El estilo de juego de toque, de cuidada elaboración y continua movilidad que elevó a los cielos al Barça de Guardiola y a la selección española ya solo tiene admiradores en la teoría, y menos en la práctica. En los últimos tiempos, lo efectivo es contragolpear a un ritmo frenético.
El fútbol, como la vida, está en cambio constante, donde nada ni nadie sobrevive a una fecha de caducidad. Renovarse o morir. Sin embargo, hay quien prefiere morir por defender una identidad e ideología de juego hasta el final, aunque esta no le dé sus frutos. El debate está abierto y reinventarse tiene que ser una opción a tener siempre en cuenta.
El sinónimo de éxito en el pasado no tiene por qué servir en la actualidad. El tiqui taca, modelo de juego de la generación irrepetible del Barça de Guardiola y de la gloriosa época dorada de la selección española, está viviendo horas bajas. No ha desaparecido. No está muerto. Ahora bien, cada vez es más difícil encontrar entrenadores que se agarren a esta filosofía y ya no apuestan por este estilo en su pizarra. Las variaciones son múltiples. Pero ahora el fútbol de posesión ha dejado paso al fútbol vertical y directo.
La Champions, máxima expresión de hacia donde camina el fútbol, ha reflejado que el ‘rock and roll’ está ganando muchos adeptos. Ya en el Mundial de Rusia de 2018 se dejó entrever que el fútbol moderno pasaba por la verticalidad y el contragolpe. Este se caracteriza por ser la acción rápida de un equipo tras un robo del balón al rival. Una vez recuperado el balón, entre pocos jugadores, alcanzan la portería contraria con rapidez para provocar una ocasión de gol. Aunque el Bayern sigue teniendo superficialmente la huella de Guardiola, lo cierto es que en la Champions 19/20 los cuatro semifinalistas, Bayern de Múnich, RB Leipzig, PSG y Olympique de Lyon, se han caracterizado por un juego rápido y vertiginoso en ataque, con transiciones verticales, un ritmo y una presión alta y una gran capacidad para golear.
Johan Cruyff, el creador
Hay un entrenador pionero que sembró la primera semilla de un estilo de juego que ha llegado a ser tan vistoso y dominador como eficaz. Referente e ídolo como futbolista, también logró la admiración absoluta como técnico. Johan Cruyff instauró y patentó en Barcelona una identidad y un modelo que ha creado escuela en La Masía y que los culés se niegan a enterrar: el tiqui taca.
Koeman, actual entrenador del Barça, anotó el tanto de la victoria en la primera Champions del FC Barcelona.
El ‘Flaco’ llegó a finales de los 80 a un Barça que atravesaba una situación complicada. Renovó y revolucionó la plantilla, con hasta 15 bajas, y, aunque sus ideas tardaron en cuajar, consiguió establecer el espectáculo en el Camp Nou con un estilo basado en la posesión y en la diversión con el balón. Alcanzó la gloria con la consecución de la primera Champions para la entidad culé en Wembley, con gol de Koeman, nuevo entrenador del Barça. El ‘Dream Team’ por fin consiguió su gran obsesión y regaló la ‘Orejona’ a los blaugranas, que tanto habían soñado con ella. Desde 1988 a 1996, con Cruyff en el banquillo, el Barcelona consiguió 11 títulos: 4 Ligas, 1 Recopa, 1 Supercopa de Europa, 1 Copa del Rey, 3 Supercopas de España y la deseada Copa de Europa.
Pep Guardiola y el mejor Barça de la historia
Ha hecho bandera de este estilo Pep Guardiola, discípulo del holandés, que quiso continuar el legado en el juego de Cruyff con el Barça y lo convirtió en el mejor equipo de la historia culé y uno de los mejores equipos de la historia del fútbol. Al igual que el ex jugador del Ajax, Guardiola también hizo limpia en el vestuario del Barça en su llegada. Entre sus señalados, tres de las estrellas del Barça campeón de Europa de 2006, Ronaldinho, Deco y Samuel Eto’o. Los dos primeros terminaron abandonando el club. La jugada le salió bien, ya que al final del año siguiente, 2009, el FC Barcelona había logrado algo insólito: el sextete (Liga, Copa del Rey, Champions League, Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundialito de Clubes). Su apuesta por la cantera con Pedro y Busquets, sumado a una defensa consistente y segura al mando de Puyol y Piqué, un centro del campo inigualable con Xavi e Iniesta, que les venía el estilo como anillo al dedo, y la explotación en ataque con la consolidación de una estrella mundial, Leo Messi, hizo a Guardiola un coleccionista de títulos, imponiendo un estilo que los equipos iban a tratar de imitar.
