Kiko: "El oro fue una patada en el culo p'arriba"
Kiko: "El oro fue una patada en el culo p'arriba"

100 años de la Selección Española: los grandes protagonistas (VI)

Kiko: "El oro fue una patada en el culo p'arriba"

Con 20 años era Quico, marcó dos goles en la final contra Polonia y conquistó el oro Olímpico en los Juegos de Barcelona 92. Con la Selección absoluta no tuvo la continuidad que su calidad presumía.

Francisco Miguel Narváez Machón (Jerez de la Frontera, 26-4-72) fue Quico antes que Kiko. Y como Quico, todavía jugador del Cádiz, se colgó el oro en los Juegos de Barcelona 92. Sus dos goles de la final le abrieron seis meses después la puerta de la absoluta de la mano de Javier Clemente. Su buena memoria y su cultura futbolística le permiten recorrer su carrera como internacional con el gracejo que su tierra le dio.

-¿Recuerda cuándo se puso por primera vez la Roja?

-Le voy a sorprender. Fue con la sub-19 en un amistoso en Portugal en el 91. Pereda era el entrenador. Perdemos 2-0. Tenían un equipazo. Nos dieron un meneo tremendo. Ahí tuve mis dudas sí podía yo ser futbolista. Ellos eran muy buenos. Figo, Peixe, Capucho, Rui Costa, Joao Pinto… Jugué arriba con Urzaiz. Toqué poquísimos balones.

-El siguiente paso ya fueron los Juegos Olímpicos.

-Así fue. Era el segundo más joven. Alfonsito era de septiembre y yo de abril del 72. Pasé de salvarme del descenso a Segunda contra el Figueres a unos Juegos Olímpicos. Nos concentramos en Cervera de Pisuerga antes de ir a Valencia, 54 días. Nos los pasamos de categoría allí. Hubo un ‘feeling’ especial con el Pep (Guardiola). Yo pensaba que no me estaba mirando y me daba la pelota al pie. Era como estar en el paraíso. Me la daba en el momento oportuno y yo me preguntaba cómo me había visto el pájaro. Pensaba que no iba a ser titular. Que iban a jugar Alfonso y Manjarín, pero hay que ver como es el fútbol, el ‘pitufo’ (Manjarín) se rompió el aductor y en el día a día me gané el sitio.

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-Aquella concentración tiene un libro. Pasó de todo. Problemas con las primas, el motín porque no les dejaban ir a Barcelona a la inauguración…

-Una plataforma de las de ahora haría una maravilla con aquello. Hubo muchas movidas. La Federación nos decía que no nos daba nada por jugar porque era una competición olímpica. Algunos jugadores tenían dudas sobre si ir o no. La temporada había sido muy larga. Pep y Ferrer venían de ganar la Copa de Europa, los del Atlético la Copa… Se pedía una contraprestación por quedarnos sin vacaciones. Al final decidimos jugar gratis y que por no querer no queríamos ni el Toledo (coche) que daban a los que ganaban el oro. Pensábamos que era uno para cada uno y resulta que era uno para los 24. Ahí la ‘cagamos’, deberíamos haberlo cogido y donarlo a la Cruz Roja o algo. Yo decía de broma que a mí me venía de miedo el aire acondicionado, que en Jérez hacía una calor tremenda.

-Pero sí tuvieron la ‘Libreta Campeones’, un Plan de Pensiones por ganar el oro que era para todos y que cobrará usted dentro de dos años…

-Eso sí, un Plan para cuando cumpliéramos los 50. Creo que algún compañero, como Cañizares, ya lo ha cobrado, Solozábal estará cerca. A mí me quedan dos años. No sé a cuanto tocaremos, hay que repartir entre todos. Mi padre seguro que está al tanto. Unos 50 o 60.000 euros.

El primer gol de 'Quico' en la final de los JJOO.

De la final recuerdo la pancarta de mis colegas: “Quico, er mejor de Jerez

Kiko

-El follón gordo fue que Vicente Miera no quería que fueran a la inauguración a Barcelona.

-Se montó buena. Le habíamos metido cuatro a Colombia en el primer partido y queríamos disfrutar de los Juegos y estar en lo más bonito, que era estar con el resto de los deportistas, con los del Dream Team. Encima que íbamos por la cara. Teníamos a Solozábal, que no veas lo que era Robertito, era ideal para llevar la UGT. Le dijimos que nos costeábamos nosotros el chárter. Miera decía que eran cinco o seis horas de pie, más el tiempo en el pabellón esperando para el desfile. Nosotros le explicábamos que eso no se nos iba a olvidar en la vida y que queríamos vivir esa experiencia.

