Los 'malditos' postes cuadrados
Los 'malditos' postes cuadrados

ESPECIAL COPA DE EUROPA

Los 'malditos' postes cuadrados

El Saint-Étienne de los 70 y el Barça de los 60 salieron mal parados de su primera final de la Copa de Europa debido a los postes cuadrados de las porterías, que evitaron en más de una ocasión un triunfo que no fue.

Era un 12 de mayo de 1976, Hampden Park albergaba la final de la Copa de Europa. Al terminar el partido, los aficionados del Saint-Étienne, finalista de aquella edición, se levantaron de sus asientos con un rostro apesadumbrado y renegando con la cabeza. La razón de tal desasosiego no fue porque un coloso Bayern, liderado por estrellas como Franz Beckenbauer, Gerd Müller o Karl-Heinz Rummenigge, batiera al conjunto francés. El verdadero azote del Saint-Étienne en aquella final fueron los postes cuadrados de las porterías que regentaban el estadio del Celtic de Glasgow. Los arcos repelieron hasta dos veces las ofensivas de los verdes. 15 años atrás, el Barcelona de Ladislao Kubala, Zoltan Czibor y Sandor Kocsis salió igual de mal parado que el equipo francés al mandar repetidamente el esférico a la madera en el Wankdorf de Berna. Estas dos finales europeas alimentaron la teoría de que esos 'malditos' postes privaron tanto al Barça como al Saint-Étienne de su primer cetro europeo y no los muchachos de Bela Guttman (Benfica) y Dettmar Cramer (Bayern).

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FUTBOL 10/11CINCUENTA AÑOS DE LA COPA DE EUROPA TOMO 4 TOMO4 COPA DE EUROPA 1976 FINAL12/05/76 PARTIDO BAYERN MUNICH - SAINT ETTIENE OCASION PARADA CURCOVIC

El Saint-Étienne se presentó en la final del 76 como el equipo de moda en Francia. Bajo las órdenes de Robert Herbin, futbolista de la entidad entre 1957 y 1972, los verdes dominaron con claridad en el ámbito nacional, consiguiendo dos dobletes (1973-1974 y 1974-1975). El éxito del equipo radicaba entre una mezcla de jugadores experimentados y otros formados en la casa. Hasta nueve futbolistas del centro de formación fueron alineados en la final de Hampden Park. El Saint-Étienne, cerca de doctorarse, tenía en frente a un Bayern que precisamente en la edición anterior lo eliminó de la competición. El encuentro comenzó con muchos nervios para los verdes; Gerd Müller abrió la lata a los 2 minutos. Con el corazón en un puño los aficionados del Saint-Étienne se temieron lo peor. Sin embargo, el árbitro anuló el tanto por fuera de juego. A pesar del consuelo inicial, el resto de la contienda se convirtió en un cúmulo de sucesos más propios de una tragicomedia que no de un partido de fútbol. Dominique Bathenay, mediocampista, soltó un latigazo desde fuera del área que escupió la madera. No había tiempo para lamentaciones. Cinco minutos después se repitió el mismo desenlace: el volante Jacques Santini cabeceó un balón que salió despedido de nuevo por culpa del poste. En ese pequeño lapso de tiempo se esfumaron las posibilidades para el Saint-Étienne de ser el primer equipo francés en levantar la Orejona. El Bayern no perdonó. Una falta previamente ensayada entre Beckenbauer y Franz Roth terminó en gol de este último; disparo a ras de suelo que sorprendió al meta yugoslavo Ivan Curkovic. El marcador se mantuvo intacto hasta el final y el Bayern corroboró una frase que acuñaría casi veinte años después de aquella final el delantero Gary Lineker. “El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, juegan 11 contra 11, y siempre gana Alemania”.

