Los árbitros españoles buscan minimizar el engaño de los jugadores en las áreas. Los atacantes fuerzan un contacto para obtener un penalti que el VAR no les pueda anular.
Adaptarse o morir. Diversos actores del fútbol afrontan a la carrera amoldarse al mayor cambio que ha sufrido este deporte en su historia, según IFAB. Se trata del videoarbitraje. Una herramienta auxiliar para los árbitros que ha cambiado la realidad de este deporte. Si su intención era acabar con las grandes injusticias (véase el codazo de Tassotti a Luis Enrique, el gol de la mano de Dios de Maradona o el gol fantasma que no se dio a Lampard en el Mundial de Sudáfrica), los futbolistas tratan de buscar sus puntos débiles para seguir beneficiándose con pequeños engaños.
"Somos una banda de tramposos en la liga española", apuntó recientemente José Luis Mendilibar. El entrenador del Eibar, uno de los más críticos con el VAR, reconoció que los futbolistas españoles tratan de engañar descaradamente al árbitro para buscar que piten penalti. El videoarbitraje se ha convertido en el Gran Hermano del fútbol. Ve todo lo que pasa en el partido. Cualquier imagen que pertenezca a la retransmisión televisiva llega hasta la Sala VOR para que sean analizadas. Los jugadores, conscientes de esto, han buscado poner de su lado al 'chivato' arbitral. Buscan llamar la atención del VAR con lo que saben que son jugadas revisables y, en la mayoría de los casos, sancionables. De esta manera, las simulaciones, que parecían en peligro de extinción, han mutado a una acción que pone en un brete a los trencillas; así como las manos ante su nueva reglamentación, lo que ha llevado a que muchos atacantes busquen disparar a los brazos de su adversario ya que tienen más opciones de que les piten penaltis. Y, por último, algo que se ha vuelto intrínseco del fútbol: las protestas. Acorralar al árbitro para condicionar las decisiones futuras en el transcurso del partido.
Los piscinazos parecieron desaparecer en la primera temporada con VAR. De las 17 amonestaciones que se registraron en la campaña 2017-2018 (última sin videoarbitraje) se pasó a 7 en la 2018-19. Es decir, un 41% menos. La pasada temporada, la segunda con VAR, el nivel de amonestaciones creció hasta las 11 amarillas. Y en la actual campaña ya van 6 y falta un tercio de los partidos por jugarse.
"El futbolista se ha amoldado mucho mejor al VAR que los árbitros"
Iturralde González
¿Qué es lo que ha pasado con las simulaciones? Pues que han mutado. Los jugadores han encontrado una nueva forma de que les piten penalti y, aunque han aumentado las tarjetas por este motivo respecto a la primera temporada con VAR, es muy complicado que los jugadores sean amonestados. "Antes las simulaciones eran más diáfanas y claras. A los delanteros no les importaba que no hubiera contacto y no lo buscaban. Como no había VAR, los árbitros no tenían esa herramienta con la que se puede demostrar que se había tirado. Pero el futbolista, que es listo, se ha amoldado mucho mejor al VAR que los árbitros, ahora buscan el contacto para provocar el penalti", apunta Iturralde González, exárbitro internacional y experto arbitral en AS y la Cadena SER. Y pone un ejemplo para su argumentación: "Para mí el que le pitan al Athletic ante el Levante. Si te fijas, Berenguer se está tirando a buscar el penalti. Si el árbitro pita y existe contacto, el VAR no le va a decir que existe un error claro y manifiesto. La clave está en quién ha empezado el contacto y quién se ha tirado. Hay un montón de jugadas que se han pitado penaltis por contactos pero que realmente no son penaltis. El que busca el contacto es el delantero. En el campo el árbitro ha visto contacto y lo pita y en el VAR, como son muy corporativistas, deciden sustentar la decisión de su compañero al existir contacto".
Mendilibar, en la misma rueda de prensa que afirmó que en la liga española son todos una "banda de tramposos, apuntó a esas exageraciones de los atacantes: "Nos tocan y parece que nos han matado". Pero el problema que tienen los árbitros ahora para castigar las simulaciones es que exista contacto."Arbitralmente hablando, cuando nosotros estamos en el terreno de juego tenemos que tener la certeza absoluta de que ese jugador ha simulado y como consecuencia es merecedor de una sanción disciplinaria. Si no tienes esa certeza es preferible abstenerse porque puede haber sido objetivo de penalti. Pero si tienes la certeza, por supuesto, hay que sancionar porque así está tipificado en las reglas del juego", respondió el árbitro internacional Del Cerro Grande a este periódico el pasado martes en rueda de prensa. Y añadió: "Todos pensamos que la llegada del VAR tuvo un efecto inmediato en la reducción de las simulaciones por parte de los jugadores. Ahora nos encontramos en un escenario nuevo en los que hablamos de penaltis con contactos ligeros".
"Utilizan algunos contactos para caer y permanecer en el césped a la espera que el VAR recomiende al árbitro una revisión"
Circular CTA
Esos penaltis con contactos ligeros son uno de los retos del Comité Arbitral. En el seminario de pretemporada, resaltaron la importancia de que sus colegiados no cayeran en esa trampa de los jugadores, como viene recogido en una circular del CTA: "Se observa como los participantes en el juego, conociendo la existencia del VAR, utilizan algunos contactos para caer y permanecer en el césped a la espera que el VAR recomiende al árbitro una revisión". Y prosigue: "Durante los seminarios se ha insistido en la necesidad de una correcta evaluación de esos “pequeños contactos” que no deben ser sancionados como penalti, ni el VAR debe recomendar al árbitro la revisión de la acción aún apreciándolos en el chequeo de las imágenes que hacen de cada incidente dentro del área. En definitiva, la recomendación dada a los árbitros es no sancionar esos pequeños contactos y a los VAR que no intervengan en ese tipo de acciones evaluadas por los árbitros. Únicamente en acciones claras y manifiestas deben recomendar la revisión al árbitro".