El tiqui taca, ideología de la selección
El reflejo de este Barça controlador y creador desde el centro del campo llegaría a la selección española de los “bajitos”. En 2008, antes de la llegada de Guardiola al primer equipo, ya tres jugadores del Barça estuvieron en el once titular frente a Alemania: Puyol, Xavi e Iniesta. En 2010, en el Mundial de Sudáfrica, este número se incrementaría hasta 7 futbolistas en la final contra Holanda: Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Villa, fichaje ese mismo año. Y uno menos, 6, en la final de la Eurocopa de 2012 frente a Italia: Piqué, Jordi Alba (que fichó por el Barça durante el torneo), Busquets, Xavi, Iniesta y Cesc Fàbregas.
7 futbolistas del FC Barcelona salieron en el once titular en la final contra Holanda del Mundial de 2010: Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro y Villa, fichaje ese mismo año
Aunque es difícil señalar a alguien como el primero, es cierto que fue Luis Aragonés quien apostó antes por el tiqui taca y así se bautizó al estilo de juego de la selección en la Eurocopa de 2008. Fuese como fuere, Luis Aragonés, Pep Guardiola y Del Bosque se alimentaron y complementaron teniendo como base el estilo del toque con dinamismo. Pasar y moverse. Moverse y pasar. Este estilo sobrevivió, y a qué nivel, cuando se mantenían tres pautas indispensables: movilidad de los jugadores en el campo para crear espacios, gran velocidad en la circulación de balón, y un gran talento dentro del terreno de juego y en el banquillo para tener alternativas que el rival no sepa frenar. Así, España consiguió la triple corona: Eurocopa en 2008, Mundial en 2010, y otra vez Eurocopa en 2012.
España ha querido seguir fiel al estilo que tantas alegrías le ha dado, pero los jugadores han ido cambiando y la influencia de Guardiola ha dejado de ser tan directa. Sin Xavi, sin Iniesta y sin Silva es más complejo que el tiqui taca sea eficaz. España ha pecado de tener miedo a tocar una filosofía de juego y a veces el estilo debe cimentarse a través de los jugadores con los que cuentas y no al revés. Piqué fue uno de los primeros en pronunciarse para introducir cambios en el estilo del Barça con la salida de Guardiola, que se puede extrapolar al juego de la selección: "Si nos están apretando, tirar dos balones largos no es malo, es cambiar el juego, es oxigenar. En el fútbol hay que mejorar cada año, desarrollar, porque al final la gente te conoce", declaró en 'Extra Time', el suplemento del diario deportivo La Gazzetta dello Sport.
Löw lo imitó con éxito
Y mientras la selección se acercaba a un fin de ciclo, Löw había conseguido que su selección se convirtiera en una “España a la alemana” y el tiqui taca en el ‘tiki taken’. El seleccionador cogió el testigo de La Roja y este estilo volvió a triunfar en un Mundial. Fue en el de Brasil 2014. Con Kroos como heredero de Xavi, los germanos terminaron la primera mitad de la final frente a Argentina con 63% de posesión frente a 37% de los albicelestes, la mayor diferencia en la final de un Mundial. Hay más estadísticas que reflejan que Alemania basó su juego en las posesiones largas y en el toque: Neuer terminó el Mundial con más pases realizados que Leo Messi (244 frente a 242). Además, la selección bávara fue la más efectiva de cara al gol. Anotó 18 goles, de los cuales 15 fueron proceso de la posesión y del juego combinativo y los 3 restantes llegaron a balón parado.
