El periodista español de origen argentino acercó a la afición los éxitos del baloncesto a través de TVE. Se marchó poco después de la plata del 84.
Una frase en el recuerdo de este periódico resuena de vez en cuando: "Ustedes dormían, nosotros soñábamos". Martín Tello describió de esta forma en AS la primera victoria de la historia de España sobre Estados Unidos en baloncesto. Era 1982, se estaba disputando el Mundial en Cali (Colombia) y el éxito de tal gesta se contaba con palabras tan evocadoras. Este deporte empezaba a romper y Tello, entre otros grandes clásicos de la prensa escrita, daba una visibilidad necesaria. Una de las voces y la cara más reconocible en la televisión (que no emitió aquella mítica cita por darse de madrugada) era Héctor Quiroga. Su desaparición tras dos años de aquello y días después de la memorable plata de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, una generación también premiada en esta tanda del Hall of Fame del baloncesto español, raspó con hondo pesar la piel de una afición que empezaba a ser legión en este país.
El pelotazo del baloncesto en España no se entiende sin Quiroga. Él es viva imagen del balón naranja en TVE como lo fueron en otros momentos Ramón Trecet y Pedro Barthe, también reconocidos por la FEB por su labor de contribuidores, Calvo, Gómez, Salaner o Cañada. La corporación pública era la única en emisión durante los 60, 70 y la mayor parte de los 80 y Héctor era el experto de cabecera. Su labor con el baloncesto le había llevado al puesto de jefe adjunto de retransmisiones deportivas, cargo que desempeñaba cuando falleció. Formaba parte del plantel de Televisión Española, en el que un vasto conocimiento sobre diversos deportes le abrió las puertas a las emisiones más relevantes y fue con el baloncesto con lo que se produjo el clic total.
El gallego que los argentinos utilizan de forma jocosa para referirse a los españoles también era él. En su caso, al revés. Su madre y su abuela eran actrices de Argentina que recorrieron Europa. Nélida conoció a Pepe, también inmerso en el mundo del espectáculo. Héctor era un hijo de A Coruña con gracejo del sur de América que llegó al mundo en 1933 y cumplió "el sueño de todo periodista deportivo", como él mismo recalcaba: los Juegos de L.A. fueron los últimos, antes había participado en cuatro más (México, Múnich, Montreal, Moscú). En 1984, después del "mayor éxito del baloncesto español en todas sus épocas", se sintió indispuesto en Nueva York, el lugar en el que quería pasar las vacaciones con su familia, y allí murió posteriormente. Quiroga sufría un cáncer que fue apagando su lucida voz y se lo terminó llevando.
En programas como Polideportivo o Sobre El Terreno le habrán visto los más viejos del lugar. Pero su huella va más allá. Además de su completo historial, su hijo Jorge continúa el legado de Héctor como especialista en baloncesto en las páginas de MARCA.
Muchos aficionados del baloncesto reconocerán su nombre porque titulaba un torneo. El Torneo Asociación, que daba color a la pretemporada, cambió de denominación en su segunda edición para honrarle: Memorial Héctor Quiroga fue desde ahí hasta su final en 1992. El Real Madrid recibía en la ciudad, aunque fuera en el Magariños del Estudiantes, a equipos de la talla de Caserta, Virtus o Pau-Orthez. Y en el carrete mental también aparecerá otro torneo al que él dio voz y que enganchó a muchos, el Torneo de Navidad del Real Madrid, que de nuevo cierra otro círculo en esta camada del Hall of Fame de la FEB: ideado por Raimundo Saporta, de 1967 a 2004 alegró los ojos de los amantes de este deporte con la didáctica narración de Quiroga acompañando la experiencia en una competición corta en la que lo mejor del baloncesto pasaba por España.
Sin Héctor Quiroga no se entendería la historia del baloncesto español, sus primeros éxitos y el boom de una generación llevaron su impronta, y por ello la Federación Española le otorga este nuevo reconocimiento por el protagonista de una trayectoria sin igual.