El CTA, en su última comparecencia, mostró su satisfacción en la actuación de sus árbitros en este tipo de penaltis. "Estamos satisfechos con la intervención del VAR en las jugadas de área. Si existe la evidencia, esta temporada se están rectificando más penaltis sancionados por los árbitros y se interviene un poco más para sancionar penaltis no señalados", afirmó Velasco Carballo, presidente del CTA.
Iturralde González anima a enseñar más amarillas y apunta al Comité de Competición como uno de los culpables de que no se haga: "Es un mal endémico. Cuando hay contacto el Comité de Competición le quita las amarillas. Y los árbitros amonestan, pero luego los comités les quitan la razón y se la dan a los jugadores diciendo que no es simulación. Soy muy crítico con los Comités de Competición porque siempre digo que saben mucho de leyes, pero de arbitraje y de fútbol no saben. ¿Y qué que haya contacto? Ese contacto no es suficiente para tirarse. Velasco dice que tienes que estar muy seguro por si amonestas y luego se ve que es penalti. Para no quedarse con el culo al aire. Pero a lo mejor es mucho mejor quedarse cuatro veces con el culo al aire y hacer ver al jugador que, aunque haya contacto, vas a penalizar la simulación". Y anima a que los árbitros a castigar esas acciones: "Están pensando en lo que van a hacer el Comité de Competición y no les debería de importar. Si se la sacas los jugadores, aunque luego se la quinten, saben que durante ese partido ya tienen una amarilla y si les sacan otra les pueden mandar a la calle y dejar a su equipo con uno menos. Puede quedarse 40 minutos en calle por ver una segunda. Eso reafirmaría la labor arbitral".
Los jugadores están sabiendo como sacar partido al VAR en cierto tipo de jugadas. "Sin saber el protocolo, los jugadores saben los puntos débiles del VAR y dónde se pueden beneficiar más a este sistema. Al final es ver quién se adapta antes", asegura Iturralde. Y no solo en los penaltis por contacto ligero, sino también por las manos. Son muchos los jugadores que afirman no conocer el criterio de las manos y pensar que toda mano en el área es penalti. Por ello, algunos miembros del fútbol advierten que algunos jugadores ya apuntan a los brazos del defensor para forzar un chequeo del VAR y un posible penalti a favor.
Según el Comité Arbitral, se han dado 73 jugadas de manos y han acertado en el 93%. No pitaron ningún penalti por mano que no fuese y sí se les quedó por pitar cinco penas máximas por este motivo (dos por tener el brazo a la altura del hombro y tres por estar en posición antinatural). Las acciones que más veces son sancionados son las manos de los defensores por tenerlas en posición no natural y ocupando un espacio (el árbitro pitó 7 desde el campo y en otras seis ocasiones el VAR recomendó revisar una jugada de este tipo).
👋🏻⚽️ Estos son los criterios marcados por el Comité Técnico de Árbitros (@CTA_RFEF) para la sanción de las manos en el fútbol español.
— RFEF (@rfef) March 2, 2021
👨🏻🏫📺 Vídeo completo con ejemplos prácticos de cada acción. pic.twitter.com/3urLtUUHgS
Los jugadores también están aprovechando la ausencia del público en las gradas para meter mayor presión a los árbitros y sacar provecho. Una técnica de mobbing que el CTA ha percatado que está aumentado y que quiere castigar con contundencia. "No se puede debilitar la figura del árbitro", afirmó Clos Gómez, director del Proyecto VAR, a principio de temporada. Por ello, se dio la orden de sacar una amarilla como mínimo a un jugador de los que acorralen al árbitro para protestar. Además, los trencillas recibieron la orden de ser más severos con los banquillos y expulsar a cualquier entrenador o jugador que esté en la grada y proteste de manera excesiva.
Aunque las protestas y presiones a los árbitros no son nada nuevo, como explica Iturralde: "Es un tema psicológico que tienen estudiado desde toda la vida. ¿Cuándo un árbitro ha cambiado de opinión después de que le hayan protestado? Protestan para condicionarte la siguiente decisión. No les importa la jugada que acabas de pitar, porque ya saben que si has pitado penalti o roja lo vas a mantener, pero tratan de condicionar todas las decisiones posteriores. Eso es mobbing. Cuando los jugadores van a comer la cabeza a los árbitros para que vayan a ver el VAR no les amonestan. Siempre que hay que tomar decisiones de VAR les van a comer la cabeza. Si hubo amarillas cuando estaban en el monitor viendo la jugada y fueron a molestarles. No querían VAR, puesta lo tienen. ¿Qué tienes que protestarle mientras se revisa?".
Pese a que se ha puesto ese foco sobre este tipo de actuación de los jugadores, el Comité Arbitral ha presumido en las últimas temporadas de ir reduciendo las sanciones por protestas. De las 266 cartulinas por este motivo en la última campaña sin VAR, se pasó a 220 en la 2018-19. La pasada volvió a reducirse a 218 y esta acumulan 120. En una proyección del ritmo de amarillas por protestar por partido, la cifra de esta temporada podría rondar 183. Una cifra muy inferior a la de la campaña anterior pese a que se haya puesto el foco en castigar este tipo de comportamientos.