El reinicio de LaLiga ya es una realidad. Hasta ahora la competición ha diferenciado a los veinte equipos por sus diferentes propuestas. Se trata de una cuestión de estilo.
El próximo despertar del fútbol en España nos devuelve la esencia más pura del juego. Al debate regresarán las discusiones por las alineaciones de los entrenadores y las polémicas sobre los diferentes estilos. El fútbol y lo que implica en todo su ser. Las particularidades del momento amenazan con privilegiar los aspectos físicos y psicológicos, sin el público como impulso o como factor estresante, pero seguro que no cambian las esencias tácticas y técnicas de los equipos. En LaLiga se juega de veinte formas distintas, algunas semejantes entre sí y otras antagónicas, señaladas en las propuestas de los técnicos y la interpretación de los jugadores. El apoyo del Big Data ayuda a descubrir el carácter de cada equipo.
Los dibujos, a veces, confunden el relato. Se tiende a pensar que definen una idea de juego cuando solo son un medio para poner en práctica esa idea de juego. El clásico 1-4-4-2, en sus diferentes formas, es el sistema más utilizado de la competición, aunque la variante de utilizar tres centrales se ha extendido en los últimos tiempos. El 1-4-3-3 o 1-4-1-4-1 es empleado por los equipos que buscan tener mayor dominio del balón. Barcelona, Real Madrid, Sevilla y Real Sociedad son quienes más posesión acumulan (63,4%, 58,1%, 58,0% y 56,3%, por ese orden). Precisamente, son los cuatro primeros de LaLiga y los que asumen con mayor voluntad la iniciativa en los partidos.
La imposición futbolística de Barça, Real Madrid, Sevilla y Real Sociedad se construye desde atrás. La elaboración cuidada es la seña de identidad. Entre el 30 y el 40% de sus pases se producen en su propio campo. Tanto con Valverde como con Setién, el Barça custodia la misma filosofía, pero ha perdido comba. La estadística individual de entregas por partido resulta significativa. Donde antes Xavi marcaba el paso, llegando a promediar durante 2010 y 2013 más de 90 pases, ahora lo hace Busquets con 81, secundado por Pique con 74. Incluso preso de esta involución, al Barça todavía le alcanza para elevarse hasta el liderato. Desde esta perspectiva, se entiende que el control del balón es el mejor camino hacia el éxito. Sin embargo, hay quien la desmiente.
El Getafe es la negación de este apriorismo. Mantiene siempre la ventaja territorial a partir de la presión y arrojo colectivo. Su cuota de posesión media apenas alcanza el 43%, pero el conjunto de Bordalás logra que los partidos se disputen en campo rival. No se preocupa por la creación en terreno propio. Desde la verticalidad y con un bloque muy alto —79,7 pases largos por partido y 52,4 metros de distancia a su portería como posición media— arrincona a su rival y vive siempre alejado de su propia área. Este aspecto, apuntalado por su mérito en la recuperación (2,5 por minuto) en zonas avanzadas, le convierten en el equipo que mayor eficacia muestra a nivel defensivo. A nadie le disparan menos que al Getafe, apenas siete remates en contra por choque. Y cuando acechan a David Soria, el eje defensivo responde con sobriedad: 29,5 acciones buenas en área propia.
Hay otros equipos que comparten rasgos comunes con el de Bordalás. Osasuna y Eibar, comprometido este en la tabla, también despuntan por su atrevimiento posicional y alto ritmo. Al igual que el Getafe, se deciden normalmente por el 1-4-4-2. La presión del Eibar es una de la singularidades tácticas de LaLiga. Se reconoce rápidamente la determinación de Mendilibar por acosar siempre al adversario con un empuje intenso y muy adelantado. Es el equipo de LaLiga que más arriba recupera (ver gráfico superior). Los riesgos que protagoniza le han provocado desajustes de peso este curso. Se ha agrietado cada vez que superan su primera línea y se ha desfondado en el repliegue. Al Eibar le disparan relativamente poco (9,9 tiros en contra), pero en cambio es el conjunto que presenta peor registro en cuanto a goles recibidos por ocasiones de gol que le generan. Algo se ha roto, al menos de forma temporal, en el ecosistema de Mendilibar.
