Los Patriots no necesitan presentación: es la mayor dinastía de la historia del deporte americano. Esta será la novena aparición de la franquicia en la final, más que ningún otro equipo en la historia, la séptima de Tom Brady, también más que ningún otro jugador, y la novena de Bill Belichick, que se convertirá en el entrenador con más finales. Y esas son sus dos únicas estrellas: su entrenador y su quarterback. Alrededor de Bill Belichick y Tom Brady vuelve a orbitar un vestuario formado por jugadores desechados por otros equipos, tipos sin pedigrí ni brillo convertidos en máquinas de jugar al football. Hasta el punto que su segundo mejor jugador, Rob Gronkowski, lleva lesionado más de dos meses y se perderá la final, pero a casi nadie le importa.

Patriots es la mayor franquicia de la historia, pero un dato habla claramente de su filosofía: solo tiene dos estrellas, Brady y Belichick

Al grito de “do your job!” (“Haz tu trabajo”, el lema de la franquicia) y con la filosofía del “next man up!” (“¡Que pase el siguiente!”), quien sustituye a un lesionado rinde también al máximo nivel sin importar quien sea. Con esas dos frases motivadoras, y la afición entonando el “Don’t want to lose your love tonight”, cántico de guerra en los momentos clave de los partidos, los Patriots han conseguido poner en marcha el segundo mejor ataque de la temporada y la defensa que menos puntos encaja.

Pero enfrente tendrán al mayor espectáculo ofensivo de la NFL en todo el siglo XXI, y quizá de toda la historia. Dirigido por Matt Ryan, el mejor quarterback de la temporada, y máximo favorito para ser elegido MVP, cada una de las jugadas de Atlanta se convierte en un milagro. Este año casi nadie ha sido capaz de frenar una maquinaria que ha anotado de media casi 34 puntos por partido y parece tener soluciones para abrir la caja fuerte de cada defensa a la que se enfrentan, por muy complicada que sea la combinación.

Este año casi nadie ha sido capaz de frenar una maquinaria que ha anotado de media casi 34 puntos por partido

En su segunda Super Bowl, una defensa novata, plagada de jugadores jóvenes y sin experiencia, juega en su contra frente a unos Patriots tan acostumbrados a jugar finales que para ellos ya son solo un partido más. Sin embargo, y pese a que en las casa de apuestas de Las Vegas los de Boston son favoritos por tres puntos, nos espera un partido imprevisible. Un partido que nadie se puede perder y que les contaremos en AS en directo con todo detalle.

Tom Brady ya es considerado por muchos el mejor quarterback de la historia de la NFL y su presencia en una nueva Super Bowl no hace más que acrecentar su leyenda. Con su participación en la final de este año se convertirá en el jugador que más Super Bowls habrá disputado con siete; si gana, se convertirá en el único quarterback con cinco títulos, y solo habrá otro jugador en la historia, el linebacker Charles Haley, con tantos anillos; si recibe el MVP como jugador más valioso de la final, será el único que lo consiga en cuatro ocasiones… Y esas son solo algunos de los muchos récords que puede pulverizar en esta final. Brady tiene 39 años y lo normal es que estuviera pensando en la retirada. Sin embargo, ha disputado una temporada fabulosa en la que no se ha visto mermado por su edad, sigue teniendo la misma ilusión del primer día, ha sido aspirante al título de MVP, y se ha sobrepuesto a una sanción que le apartó del equipo los cuatro primeros partidos por jugar con los balones menos inflados de lo que exige el reglamento.

Matt Ryan ha hecho una temporada sobrenatural. Por eso es el máximo favorito para ganar el título de mejor jugador de la temporada regular. Un MVP que la NFL entrega en vísperas de la Super Bowl. Si consiguiera además ser elegido mejor jugador de la final pasaría a formar parte de un selecto grupo de seis jugadores entre los que están, por ejemplo, el mítico Joe Montana. Matt Ryan es conocido en la NFL con el sobrenombre de ‘Matty Ice’ por su frialdad. Ni en los peores momentos pierde la sangre fría, es capaz de sobreponerse a las situaciones más comprometidas, y es uno de los quarterbacks más elegantes del siglo XXI. La plasticidad de sus movimientos, su capacidad de anticipación y la precisión de sus pases se han visto refrendados este año con unos números impresionantes. Por ejemplo, su quarterback rating, una fórmula matemática que une las estadísticas más importantes para valorar el juego de un pasador, ha sido de 117,1, el quinto mejor de la historia de la NFL.

Ya casi nadie tiene dudas sobre que Bill Belichick, entrenador principal de los Patriots, es el mejor ‘head coach’ de la historia del football americano. Ya no es una cuestión de Super Bowl ganadas, o de su aparición de forma consecutiva en las últimas seis finales de la Conferencia Americana. El milagro de Belichick es que consigue año tras año que una plantilla plagada de jugadores descartados por otros equipos sea la máxima favorita para ganar el trofeo Lombardi. Además, a lo largo de su trayectoria ha revolucionado el football con sus planes de juego y ha marcado la pauta de los sistemas de moda dentro de la liga. Además, está escoltado por Josh McDaniels, considerado uno de los dos mejores coordinadores ofensivos de la NFL, y por Matt Patricia, un coordinador defensivo que durante mucho tiempo parecía la sombra de su amo, pero que está emergiendo como un mago de las defensas.

Será el enfrentamiento entre el mejor de siempre y quien obró un milagro en dos años

Dan Quinn llegó a Atlanta hace dos años y ha puesto la franquicia patas arriba en tiempo récord. Sobre todo, porque ha conseguido que recuperara el alma. Y en pocos meses han pasado de ser multados por poner megafonía imitando el ruido del público porque nadie animaba, a que las gradas de su estadio fueran una olla a presión. Quinn era uno de los gurús defensivos de Seattle, uno de los equipos dominantes en la última década, y ha creado en tiempo récord una defensa con mucho margen de mejora, pero con una intensidad increíble que la convierte en muy peligrosa. Además, estaba acompañado por Kyle Shanahan, quizá el mejor coordinador ofensivo de la actualidad, un loco capaz de inventar jugadas maquiavélicas que desarbolan a los rivales y han convertido el ataque de este equipo en el más imaginativo y eficaz de los últimos años.