El conjunto parisino tenía dos Ligas antes de la llegada del jeque. Desde 2012, solo Montpellier y Mónaco han conseguido arrebatarle un campeonato.
El PSG se ha proclamado campeón de la Ligue 1 2019/2020, después de la decisión de la LFP de ratificar al Gobierno y dar por concluida la temporada en Francia. Los parisinos consiguieron su noveno entorchado, alcanzando al Olympique de Marsella en la segunda posición, y colocándose a uno del Saint-Étienne, líder en la clasificación histórica.
Como todo proyecto, hay que remontarse a 2011 para entender el éxito del club dentro del fútbol francés. Nasser Al-Khelaïfi, propietario de Qatar Sports Investments, adquiría la totalidad del PSG por 50 millones de €. El objetivo era claro: darle al PSG una dimensión gigante a nivel europeo, y convertirlo en el mejor equipo de la Ligue 1.
Antes de la llegada del jeque a la capital francesa, el PSG no era un equipo "cualquiera". En 2010, consiguió ganar la Coupe de France frente al Mónaco, en un equipo que contaba por aquel entonces con jugadores como Giuly, Coupet o Hoarau. También puede decir que es el único equipo francés con un título europeo junto al Olympique de Marsella, al haber conseguido la extinta Recopa de Europa en 1996 contra el Rapid de VIena.
En apenas nueve años, Nasser Al-Khelaïfi decidió ganar por la vía rápida, como lo hacen los ricos. Invirtió dinero en jugadores de primer nivel, y no dio tregua al resto de equipos franceses. Para contextualizar y magnificar la inversión del catarí, hay que resaltar fichajes que eran impensables antes de la llegada de QSI a París: Neymar (220 millones), Mbappé (180), Cavani (64), Moura (45), Pastore (42), Thiago Silva (42), Marquinhos (31), Ibrahimovic (20), Verratti (12)... Fue una máquina de gastar dinero, aunque solo le haya servido a nivel nacional.
El balance del PSG en nueve años entre ingresos y gastos es de un déficit de 810 millones de €. El conjunto parisino ha desembolsado 1,25 mil millones de €, y ha recibido en ventas 443 millones de €. De hecho, el verano pasado fue el primero en el que obtuvo un balance positivo en el mercado de fichajes, en parte gracias a la vuelta de Leonardo a la dirección deportiva del club.
Desde la temporada 2011/2012, solo dos equipos han sido capaces de arrebatarle la Ligue 1 al PSG. Uno fue el Montpellier en el primer año de Al-Khelaïfi, en una de las mayores gestas del fútbol francés. Aquel equipo, comandado por Olivier Giroud -pichichi con 21 goles-, rompió las leyes de la física para conseguir un campeonato de forma sorprendente. En aquella temporada, Carlo Ancelotti llegó a París para darle más estabilidad al equipo, pero perdió el liderato en las jornadas finales.
El otro equipo que se alzó contra los petrodólares parisinos fue el Mónaco de Leonardo Jardim. En la temporada 2016/2017, los monegascos consiguieron la Ligue 1 17 años después, además de disputar las semifinales de la Champions League. Ese equipo, que contaba con Mbappé, Falcao, Bernardo Silva o Lemar entre otros, fue el causante del primer revés de Unai Emery en el banquillo del PSG.
Reveses constantes en Europa
Sin embargo, nueve años después de su llegada a París, Al-Khelaïfi todavía no ha conseguido ganar la Champions League. El balance invita poco al optimismo, pues el PSG aún no ha disputado las semifinales de la máxima competición continental con el jeque. Cuatro veces cayó en cuartos de final (esta temporada sigue vivo en dicha ronda), y otras cuatro en octavos de final, mostrando debilidad en los momentos clave de las eliminatorias.
El primero que naufragó fue Carlo Ancelotti. El italiano había dotado al PSG de equilibrio, y había formado un equipo competitivo en Europa. Sin embargo, el Barcelona fue el verdugo de los parisinos, tras un partido frenético en el Camp Nou, en el que Pastore adelantó al PSG, pero Pedro empató en los minutos finales. Esa temporada, Ancelotti fichaba por el Real Madrid, y Laurent Blanc llegaba a los banquillos.
El periplo de Laurent Blanc en París ha sido quizá el de más mala suerte de todos los entrenadores.
