Predrag Danilovic, el gran huésped de Fuenlabrada

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Predrag Danilovic, el gran huésped de Fuenlabrada

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Predrag Danilovic, el gran huésped de Fuenlabrada

El escolta, posiblemente el mejor de los años 90, formó parte de aquel Partizán, campeón de Europa, que jugó en Fuenlabrada por la guerra.

"La gente no se lo va a creer si les digo que Danilovic no ha recibido en su formación mano dura, sino una mano de piedra. Pero él ha tenido una voluntad de hierro. No paraba en un entrenamiento hasta anotar 1000 tiros. No intentos, sino tiros". Las palabras, de Zeljko Obradovic, son sólo un ejemplo de lo que Predrag Danilovic (53 años, 201 cm) significaba para el mundo. Un jugador generacional, el mejor escolta de los 90 en Europa y uno de los mejores de entre los nacidos en el Viejo Continente. Junto a Dražen Petrović, Nikos Galis, Manu Ginóbili o Anthony Parker es una referencia eterna, parte de una lista llena de historia y, al mismo tiempo, histórica. Y en ella está un hombre curtido al modo yugoslavo, nacido en Serbia cuando dicho país pertenecía a la República gobernada por Josip Broz Tito y que se crió en su formación de la misma forma jugó después.

Danilovic era un jugador total, con una mecánica de tiro como la de Pedrag Stojakovic y un manejo del balón como el de Manu Ginóbili. Excelente lanzador y anotador prolífico, tenía facilidad para el pase y una gran fortaleza corporal que le permitía ser diferencial en ataque y más que correcto en defensa. Botaba bien, tenía un potente tren inferior y se desenvolvía en cualquier circunstancia, haciendo del triple un arma mortal en una época en la que no se lanzaba tanto desde el exterior. No le importó que en su breve estancia en la NBA (75 partidos, 60 de ellos como titular) la línea de tres estuviera más alejada que en Europa. Promedió un 38% desde el exterior, un 43,6% en su primera temporada con los Heat de Pat Riley, con los que llegó a alcanzar los 30 puntos ante los Suns. Intentó una media de 4,2 triples en su estancia, una cifra muy alta en una década, la de los 90, en la que primaban las defensas, los posteos, los hombres altos y la efectividad en la zona.

Riley, muy poco dado a los elogios, estaba encantado con Danilovic: "Sabe cómo jugar al baloncesto. Tiene mucho camino por delante, pero estoy gratamente sorprendido por su tiro exterior", aseguró el Padrino de la NBA. Sin embargo, la leyenda de Sasha, como se le conocía amistosamente, se fraguó en Europa y en el baloncesto FIBA. Fue plata en Atlanta, en 1996, cuando una Yugoslavia ya en descomposición sucumbió al Dream Team II (69-95) tras superar en cuartos de final a China (anotando 128 puntos) y en semifinales a Lituania (66-58). En el Eurobasket, el puño de hierro de Yugoslavia (que se presentaría en su fase de disolución como Serbia y Montenegro) fue aún mayor: 4 oros consecutivos, todos desde 1989 a 1997 con la única excepción de 1993, edición a la que no asistieron a tener prohibida la participación dentro del contexto de la Guerra de los Balcanes.

"Sabe cómo jugar al baloncesto, estoy gratamente sorprendido por su tiro exterior"

Pat Riley

La final del Eurobasket de 1995 fue de esas que quedan para los anales. Danilovic, máximo anotador yugoslavo durante el torneo (17,4 puntos de media), anotó 23 en el partido decisivo, en un duelo estupendo con Šarūnas Marčiulionis, escolta rival, que se fue a 32. Eso sí, fue Sasha Djordjevic el auténtico héroe con 41 puntos en un encuentro en el que Avrydas Sabonis logró 20 y que Lituania amenazó con abandonar por las decisiones arbitrales. Mucha polémica, 4 jugadores expulsados por faltas (dos de cada selección) y 58 señalizaciones totales. Yugoslavia se impuso (96-90) en uno de los mejores partidos del baloncesto FIBA en la década de los 90 y también uno de los más increíbles de la historia.