La escuela holandesa del Ajax de Erik ten Hag
En los clubes europeos, en la actualidad, más allá de Guardiola con el Bayern primero y el Manchester City después, es difícil encontrar técnicos que sigan apostando por el tiqui taca. Pero aún se encuentran y con mucho trabajo y éxito en su espalda. Es el caso de Erik ten Hag, entrenador del Ajax. Admirador de Guardiola, con el que coincidió en el Bayern dos años, se convirtió en su alumno más aventajado. "Aprendí muchísimo con Pep. Su filosofía es sensacional. Lo que hizo en el Barça, en el Bayern y ahora en el City... Ese juego ofensivo y atractivo es además muy rentable porque gana muchos títulos. Yo intento implementar esa estructura en el Ajax", declaró antes de eliminar al Real Madrid en Champions en la temporada 2018/2019. Esta campaña fue la cima hasta ahora de su Ajax, que llegó a semifinales de la Champions League con un fútbol de poesía y fantasía. Con De Jong, De Ligt y Van de Beek como pilares, el equipo de Erik ten Hag entremezcló el juego posicional y de toque de Guardiola con el fútbol total de la escuela holandesa de Cruyff y Van Gaal. Este curso, sin embargo, fue un conjunto totalmente opuesto en cuanto al estilo, el Getafe CF, el que les eliminó de la Europa League. El estilo de guerreros incansables de Bordalás neutralizó el juego de toque del Ajax.
Un estilo en declive con Setién
Setién recuperó las posesiones altas, pero no con un juego vistoso y alegre, reflejo del mejor tiqui taca.
Y uno de los últimos discípulos en abrazar al tiqui taca es Quique Setién. Con su juego ofensivo y de toque de su época en el Betis como espejo, el técnico cántabro aterrizó en Barcelona con la intención de devolver al club el estilo colectivo y de posesión de Cruyff y Guardiola. Sin embargo, su obsesión se convirtió en una pesadilla y su Barça no se pareció en absoluto al que ganó el triplete en 2009, salvo que algunos nombres seguían en el once titular. Su posesión mejoró la de Valverde, pero el mayor porcentaje no se trasladó en un juego vistoso, alegre y efectivo. En su primer partido como técnico blaugrana, el Barça alcanzó el 82% de posesión frente al Granada. Sin embargo, durante la temporada, el toque no se tradujo en goles, ni en peligro, ni en títulos. Y así es como un estilo no alcanza el éxito de sus antecesores y muere con su destitución.
Francia gana sin posesión
Llegó el Mundial 2018 y cambió la dinámica del éxito anterior. Ni el tiqui taca, ni el ‘tiki taken’. Ni España, ni Alemania. En Rusia ganó la verticalidad y el juego directo de la selección gala. El juego de Francia fue discutido, aun proclamándose campeona del mundo. La huella de españoles y bávaros influyó en que se elevara a la cima el juego de toque y esto invalidase los otros estilos también capaces de ganar. Didier Deschamps, seleccionador francés, recibió críticas debido al discutible juego de su su equipo. El tiqui taca solo era una de las posibilidades de este conjunto. A los galos no les importó ceder el esférico al equipo rival, para así, con un robo, aprovechar la velocidad y dinamita de sus atacantes, Mbappé y Griezmann, en el contragolpe. Para ganar no solo vale la posesión y Francia compitió mejor que nadie sin tener el dominio de los partidos. El conjunto de Pogba y compañía fue el más fuerte, resistente y efectivo. Cada selección ganadora tiene su historia, su estilo y sus futbolistas. Y Deschamps con una defensa sólida y de altura, formada por Varane y Umtiti, y un combinado equilibrado, consiguió que la suerte le acompañara para ser una selección pragmática y ganadora.
Bélgica impone el juego ofensivo y vertical
Francia fue el escollo de Bélgica para alcanzar la final del Mundial de Rusia. Los belgas fueron el equipo revelación del torneo y terminaron en el escalón más bajo del podio tras superar a Inglaterra en la lucha por el tercer puesto. Con figuras mundiales como Hazard, De Bruyne, Courtois o Lukaku, Bélgica alcanzó su mejor clasificación histórica. Fueron cuartos en el Mundial de México de 1986. Con Roberto Martínez en el banquillo, la selección belga se ha convertido en una garantía de juego ofensivo y un muro infranqueable en la defensa. Las ayudas constantes, el movimiento inagotable de sus atacantes, la alta velocidad, su posibilidad de contraatacar, su capacidad para imponer un ritmo lento o intenso según el juego y su verticalidad y versatilidad con un sistema moldeable han sido el sello de una generación dorada.