En la arquitectura de los ataques se condensan diferentes opciones. El Mallorca y el Valencia son los equipos que componen su ofensiva de forma más repartida entre el pasillo interior y los márgenes del campo. La apuesta no termina de funcionar con cierta regularidad en el conjunto de Celades, poco voluminoso y con escasa capacidad de desequilibrio en demasiados partidos. Solo el Alavés promedia menos remates por encuentro. Al Valencia le salva su destacada tasa de conversión (48,5% de acierto, la segunda de LaLiga por detrás del Barcelona). Si se atiende a este último parámetro estadístico, no sorprende que Leganés y Espanyol sean los equipos que cierran la lista con un 8,8% y 11,1%, respectivamente.
Por las bandas se impulsan el Sevilla y el Real Madrid, por vocación el primero y por urgencias el segundo en muchos encuentros. Ningún equipo centra tanto como estos dos. Sin embargo, la efectividad en este tipo de jugadas les diferencia. De los casi 20 envíos laterales que realiza el equipo de Lopetegui, algo más de cinco son finalizados en remate (26%). En el conjunto de Zidane esta cifra baja al 22,6%, descenso que le coloca en la undécima posición de este ranking. La razón se encuentra en esos finales apretados en los que abusa de centros con poco sentido cuando no va ganando. El exceso le perjudica. En contraposición aparece el Alavés, el equipo más preciso con un 27,8%.
Pese a esta virtud, los de Garitano no andan desahogados del todo, con el descenso a siete puntos, un peligro que Villarreal o Granada ya no enfrentan. Los atributos ofensivos del bloque de Calleja le hacen soñar con escalar a puestos europeos. Sus argumentos son variados y ricos y se reflejan en el número de goles (44) y regates buenos (12 por choque) de los que puede presumir ante casi toda LaLiga, a excepción de los mastodontes Barcelona y Madrid. El Granada, por su parte, se sostiene cómodamente por su equilibrio, orden y espíritu competitivo.
Tan importante es la claridad ofensiva como la armonía defensiva. Subrayado el buen hacer del Getafe en este capítulo del juego, se ha de distinguir también la firmeza del Real Madrid (19 goles encajados), Atlético (21) y Athletic (23). A su talento para contener las acometidas rivales se une la apreciable aportación de sus porteros, manifestada en el porcentaje de paradas que se anotan Unai Simón (74,7%), Courtois (74,6%) y Oblak (73,8%), solo superados por Aitor Fernández (Levante). Se da la circunstancia de que el Levante es el tercer equipo más goleado de la competición con 40 tantos en contra. La cifra se hubiese disparado todavía más de no ser por las intervenciones extraordinarias de Aitor, el portero que más para de LaLiga.
La fragilidad del Levante se explica a través de sus continuos desórdenes atrás, distanciamiento entre líneas e incapacidad para robar en zonas medias. Registra la segunda línea de recuperación más retrasada de LaLiga, con 31,1 metros de distancia a su portería, y 16,2 remates en contra por encuentro. La relación entre recuperar en sectores bajos y oportunidades concedidas se revela también en los casos del Valencia (32,2 metros y 15,2 remates recibidos) y Mallorca (31,1 metros y 13,1 tiros en contra). Cuantos menos balones se recuperan en lugares alejados al área propia, más opciones de disparo permiten a los rivales.
La igualdad del fútbol actual enfatiza la relevancia de cualquier detalle. El balón parado, que tan decisivo fue en el último Mundial de Rusia, se arroga un papel fundamental. Se han macado 64 goles de córner, 24 de libre directo y 49 en faltas laterales, frontales o saques de banda. Otra vez el Getafe sale fortalecido por su autoridad desde la esquina, como muestra el gráfico inferior, con siete goles a favor y diversidad táctica en estas acciones. El mérito vuelve a ser imputable al trabajo exhaustivo de Bordalás.
El Mallorca, en cambio, apenas intimida en la estrategia. Cuenta con dos goles, si se excluyen los penaltis. En proporción respecto al reparto total de sus goles, el Espanyol y el Eibar son los que más se apoyan en el balón parado: 10 tantos (43,5% de todos los que ha marcado) y 11 (42,3%), respectivamente. En el otro lado, el Levante es el equipo que más sufre en este registro. Ya ha encajado diez goles, sin contar penas máximas. El Atleti es otro que no sale bien en la fotografía, con nueve tantos en contra (cuatro de córner, uno de libre directo y cuatro de faltas laterales y frontales), el 47,6% de los que recibe en total. Simeone no ha podido atajar este problema que le ha acarreado situaciones inesperadas durante todo el curso. Si antes el Atleti ataba tantos triunfos desde la estrategia, ahora se le escapan por este motivo. Los números lo descubren. Es la gracia de un Liga abierta y jugada de veinte formas distintas.