Yugoslavia vio rota su racha en el Eurobasket de 1999, cuando sólo pudo hacerse con el bronce. Danilovic disputaría luego los Juegos Olímpicos de Sydney, donde se precipitó su final. En el cuarto partido del campeonato ante Canadá, con 20 puntos en su cuenta particular, se rompió la rodilla. Fue su final, uno que llegó cuando acababa de firmar una extensión con la Virtus de Bolonia y con sólo 30 años.

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Savic y Danilovic, tras ganar la Copa de Europa con el Kinder de Bolonia.

En el club italiano le sustituyó, casualidades del destino, Manu Ginóbili, una estrella emergente entonces y una leyenda hoy en día. El argentino lideró a la entidad a la Euroliga en 2001, ya sin Danilovic, que había conquistado el mismo trofeo en 1998 por segunda vez. La primera fue en 1992, cuando el Partizán se impuso al Joventut en una vibrante final resuelta por un triple de Djordjevic en los últimos segundos. Se acababa así el dominio del Split, que no participó en esa edición y que había ganado las tres anteriores, toda una gesta histórica liderada por Toni Kukoc y que tuvo su relevo en el Partizán, con un Danilovic de apenas 22 años saboreando el éxito en la máxima competición continental. Fue un año en el que el club serbio tuvo que jugar sus partidos como local en Fuenlabrada por los bombardeos de la Guerra Civil de Belgrado. El escolta y su inseparable Djordjevic fueron la mejor pareja exterior de un torneo en el que el primero fue el MVP y el segundo fue el protagonista con la hazaña de la victoria. Entonces no se hablaban más que en los partidos (las rencillas de una plantilla muy joven), pero el abrazo en el que se funden al final, con la foto del lanzamiento en el despacho de Danilovic, queda para el recuerdo de dos jugadores generacionales que siempre fueron de la mano.

Danilovic se retiró en el 2000 con un currículum envidiable que incluye 5 Ligas (1 yugoslava y 4 italianas), 3 Copas (2 y 1) 1 Copa Korac, 6 medallas en torneos internacionales y un sinfín de trofeos individuales. En 2008, además, fue nombrado uno de los 50 mayores colaboradores de la Euroliga y elegido entre los 35 mejores jugadores del último medio siglo de la máxima competición continental. Una ristra infinita de éxitos que confluyen para convertir al serbio en una referencia eterna, uno de los mejores de siempre. Y que ahora, tras toda una vida, es honrado con su inclusión en el Hall of Fame del baloncesto español. Leyenda.

Danilovic: "El triple de Djordjevic nos cambió la vida"

¿Qué significa para usted entrar en Hall of Fame del baloncesto español?

Para ser honesto, ha sido una sorpresa. Una grata sorpresa, ya que nunca he jugado en España. Pero sí he jugado muchas veces contra equipos españoles y ante la selección española con el equipo nacional. También le tengo mucho aprecio a España y valoro los 100 años de historia que cumple la Federación Española de Baloncesto. Para mí es un enorme honor esta nominación, que me llega con 53 años y 23 años después de retirarme.

Usted es una de las grandes referencias del baloncesto de los 90 en Europa. ¿Cómo recuerda el baloncesto de entonces? ¿Ha cambiado mucho respecto al actual?

El baloncesto ha cambiado, todo ha cambiado, las reglas han cambiado. En los 90 teníamos otra forma de jugar. Pero no me gusta comparar una era con otra. Cada era tiene sus héroes, sus grandes momentos y sus grandes jugadores. Mi época tenía sus referentes y el baloncesto actual también los tiene.

Las reglas son diferentes y en cada época se ha jugado en función de ellas. Ahora, por ejemplo, el reloj de posesión es de 24 segundos y en mi época era de 30. Jugábamos según las reglas que había.

* La NBA adoptó los 24 segundos de posesión en 1954, pero en el baloncesto FIBA la norma era de 30 segundos por posesión. Esto cambió a partir de la 2000-01, un año después de la retirada de Danilovic, cuando se redujo el tiempo a 24 segundos en todo el mundo.