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FUTBOLBERNA 1961 FOTO COLOREADA FINAL COPA DE EUROPA BARCELONA - BENFICA FINAL DE LOS POSTES POR SER CUADRADOS HALA..... PUBLICADA 17/05/06 NA MA15 2COL

El 'ogro' alemán y las porterías de Hampden Park sepultaron a un brillante Saint-Étienne. El Benfica y los arcos del Wankdorfstadion de Berna hicieron lo propio con el Barcelona del interino Enrique Orizaola. En 1961, los azulgrana llegaban con la vitola de ser el conjunto que puso fin en dieciseisavos al monopolio europeo del Real Madrid, vencedor de las cinco anteriores ediciones. El Barça golpeó primero en la final mediante un remate de cabeza de Kocsis. Festajaba la afición azulgrana cuando de repente el Benfica hincó el diente por partida doble. Primero con un pase en profundidad de Mário Coluna que desactivó el cerrojo azulgrana; Fernando Cruz cogió el regalo de su compañero por el flanco izquierdo y centró para que José Águas rematase a placer con Antoni Ramallets ya vencido, tras una mala salida. Empate. Después vino la jugada de los disparates: un jugador del Benfica lanzó un balón en alto que conectó con la cabeza del rival, Enric Gensana. El defensa calculó mal y el remate fue hacia atrás, tocó el palo izquierdo de Ramallets y terminó botando en la línea de gol. El árbitro decretó el tanto al considerar que el esférico traspasó la línea. Para mala suerte de Ramallets, que renegaba con la mano la decisión, el VAR no existía aún. La segunda mitad no comenzó mejor. Coluna enganchó un balón aéreo para aumentar la ventaja y a partir de ahí no le quedaba otra al Barça que remontar. Las embestidas se multiplicaron: remate de cabeza de Evaristo que el poste repelió; Kubala amortiguó el cuero con el pecho y conectó un disparo que tocó primero el palo izquierdo y luego el derecho. Más aún; una volea imparable de Czibor chocó con el travesaño, pero esta vez sí que se coló en la red. El arreón final no tuvo premio: 2-3 y la Copa de Europa fue a parar a las vitrinas del Benfica.

“Los postes cuadrados alimentan la leyenda, pero a decir verdad, el partido fue mucho más igualado de lo que se quiso hacer creer”

Dominique Bathenay, excentrocampista del Saint-Étienne

Pero ¿cómo sentó al Barcelona y al Saint-Étienne estrellarse una y otra vez con la madera, que a la postre enterró cualquier posibilidad de levantar la Copa de Europa? Pues bien, el equipo francés quiso abrazar la leyenda a pesar del trauma que supuso perder aquella final. En 2013, la entidad se adjudicó las porterías de la final de Hampden Park por unos 20.000 euros al descubrir que reposaban desde hacía un tiempo en un pub de Glasgow. Esos postes lejos de ser repudiados se han convertido en el polo de atracción de la principal sala del museo. Son un trofeo más que atestigua la época dorada del Saint-Étienne. Además, Bathenay y Santini, quienes estrellaron el balón a la madera, no han hecho gala de ningún tipo de resentimiento. “Los postes cuadrados alimentan la leyenda, pero a decir verdad, el partido fue mucho más igualado de lo que se quiso hacer creer”, comentó Bathenay en el rotativo La Tribune-Le Progrès. Santini compartió la misma visión de los hechos que su compañero en unas declaraciones recogidas en el libro “Nos années en vert” (Nuestros años de verde): “Los postes cuadrados no tienen nada que ver en esta historia. Cabeceé simplemente la pelota con la frente, cuando estaba al final de la carrera. Así que cogió una trayectoria ascendente en vez de una dirección más recta o descendente”.

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B s/n- REPRO... SIGFRID GRACIA (IZQ) Y LUIS SUAREZ (CENTRO) AFECTADOS TRAS LA DERROTA EN LA FINAL DE LA COPA DE EUROPA CELEBRADA EN BERNA EN 1961 FRENTE AL BENFICA-

Al Barcelona, en cambio, le costó digerir la final de Berna. En una cena que se celebró horas después de la fatídica noche europea, Orizaola sugirió a los dirigentes de la UEFA borrar del mapa futbolístico los postes cuadrados, ya que por su forma geométrica podían infligir un gran daño a los futbolistas que chocasen con ellos de forma fortuita. Orizaola, a cambio, propuso implantar los palos cilíndricos, más seguros y quien sabe si portadores de mejor suerte. La UEFA en un primer momento no atendió la demanda del técnico del Barcelona, pero poco después le informó de que trataría la cuestión. En el centro de la diana de la historia azulgrana y verde, los postes cuadrados se vieron por última vez en 1987. Fue durante un Escocia-Brasil que terminó en 0-2. La FIFA alegó que sustituirlos por los palos cilíndricos aportaría partidos con más goles. A pesar de su desaparición, la leyenda ya estaba escrita.

 

 

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