-Al final fueron por narices…

-Y la vivimos bien. Llevábamos una cámara de esas que se ponía en la cintura y nos pegábamos por sacar la cabeza al lado de los famosos en la tele… Nos echaron después la bronca por la imagen que habíamos dado. Cuando vimos a los del Dream Team nos fuimos a abrazarlos. Lo pasamos de categoría. Fuimos por la mañana y volvimos de madrugada a Valencia. Era un chárter muy pequeñito. Pero mereció la pena. Es lo que tenemos grabados todos. Vemos la película cuando nos juntamos. En el fondo Miera tenía razón. Salimos empapados a la pista.

-Desde el punto de vista de los técnicos, era una mezcla rara. Mandaba Miera, su ayudante era Kubala y ya estaba nombrado el seleccionador absoluto, Clemente, que aparecía de vez en cuando…

-También estaba Miguel Sánchez, que era la mano derecha de Vicente. Clemente apareció al final. Hubo un día en el vestuario que fue violento. Estaba Miera dando la charla. Fue incomoda la situación de verlos juntos. Pero tampoco llegó la sangre al río. Podría haber sido evitable.

-La Selección jugó todo el Campeonato con tres centrales…

-Toni era el portero. Abelardo, Solozábal y SuperLópez los centrales. En la derecha Chapi (Ferrer), en la izquierda Lasa y Berges, uno por delante del otro. El Pep y Luis Enrique por el medio y arriba Alfonsito y yo. También jugaron Amavisca, Pinilla, ‘Chicho’ Soler… Muy buen equipo. Arriba nos completábamos bien Alfonsito y yo. El Pep llevaba la manija, abriendo a las bandas a uno o dos toques a los carrileros que teníamos muy abiertos. El ‘Lucho’ (Luis Enrique) era incansable. Contagiaba y tenía una llegada el mamón. Caíamos nosotros a las bandas y llegaba él.

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Kiko contra Yugoslavia en Belgrado, durante la fase de clasificación del Mundial 98.

-Lo que más le marcó fue la conexión con Pep…

-En los entrenamientos ya veíamos la ventaja que tenía jugar con un crack. Pensaba medio segundo antes que los demás. Cuando me descolgaba del central de turno, en ese medio metro en el que te da tiempo a controlarla sin que te encimara, eso él lo veía él claro. Lo mío era la fácil. Lo difícil era que él me viera.

-En Valencia, en un hotel del puerto que estaban, no existía ningún ambiente de Juegos. No se vivían.

-No, pero casi fue mejor. Yo tengo mis dudas si hubiésemos conseguido llegar a la final si hubiéramos vivido en la Villa Olímpica. Aquello te distrae mucho y con 20/21 añitos y las hormonas fuertes de verdad no sé que hubiera pasado. Mucha distracción. Fue muy importante estar aislado. Era como una sede. Fue vital. La Villa era propensa a la distracción. Sí, sí, sí…

-¿Cuándo se dieron cuenta de que se podían colgar el oro?

-El día del debut contra Colombia, que le metimos cuatro, tenía aquello muy buena pinta. En el previo cundía el pesimismo y no había ni la ilusión ni las perspectivas con las que se tenía que ir a unos Juegos. Todo enrarecido, enfadados… La manera que jugamos contra Colombia nos hizo cambiar de idea y cuando ganamos a Italia, que tenía un equipazo complicadísimo, ya dijimos vamos a por el oro. Ese día nos dio mucha vida Soler que entró por Ferrer. Del Mallorca estaban ‘Chichi’ Soler y Vidal. Les llamábamos los ‘postobones’, como los colombianos. Los dos morenitos, chiquititos.

-La final contra Polonia. El Camp Nou repleto de banderas españolas. Primer recuerdo que se le viene a la memoria.

-La pancarta que llevan 15 amigos míos. “Quico, er mejor de Jerez”. Habían cogido tres Ford Scort y se plantaron en Barcelona los tíos. La vi desde el primer momento. Cuando marqué el primer gol, el del empate, les saludé y al final cuando dimos la vuelta de honor yo les decía con un gesto como si tuviera un volante, para que tuvieran cuidado a la vuelta en la carretera. La podían liar parda y no iban a estropear la cosa. Estaban mis padres que fueron con unos amigos.

