFHS galardonó a Rijkaard con el premio al mejor entrenador de esa temporada gracias a ese histórico doblete.

Sin embargo, en las siguientes temporadas vivió la otra cara de la moneda, ya que en sus dos últimos años en el banquillo culé sólo conquistó la Supercopa de España. Aunque configuró un bloque de jugadores que serían fundamentales años más tarde en el club bajo las órdenes de Guardiola. A los que ya habían debutado Xavi, Iniesta, Puyol y Valdés, se sumaba otro producto de La Masía que se convertiría en leyenda, Messi. En la temporada 2006-2007, bajo las órdenes de Rijkaard, el astro argentino marcó con un hat-trick en un Clásico ante el Real Madrid (3-3). Sin olvidar, el gol maradoniano ante el Getafe en Copa del Rey, que fue catapultado con una bochornosa eliminación tras una remontada épica de los azulones en el partido de vuelta.

Rijkaard logró combinar a Messi y Ronaldiho

En la última temporada del técnico holandés, aterrizaron en Can Barça un grupo de jugadores que hicieron que el club diese ese salto de calidad que se extinguió tras la final de París, entre ellos Henry, Yaya Touré, Abidal y Gabi Milito. Con la llegada del ariete francés procedente del Arsenal, se juntaron ‘los cuatro fantásticos’: Ronaldinho, Etoo, Messi y Henry. Sin embargo, no fue suficiente, ya que los de Rijkaard acabaron terceros en Liga, por detrás de Real Madrid y Villarreal y eliminados en semifinales de Copa del Rey y Champions League, ante el Valencia y Manchester United, respectivamente. En el siguiente curso, Guardiola fue el elegido para el banquillo, y cerraba así la etapa de Rijkaard tras 283 partidos, con 167 victorias, 64 empates y 52 derrotas en cinco años.

Koeman, el díscolo

Koeman dando instrucciones desde la banda

El quinto y último entrenador holandés en sumarse al puente Países Bajos-Barcelona. Ronald Koeman llegó en agosto de 2020 en medio de una crisis institucional, económica y futbolística tras la debacle de Lisboa, donde el Bayern ejerció de verdugo (2-8). La última apuesta de Bartomeu fue encaminada hacia una ‘recuperación’ de la escuela holandesa, pero tras un año en el cargo, esa concepción cruyffista, que Laporta y el propio Ronald han ratificado, ha sido caldo de cultivo para la controversia en torno a su figura.

El Koeman jugador es un personaje heroico con el que la afición quedó hermanada tras su gol en Wembley’92. El recuerdo del hincha se unió a su desánimo con el presente para afrontar ilusionado la llegada del holandés al banquillo. Pero fue su entereza para capear el temporal y tomar las riendas de la situación, lo que le hizo ganarse el beneplácito de la parroquia culé. Además, amainó el conflicto Messi, dando al argentino un ecosistema en el que esbozase de nuevo una sonrisa, unificó al vestuario y frente a los problemas, apostó por aquello que encandila al cruyffista más empedernido: la cantera. Descubrió el talento de Pedri, del que confió hasta la extenuación, de Mingueza, Araujo, Ansu Fati e Ilaix y ahora se prepara para desarrollar a Gavi, Nico, Balde y Demir. Por el camino, destapó la mejor versión de Frenkie De Jong, labrándole el escenario en el que pudiera ser al mismo tiempo cerebro, armador y finalizador, acercó a Busquets al área, desencadenó a Jordi Alba y aclimató a Griezmann y Messi en el mismo dibujo.

"Soy cruyffista, pero también realista en algunos partidos"

Ronald Koeman

Para ello, dejó de lado el estilo, pacto que el culé aceptó hasta que los resultados dejaron de sonreír al equipo. El título de la Copa del Rey se diluyó cuando el equipo se descolgó de la lucha por la liga, momento en el que las críticas despertaron, hambrientas de la filosofía que llevaban años reclamando. Koeman sacrificó la idea para adaptarla a sus jugadores, a los que les encontró acomodo en el 3-5-2 tras probar el 4-2-3-1 y el aclamado 4-3-3 sin resultados. La protección del área (aún sigue buscando la fórmula para ser sólidos atrás) y la concentración del juego por dentro para descargarlo por fuera fueron los ejes sobre los que el técnico neerlandés vertebró el juego. La posesión era seña, pero no de la forma que los representantes del país tulipán habían enseñado.

Ampliar

Koeman con Memphis en un entrenamiento

Koeman se curtió como central y mediocentro con Cruyff y Michels en la banda. Fue cómplice de la obra de Johan, en el Ajax y el Barcelona, donde se convirtió en un futbolista capital. De 1989 a 1995 se vistió de azulgrana en 267 ocasiones y marcó 90 goles. Cuando colgó las botas fue asistente de Hiddink y ayudante de Van Gaal antes de lanzarse a liderar un banquillo. Sus métodos difieren de los profetas del estilo que lo labraron y ahora con Laporta, el fuego cruzado se ha disparado por las dudas del presidente. El reloj del tiempo ya ha empezado a correr para Koeman. Superar la traumática salida de Messi conlleva una redefinición de la idea colectiva donde el clan holandés y la consagración de los jóvenes se postulan como su vía de supervivencia en el banquillo. De Jong y Memphis han saltado al ruedo con aires de grandeza y Luuk de Jong es el último pasajero neerlandés del puente aéreo, aunque su fútbol diste de la percepción filosófica de la idea Barça. En la cantera está su otro bastión. Apostar por ella en el presente para romper el pasado es la ruta que se le presenta a Koeman para reconciliarse con el hincha, la directiva y el libro de estilo.

Back to top