Cristiano contra Messi, Juventus contra Barcelona y Arthur contra Pjanic. El destino ha querido emparejar en el mismo grupo a dos equipos muy relacionados en lo deportivo y en lo que a mercado se refiere en las últimas temporadas. La suerte de ambos es que Dinamo de Kiev y Ferencvaros son invitados sencillos de grupo, por lo que, presumiblemente, ni juventinos ni culés tendrán problemas para superar la primera fase. Eso sí, queda en el aire cuál de los dos pasa como líder de grupo. Se lo van a jugar los dos casi a una eliminatoria directa.

Los platos fuertes del grupo llegarán cuando se midan Juventus y Barcelona, en la segunda y en la última jornada. La visita a Turín de los culés puede ser un poco prematura teniendo en cuenta que el equipo de Koeman todavía está en construcción. Es de esperar que se dejen muy pocos puntos ante los otros dos rivales del grupo, por lo que hasta la última jornada, en el Camp Nou, seguramente no se decida cuál de los dos acaba como líder. Al Barça le favorece jugar ese partido como local.

El Barcelona regresa a Europa habiendo perdido la condición de cabeza de serie en el sorteo, una consecuencia directa de su mal curso pasado. Este hecho supone una dificultad añadida que viene a sumarse a un trauma europeo que crece cada año que pasa y que atenaza al equipo blaugrana, que, como adelantó Messi parece “que no le da” para luchar en Europa. La eliminación en cuartos de final a partido único en Lisboa a manos del Bayern de Múnich por 2-8 supuso un punto de inflexión tremendo que demostró que no se podía seguir escondiendo por más tiempo el elefante en el pasillo. Esa derrota llegaba después de la debacle de Anfield por 4-0, la de Roma por 3-0 y de la eliminación a manos de la Juve. Lejos de irse corrigiendo esta deriva, el Barça ha ido hundiéndose más en su complejo. La solución, con un equipo rejuvenecido, la llegada de Koeman y el papel de Messi, probablemente en su última oportunidad de ganar esa copa “linda y deseada” con el Barça pasa por un cambio de mentalidad a la hora de afrontar esta competición. Más que pensar en ganarla, el Barça tiene que superar un trauma europeo que ya hace demasiados años que dura.

La estrella: Messi

Obviamente, Messi es la gran estrella del equipo, pero nadie como el joven Ansu Fati de 18 años para levantar la bandera de un equipo que busca un nuevo clic en Europa después de una experiencia traumática. Su aparición el curso pasado le sirvió para convertirse en el goleador más joven de la competición. Messi, si está bien, será el líder junto al joven crack. La incógnita es saber cómo responderá físicamente el argentino en una temporada en la que está bajo la lupa por lo ocurrido en verano con su intento fallido de dejar el club.

El entrenador: Ronald Koeman

Vino para hacer una revolución en el vestuario y se quedó a medias, pues no han llegado todos los jugadores que él pretendía. Conoce la casa, es querido por la afición y tiene mucho que ganar y poco que perder. Eso sí, su currículum hasta llegar al Barça no es muy ilusionante. A su carácter de mano de hierro debe añadir todos los matices futbolísticos que ha ido adquiriendo con el tiempo. Especialmente buena fue su etapa reciente con la selección holandesa, lo que le ha hecho ganarse una oportunidad que hasta hace poco parecía improbable.

El 4-2-3-1 es el nuevo esquema del Barça y los aficionados se tendrán que acostumbrar a él. De esta manera el equipo se blinda un poco más en mediocampo y encuentra más sentido a jugadores como De Jong o Coutinho, que hasta ahora en sus etapas en el Barça con otros entrenadores se habían mostrado algo perdidos. Eso sí, encajar a Griezmann sigue siendo un dolor de muelas y puede convertirse una vez más en un problema de gran índole.

Andrea Pirlo acaba de empezar su periplo como entrenador y pedirle que rompa enseguida el gafe con la Champions de la Juventus, que dura desde 1996, es injusto… Pero a la Vecchia Signora no le queda otra. Si Agnelli tiró la casa por la ventana para Cristiano fue para que su club creciera a nivel mediatico y como entidad, claro, pero sobre todo porque el luso parecía lo que faltaba para levantar por fin la Orejona. En sus primeros dos cursos de bianconero, el exmadridista tuvo que rendirse en cuartos y octavos de final, y este año, que puede ser el del décimo scudetto consecutivo (aunque Inter y Atalanta, al parecer, no se lo pondrán fácil) esperarse algo más es obligatorio. Sin embargo, es innegable que la de este curso será una Juventus repleta de incógnitas y en construcción, con un técnico sin experiencia en los banquillos, pero que fue un verdadero Maestro en el césped. El fútbol líquido y ofensivo que explicó el entrenador en su tesis de grado puede funcionar bien en Europa, pero serán sus talentos los que marcarán la diferencia. Cristiano y Dybala son los lideres técnicos de un equipo que se ha renovado bastante, buscando caras nuevas y jóvenes. El regreso ‘a casa’ de Álvaro Morata completó la delantera, Federico Chiesa fue la bonita sorpresa en el día del cierre del mercado, Dejan Kulusevski ya demostró que puede dar la talla, Arthur deberá mandar en una medular donde Weston McKennie promete. Lo que se espera, además, es que Pirlo reconvierta a la zaga bianconera en lo que siempre fue: una fortaleza inexpugnable. Bonucci, De Ligt y Chiellini, sin Sarri, deben volver a ser un arma más.