El segundo gol de Quico, en el último instante, que valió el oro olímpico. Foto de un cuadro que se encuentra en la sede de la Federación.

Tengo mis dudas de haber llegado a la final de haber estado en la Villa

Kiko

-Su vida cambió en ese momento…

-Y claro. Yo venía de ganar nuestra Copa de Eurocopa que fue la promoción contra el Figueres. Fue un salto en todos los aspectos. Los dos goles, el oro. Me di cuenta de que podía llegar hacer algo en el fútbol. Pensaba que no iba a jugar. Era la Cenicienta. Venía de ganar la promoción y otros de ganar la Copa de Europa o la Copa del Rey. Me sentía el ceniciento. Como Toni Jiménez, el portero del Figueres. Hicimos migas. Estábamos todo el día juntos. Y luego fue el padrino de mi hija mayor. Es mi compadre. En la habitación estuve con Miguelito, el central del Rayo. Jugó poco, pero luego siempre ha estado pendiente de unirnos, de que mantuviéramos la relación. Un chat. Un partido por cada aniversario.

- ¿A qué supo esa medalla?

- Mi madre la tiene. Había estado padeciendo desde los 13 años que me fui a Cádiz a vivir a una pensión. No había desarrollado y ya estaba viviendo fuera de mi casa. La guardiana de la medalla de oro es la Pilar. Para mi fue un salto de meterte en el meollo. Un punto de inflexión. Un empujón y una patada en el culo p’arriba, p’a adelante. Vi que podía cumplir muchas cosas de las que había soñado. Todo estaba más cerca.

-Sin embargo, su debut con la ‘A’ no es automático. Pasan unos meses para que Clemente le llame.

-Sí, primero voy a la sub-21. Había gente de bastante calidad y experiencia en la ‘A’ y con 20 años se me hacía un poquito grande. Debuté en diciembre contra Letonia. Estaba aún en el Cádiz. En la habitación estuve con Claudio. En los primeros entrenamientos preparábamos balones largos para mí y después la segunda jugada. Clemente les decía a los compañeros, mirad como es de grande, mirad como es de grande. Pelota arriba, la deja, la prolonga y seguimos la segunda jugada los centrocampistas… Así todos los días. Empieza el partido, me mandan una por arriba, miro para atrás y el central era más grande que yo. Miré para el banquillo y le dije. ¿Qué me las tengo que llevar todas? ¿No has visto como es este de grande? Mejor era jugar por abajo que ahí se la puedo liar. Los compañeros se ‘despelotaban’ de mí. Al final me la daban por abajo. Todo lo de los entrenamientos se fue abajo.

-El día que debuta coincide con el primer partido en el que Butragueño ya no va a la Selección. Entra Kiko y sale él.

-No me acordaba. El míster fue cambiando y buscando jugadores de su filosofía y de su gusto. De lo que sí era consciente es que no había coincidido con él nunca. ¡Sobre todo por lo que el Buitre fue para la Selección!

-Vamos, que usted jubila a la Quinta

-Bueno, lo jubilé aquel día porque después yo no me afiancé ni fui un tío indiscutible. Nunca llegué a ser indiscutible en la Selección. Fui un poco ‘guadiánico’, la verdad. Aparecía y desaparecía. No me afiancé porque no era mucho mejor que los compañeros que había y así hay que reconocerlo. Si hubiese marcado la diferencia hubiese sido un fijo. Quizás cuando mejor estaba, 26/27 años, con Sacchi en el Atleti y ya con Camacho de seleccionador, es cuando hubiera podido tener más continuidad. Jugaba con Raulito arriba. Ese era el mejor momento de mi vida, en el que yo me sentía fuerte, líder y con mayor confianza y fue cuando me terminé de romper el tobillo derecho…

Kiko posando con la medalla de oro olímpica.

Nunca llegué a ser indiscutible en la Selección, era un poco guadiánico

Kiko

-Y luego llega la operación de los dos tobillos a la vez.