En la 1991-92, el Partizán tuvo que jugar como local en Fuenlabrada debido a la Guerra de los Balcanes. ¿Cómo recuerda esa experiencia?

Las personas de España y de Fuenlabrada fueron increíbles. Siempre los llevaré en el corazón. España es un país muy especial para mí, especialmente Fuenlabrada y quiero mucho a la gente que conocí entonces. Nos mostraron un enorme respeto.

Esa temporada ganó con el Partizán su primera Copa de Europa con un triple de Sasha Djordjevic ante el Joventut en una final emocionante. ¿Cómo recuerda ese momento?

Lo recuerdo perfectamente. Ese tiro cambió la vida de muchos de nosotros. Las cambió para mejor. Fuimos campeones de Europa y eso es para siempre. El triple de Djordjevic nos cambió la vida. Lo he dicho muchas veces. Significó mucho.

Estuvo dos temporadas en la NBA. ¿Cómo fue la experiencia?

Amo la NBA. Fue más fácil para mí jugar ahí que en Europa, eran reglas distintas que se me daban mejor. Le tengo mucho cariño a la Liga y a la organización de los Heat. Me encantaba jugar ahí, pero el estilo de vida que se llevaba no era para mí. La experiencia fue maravillosa y jugué contra grandes campeones. Me entrenó Pat Riley y tuve muy buenos compañeros. Pero me volví porque Europa me gustaba más.

Ha mencionado usted a Pat Riley. Una figura histórica en la NBA.

Era una personalidad enorme. Uno de los mejores entrenadores de siempre. He tenido la suerte de ser entrenado por algunos de los mejores técnicos y él es sin duda uno de ellos. Era un hombre al que le gustaba el trabajo duro y si no te merecías jugar, no ibas a jugar. No te regalaba nada.

Tiene seis medallas en torneo de la FIBA y once títulos a nivel de club. ¿Hay alguno que recuerde con especial cariño?

La primera Euroliga con el Partizán fue increíble. También el Eurobasket de 1995 con el equipo nacional, en la que batimos en la final a Lituania en un partido que tuvo mucho significado, ya que no pudimos disputar el Eurobasket de 1993. El otro gran título fue la Euroliga de 1998, con la Virtus de Bolonia.

Se tuvo que retirar en el 2000 por una lesión de rodilla. ¿Habría jugado más años?

Creo que no. Fui uno de los mejores jugadores exteriores de Europa, pero tuve que parar ahí. Nunca me he arrepentido, tuve una gran carrera. Es tan simple como eso.

¿Cuál ha sido su mejor compañero? ¿Y su el rival más difícil al que se ha enfrentado?

Me encantó jugar con (Sasha) Djordjevic y (Roberto) Brunamonti. Me gustaron muchos más, pero siempre tuve debilidad por los bases, ya que dependía mucho más de ellos.

El mayor rival, para mí, fue Carlton Myers. Me enfrenté a él cuando jugaba en el Fortitudo de Bolonia y también a nivel internacional. En Europa, sería él. En Estados Unidos, evidentemente sería Michael Jordan.

*Myers fue uno de los grandes referentes del baloncesto italiano. Escolta al igual que Danilovic, se enfrentaron en la Liga italiana y tuvieron dos grandes duelos en dos Eurobaskets distintos. En 1997, los de Sasha se impusieron a Italia en la final, en un torneo delebrado en España (61-49). Dos años después, los transalpinos se vengaron en semifinales (62-71) y pusieron camino hacia el oro. Danilovic se tuvo que conformar entonces con el bronce.

¿Cómo ve el baloncesto actual? ¿Tiene algún jugador predilecto?

Cada era es distinta y no me gusta comparar. Yo, por ejemplo, no trataba de imitar a los jugadores que habían estado en activo antes que yo. Siempre ha habido grandes jugadores. No me gusta mojarme mucho en estas cosas. Me gusta mucho ver a Luka Doncic. También a Nikola Jokic o Bogdan Bogdanovic. Siempre voy a fijarme más en los serbios.

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