La estrella: Cristiano Ronaldo

Desde que el portugués ha llegado a la Juventus, ha ido de menos a más. En su segundo curso bianconero ha regresado a acercarse los números fenomenales que protagonizaba en el Madrid, acabando con 37 goles en 46 partidos. Su maravilloso 2020 confirmó que la adaptación al Calcio ya se ha completado. Sigue dejando boquiabiertos a todos con sus números, incluidos los más de 100 goles que lleva con la selección portuguesa. Un animal del área y del remate que ha ido evolucionando como futbolista, de extremo a goleador.

El entrenador: Andrea Pirlo

La primera experiencia como técnico para Pirlo es dirigir ni más ni menos que a la Juventus. A Sarri no le bastó con ser campeón de Italia para seguir en el cargo, y el club apuesta por uno de sus jugadores más legendarios en la última época. En los primeros partidos en el banquillo, Pirlo ha dejado decisiones un tanto extrañas y de cambio de posiciones de los jugadores. Si consigue adaptar sus ideas a la plantilla con la que cuenta y el equipo gana en frescura, se puede ver una Juventus mucho más dinámica tácticamente que estos años.

Varios futbolistas nuevos le dan un toque diferente a la Juventus con respecto a las últimas. Para empezar, Arthur puede hacer que su juego absorba mucho más balón, algo con lo que fideliza mucho Pirlo. Kulusevski y Chiesa aportan frescura en ataque y pueden entrar por los costados o acompañar a Cristiano. Lo mismo ocurre con Morata, un nueve puro y de área. Y por supuesto sigue el peligro de contar con Cristiano en ataque, capaz de hacer gol en cualquier jugada.

Mircea Lucescu es un viejo enemigo del Barcelona, aunque en realidad el elemento picante de su llegada a Kiev es en clave nacional: que una leyenda del Shakhtar, donde estuvo doce años, haya fichado ahora por el eterno rival ha provocado sentimientos encontrados en ambos clubes. Pero necesitaba el Dinamo agitar algo para modificar una inercia deprimente: el año pasado casi le quitan la segunda plaza el Zorya, el Desna y el Oleksandriya, tres conjuntos con los que peleó en una batalla a cuatro muy pareja. La ilusión la aportan los jóvenes, con cuatro jugadores sub-21 en el equipo titular que ganó con suficiencia al Gante en la previa. Supriaha y Shaparenko son los más estimulantes.

La estrella: Supriaha

La figura de la Ucrania campeona del mundo sub-20 marcó 15 goles en su cesión al Dnipro-1 la temporada pasada. Ahora regresa a Kiev ya convertido en el punta titular. Mucha calidad fuera del área, no es un delantero centro sino más bien un acompañante al punta. Ahí destacó en el Mundial Sub-20 cayendo mucho a bandas y a recibir de espaldas. En el Dinamo ha logrado tener también esa responsabilidad para generar los ataques de su equipo. Uno de esos jóvenes prometedores que están despuntando en Ucrania.

El entrenador: Mircea Lucescu

Un mito absoluto de los banquillos, especialmente en el fútbol de Ucrania. Alcanzó la gloria en el Shakhtar y lo hizo un equipo competitivo. Ahora ha dado el salto al gran rival histórico, en una decisión que generó mucha polémica entre los hinchas de su antiguo equipo. Veterano, tácticamente muy completo, siempre competitivo en los partidos ante conjuntos grandes, el técnico rumano ha logrado ser un fijo de la Champions temporada tras temporada con la dificultad que tiene eso lejos de las grandes ligas.

Algunos jugadores jóvenes en ataque y gotas de calidad de sus extranjeros por las bandas hacen del Dinamo un equipo peligroso cuando ataca. Como siempre con Lucescu, todo el bloque trabaja mucho en defensa y especialmente comprometidos son los futbolistas del centro del campo. Eso hace que defensivamente el Dinamo haya mejorado mucho últimamente. Hasta Bushchan en la portería ofrece garantías como para que el equipo sea competitivo.

No es fácil, con el formato actual, que el campeón magiar se meta en la fase de grupos. Tuvo que pasar cuatro previas, algunas de ellas meritorias, como aquellas en las que echó al Celtic y al Dinamo de Zagreb. Lo ha conseguido con Sergei Rebrov como técnico y su premio será enfrentarse al club en el que fue leyenda.

La estrella: Nguen

El noruego de origen africano es el más habilidoso del cuadro húngaro. Parte desde la izquierda y desborda hacia dentro. Ha arrancado la temporada promediando más de un gol por partido. Inteligentísimo en las diagonales hacia la espalda de los centrales, sabe intuir los pases de los compañeros y convertirlo en asistencias. Nació en Kenia como hijo de refugiados sudaneses y llegó a Noruega a los 5 años. Jugó con las categorías inferiores noruegas antes de dar el salto al fútbol de Hungría.

El entrenador: Serhiy Rebrov

Jugador recordadísimo por formar pareja atacante con Shevchenko en aquel Dinamo de Kiev que le endosó un 0-4 al Barça en el Camp Nou, en su etapa como técnico ha terminado en Hungría y, curiosamente, deberá medirse a su exequipo y al Barça, de nuevo. Enseguida dio el paso del césped al banquillo en el Dinamo de Kiev, el equipo de su vida aunque por nivel se le quedó pequeño y acabó saliendo al Tottenham y a otros clubes potentes de Europa. Tras dirigir al Dinamo, pasó por el Al Ahli saudí y ahora triunfa en Hungría.

Varias rondas previas superadas pese a que es un equipo que sufre bastante en defensa y cuando se mete dentro del área. Le han salvado en este periplo en la Champions sus jugadores de ataque, algunos de los cuales pueden llegar a ser peligrosos si encuentran el punto de inspiración. Uzuni, Boli y Nguen pueden causar problemas con espacios. Poco más.