-Recuerdo que ese día me llamó Camacho para decirme que al día siguiente teníamos reunión de los delanteros y le dije que estaba a puerta gayola esperando para entrar en el quirófano. Quizás es de las espinas que tengo clavada. Con 27 años y en mejor momento me vino lo de los dos tobillos y se me truncó todo y me tuve que retirar con 29. Estuve un año intentándolo, pero mi cabeza por un lado y mis tobillos por otro. Fue cuando el fútbol me abandonó a mí.

-Retrocedamos en el tiempo. Sí juega el España-Dinamarca que clasifica a la Selección para el Mundial de Estados Unidos 94.

- Juego un rato en la segunda parte por Julito (Salinas). Ese partido lo he visto hace poco y me ha llamado la atención la manera de currar, de trabajar de todo el equipo. Con uno menos presionábamos por todo el campo. Ellos tenían mucha calidad y talento. Qué equipo más pesao… éramos.

-Sin embargo no fue después al Mundial.

-Fue un palo gordo, un ‘palazo’… Siempre que veo al míster y me suelta cualquier cosa, le suelto la misma. Prefirió llamar a un jugador de otro perfil, Juanele. Clemente me echa en cara que en el Mundial de Francia contra Nigeria yo tenía que marcar el primer palo y me la tragué y yo le digo que la de Estados Unidos sí que fue una estocada buena. Yo pensaba que iba a ir. Estaba jugando en el Atlético. No me lo esperaba. Un palo gordo.

-Desaparece dos años de la Selección, Mundial incluido. Hasta noviembre del 95.

-Serían los dos años de duda que tuve y no estuve a la altura y a mi nivel en el Atlético, cuando estuvimos a punto de bajar y seguro que hice bastantes méritos yo para no estar en esas listas. No me terminaba de encontrar. Me ganaría a pulso no ir.

-En el 96 por fin llega su primera gran competición. La Eurocopa 96.

- De la que nos fuimos con un sabor de boca muy amargo. A Inglaterra le dimos un repaso. No empecé de titular el primero partido pero acabé jugando todo. Fue un poco como en los Juegos. Me encontraba lúcido, con chispa, no me pesaban las botas. Contra Inglaterra nos cortaron las alas en el momento que mejor estábamos. Íbamos de menos a más descaradamente. Ese es un lunar en mi carrera. Nos podíamos haber metido en la final como hizo Chequia. Estuvimos a centímetros de haber hecho algo importante y al final hicimos el chiste de quedarnos en cuartos como siempre. Hicimos todo bien ese día. En el tema de la personalidad y de echarle dos… y en el tema del fútbol. Los ingleses no sabían por dónde llegábamos. Les dimos un repaso de todo.

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Kiko antes de la tanda de penaltis del partido contra Inglaterra en la Eurocopa 96.

-En ese partido fue donde se encontró con un defensa que olía un poco a alcohol…

-En un córner yo olí a alcohol, eso seguro. Se lo dije a Alkorta. Tuve la sensación de que me vino una bofetada de alcohol en el forcejeo de jugadores que estábamos allí. Aquí hay algo raro, pensé. Me marcaba Adams. A los cuatro minutos le veo que se pone las manos en las rodillas como si estuviera cansado. ‘Huyyyyy la que te voy a liar…’ pensé para mí. Pero en el minuto 100 hacía el mismo gesto. De cansado nada. Si jugamos dos partidos más los hubiera aguantado igual el Tony ese…

-Mundial 98. Mayor decepción aún.

-Sí, teníamos un equipo bastante bueno. Dinámico, fuerte, potente con Raulito emergiendo. Nos mataron los pequeños detalles y nos faltó algo de finura en momentos determinados. Ahí fue donde me pasó lo de Nigeria en el primer gol. Mutiu, que jugó en la Real, dio un paso adelante y cuando me doy cuenta ya no llego. Se me anticipó. En un Mundial cualquier error o fallo se paga. Todos tienen una trascendencia del ‘copón’ y en la opinión y la historia se multiplican. Yo me zampé con papas aquel marcaje y aquel gol en el primer palo.

-Después llega la debacle de Chipre y la destitución de Clemente, que vive de primera mano.

-Cada vez que llegaban nos hacían un golazo… Estaba ya todo un poco revuelto y estábamos medio tocados de desilusión. Fue un partido rarísimo. A Cañizares le hicieron tres golazos. Dice que posiblemente fueron los tres mejores goles que le hicieron en su vida.