El periplo de Laurent Blanc en París ha sido quizá el de más mala suerte de todos los entrenadores. El exseleccionador francés implantó un fútbol ofensivo, de toque, y que batió todos los registros en Francia, consiguiendo 11 de 12 títulos posibles. Y no solo eso, sino que lidió con problemas en el vestuario como la competencia entre Cavani e Ibrahimovic, reconvirtiendo al sueco en mediapunta para que el "Matador" aprovechara el espacio que dejaba con sus movimientos lejos del área.
Con Blanc, el PSG disputó tres veces los cuartos de final de la Champions. En las tres cayó eliminado. Primero contra el Chelsea, en un final de eliminatoria dramático en Stanford Bridge, tras marcar Demba Ba el gol decisivo a falta de tres minutos para el final. Después perdió con estrépito ante el Barcelona, tras una dura derrota en París por 0-3, aunque topándose con la mala suerte de perder en el partido de ida a Verratti, Ibrahimovic o Aurier.
A la tercera tampoco fue la vencida para Blanc. En el año más estimulante del PSG en Copa de Europa, el equipo fue eliminado por el Manchester City. Otra vez, la mala suerte se ensañó con los parisinos, tras perder por lesión en el partido de vuelta a Verratti, Motta y Matuidi, el "triángulo mágico" de Blanc en el centro del campo. De hecho, el técnico francés no supo reaccionar, y en el Etihad instauró un sistema de tres centrales jamás visto el resto de la temporada, y que perjudicó al PSG.
Tras Blanc, Unai Emery era el elegido para darle la vuelta a una situación que parecía más psicológica que deportiva. El vasco, campeón tres veces de forma consecutiva de la Europa League con el Sevilla, tampoco pudo revertir los fantasmas del pasado en la capital francesa. Y no solo eso, sino que además de perder dos años seguidos en octavos de final en Champions, perdió la Ligue 1 de 2017 contra el AS Mónaco.
Las dos derrotas de Emery en Champions tienen un denominador común: España. Barcelona primero, y Real Madrid después, fueron los verdugos del técnico en Europa. Primero, los blaugranas realizaron una machada histórica, al remontar el 4-0 inicial de la ida en el Parque de los Príncipes, y vencer por 6-1 en el Camp Nou. El Real Madrid, por su parte, ganó los dos partidos de la eliminatoria y sentenció a un Emery que también tuvo que enfrentarse a problemas de vestuario, como los de Ben Arfa o Rabiot. Ni los fichajes de Neymar y Mbappé pudieron revertir la mala suerte europea del PSG.
En su afán por conseguir la Champions, Al-Khelaïfi decidió fichar a Thomas Tuchel, un entrenador caracterizado por realizar múltiples innovaciones tácticas en sus esquemas, y que en Dortmund había brillado. Sin embargo, y tras un inicio de temporada esperanzador, realizando constantes variaciones de sistema, el alemán sucumbió en octavos de Champions, y de la manera más cruel posible. El Manchester United remontaba el 0-2 en Old Trafford de los parisinos y asaltaba el Parque de los Príncipes en el último minuto (1-3), tras una mano inocente de Kimpembe que señaló el VAR.
Esta temporada, y tras un inicio de temporada convulso, por la posible salida de Neymar y el enfriamiento de la relación con Mbappé y Cavani, Tuchel rompió el maleficio de octavos y clasificó al PSG a cuartos de final, tras remontar al Borussia de Dortmund. La mala suerte volvió a hacer acto de presencia, y justo cuanto más confiado estaba el PSG de conseguir la Champions, el coronavirus entró sin avisar en Europa, paralizando la temporada, y dejando en el aire la finalización de la Champions League.
Un dominio histórico en Francia, pero no en Europa
Tras nueve años en el club, Nasser Al-Khelaïfi ha cumplido a medias los objetivos que se marcó en 2011, cuando aterrizó en París. El balance del PSG a nivel nacional es devastador: 7 Ligue 1, 4 Coupe de France, 5 Coupe de la Ligue y 7 Trophée des Champions. Un dominio sin precedentes dentro del fútbol francés, y que ha provocado que el nivel de la Liga Francesa haya perdido competitividad. Los clubes ya no fichan para ganar el campeonato, sino para ser 2º en el mejor de los casos.
Sin embargo, el PSG sigue sin asentarse hoy en día en la clasificación de mejores equipos europeos. Al-Khelaïfi lo ha intentado todo a través del dinero, pero los resultados no acompañan. Aún así, la vuelta de Leonardo a la dirección deportiva en verano, equilibrando la política de fichajes, para traer a jugadores que sumen en lo colectivo (Ander Herrera, Gueye, Sarabia...), parece haber revertido un problema que parecía insostenible hace un año.