A día de hoy es la única seleccionadora que ha tenido España. y a sus 86 años sigue amando este deporte: "Todavía veo una papelera y lanzo a canasta".
María Planas nació en 1936. 'Hija' de la Guerra Civil, es la primera y, hasta ahora, única seleccionadora mujer de baloncesto. Derrocha humildad y su pasión sigue viva. Hace poco tiempo, se sentó en el banquillo para dirigir un partido de exjugadoras en Manresa. Ingresará en el Hall of Fame del baloncesto español el próximo 21 de octubre en el Estadio de la Cartuja (Sevilla).
¿Qué sentimientos le invaden cuando está a punto de hacer su ingreso en la primera clase de la historia del Hall of Fame del baloncesto español?
Es muy fuerte. Nunca en la vida lo hubiera pensado. Primero pensé: ¿Será cierto? Es muy difícil expresar qué siento.
¿De dónde le viene el amor por el baloncesto?
"Después de casarme no trabajaba y me aburría y mi marido me dijo que entrenara"
En mi casa había cinco chicas y tres chicos. Ellos sí jugaban a pelota o a fútbol, pero yo era la única loca de las chicas de casa que jugaba. No era fácil. Una vez vinieron dos chicas a mi casa a decirle a mis padres que no me dejasen ir a jugar con chicos. Con 13 o 14 años, vivíamos en Guinardó. El primer día ya me pareció fantástico. Yo conocí al que sería mi marido (Eduardo Portela, que está presente en la entrevista). Me sugirió que hiciésemos un equipo. Participamos en un campeonato de Catalunya en el que ya estaban el Picadero, el Mataró, el Argentona...
Y siguió.
Todavía estaba soltera y me puse a entrenar a unas niñas. Pero dos años después tenía que preparar todo lo relacionado con mi boda... Y dije, ya está. Pero, después de casarme, no trabajaba y me aburría. Y me dijo Eduardo: "Entrena a las chicas de la PEM (Penya Esportiva Montserrat), es un desbarajuste". Y ahí me fui. Fuimos campeonas... Luego me llamaron del Picadero. Viajamos en coche y con bocadillos, pero también ganamos. Estuve en L'Hospitalet, Tortosa, El Masnou, Universitari...
Y aún, día de hoy, sigue siendo la única seleccionadora mujer.
Tampoco había muchos medios. Pero hicimos, creo, lo máximo que pudimos, estar entre las ocho o diez mejores de Europa. Y allí estuve hasta 1985, cuando me sacrificaron después de las elecciones a la FEB...
¿Cuál fue su filosofía como entrenadora?
Mi ideal fue entrenar siempre a chicas y promocionar lo máximo al baloncesto femenino. Quería rectitud y seriedad. Y valores. Aunque eran niñas, les enseñaba cómo comportarnos con el rival y los árbitros, una educación deportiva. Me llegaron a llamar de Francia para ir a entrenar, pero mi ideal era entrenar aquí... También la FIBA me llamó para ir a Irán un mes y dije que sí, pero luego me dio miedo (risas...).
"Le agradezco a Garbajosa lo que está haciendo por el deporte femenino"
¿Le hace feliz ver el crecimiento femenino o echa un poco de menos que llegase antes?
Claro que me hubiera gustado que llegase antes. Porque ha habido grandes jugadoras. Pero sabía que sería así. Durante la pandemia, Ángel Palmi me mandó una entrevista que encontró de una revista de los 80 en la que decía: "El baloncesto femenino español será de los mejores del mundo en unos años". Si he podido hacer algo porque mejorase el baloncesto femenino, no necesito nada más. Ponga que la agradezco al presidente, Jorge Garbajosa, lo que está haciendo por el deporte femenino
¿Le hace ilusión estar en Sevilla y compartir su entrada en el Hall of Fame?
Es mucho más que ilusión, mucho más. Porque yo siempre pienso que hay muchas personas que han hecho mucho por el baloncesto, como mi marido (Eduardo Portela), y entrenadoras que han luchado a la sombra por el baloncesto femenino. Pienso que he tenido suerte. ¡Todavía veo una papalera y lanzo a canasta!