32 años del motín del Hesperia
32 años del motín del Hesperia

F.C.Barcelona

32 años del motín del Hesperia

Se cumplen 32 años del Motín del Hesperia. La mayor rebelión de unos jugadores contra su presidente. Si se creen que las crisis actuales en los clubes de fútbol, y en el Barcelona en particular son un escándalo, vean lo que era una crisis de verdad.

La temporada 87-88 fue de locos en Can Barça de principio a fin. La Liga anterior se había perdido en el playoff por el título, pues esa temporada para hacer más taquilla los equipos decidieron jugar en dos fases. Una vez se acabó la temporada de todos contra todos, se jugaron tres ligas de seis equipos que lucharían por el título, por la Copa de la Liga y para evitar el descenso. En la liguilla por el título, el Madrid se impuso por tres puntos al Barça. Era la temporada después del mazazo que supuso la derrota en Sevilla ante el Steaua en la final de la Copa de Europa.

Así pues, con el ambiente caldeado y el equipo de Venables dando claros síntomas de agotamiento, el inicio de la temporada siguiente fue un calvario.

Terry Venables con José Luis Nuñez.

Ganó el Barça de manera milagrosa el primer partido en el Insular gracias a un gol de Mayé en propia puerta para encadenar tres derrotas seguidas a continuación. Perdió ante el Sevilla en el Camp Nou, en Sarrià ante el Espanyol y volvió a caer en casa ante el Valencia. En la cuarta jornada de Liga el Barça era el penúltimo de la tabla: Venables estaba sentenciado. Hacía falta reaccionar pronto porque el siguiente partido liguero era en San Mamés ante el Athletic Club.

A pesar de la situación, el técnico inglés, que se sabía en la calle, dio esa semana dos días libres a sus jugadores y se fue a Londres. Ahí, decretó un día más de descanso y no llegó a Barcelona hasta el miércoles después de escuchar como el presidente Núñez había manifestado que “hoy es el entrenador, mañana no lo sé” cuando le preguntaron por la situación de Venables.

Cuando aterrizó en Barcelona, ya estaba cesado. Quedaba contratar a un sustituto que pudiese reconducir una situación tan preocupante en lo deportivo como en la relación entre vestuario y junta. La idea era que José Luis Romero, entrenador del filial, se hiciera cargo del equipo temporalmente mientras se contrataba a un nuevo entrenador. Luis Aragonés y Michel Hidalgo eran los favoritos. Finalmente, el de Hortaleza fue el elegido y decidió desde el principio coger el toro por los cuernos. Con apenas dos entrenamientos fue a San Mamés, donde cayó por 1-0. Como segundo entrenador eligió a Carles Rexach.

Núñez y Gaspart.

Temporada caliente en el campo y en los despachos

El equipo fue absolutamente irregular esa temporada. Luis Aragonés trató de adaptar el juego del Barça a su estilo de contragolpe aprovechando la velocidad de Carrasco y Lineker en punta. Hugues, que había llegado como estrella hacía un año, no se adaptó y a mitad de temporada se fue cedido. Archibald, uno de los héroes de la Liga ganada dos temporadas antes, esperaba en el filial a que se ampliara sin éxito el cupo de extranjeros para poder jugar junto a Schuster y Lineker.

El Camp Nou acogía los partidos con más cemento que público. La afición, ante los resultados del equipo y la marcha del Real Madrid, que llegó a dejar al Barça a 23 puntos de distancia, desertó del estadio y los que iban, lo hacían para protestar al palco y pedir elecciones.

En Europa, la cosa también fue un desastre. El Barça jugaba la Copa de la UEFA porque en esa época sólo iba a la Copa de Europa el campeón de Liga. A punto estuvo el Barça de caer eliminado en los treintaydosavos de final ante Os Belenenses, pero logró sobrevivir en un agónico partido en Do Restelo.En deiciseisavos superó al Dinamo de Moscú y en octavos al Flamurtari, a pesar de perder en Albania por 1-0. En cuartos se acabó el cuento y de mala manera. Quedó emparejado el Barcelona con el Bayer Leverkusen, que sería el campeón tras derrotar en la final al Espanyol, y empató a cero en la ida en Alemania. En la vuelta, con todos los pronósticos a favor, el Barça volvió a fallar. Cayó por 0-1 en un partido en el que Schuster tuvo la oportunidad de empatar al ejecutar un penalti que se fue muy alto. Ese fallo hizo que el Camp Nou estallara en protestas hacia el alemán, al que desde su propia grada se le llamó “nazi”, a lo que respondió él con un corte de mangas a la grada

LA famosa peineta de Schuster.

