La camiseta vintage, una gorra de los 80 y un inconfundible paraguas azulgrana en forma de visera eran el sello de identidad del aficionado armero Blas Sánchez.
Toda la familia armera ha tenido que lamentar la muerte de Blas Sánchez, “el pintor”, al que la COVID-19 se ha llevado bastante antes de lo que se merecía. Su camiseta vintage, una gorra de los 80 y su inconfundible paraguas azulgrana en forma de visera siempre planearán en las cabezas y las retinas de los aficionados armeros. Será inevitable derramar alguna lágrima y también una sonrisa al recordar su figura.
Aficionado de los de toda la vida, ya allá por los 80 fue un miembro activo de la famosa “Bombonera” eibarresa, que viajaba hasta cualquier punto de la geografía, en campos modestos, para alentar a los suyos. Blas era de esos que se merecía ver a su Eibar en Primera, y lo logró. Disfrutó como un niño, y era un claro objetivo de las cámaras que, en Primera, acuden a Ipurúa para cubrir los partidos. Porque Blas era diferente. Era humor, risa y buen ambiente con los rivales. Pero su historia no se remonta a los últimos seis años. De hecho, su nombre es popular en muchos pueblos y ciudades por las que el Eibar ha jugado durante las últimas décadas.
Si de alguna forma de conocía a Blas en Eibar era por ser pintor, además de por su admiración por el Eibar, por supuesto. Dedicó su vida a la pintura de brocha gorda, y los que le conocen hablan maravillas de él a título profesional. Pero es que, su ya eterno paraguas con el que siempre acudía a Ipurúa, también fue una obra de él. No está claro si compró o encontró el famoso paraguas, pero lo que sí podemos decir es que fue él quien lo “tuneó” con los colores del Eibar, y lo hizo tan bien, que cualquiera diría que lo adquirió en una tienda de un “merchandising” que no existía en aquella época. De hecho no existía ni la palabra
El Eibar le rindió homenaje en Ipurúa, colocando su inconfundible paraguas junto a un ramo de flores en la banda del campo antes del partido ante el Getafe
Su merecido homenaje
Dejó su sello personal allá por donde fue, y su muerte supuso un “shock” para toda la afición armera. El Eibar le rindió homenaje en Ipurúa, colocando su inconfundible paraguas junto a un ramo de flores en la banda del campo antes del partido ante el Getafe, aunque la propia causa que se lo llevó impidió la atronadora ovación que a buen seguro le hubiera brindado su querido Ipurúa. Curiosamente, Blas era cuñado de Ángel Zapico, el recién jubilado utillero del club. Posiblemente el Eibar sale más perjudicado por estas dos pérdidas que por todos los jugadores que se puedan marchar a otro equipo en busca de mejores ofertas.