El derbi asturiano vuelve tras catorce años sin producirse. Sporting y Oviedo recuperan una rivalidad histórica que se da en la Liga desde la temporada 1928-1929
Catorce años han pasado desde el último derbi asturiano. El próximo 9 de septiembre El Molinón volverá a acoger un partido de máxima rivalidad y muy esperado: desde el 18 de mayo de 2003 no se habían medido estos dos equipos en un encuentro oficial.
Y ahora, tras muchos años de mirarse en la distancia, se verán las caras. Será el número 85 en competición oficial española, contando Primera División, Segunda y Copa del Rey. En las calles de Oviedo y Gijón hay ganas de derbi, les hubiera gustado que el reencuentro de hubiera producido en Primera, con el Sporting permaneciendo en la máxima categoría y el Oviedo ascendiendo, pero el destino ha querido que se reencuentren en Segunda, la misma categoría en la que se vieron las caras la primera vez en un partido oficial, en 1928, y la última en 2003. La última vez que estuvieron frente a frente fue en un partido amistoso hace casi diez años en un Trofeo Principado el 19 de septiembre de 2007.
Corría 1928 cuando se creó la Liga Nacional de Fútbol y Oviedo y Sporting jugaron las eliminatorias para conseguir la única plaza que quedaba en Primera, ninguno de los dos lo consiguió y se tuvieron que conformar con un sitio en Segunda. Ahí se produjo el primer derbi asturiano en una categoría nacional. El resultado no pudo ir mejor para el Oviedo que jugaba en casa, ganó 6-2 y Barril marcó 5 goles, la victoria fue incontestable. Pero el primer roce entre ambos equipos no tardaría en llegar. En el partido de vuelta en El Molinón, que el Sporting ganó 3-2, el descanso duró más tiempo de lo normal. El equipo oviedista se negaba al salir al campo y la razón era que el jugador sportinguista Arcadio había pegado al portero azul Óscar en el vestuario. El jugador rojiblanco justificó el incidente: el meta oviedista había pegado a su hermano Adolfo, también jugador. Finalmente, salieron y se acabó el partido. La rivalidad estaba servida y no solo era cuestión de geografía.
Pero del pique entre Oviedo y Sporting no se libraron ni los árbitros. En la temporada 1932-33, el Oviedo protestó airadamente de la actuación del árbitro gijonés Joaquín Menchaca en el partido disputado en Buenavista y que finalizó 3-3. El Oviedo había solicitado que el colegiado renunciara a pitar este partido, pero eso no sucedió. Por ello, Menchaca ya sabía que le esperaba un campo hostil. Durante el partido, el club oviedista se quejaba de tres cosas muy claras: el árbitro no había pitado un penalti por una mano de un jugador sportinguista, había concedido uno de los goles visitantes en claro fuera de juego y había dado por finalizado el partido siete minutos antes de la hora. El árbitro acabó abandonando el campo escoltado por la Guardia Civil, que realizó incluso disparos al aire. El enfado de la afición se transformó en una lluvia de piedras sobre el trío arbitral y el autobús que trasladaba a la expedición gijonesa.
Este sería el último partido de rivalidad de la década de los 30, debido al ascenso del Oviedo a Primera y la guerra civil en la que se vio inmersa España. No volverían a jugar entre ellos hasta la temporada 1940-1941. Este reencuentro copero le sentó muy bien al Oviedo que ganó los dos partidos de dieciseisavos 1-4, en Gijón, y 3-2 en Oviedo. Las tres siguientes temporadas siguieron con cita en la Copa y el Oviedo siempre consiguió el pase, en la temporada 1942-43 tras jugar un partido de desempate. Sería dos temporadas después cuando se enfrentarían por penúltima vez en Copa y de nuevo se clasificó el Oviedo para la siguiente ronda. Esa misma temporada, la 1944-45, volverían a verse las caras en la competición liguera, esta vez en Primera. En esta temporada el Oviedo ganaría 2-1 en Buenavista y perdería 6-0 en El Molinón, esta ha sido hasta ahora la máxima goleada del Sporting al eterno rival en casa.