El ambiente era tan malo en el campo como en el palco. Los jugadores se sabían criticados por la junta y ésta, a su vez , soportaba pañoladas y la oposición patrocinada por el entorno de Convergència i Unió y Jordi Pujol, que no se podía ni ver con Núñez. Pujol deseaba un presidente nacionalista para el Barça y desde su entorno político se estaba fraguando una candidatura para tratar de derribar al constructor, que cumplía 11 años en el poder.

El Barcelona le ganó la final de la Copa del Rey a la Real Sociedad en 1988.

La calma antes de la tormenta

Con el Barça descolgado en La Liga y sin casi opción de acceder a los puestos que daban derecho a jugar la UEFA el próximo año, el Barça fue superando eliminatorias de la Copa del Rey con más pena que gloria y se plantó en la final que debía jugarse en el Santiago Bernabéu el 30 de marzo. Eliminó en semifinales a Osasuna de Robinson, Unzué, Bustingorri, Goikoetxea y Pizo Gómez y se tenía que ver las caras ante la Real Sociedad. Y por extraño que les parezca a día de hoy, nadie daba un duro por el equipo blaugrana. La Real Sociedad estaba en un momento dulce en el que mezclaban a la perfección los veteranos de las ligas de principio de los 80 (Arconada, Górriz, Gajate o Zamora) con una nueva generación de talentos impresionante en la que destacaban Bakero, Begiristain, Larrañaga o López Rekarte. Ese equipo había apartado al Madrid de la final al golearle por 5-0 en semifinales. Los donostiarras eran los grandes favoritos. Baste decir, que cada club disponñia de 30.000 entradas para la final. Las entradas del bando vasco se agotaron, mientras que por parte del Barça, sólo 5.000 seguidores creyeron en el triunfo y viajaron a Madrid a pesar de que el club regalaba el viaje y sólo se tenía que pagar la entrada. Dos años antes, 50.000 culés habían viajado a Sevilla.

Pero ahí surgió Luis Aragonés, que lejos de aceptar el papel de víctima reivindicó al Barça como favorito.

Por historia, experiencia en finales y por jugadores, está claro que el favorito es el Barça

Luis Aragonés

Probablemente, Aragonés era el único que creía en el triunfo y eso que había pasado también una temporada delicada a nivel de salud, ya que a causa de un cuadro depresivo estuvo un par de semanas sin ir a entrenar dejando a Rexach como primer entrenador.

Luis desde el primer día se ganó a sus jugadores y fue el líder que condujo al Barça a un triunfo contra todo pronóstico. Ganó el Barça por 1-0 con gol de Alexanco y el Barça lograba evitar el desastre que hubiera supuesto no clasificarse para competición europea por primera vez en su historia. Parecía que las aguas volvían a su cauce, pero la tormenta estaba a punto de estallar.

Rueda de prensa en el Hotel Hesperia.

Estalla el motín

Lejos de traer tranquilidad al club, la victoria en la Copa supuso la espoleta que hizo saltar la entidad por los aires. Los jugadores se sintieron fuertes otra vez y decidieron que era el momento de declarar un pulso a Núñez, con el que mantenían desde hace meses un muy serio enfrebtamiento económico.

La cuestión era que desde inicio de temporada, los jugadores del Barça estaban sufriendo unas inspecciones de Hacienda que repercutía en la mitad de lo que cobraban. Y todos consideraban que era culpa de Núñez. La explicación es simple: para ahorrar dinero a los jugadores y al club en impuestos el Barça había establecido un modelo de contrato que se dividía en dos. Los jugadores cobraban por una parte el 60 por ciento de sus emolumentos como contrato federativo tributando el 53 Por ciento en impuestos y el 40 por ciento restante lo cobraban como derechos de imagen tributando sólo el 35 por ciento.

