Marcos Alonso (Santander, 61 años) jugó cinco temporadas como rojiblanco divididas en dos etapas (1979-82 y 87-89) y cinco como azulgrana (82-87). Como jugador del Atlético se enfrentó nueve veces al Barça. Cuatro partidos ganados, uno empatado y cuatro perdidos. Un gol. Como culé disputó 12 encuentros contra su exequipo con seis victorias, tres empates y tres derrotas. Marcó dos tantos. Fue técnico colchonero en la 2000-01 en Segunda.
Entonces quedamos en que tiene el corazón partido.
Totalmente. El Barça en casa es favorito, pero el Atlético lleva todo el año arriba por algo. Soy de los que creo que el Atleti puede ganar en el Camp Nou. Si ha ganado el Granada, ¿por qué no puede ganar el Atleti? Tiene un equipo para ganar a cualquiera. Es primordial, que Messi no tenga el día. El Atleti tiene armas. El Barça va a llevar la iniciativa, pero se le puede hacer daño a la contra y el Atleti en eso es especialista. Yo no iría a presionar arriba. Les esperaría. El Barça ataca tanto que se van todos para arriba y en una pérdida se le puede hacer daño.
¿Qué parte de mérito y de culpa tiene Simeone de la situación actual?
"Los resultados marcan la vida de un técnico y los suyos son muy buenos”
A Simeone habría que hacerle un monumento en el estadio. Lo que está haciendo es impresionante. Es el entrenador ideal, gane la Liga o no. Si los resultados son los que marcan la vida de los entrenadores, los del Cholo son muy buenos desde que llegó. Su forma de entender el juego es la que ha llevado al Atlético donde está. Si es culpable de echar el equipo atrás, también es culpable de las victorias. Lo que hay que mirar es dónde está el Atleti y los años que lleva ahí. Eso nunca se había dado. No vale ahora culparle de todo. El objetivo del club es estar en la Champions todos los años y con él lo ha estado.
Retrocedamos a su época de jugador. Está tres años en el Atlético y se va al Barça.
Me echan, no me voy. El Atlético necesitaba dinero. Yo no me quería ir. Estaba encantado. Estuve casi el último año jugando aquí y ya pertenecía al Barça. Al final terminó saliendo que estaba vendido, me quitaron del equipo los dos últimos meses y me costó no ir al Mundial 82.
Su padre, Marquitos, cinco veces campeón de Europa con el Real Madrid, era su representante.
Era especial, como era él. Conocía el mundo del fútbol y no era fácil engañarle. Sacó un buen contrato. Entonces fui el traspaso más caro de la historia del fútbol español, 125 millones.
"Mi traspaso al Barça fue en su día el más caro de la historia: 125 millones”
En su segunda campaña, 80-81, usted vivió una situación parecida a la que ahora vive el Atlético. En la jornada 27, ganan al Barça y se ponen con 39 puntos, cuatro de ventaja sobre los culés, seis sobre el Sporting y la Real Sociedad y ocho sobre el Real Madrid. Pierden cuatro partidos, empatan tres y quedan terceros por detrás de la Real Sociedad, campeón y del Madrid, empatados a 45 puntos y ustedes se quedan con 42.
¡Como para olvidarlo! Aquel gol al Barça lo marque yo. Se nos ponía muy bien la Liga. Pasaron cosas muy raras desde que nuestro presidente, Alfonso Cabeza, comenzó a hacer declaraciones contra la Federación y los árbitros. La gota que colmó el vaso fue en casa contra el Zaragoza. El árbitro era Álvarez Margüenda. Nos expulsaron a Robi y a mí. Perdimos. Y ya no levantamos cabeza. Nos cerraron el campo. También perdimos en el Bernabéu contra el Madrid, el día que Cabeza invitó a la afición del Atlético a tortilla en el Calderón. Fue increíble perder aquella Liga…
Etapa azulgrana. Llega con Maradona de la mano…
Fue la mejor etapa de mi carrera profesional. Gané títulos, jugué bien, vivimos experiencias extraordinarias. Mis entrenadores fueron Lattek, Menotti y Venables. Menotti fue el mejor. Entendía al futbolista. Era un adelantado. Todos los entrenamientos los hacía con balón. Veía muy bien el fútbol y planteaba los partidos como ninguno.
Con Venables gana la Liga y pierde la final de la Champions de Sevilla contra el Steaua.
Venables trae a Lineker y Hughes. Yo venía de ser el máximo goleador del equipo y me quita para poner a los que había traído él. Le dije: ¿qué pasa que he perdido el puesto en la playa durante el verano? No me conocía de nada, pero me quitó. Luego terminé jugando con él. Me lesioné el tobillo, pero me recuperé para la final de la Copa de Europa. No estaba bien del todo, pero jugué.
Aquello fue peor que la Liga que perdió con el Atlético.
Es el mayor trauma de mi vida. Se hizo mal todo desde el principio. Fue un partido malo. En los penaltis fallamos cuatro. Yo el último. Me lo paró.
A la temporada siguiente el Barça le ofrece renovar cinco años, pero se entera de que Venables va a continuar, decide volver al Atlético.
Mi relación con el inglés era muy mala. Me fui libre. Dije que no a la renovación y al mes resulta que Venables no sigue y llega Luis Aragonés. Si hubiera seguido me lo hubiera encontrado y nuestra relación era perfecta. Le había tenido de entrenador en el Atlético en la primera etapa. El Atlético me ofreció volver estando todavía Calderón de presidente (86-87). Firmé un contrato, aunque no se podía y acabé la temporada en el Barça. Fue cuando llegó Gil al club y cuando ve mi contrato dijo que no lo aceptaba. No es que no me quisiera. Lo que quería es que firmáramos uno nuevo y se rompiera el anterior y así lo hicimos. Tuvimos que rebajar un poco las condiciones económicas, pero me daba igual. Quería volver al Atlético. Era mi casa.