El alero brasileño, que jugó dos temporadas en Valladolid, sigue siendo el jugador que más puntos anotó en su carrera deportiva, por delante de Abdul-Jabbar.
Oscar Daniel Bezerra Schmidt (16-2-1958, Natal, Brasil) vuela desde Brasil a Sevilla para ingresar en la segunda promoción del Hall of Fame del baloncesto español. Antes de coger el avión, contestó amablemente a través de audios un cuestionario de más de 20 preguntas que le formuló AS. La voz de Mano Santa es suficiente para sentir su carisma.
¿Por qué lo de Mano Santa,Oscar?
Es una historia curIosa. Había un jugador en México, Arturo Guerrero, que era conocido como Mano Santa. Jugábamos un partido contra México y había dos comentaristas, Álvaro José y Juárez Araújo, que viendo las canastas que metía empezaron a decir: “México tiene su Mano Santa, pero nosotros tenemos la nuestra”. El apodo comenzó a extenderse y se quedó. Y la verdad es que es un orgullo.
Según las estadísticas, usted es el máximo anotador de la historia del baloncesto con 49.737 puntos. Se retiró con 45 años. ¿Por qué no esperó para llegar a la cifra redonda y mítica de 50.000 puntos? ¿Lo pensó?
Es que yo nunca jugué para hacer puntos. Los récords vinieron porque jugaba mucho y tenía muchos aciertos. No es que quisiera hacer los 50.000 puntos (risas). Paré cuando tenía que parar.
¿Qué supone para usted estar en el Hall of Fame de la FEB una vez que ya ha pisado el de la FIBA y el de la NBA?
Un orgullo increíble. Así como está Sabonis, ya estoy ahí también. Estoy muy feliz y espero disfrutar cuando esté allí.
Debe ser espectacular estar en un Hall of Fame de la NBA sin haber jugado allí. Da una idea de su dimensión como jugador. ¿Qué recuerda de aquellos días en Springfield?
Lo mejor de allí fue mi hija. A ella le gustó tanto que siempre me lo recuerda. “Qué días lindos fueron los del Hall of Fame”, me dice. Disfrutó mucho y fue una cosa increíble. Agradezco mucho que en España se hayan acordado de mí y hayan reconocido mi carrera.
¿Qué ha sido el baloncesto para usted?
El baloncesto, mi mujer y mis hijas son todo. Mi familia y el baloncesto me dieron todo lo que tengo. Ahora hago conferencias para empresas y tengo un orgullo enorme de que haya gente que vaya ahí para escuchar hablar de mi carrera. El baloncesto fue algo increíble para mí.
"Mi familia y el baloncesto me dieron todo lo que tengo"
¿Puede aclarar cuántos tiros hacía al día?
Le diré que por lo menos hacía 500 tiros después de cada entrenamiento, así que por lo menos eran mil al día. Pero un día yo pensé: después de los 500, voy a meter 20 triples seguidos sin fallos antes de irme a casa. Normalmente lo hacía, como mucho, a la tercera. Pero a veces no era tan fácil (risas). Recuerdo que un día estuve dos horas en el pabellón. Metía 18 seguidas y fallaba una; a empezar. Metía 17 seguidas y fallaba, ¡a empezar otra vez! Jajaja. Me quedé casi dos horas para hacer las 20 seguidas. Y luego, cuando hice la número 20, continué para ver hasta dónde llegaba. Y metí 90 seguidas, sin fallo. Jaja. Al final, esto de los tiros también servía de ejemplo a mis compañeros de equipo. La verdad es que mi mujer era igual. A mi mujer le gustaba correr y el pabellón de Caserta tenía una plataforma por arriba y mi mujer iba a correr todos los días, a darle vueltas por arriba. Más de una vez, nuestro entrenador, Tanjevic, paró el entrenamiento y les dijo a mis compañeros: “¿Saben quién está corriendo ahí arriba? La mujer de Oscar”. Por un lado, resultaba un ejemplo para todos. Pero por otro lado, jajaja. ¡Usted me entiende!
Su primer contacto con el baloncesto en España, antes del Forum, fue el Mundobasket de 1986. ¿Qué recuerda?
Fuimos cuartos. Recuerdo que eliminamos a España en su casa. Jugamos la semifinal contra Estados Unidos. Yo pensé: “Ponemos una zonita porque ellos no tienen tiradores y esto irá bien”. Y apareció un tal Steve Kerr y nos metió seis triples en el primer tiempo. Nos quedamos 26 abajo… Pero hicimos un buen Mundial. Jugamos con el cuchillo entre los dientes, teníamos hambre de gloria y casi alcanzamos el podio.
Un año después, en 1987, ganó en Indianápolis a Estados Unidos en el torneo de las Américas. ¿Qué recuerda de aquel partido, fue su mejor día con Brasil?