Tras varias temporadas en las que se sucedieron las victorias de uno y otro en diferentes derbis, en los que alternaron descensos y ascensos, llegó el derbi en El Molinón de la temporada 1955-56. El Oviedo gana 6-0 con una solvencia que dejó tocado al equipo y sobre todo a la afición que les recibió con una sonora pitada en el siguiente partido en casa ante el Racing de Ferrol. Es cierto que el equipo acababa de perder en Sabadell, pero a nadie se le escapa que la derrota ante el eterno rival pesó mucho en el ambiente que ya mostraba su desacuerdo con la forma en la que estaba jugando.
Tras varias temporadas en las que ambos equipos se alternaron en Primera y Segunda, entre las temporadas 1958-59 y la 1965-66 no coincidieron en la misma categoría, pasaron seis años sin enfrentamientos. Las ganas se dejaron notar y las gradas de El Molinón registraron el mayor lleno para ver un derbi. Pero debieron todavía esperar hasta la siguiente temporada para ver el enfrentamiento del Sporting y el Oviedo con más goles de la historia: 5-4. Ganaron los locales con un gol de Solabarrieta pero la intensidad y la incertidumbre hizo que fuera un partido muy recordado. A lo largo de la década de los 70, se enfrentaron en cuatro temporadas pero sin duda el encuentro más destacado llegó el 29 de mayo de 1977. En él no sólo se jugaban la rivalidad, además ambos tenían opciones de ascender a Primera. El Sporting ganó en aquella ocasión 2-1 y se proclamó campeón de la categoría, a falta de una jornada, ante el eterno rival.
Desde ese encuentro, pasaron once años hasta que los aficionados de ambos equipos volvieran a vivir un derbi. En la temporada 1988-89, el Oviedo se llevó el partido por la mínima, se tomaron una pequeña venganza ya que ambos equipos estaban cerca de los puestos que daban acceso a competición europea.
Sin duda, era un momento dulce para ambos equipos y el equilibrio presidía los encuentros: desde la temporada 1990-91 hasta la temporada 1997-98, cuando el Sporting descendió a Segunda División, los 16 enfrentamientos que mantuvieron los dos equipos asturianos se saldaron con victoria por la mínima o empate.
Tras el descenso del Oviedo a Segunda volvieron a coincidir durante dos temporadas la 2001-02 y la 2002-03. En el reencuentro de ambos equipos en el Tartiere, ganó el Sporting 2-0 y Villa, autor del segundo gol, mandó callar. La siguiente temporada se vivió el último derbi asturiano hasta la fecha, fue también en el Tartiere y el Oviedo ganó 2-1, goles de Geni, que transformó un penalti, y Oli. El gol visitante lo marcó Villa. Esta última victoria no evitó el descenso a Segunda B. El Oviedo tardaría 12 años en volver a Segunda y 14 en volver a enfrentarse al eterno rival. Ahora, Asturias tiene ganas de este derbi y el futbol también.
¿Recuerda el último derbi asturiano que se disputó?
Sí, claro. Fue en la temporada 1995-96, en esa temporada volvía jugar en el Sporting tras mi etapa en Valencia. Además, recuerdo que en aquella ocasión perdimos con un gol en propia puerta de Bango, en el Tartiere. El partido de la segunda vuelta no pude jugarlo por una lesión.
¿Qué derbi asturiano recuerdas en especial?
El de la temporada 01-02, en el Tartiere, la situación del equipo en lo deportivo, lo económico y para la afición. Recuerdo que era el director deportivo y aquella victoria 0-2 recuerdo que fue un balón de oxígeno. La semana siguiente recuerdo que el ambiente era de alegría y felicidad. Esa victoria vino en un momento en el que teníamos una presión clasificatoria importante ambos equipos. En la vuelta nos ganaron pero ya no nos jugábamos nada y esa temporada el Oviedo descendió.
¿Vas a ver el derbi del 9 de septiembre a las 18:00?
Sí, ahora soy comentarista en la RPA y estaré en directo. en El Molinón.
¿Te aventurarías a dar un resultado?
Un 3-1. Soy optimista, el equipo llega bien, el Oviedo también han ganado en Liga pero veo al equipo bien ha empezado muy bien. Además, me tira el corazón y los colores.