Klopp, cabeza líder del estilo directo
Klopp no solo ha cambiado tácticamente al Liverpool, sino también mentalmente.
Y el punto de referencia del estilo de juego frenético y directo en pleno 2020 es Jürgen Klopp. El técnico alemán ha construido una identidad en Liverpool. A su pizarra táctica ha sumado el impacto psicológico en sus futbolistas. Les ha transmitido el ADN ganador con su espíritu y liderazgo. Con Klopp al mando, el Liverpool ha conseguido la Premier que tanto se les resistía en la temporada 2019/2020, y la siempre deseada y anhelada Champions en 2019. Las transiciones rápidas, la presión alta, el despliegue físico, la intensidad en todas las zonas del campo y el sacrificio para robar y golpear son las mayores virtudes de los ‘reds’. En su esquema es fundamental su línea de ataque con tres jugadores a los que ha mejorado hasta convertirlos en cracks mundiales: Firmino, Salah y Mané. Sus delanteros cumplen con su labor anotadora, pero no se borran a la hora de echar una mano al equipo en tareas defensivas y son los primeros en iniciar la presión. La línea del centro del campo es la menos transcendente. Los de Klopp cometen pocos errores y se han convertido en coleccionistas de victorias.
Y los últimos en demostrar que este estilo se ha afianzado en Europa son los semifinalistas de la Champions League en la 2019/2020: Bayern de Múnich, RB Leipzig, PSG y Olympique de Lyon. Con un estilo frenético en ataque, intensos en la presión y con gran capacidad de contraataque y de generar gol, los cuatro mejores de esta Champions han sabido pulir sus virtudes sin ser la posesión su punto más fuerte. Claro ejemplo es el Bayern que, aunque le da importancia al control y dominio del partido con el balón, consiguió arrasar al Barça con 2-8 con una posesión repartida, 49% para el Barça y 51% para los alemanes.
Bayern de Múnich
El Bayern de Múnich ha ganado con autoridad la Bundesliga, después de empezar con dudas con Kovac como técnico. 13 puntos les separó del segundo en la clasificación, el Borussia Dortmund, con 82 puntos frente a 69. Sin muchos problemas se deshicieron del Leverkusen en la Copa. Y pusieron la guinda a la temporada con la victoria por la mínima a los parisinos en la final de la Champions League de Lisboa. El conjunto germano de Hans-Dieter Flick ha logrado repetir el triplete que ya consiguió en 2013 con Heynckes.
El victorioso desenlace de la temporada era inimaginable en noviembre cuando el Bayern iba séptimo en la liga alemana. Flick llegó como el salvador de un equipo escaso de confianza. En un principio llegó para unas semanas, pero los resultados empezaron a llegar con él al mando y le dieron esa oportunidad que no ha dudado en aprovechar y que tanto agradecen los jugadores y los aficionados bávaros.
El conjunto de Flick no ha conocido la derrota en este 2020. El último partido que no consiguió sumar fue el 7 de diciembre de 2019 frente al Borussia Mönchengladbach. Desde entonces, 30 partidos sin perder, con 29 victorias y 1 empate. Este fue contra el RB Leipzig, tercero en la Bundesliga y semifinalista de la Champions League. Además, en la máxima competición europea se ha convertido en el primer equipo que levanta la ‘Orejona’ invicto. No ha dejado escapar ni un solo punto, con 11 victorias, 43 goles a favor y solo 8 en contra.