Esa victoria fue la mejor, seguro. Nadie se creía que podíamos ganar, ni nosotros creo. Pero ganamos y ganamos bien. Fue una victoria importantísima para Brasil y para el baloncesto mundial. Después de esto, en Estados Unidos se planteó que empezaran a jugar los profesionales. Y en 1992, jugamos contra el Dream Team, el mejor equipo que he visto jugar al baloncesto. ¡Perdimos de más de 30, jajaja, pero jugamos bien!
¿Es cierta aquella leyenda de que usted no se cambiaba de zapatillas mientras no perdiesen un partido?
Jaajaja. Es cierto, Sólo me cambiaba las zapatillas cuando perdíamos… Una vez hubo un problema. Creo que ganamos más de veinte partidos seguidos y, como entrenaba también con las mismas zapatillas, a las zapatillas se le empezaron a hacer agujeros en el medio. Entonces, aquello era muy duro.
“Si ganábamos, no me cambiaba de zapatillas; llegué a jugar con agujeros”
En España se recuerda mucho aquella final de la Recopa, Real Madrid-Snaidero Caserta, en Atenas en 1989. ¿Qué recuerdo tiene de aquello, qué le parecía Petrovic?
Bueno, de la final… Metió dos veces canastas para empatar el partido. Conté con el reloj la acción final y Gentile debía tirar el uno más uno (con 102-102, Petrovic perdió un balón y en el último ataque de los italianos éstos reclamaron falta de Biriukov al chocar con Gentile en una acción que, tras muchas discusiones, los árbitros consideraron que se había producido fuera de tiempo). Nunca había visto, creo, a nadie hacer más de 40 puntos en un partido y él metió 63. Era una persona increíble y un jugador increíble. Tengo un gran respeto por él. Si estuviese vivo, me gustaría hablar con Petrovic de aquella final.
Los Nets intentaron ficharlo en tres ocasiones pero usted, pese a estar en el draft, renunció para poder jugar con Brasil. ¿Qué representa Brasil para usted, Oscar?
Jugar con Brasil representa todo, es la cosa más importante y sin definición. Lo más grande que hice en mi vida. Así que no me faltó nada. Fui feliz. La selección era lo más importante y lo comprobé durante mi carrera. Mi vida estaba bien. Jugué en Italia, selección. ¿Para qué iba a arriesgar en la NBA? Estaba feliz con mi vida.
A los Nets terminó yendo Petrovic. Curioso que pudieran haber compartido equipo. ¿Lo pensó alguna vez?
Tuve la posibilidad de jugar en el Madrid con Petrovic. Tengo aquí firmado un contrato por Ramón Mendoza, de tres años de duración. El dueño de Caserta me preguntó por eso y le dije que tenía el contrato. Y me dijo, ¿cuántos años te dan de contrato? Le dije que tres, él me dio cuatro… Y le dije que de acuerdo. Así que lo de Madrid fue una posibilidad. Luego, lo de Valladolid fue una combinación de cuentas con la dueña del equipo de Pavía, donde yo jugaba.
"Pude jugar con Petrovic, pero al final Caserta me ofreció cuatro años y me quedé”
Forma parte del selecto club de jugadores que han estado en cinco Juegos Olímpicos junto a Andrew Gaze, Navarro… ¿Qué significa eso para un deportista?
Los Juegos son la competición más importante de nuestro planeta. Tuve dos veces la posibilidad de hacer medalla. En el 80 (Juegos de Moscú), contra Yugoslavia y en el 88 (Seúl), contra la URSS. Y esa es la peor porque fallé el último tiro. Me pesa mucho más esta oportunidad que tuvimos.
¿Animaría a Rudy Fernández a que llegue a París 2024 para que sea el primer baloncestista en llegar a seis Juegos Olímpicos?
Si él puede jugar seis Juegos Olímpicos, tiene que jugarlos porque es la competición más importante. Le deseo al jugador que haga lo posible por jugar porque los Juegos son lo más importante.
¿Sigue siendo un apasionado de la Coca-Cola?
Después de la operación del tumor cerebral que me practicaron, tuve una aversión a la Coca-Cola. Ahora me está volviendo... Pero hay que controlarse. Antes me gustó más que ahora. Es mejor así…
También se escribió sobre usted que no le gustaba conceder entrevistas.
Sólo antes de los partidos porque me quitaba energía. Pero después de los partidos, las que fueran necesarias.
“No me gustaba dar entrevistas antes de los partidos porque me quitaba energía"
¿Qué consejos le da a los jóvenes ahora cuando imparte charlas?
Le digo que entrenen mucho porque yo soy un producto del entrenamiento. El entrenamiento es la parte más importante de cualquier jugador y de cualquier persona. Si tú entrenas mucho, tienes posibilidades de llegar donde te propones. El trabajo es básico.
¿Qué opinión tiene del baloncesto español desde la distancia?
Es muy rico en fundamentos. Y muy profesional. Me gusta mucho desde los Gasol. Gasol es el mejor jugador español que vi porque ganó todo en Europa y en la NBA. Y creo que ayudó en esa cultura del juego para todos los demás que vinieron por detrás. Qué pena que se retiró porque era tan grande…