La idea partió del club, ya que como explica Ramon Maria Calderé lo explica claramente:

Llegó un día que el club me planteó: ahora pagaremos así porque nos beneficia a todos. Me aseguraron que era legal o que lo iba a ser ya. A mí me pareció bien. ¿Y si hay problemas, pregunté? No te preocupes, no habrá, y si hay, nos haremos cargo

Ramón Calderé

El pastel se descubrió cuando se filtró el contrato de Schuster, que acababa con el Barça ese año y que estaba en conversaciones con Ramón Mendoza para irse gratis al Real Madrid. Hacienda vio sospechoso que Schuster cobrara sólo 25 millones de pesetas según el club cuando el dijo que cobraba 50. Uno de los argumentos de los técnicos fiscales es que no podía el alemán cobrar la mitad que Jorge Valdano. Además, el Madrid aseguraba pagar 1.000 millones de pesetas en fichas a sus jugadores y el Barça sólo 500.

Con la temporada iniciada, las reuniones entre una comisión de jugadores formada por Alexanco, Víctor, Zubizarreta y Moratalla se reunía a menudo con Joan Gaspart, que les aseguraba que todo se arreglaría y que el club se haría cargo de la diferencia. Las reuniones eran maratonianas y estos cuatro jugadores acostumbraban a llegar siempre tarde a los entrenamientos. Luis Aragonés, que estaba al corriente de todo lo que pasaba, se lo permitía y se limitaba a decir “Qué, hoy otra vez gimnasio, ¿no?”: El gimnasio era la sala de juntas del Camp Nou.

Pero tras la final de la Copa del Rey, un día cuando llegaron los jugadores al ‘gimnasio’ se encontraron con que además de Gaspart, estaba Núñez en la reunión. Y ardió Troya. “De lo que habéis hablado con este, nada de nada”, empezó el presidente. “¡Pero si teníamos un acuerdo!”, replicaron. “Ya no hay acuerdo”, sentenció el presidente en una reunión en la que hubieron más que palabras.

Indignados, los jugadores decidieron una acto de protesta. Dudaron entre hacer una sentada en pleno partido, salir con camisetas reivindicativas o dar una rueda de prensa. El domingo visitaba el Camp Nou el Real Madrid, que matemáticamente era campeón y al que se le iba a hacer el pasillo, y era el escenario ideal para liarla gorda. Y vaya si se lió.

"Decepcionados, humillados y engañados"

El jueves 28 de marzo de 1988 parecía un día normal en las redacciones de los medios de comunicación de Barcelona. Se jugaba el partido contra el Madrid (aún no era Clásico) el domingo y era un día de entreguerra, de batalla diaria. Hasta que sobre las cinco de la tarde los teléfonos de mesa (no había móviles) empezaron a sonar. Los redactores que los descolgaron aún alucinan cuando explican que al otro lado estaban los jugadores del Barça que les convocaban a una rueda de prensa en el Hotel Hesperia. Se avecinaba bomba informativa.

El Hotel Hesperia etsaba en la zona de Tres Torres, la zona alta de Barcelona y muy cerca del antiguo campo de Sarrià. De hecho era el hotel en el que Espanyol y Barcelona se concentraban alternativamente cuando jugaban en casa. Dista tres kilómetros del Camp Nou y era propiedad de Joan Gaspart, para más inri. Ruperto Rafel era su director y recuerda que por la mañana recibió una llamada de Alexanco en la que le pedía reservar para esa tarde dos salones, les asignaron el C y el D, destinados normalmente a banquetes. Víctor y Julio Alberto se hicieron cargo del pago de las salas que se unieron para la ocasión.

Joan Gaspart como propietario del hotel, obviamente estaba al tanto de todo. “Me llamó el director para decirme que los jugadores habían reservado una sala. Llamé a Luis Aragonés para saber si sabía alguna cosa y si él también estaba involucrado”. La respuesta de Aragonés fue histórica

FOT

Si no voy no vamos a ganar ni un partido más y me vais a echar, si voy, el domingo le ganamos al Madrid

Luis Aragonés

Joan Gaspart no tuvo dudas y le pidió que fuera.

Sobre las siete y media de la tarde una multitud de periodistas se agolpaba en la calle dels Vergós, 20 (ahora ahí ya no hay nada) sin saber muy bien que les esperaba en ese salón. Cuando entraron se encontraron a casi la totalidad de los jugadores en una mesa en forma de ‘U’. Alexanco presidía flanqueado por Víctor y Calderé. En medio de un tenso ambiente el capitán empezó a leer un comunicado de siete puntos demoledor en el que se acusaba a la Junta y a Núñez en particular de haberles “engañado, humillado y decepcionado”. Acababan lamentando que “este histórico club con valores que siempre han representado la idiosincrasia del fútbol catalán, se va deshumanizando de esta forma”. Núñez se llevó la peor parte y los jugadores sugirieron su dimisión dejando a los socios la decisión de echarle. Había estallado la guerra.