El entrenador alemán impuso un sistema de 4-2-3-1, en el que sus jugadores empezaron a verse más cómodos. Con él, Kimmich se ha convertido en un jugador total, vital en el centro del campo y más que cumplidor cuando le toca cubrir el lateral derecho. Alphonso Davies ha adquirido un mayor peso e importancia como lateral largo. También Müller agradeció el cambio de técnico. Cuestionado y casi con la etiqueta de “acabado”, el jugador alemán perdió su puesto de titular en el once del Bayern. Con Flick ha pasado de revulsivo a imprescindible y el mejor compañero de Robert Lewandowski en ataque. Además, ha demostrado su versatilidad y el míster le ha probado como mediapunta, extremo, mediocentro y nueve.
Lewandowski ha firmado una temporada perfecta: Copa de Alemania, Bundesliga y Champions League y, además, ha sido el máximo goleador de la Champions con 15 goles en 10 partidos, a solo 2 de Cristiano, que posee el récord.
Flick ha convertido al Bayern en un equipo poderoso y demoledor en ataque. Defienden bien, se despliegan y atacan a una velocidad de vértigo y con una precisión absoluta. Todos los jugadores tienen aprendido que deben morder. Pero el que se encarga especialmente de esta labor es Kimmich, que piensa y actúa antes que sus rivales, convirtiéndose, sin un físico abrumador, en un auténtico robador. No hay futbolista que no conozca su función. El juego sistemático del equipo y las instrucciones concisas del entrenador han motivado que cada jugador sepa con seguridad lo que va a hacer su compañero. Así, el ritmo que impone este Bayern es muy difícil de seguir por sus rivales. A esto se suma su amplio fondo de armario con muchas alternativas en cada partido.
En un conjunto de jugadores de tanto nivel hay uno que destaca por encima del resto: Robert Lewandowski, otro ‘abuelo’ del gol. Pasar los 30 años no le han impedido realizar, seguramente, su mejor temporada con el Bayern. En 45 partidos ha anotado 55 goles y ha dado 8 asistencias. En la Champions ha marcado 15 tantos en 10 partidos. Su eliminatoria contra el Chelsea fue la más sobresaliente. Entre ida y vuelta, el delantero polaco participó en 3 goles y en 4 asistencias. Imparable. Posiblemente, le han “robado” este año su Balón de Oro.
Aunque ha sido casi invencible, es difícil conseguir el 10. El equipo germano ha tenido también puntos débiles, especialmente cuando un equipo no le deja transicionar rápido. Con pérdida en el centro del campo, su zaga sufre. La defensa bávara ha dejado huecos aprovechables en los partidos. Además, sus centrales no son rápidos, ni ágiles, y en momentos no han estado al nivel del resto del equipo.
RB Leipzig
El RB Leipzig ha hecho historia en esta Champions. Fundado en 2009, el conjunto alemán ha conseguido pasar de la quinta división de Alemania al tercer puesto de la Bundesliga en once años. Además, ha logrado colarse entre los cuatro mejores equipos de Europa en la Champions. En el camino de la competición europea ha logrado el primer puesto en su grupo y ha salido victorioso frente al Tottenham de Mourinho y contra el Atleti del ‘Cholo’ Simeone.
En la liga doméstica ha terminado en tercer lugar con 66 puntos, por 69 del Dortmund y 82 del Bayern. El conjunto de Julian Naggelsmann solo ha perdido cuatro partidos en la Bundesliga, los mismos que el campeón, el Bayern, pero se ha dejado doce empates por el camino, frente a cuatro de los de Flick. Además de goleador, con 81 goles, solo por detrás del Dortmund con 84 y el Bayern con 100, ha sido un equipo que ha encajado muy pocos goles, solo superados por el vencedor. 37 goles ha sacado de su portería el Leipzig y 32 tantos ha recibido Manuel Neuer.
El joven técnico alemán, de 33 años, se ha asentado en la élite con un fútbol vertical y ofensivo. Naggelsmann ha cambiado de dibujo según el partido, con mucha diversidad en los sistemas. Los más utilizados han sido el 3-5-2, el 3-3-4 y el 4-2-4. Pero aunque la estrategia ha variado, la ideología ha sido siempre la misma: atacar.