¿Recuerdas el último gol que le marcaste al Sporting en el último derbi asturiano que se disputó?
Sí, claro. Fue un centro de Pablo Suárez al segundo palo, donde me gustaba estar. Y cabeceo a la red. Fue el 2-1 de un derbi muy caliente, el de la 2002/03, en el que nos jugábamos mucho porque solo nos valía ganar. En la celebración se cayó una valla y un chico se lastimó en la tibia. También recuerdo que el primer gol es un penalti de Geni que me hacen a mí.
¿Qué derbi asturiano recuerdas en especial?
El de la temporada 94/95. Fue la temporada en la que nos dirigía Antic y acabamos novenos, una buena campaña. Ganamos al Sporting 1-0 y marqué el gol de la victoria a los 10 minutos de la segunda parte. Fue un disparo de Prosinecki que despeja Ramón y estoy atento a marcar en el rechace.
¿Cómo vivía el vestuario la semana antes de un derbi Sporting-Oviedo en Asturias?
Era diferente. Influía que había muchos asturianos en los dos equipos. Tenías sensación de derbi las 24 horas porque te lo recordaba todo el mundo: el panadero, el vecino, el carnicero… Está en todo momento en tu cabeza. No había redes sociales pero coincidías con los jugadores del Sporting en reportajes de los medios. Siempre quedábamos a medio camino entre Oviedo y Gijón.
¿Vas a ver el derbi del 9 de septiembre a las 18:00?
Sí, toca jornada de televisión. Primero la etapa del Angliru en la Vuelta y luego el derbi. Juego con el Marino de Luanco (Oli es su entrenador) al día siguiente así que no tendré problemas para verlo.
¿Te aventurarías a dar un resultado?
Creo que va a ganar el Oviedo por la mínima. Me imagino un partido de tensión, de nervios. No creo que se imponga un equipo con claridad. Para todos los jugadores será una nueva experiencia pero confío en el Oviedo, espero que gane.
El Sporting se presenta en el primer derbi asturiano de la temporada con la confianza recuperada respecto a la pasada temporada que concluyó con el descenso de categoría y con muchos síntomas de haber tocado fondo. El tándem Torrecilla-Herrera ha renovado una plantilla que intenta recuperar la autoestima y el orgullo de un club histórico, que goza de un respaldo espectacular por parte de su afición, con más de 24.000 abonados en Segunda.
Paco Herrera comentó antes de comenzar la liga que quizá le han faltado un par de semanas más de pretemporada. El técnico había dicho también en su presentación, mes y medio antes, de la necesidad de contar con seis refuerzos y al final han sido diez los fichajes del equipo rojiblanco.
El partido del debut en Alcorcón, también condicionado por el calor, demostró que el nuevo Sporting aún tenía aspectos por pulir, como quizá los tenga ahora. La primera parte ante el Lugo fue un poco la continuidad de ese titubeo inicial para el conjunto gijonés. Pero la segunda parte marcó el camino y la contundente victoria en Tarragona ha confirmado que la línea a seguir debe ser la marcada en este inicio.
El Oviedo llega a El Molinón con sentimientos encontrados. En el debate futbolístico, el equipo de Anquela sale reforzado. Los azules han empezado con buen pie: con tres jornadas disputadas, las sensaciones han sido mejores que el bagaje sumado, 4 puntos. La preocupación llega por la plaga de lesiones que afecta al equipo desde la pretemporada. Fabbrini, internacional italiano llamado a marcar el estilo del equipo en ataque, se rompió la rodilla en verano. A él se le suman Mariga, Aarón Ñíguez, Hidi, Johannesson, Varela y Viti en el abultado parte médico.
Anquela apela al carácter de los suyos, a levantarse ante las adversidades, y confía plenamente en el filial para superar las ausencias. Este año, la apuesta por la cantera es una realidad, no una frase hecha. La receta ideada por el jienense exige al equipo comportarse con intensidad. Pocos se imaginan al Oviedo atrincherado en El Molinón, esperando al Sporting. A los azules les va bien cuando salen a morder al rival en su campo. Con Toché como estilete, la candidatura del Oviedo a la victoria pasa por recitar al pie de la letra las instrucciones de Anquela, el ideólogo.