Tras la lectura del comunicado, los jugadores dieron una histórica rueda de prensa en la que hablaron todos. O casi todos ante la estupefacción de los periodistas que tenían a su disposición a toda la plantilla. Sólo faltaron Lineker, que estaba con su selección en Hungría, López López, convaleciente de una operación y Schuster, que se borró a última hora a pesar de que esa misma mañana le había prometido a Alexanco que acudiría. En medio de la rueda de prensa sonó un teléfono y entró un empleado del hotel y preguntó por Luis Aragonés “¿El alemán?”, se oyó decir. No, era su abogado anunciando que no iba a acudir.

En la rueda de prensa se oyeron cosas muy gruesas. Víctor aseguró que “Núñez no es fanático del Barça, es fanático de si mismo”. Carrasco dijo que “el presidente del Madrid sí que está con sus jugadores” y Urruti explicó “que me hagan esto a mí, que he callado después de todo lo que ha pasado y he sangrado y he muerto en el campo por el Fútbol Club Barcelona. Y yo que quería morir aquí como futbolista. Y que dijeran que lo arregláramos nosotros cuando el problema era común…”.

El vicepresidente Josep Musson le respondió que sus palabras respondían a“menopausia deportiva”.

Carrasco intenta superar a Sanchis en el Camp Nou.

Victoria y sentencia

Los jugadores habían jugado fuerte…y perdieron por goleada en la grada. El domingo siguiente, a pesar de jugar ante el Real Madrid fueron recibidos por sus propios aficionados con pitos. Sólo Schuster fue ovacionado cada vez que tocaba la pelota. A la llegada al estadio, los ‘Morenos’, unos ultras favorables a Núñez, llegaron a agredir a Julio Alberto. El estadio se llenó de pancartas a favor de Núñez (Jugadores mercenarios, Núñez no aflojes etc…) y ni siquiera el gol en el primer minuto de Carrasco atemperó los ánimos. Como predijo Luis Aragonés, el Barça ganó al Real Madrid, pero la suerte para la inmensa mayoría de los protagonistas del Motín estaba echada. Núñez, en una jugada maestra, cinco días después anunciaba el fichaje de Johan Cruyff, la baza electoral de sus opositores que quedaban desarmados.

Luis Aragonés era el primero en irse a la calle. Pero la limpia sería histórica. Hasta 14 jugadores causaron baja. Núñez no olvidaba ni perdonaba.

Lo explicaba gràficamente el abogado por entonces del club Josep Maria Antràs.

Núñez me llamó a su despacho. Quería que rescindiera todos los contratos y me puso tres condiciones: que no costara nada, que no hubiera escándalos y que todo se resolviera en un plazo breve. Yo le dije ‘para lo que tú quieres, tendrías que ir a Lourdes o a Fátima

Josep Maria Antràs

Schuster, Gerardo y Víctor, que acababan contrato no fueron renovados y de inmediato se le comunicó a Clos, Moratalla y Pedraza que se les rescindía su vinculación con el club. A estos les siguieron Manolo, Urruti, Calderé, Rojo, Covelo, López López, Nayim y Amarilla. Los cedidos (Vinyals, Hughes, Martín, Archibald, Fradera, Carlos y Villarroya) ya no volvieron

Sólamente se quedaron diez jugadores, entre ellos dos de los líderes del motín como Alexanco, al que Cruyff consideró fundamental para iniciar su proyecto, y Zubizarreta. El resto de los que se quedaron, de momento al menos, fueron Carrasco, Julio Alberto, Migueli, Robert,, Salva, Urbano, Cristóbal y Lineker.

Núñez rehizo la plantilla fichando a 12 jugadores: López Rekarte, Txiki Begiristain, Bakero, Julio Salinas, Eusebio, Soler, Valverde, Manolo Hierro, Goikoetxea, Unzué, Serna y Aloisio. Cuatro años después, ganaban la Copa de Europa.

Back to top