El RB Leipzig se ha caracterizado por atacar con transiciones muy rápidas, de dos a tres toques, con pocos pases en horizontal. No se entretienen en la construcción, pero tampoco pecan del pelotazo. Los alemanes juegan con pases verticales y dan mayor importante al talento colectivo por encima del individual. Para hacer daño utilizan los laterales, convertidos en carrileros, que dan amplitud al campo, mientras los interiores, el mediapunta y el delantero están en movimiento constante y les abren espacios. Su presión es alta, eficaz y cuando atacan, atacan con todo. Pueden llegar a acumular hasta a ocho futbolistas en el área de finalización en una jugada de ataque. En las transiciones rápidas también cobra importancia el portero, Gulácsi, que no duda en mandar balones largos a los delanteros y se convierte en una pieza más para el juego del equipo. A la presión, el dinamismo y las transiciones rápidas hay que sumar la intensidad, el físico y la agresividad que imponen los jugadores de Naggelsmann.
El nombre de Timo Werner lleva en las agendas de los grandes equipos europeos desde hace unos años. Finalmente, ha sido el Chelsea el que se ha hecho con el delantero.
La figura del equipo ha vivido su última temporada con el RB Leipzig: Timo Werner. El delantero de 24 años ha sido toda una máquina de hacer goles durante el curso: 28 goles en la Bundesliga, 4 en la Champions y 2 en Copa. Sin embargo, sus cifras podrían haber sido mayores en el torneo europeo, pero su fichaje por el Chelsea hizo que se perdiera la reanudación de la competición y no jugó contra el Atlético de Madrid en cuartos, ni contra el PSG en semifinales.
El equipo alemán sufre cuando el rival se encierra y no le deja espacios. Además, ante un equipo técnicamente muy dotado, con presión alta, el equipo puede verse desajustado y con dificultad para replegar de forma compacta y, obligado a correr hacia atrás, se ve superado.
París Saint-Germain
La temporada del PSG empezó con un título bajo el brazo. Fue el partido de Supercopa francesa ante el Stade Rennes, el cual vencieron por 3-1. Después de la Supercopa llegaron la Liga, la Copa y la Copa de la Liga. El Bayern evitó la coronación del club parisino con la codiciada Champions League. Un gol de Coman, canterano del PSG, provocó que Neymar, Mbappé y compañía tengan que esperar, al menos un año más, para levantar la Champions con el multimillonario equipo francés.
No hay debate. En cuanto a talento ofensivo, potencia y pegada, el PSG es el mejor equipo de Europa. El campeón de la Ligue 1 aúna en su línea de ataque a una constelación de estrellas: Neymar, Icardi, Di María y Mbappé. También Cavani, que busca equipo. A su dinamita en ataque hay que añadir la consolidación del doble pivote en el centro del campo, que ha aportado equilibrio y orden al equipo. El fichaje de Keylor ha fortalecido la portería. El PSG ha encajado 24 goles en la liga francesa y solo ha recibido 6 tantos en la Champions, siendo el equipo menos goleado de la competición.
Con una plantilla cada año más amplia y competitiva, el PSG ha conseguido quitarse la espina en la competición europea al pasar de la maldición de los cuartos de final. El equipo parisino ha desarrollado la capacidad de levantarse tras varios batacazos en Europa y han desbloqueado el miedo para convertirse en un serio aspirante para hacerse con la ‘Orejona’. Su mayor punto débil es su superioridad incontestable en Francia. Su dominio apabullante durante la competición doméstica da lugar a que el mayor ritmo y presión en Champions les juegue una mala pasada.
Neymar ha firmado su mejor temporada en París, liderando al PSG y llevándolo a la final de la Champions.
Los de Thomas Tuchel tienen los principios ofensivos muy bien definidos, buscando la profundidad siempre que se pueda, con un ritmo de juego alto, con la incorporación de futbolistas de segunda línea a los espacios e incluso de tercera línea por sus laterales de largo recorrido. El técnico alemán ha construido un equipo basado en el orden, en la presión y en el cambio de ritmo en ataque. Su línea atacante permuta en sus posiciones y tiende a centralizar su posición, permitiendo espacios para los laterales. Di María es el complemento ideal en la delantera, dando alas al equipo y sumando con su desequilibrio y visión de juego. También es de vital importancia para Tuchel Idrissa Gueye, por el que insistió para recalar en París. Su solvencia ha sido fundamental en la medular del equipo y su incorporación ha sido un acierto del entrenador. Y mientras el futbolista senegalés “barre” el balón a sus rivales, Verrati se encarga de la construcción y distribución del juego.
