“Me honra que la gente de mi deporte me recuerde después de tanto tiempo. En 2019 celebré el 50 aniversario de mi primer Tour de Francia y este 2020, mi 75 cumpleaños. Aunque, al fin y al cabo, sí que conquisté algunas carreras, ¿no?”. Eddy Merckx habla para AS con fina ironía de campeón. Algunas carreras fueron cinco Tours, cinco Giros de Italia y una Vuelta a España, tres Mundiales o los cinco monumentos (siete San Remo, cinco Lieja, tres Roubaix, dos Lombardía y dos Flandes) para un total de 525 victorias. Según ese palmarés, el número uno del ranking de los 100 mejores de todos los tiempos del Cycling Hall of Fame de la Unión Ciclista Internacional (UCI). Para la mayoría, el mejor corredor de la historia. Y hoy, 17 de junio, festeja 75 años.

Nacido en Meensel-Kiezegem, en la provincia del Brabante Flamenco, se crió en Woluwe-Saint-Pierre, uno de los 19 municipios de la región de Bruselas-Capital: “Mi padre trabajó muchísimo para levantar su negocio (una frutería), era muy estricto. Debió sacar tres hijos adelante. La vida no resultó tan fácil para nosotros. Mi hermano, mi hermana y yo no pedíamos nada, y a cambio nos dieron educación y mucho cariño. Nunca me consideré especial. Un médico, que salva a personas y cura enfermedades, tiene más mérito que un ciclista que se pone un dorsal. Simplemente me esforcé para sacar el máximo provecho a mis cualidades. En mi carácter se combina la determinación de mi padre y la sensibilidad de mi madre. Pero en la carretera siempre salí a vencer. Me gustaba y me gusta ganar en todo, incluidas las cartas y los juegos de mesa, a mis familiares y amigos”.

Aunque de pequeño practicó baloncesto, tenis y fútbol, pronto se decantó por la bicicleta. La primera se la regalaron a los cuatro años. Con las propinas recibidas por ayudar en la frutería de su padre, que le inculcó la pasión por el ciclismo, se compró una de competición a los doce: “Él me llevaba a ver los Seis Días y a la meta de la París-Bruselas. Quería convertirme en mi ídolo de aquella época, Stan Ockers (campeón del mundo en 1955)”. Empezó a tomarse en serio su futuro empleo a partir de 1961. En 1962 consiguió el Nacional de Bélgica júnior y en 1964, el Mundial amateur. Pasó al campo profesional en 1965, con el Solo-Superia. La jornada del Blockhaus en el Giro de 1967 supuso un punto de inflexión, ya que le permitió conocer sus límites en la montaña y dividir esfuerzos entre las clásicas y las grandes, no centrarse exclusivamente en las pruebas de un día. Desde entonces, una trayectoria repleta de éxitos y de récords… que aún perduran.

Algunas de sus plusmarcas

-Eddy Merckx es el hombre con más títulos en el Tour de Francia (1969, 1970, 1971, 1972 y 1974, empatado a cinco con Anquetil, Hinault e Indurain) y en el Giro de Italia (1968, 1970, 1972, 1973 y 1974, igualado con Binda y Coppi). Nadie tiene más grandes que él, 11, porque aparte sumó la Vuelta a España de 1973.

-El belga además posee el récord de Mundiales (tres, 1967, 1971 y 1974, como Binda, Van Steenbergen, Freire y Sagan) y el de mayor número de monumentos conquistados, 19, con ocho de diferencia sobre De Vlaeminck (junto a Van Looy, los únicos que ganaron los cinco). Ostenta plusmarcas en San Remo, con siete, y Lieja, con cinco. Tampoco le supera ningún otro en el cómputo global de las clásicas de las Ardenas, con diez: cinco Lieja, tres Flechas Valonas y dos Amstel Gold Races.

La rivalidad con Luis Ocaña

En palabras del propio Eddy Merckx: “Cuando estaba en forma, Ocaña era mi adversario más duro”. En el Tour de Francia de 1971 Luis Ocaña, El español de Mont-de-Marsan, aventajaba a Merckx en 7:23 cuando se cayó en el descenso de Menté y tuvo que retirarse. “Lamenté de verdad que Ocaña sufriera ese accidente. Habría preferido que continuara en competición para intentar recuperar el liderato en una pugna de caballeros”. Y se negó a llevar el maillot amarillo al día siguiente del percance: “Nunca sabré si Ocaña se encontraba a mi alcance. Desde luego que lo veía muy difícil, pero en ciclismo no hay nada imposible hasta que se cruza la última línea. Faltaban siete etapas y le iba a atacar y a atacar”. En la Vuelta de 1973 sí que se midieron hasta el final: “Ocaña fue temible en aquel Tour y en mi única Vuelta, en la que me costó mucho derrotarle. Pero lograba pocas veces aquel punto. A Gimondi le consideraba más regular, aunque menos fiero. Otro español, José Manuel Fuente, también me dio muchísima guerra en los Giros de 1972 (en el que el asturiano acabó segundo) y de 1974 (Tarangu concluyó quinto)”. En 1975 ennobleció el título de Bernard Thévenet en el Tour ataque tras ataque, la única vez que subió al cajón de una gran ronda sin conquistarla: segundo.

Escarceos con el dopaje

Merckx no se libró de los problemas con el dopaje. Dio tres positivos a lo largo de su trayectoria: en el Giro de Italia 1969 le expulsaron por fallar un test con anfetaminas; del Giro de Lombardía 1973 quedó desposeído por un exceso de norefedrina; y, en 1977, el belga y sus compatriotas Maertens, Planckaert, Pollentier, Teirlinck y Rottiers fueron declarados culpables por consumir un estimulante. Negó el hecho de tomar sustancias para mejorar su rendimiento: “Nunca hice nada malo y conseguí las cosas a base de sacrificios, no con productos”. Aún sostiene que su positivo de 1969 pudo deberse a un sabotaje, y siempre se mostró muy crítico con los controles antidopaje: “Quizá no funcionen como tienen que hacerlo. En mi época ofrecían resultados extraños y en la de Lance Armstrong, por ejemplo, no servían para nada si se dopaba y no le cazaron”. Tampoco cargó contra Alberto Contador y Chris Froome en su momento: “Las normas no son claras en demasiados aspectos. Y si te permiten correr, hay que pasar página”.

Vida fuera y relación con el ciclismo

Proclamado Barón Merckx en 1996 por Alberto II, rey de Bélgica, se casó con Claudine Acou y tuvo dos hijos, Axel, también corredor profesional, y Sabrina. Su hija contrajo matrimonio con Eduardo Massó, tenista argentino nacionalizado belga. A Luca Massó, nieto de Merckx, nunca le convocó Bélgica y conquistó con Argentina el oro olímpico de hockey en Río 2016... precisamente contra su país natal. Un motivo de felicidad lo encuentra en el fútbol, y concretamente en el Barcelona: “Me hice de ellos por culpa de Rafael Carrasco, el exdirector del Kelme. Rafa, además de mi amigo, es un loco del Barça y me transmitió su amor por el club. Fui a ver varios partidos y me enamoré. Ahora soy socio de honor”. ¿Y quién se le asemeja más en la actualidad? “Alejandro Valverde”. Fundó una marca de bicis (pese a que vendió su participación, continúa como asesor) y ejerce como embajador vinculado a su deporte (exportó el ciclismo a Qatar y Omán), aunque lo que le mueve ahora es “disfrutar de la vida”: “Y más con un buen vino”.