-Ese día Clemente jugó con cinco delanteros. Empezaron Alfonso-Raúl-Morientes-Luis Enrique-Etxeberría. Usted entró por Alfonso en el 39’…

-Parece un equipo hecho por Guardiola… ¡Qué de gente por delante del balón! No recuerdo bien, pero choca. Parece como si fuera un pulso. Qué queréis muchos delanteros… Pues mira lo que puede pasar. Era la antítesis de lo que había propuesto el míster muchas veces.

- ¿Usted es clementista?

-Sí. Si tuviese que votar yo votó a su favor. No me llevó al Mundial, pero sinceramente tenía algo muy importante conmigo y con todos iba siempre de cara y fue el escudo ideal que podía tener un futbolista o un equipo. Y más la Selección.

El equipo de fútbol olímpico de España en Barcelona 92.

Nosotros éramos buenos, pero los tricampeones son los mejores de la historia

- Kiko forma parte de una de las generaciones del ‘jugamos como nunca y perdimos como siempre’. ¿Pesa, es un lastre?

- Nos sentíamos vacíos. No encontrábamos explicación a que cosas tan bien hechas no cuajaran por centímetros. Era pura impotencia. En algún momento saldrá cara. No siempre cruz. Con el paso de los años tienes la sensación de que nos pudo faltar, en algunas zonas del campo, lo que sobró en las siguientes camadas. Los pequeños detalles que tenían los tricampeones. Los que tenía el mejor de la historia, Iker Casillas. O Xavi o Iniesta para romper un partido. Se junta que los mejores de la historia tienen esa finura y ese talento que a nosotros nos faltó. Cuando veíamos lo nuestro pensábamos que era bueno, pero cuando ves lo que viene después, ves que nos faltaban cosas.

- ¿Le hubiera gustado nacer unos años más tarde para haber coincidido con los mejores de la historia, como usted los llama?

-Y por mi forma de jugar más. Con cinco centrocampistas, un ‘9’, o un media punta, que vaya a recibir para asociarse con ellos… A quién no le gustaría haber jugado en esta época. Estamos hablando de uno de los tres centros del campo más importantes de la historia del fútbol. El de Brasil del 82, la Francia de Platini, Tigana, Giresse, Luis Fernández… y la nuestra con Busquets, Xavi, Xabi, Iniesta y Silva. La gran diferencia eran esos cinco centrocampistas y el ‘guaje’ Villa. En ese equipo tricampeón sí veo a Chapi Ferrer, Fernando Hierro, Sergi… en la defensa. Pero cuando veo a Villa y veo a los todos los delanteros que hemos estado ahí, veo diferencias. Y cuando veo a esos centrocampistas, veo que hay diferencias con todos los anteriores de la historia del fútbol español. Y no me olvido de Casillas por esos centímetros que tenía que nos faltaban a nosotros. Ellos son los mejores indiscutiblemente de nuestra historia. A nosotros nos faltó lo que le sobraba a esta gente. No hay que buscar otras conclusiones.

- Pongamos nota. ¿Cuál le da a su experiencia con la Selección?

- El balance es que me quedé a medias. Fui como en mi vida deportiva, ‘guadiánico’. Cuando me había asentado, me encontré conmigo mismo y en el mejor momento de mi carrera, me llegó el año y pico parado por la operación. Agridulce. Es un poco el reflejo de mi carrera en general. En mis comienzos me costó asentarme. Con los Juegos estoy arriba. Llego al Atlético y estoy un par dos años que no terminó de despegar y tengo mis dudas. Después, tres años buenísimos, a tope y me lesiono… Mi vida fue como un electrocardiograma para arriba, para abajo.

-Jugó 26 partidos con la A, marcó cuatro goles y solo perdió dos partidos. Contra Nigeria y Chipre.

-Es que tampoco perdíamos mucho. Y solían ser por penaltis… Otra cosa no, pero fiables sí que éramos.

A balón parado.

  • ¿Cuándo pasa de Quico a Kiko? En el Atlético. A la hora de firmar autógrafos me era más fácil con K que con Q.
  • ¿A quién llamaba usted salmonete? A Clemente. De buen rollo. Un día se lo chivó Alkorta y me puse colorado.
  • El Pep, como usted le llama. Se entendía conmigo sin mirarme.
  • Vicente Miera. Un buen hombre. Tuvo mucho que ver en el oro olímpico.
  • La señora Pilar. Mi madre. La guardiana de la medalla.
  • Mundial 94. Un estocazo no ir.
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