A pesar del prodigioso futuro que se espera de Mbappé y su prometedor presente, Neymar sigue siendo el líder del PSG. El brasileño es el dueño del ataque. Si ‘Ney’ sonríe, el equipo francés sonríe. El ‘10' tiene la libertad para crear, para regatear, para acumular defensores, para abrir espacios, para dejar la banda y, también, para sumar goles en su casillero. Aunque el PSG no sobresale por un estilo de juego vistoso y brillante y, a veces, incluso impone un ritmo lento, con un sistema de 4-3-3, el subcampeón de la Champions luce en el juego de ataque y en su capacidad para ganar con gran diferencia de goles.
Olympique de Lyon
El 14 de octubre de 2019, Rudi García firmaba por el Olympique de Lyon. El veterano técnico llegó como sucesor de Sylvinho, una desacertada apuesta de Juninho. Con el entrenador francés, el Lyon ha terminado la Ligue 1 en una floja séptima posición. En Copa, su camino terminó por una abultada derrota en semifinales por 1-5 y en la Copa de la Liga cayó en la tanda de penaltis. En ambos enfrentamientos el verdugo fue el PSG de Thomas Tuchel.
Sin suerte en Francia, el Lyon ha sido la sorpresa, junto al RB Leipzig, de la Champions League 2019/2020. Se clasificó segundo de grupo por detrás del mencionado equipo alemán y por delante del Benfica y del Zenit. En octavos, uno de los grandes: la Juventus de Cristiano Ronaldo. Con una victoria por la mínima en casa, por 1-0, después del parón por el coronavirus, en Italia el 2-1 fue suficiente para pasar a la siguiente ronda. Y tras vencer a un coloso llegó otro reto para el Lyon, el City de Guardiola. Sin embargo, el equipo del catalán, que partía como claro favorito en la eliminatoria, fue desmontado y derrotado por 1-3. El Lyon alcanzaba así la segunda semifinal de su historia. El viaje cesó ahí. Después de perdonar al Bayern en un inicio esperanzador, el equipo alemán no desaprovechó sus oportunidades y puso fin al sueño del equipo francés.
A pesar de su mejorable séptima plaza en la liga francesa, y su etiqueta de equipo defensivo, el Olympique de Lyon ha terminado la Ligue 1 como el tercer equipo más goleador. Rudi García ha conformado un equipo que basa todo en el repliegue y el contragolpe. Con un sistema de 3-5-2, convertido en 5-3-2 en fase defensiva, el Lyon omite la elaboración, el toque y la posesión para ser más vertical y agresivo en su juego. El centro del campo está de paso. Para Rudi, lo importante es que el balón llegue con rapidez a los atacantes, para ser veloces y directos.
Depay es uno de los nombres que suenan para sustituir a Luis Suárez en el Barça.
En este equipo, los laterales tienen la misión de proyectarse en ataque y son los encargados de la progresión del equipo en bloque y de dar amplitud y sentido a los contragolpes. El arma de la defensa es la organización y el orden. Mientras que dos son las figuras que resaltan por delante del resto: Aouar y Depay. El primero es el encargado de lanzar las rápidas transiciones. Es un malabarista del juego y sus decisiones llevan la batuta del equipo. Es el guía y la brújula. Vital para un equipo que tiene como premisa la inteligencia en el juego, para así saber escoger bien los momentos donde presionar, donde atacar o donde defender. Mientras, el delantero, es un puntal del equipo en la línea de ataque, donde su movilidad es un abanico de posibilidades para Rudi.
A pesar de ser un equipo resistente, sacrificado y con orden táctico, al Lyon le falta calidad individual y colectiva. Con la grave lesión de Depay en diciembre (el atacante se rompió el ligamento cruzado de su pierna izquierda), que le ha apartado durante gran parte de la temporada, el equipo ha sufrido la sensible baja de su estrella.